En algún lugar lejano al oeste de Europa, en un pequeño pueblo alejado de las ciudades, donde los montes y montañas rodeaban al poblado, los arboles alrededor del pueblo eran altos, frondosos; mientras que la cadena montañosa cubierta de nieve hacía que el aire fuera frio, pero soportable; cerca del pueblo corría un rio que provenía de un manantial cercano, tan pura agua era utilizada para el pueblo y sus necesidades, generalmente para el riego de sus cosechas y uso personal; en los pastales se podían ver claramente los rebaños de las ovejas que eran cuidadas por sus pastores.

Ese pueblo, celebraba una importante ceremonia de compromiso. Un hijo de un importante líder de un gremio de comerciantes con una jovencita del poblado; aunque poseía poder y dinero, el joven adinerado posea unos ojos de color verdes claro, típicos de esa zona de Europa, su estatura alcanzaba 1.95 el tamaño ideal para los jóvenes, mientras que su rostro mantenía los dotes de un varón saludable, cutis impecable y rasgos finos, era todo un personaje del cual a su alrededor volaban rumores, muchos de ellos hacían referencia a un abusador de chicas, fraudes a familias ricas, corrupción y hasta homicidio. La joven por su lado solo era una habitante más, su vida, aunque tranquila, era una lucha para poder sustentar a su familia; desde que su madre cayo enferma ella tuvo que cuidar de sus hermanos los cuales aún eran demasiado jóvenes; era pequeña, media tan solo 1.56 de altura, su cabello negro era liso y muy bien cuidado, tenía ojos de color rojo escarlata, muy únicos en cualquier lado, su físico no destacaba nada pues parecía de una joven de tan solo 15 años quien no se ha desarrollado por completo, algo lo que la hacía atractiva era su rostro de diva, era simplemente hermoso, esculpido por ángeles y con ojos de gemas, una belleza escondida en los montes. Los rumores de esa belleza se esparcieron por toda Europa a tal punto de que todos sabían de eso, pero tan solo se mantenía como tal, un rumor o hasta un mito.

La pequeña chica de nombre Nico Yazawa, era una pueblerina más, para los gentiles habitantes solo eso era, pero para alguien caprichoso como el hijo del líder, solo era un juguete que estaría a su disposición, solo un objeto de su lujuria. Nico estaba al tanto de lo que decía de su futuro esposo, sin embargo, para ella eso era lo de menos, si lograba casarse y mantener a su familia en todos los sentidos, lo que le pasara a ella seria lo que menos le preocuparía.

Nico estaba en el altar con su prometido, en los asientos del lado de la prometida estaba su familia, 2 niñas y un pequeño niño, la madre de Nico no pudo asistir ya que permanecía muy enferma en su hogar, y algunos amigos de ella, mientras que del lado posterior estaba los miembros más cercanos del gremio y el padre del chico, el padre daba la misa en la cual consagraba la unión de ambos jóvenes, daba todo de ella para no salir corriendo de ahí antes de que se unieran, una vez juntos le podría pasar de todo, pero la imagen de su familia era todo lo que necesitaba para estar ahí parada al lado de tal tipo. Ella veía abrir y cerrar la boca del padre, pero no estaba al tanto de lo que decía, "Es por mi familia, Kokoro, Kokoa, Kotaro y mi madre" es lo que se repetía en su interior.

Paso el tiempo, los segundos, los minutos que parecían eternos, cada minuto que pasaba condenaba a una vida que Nico no deseaban, sin embargo, en mitad de la misa una silueta hizo aparición.

- ¿Qué es esto? ¿Un funeral? No veo a nadie feliz aquí. ¿Qué no se supone que hay amor aquí? - Una chica de cabello rojo que le llegaba a los hombros, de unos rasgados ojos violetas, una sonrisa brillante, un atuendo muy peculiar, el vestido cubría el pecho y el estómago, en la parte inferior, justo después de cubrir la pelvis se abría exhibiendo sus piernas bien torneadas, era de color blanco hueso con triángulos de color rojo, azul y rosas solo en la parte inferior, para terminar el conjunto su cabeza era cubierta por un sombrero con unos adornos que se asemejaban a un par de orejas de conejo.

Todos estaban algo confundidos y uno que otro avergonzado, ya que mostrar la pierna era considerado como algo indecente, camino hasta el altar, pero fue detenida por el padre del prometido.

- ¿Qué tipo de juego indecente es este? ¿Usted mujerzuela está invitada a esta fiesta privada? - Se postro ante la chica con su tono furioso y arrogante, casi le doblaba la altura a la chica.

Ella no se inmuto para nada, tan solo dio un suspiro y lo miro directamente a los ojos retándolo.

-Escúcheme bien, no me parece correcto que alguien como usted se dirija de tal manera tan irrespetuosa a mí, solo vengo a hacer de esto algo divertido, soy una chica frágil e inocente. - Decía con ojos de cachorro regañado y un tono arrepentido.

El hombre retrocedió un poco, había hecho que dudara, había notado una linda expresión en la joven.

En ese momento entraron otras 7 personalidades, si nadie las detuvo fue porque estaban tan sorprendidos que se quedaron congelados al ver tal grupo de chicas entrar en la iglesia.

La primera de ellas era de pelo corto de color naranja, unos ojos de color dorado como el oro, una vestimenta que claramente le pertenecía a un bufón, pero sin nada de maquillaje, entro haciendo malabares con al parecer 6 pelotas.

La segunda de ellas, pelo castaño con flequillo, ojos temblorosos de color violeta y se le notaba nerviosa, vestía con ropas algo curiosas pero reconocibles para la época, portaba una vihuela de arco, era un juglar definitivamente.

La tercera de ella, cabello que asemejaba hilos de oro, una cola de caballo, ojos de color azul como zafiros, una mirada dura, la chica no poseía una vestimenta particularmente extravagante como las anteriores, solo que su aspecto parecía más de alguien con quien no te quieres topar en la noche o en el dia.

La siguiente de ellas, poseía una melena de color azul rey que llegaba hasta su espalda, unos ojos de color miel brillantes y una expresión de calma extrema, su postura era recta, similar a la de un guardia de los últimos reyes, lo que caracterizaba a esta chica era una banda en su pierna en la cual descansaban varias dagas.

Acompañando del brazo de esta última, iba una chica que aparentaba la hija de un rey, pelo grisáceo oscuro que también llegaba hasta su espalda con una coleta a su lado, ojos miel, pero un poco menos brillantes, lo que resaltaba de esta chica era su elegancia, podría ser una más del poblado y aun así seguiría pasando como alguien de una familia real, ella en si misma parecía la princesa de algún rey.

Para finalizar, más que peculiar, alguien a quien no se podía identificar su género ya que portaba una capa blanca que cubría completamente su cuerpo y cabello, una máscara de la comedia que escondía su rostro y por lo tanto la entidad más misteriosa.

Todo el grupo se sentó del lado de la prometida al igual que la chica de pelo rojo, los novios se quedaron perplejos un momento, el futuro esposo miro a Nico dándole una mirada incriminatoria de si eran conocidos de ella, pero Nico tan solo negó con la cabeza, realmente para ella eran extraños.

El padre miro a la pareja en el altar para proseguir si fuera el cazo, el joven acepto con cierta molestia, puede que esto haya sido un espectáculo, pero el simplemente quería reclamar la inocencia de Nico, todos se habían resignado, hasta la misma Nico. La misa siguió su curso normal hasta el momento en que ambas partes aceptaban la unión en matrimonio.

-Señorita Yazawa, usted acepta al joven August Wilhem en la salud y la enfermedad, en la riqueza y la pobreza? - Decía el padre a Nico.

Nico titubeo un momento, su boca quería decir si, pero su corazón no.

-Yo... - Antes de que pudiera terminar o simplemente continuar, alguien se levantó.

-Yo me opongo a este matrimonio absurdo, barato y fraudulento. Pienso evitar que un alma como la de ella se marchite cual flor sin cuidado. - La chica de pelo rojo camino furiosa hasta el altar, de nuevo el padre del prometido se puso de pie frente a la chica, pero esta vez no fue la susodicha quien hizo desistir al hombre, fue una daga que fue clavada en el suelo, el hombre volteo a ver a la única persona que llevaba consigo tales herramientas punzocortantes, esta solo lo miro desde su asiento mientras jugaba con una de sus dagas, el hombre tan solo se sentó tranquilamente.

-Así me gusta señor, no queremos tener más problemas de lo que ustedes pueden causar. Y tú. - esta vez se dirigió al joven en el altar. - Tu eres un granuja caprichoso que no se le puede considerar hombre, no mereces a esta joven que claramente se entrega a ti por el bien de su familia, mientras que tu solo pretendes arrebatar a la señorita Yazawa lo hermoso que puede ser vivir con la persona que te gusta. -

El joven en el altar tomaba del cuello a la chica que lo retaba, estaba totalmente furioso. - ¿Quién te crees para hablarme así? Zorra entrometida. - Le decía a la chica pelirroja.

- ¡Soy Maki! ¡la maestra de ceremonias del circo maravilloso, donde los sueños se hacen realidad! - Esta le soltó una patada con vuelo en la parte baja donde los hombres son más débiles y sensibles.

Nico estaba totalmente pasmada ante lo que acaba de ocurrir, August estaba en el suelo quejándose del dolor, mientras que la chica se acomodaba su atuendo y su cabello.

Cuando Nico logro salir de su trance y se acercó a la autoproclamada maestra de ceremonias, cuando estuvo frente a ella le dio una bofetada que sonó en toda la iglesia, Maki solo se llevó su mano a frotar la mejilla donde el golpe había sido propinado.

- ¡Idiota! ¿Qué le acabas de hacer a mi esposo? - Corrió a auxiliar al joven en el suelo, pero Maki la detuvo en acto.

-Tranquila, ya no tendrás que sacrificar tu libertad por los caprichos de estas basuras, la historias corren por el pueblo y todos están preocupados por ti, eres amada, no mereces una vida así. Yo me puedo encargar de tu familia, pero ven conmigo, en mi viaje para hacer los sueños de todos felices. -

-No... No puedo, August me aseguro que él cuidara de mi familia si me entregaba a él, era un trato asegurado. - Con lágrimas en los ojos Nico miro a Maki.

- ¿Desde cuándo te dejaste de ver como una persona y te convertiste en un objeto? - Maki saco un pañuelo de su sombrero, paso ese pañuelo de seda por la cara de la chica de una manera gentil para no dañarla. -Escucha, se que tu familia es importante, pero te aseguro que a ellos no les gustaría saber que te convertiste en una posesión de alguien como este gusano. Ven conmigo, trabaja para mi, te aseguro que tu familia estará en buenas manos, doy mi palabra. -

Nico dudo, no sabía qué hacer, la desconocida cirquera tal vez tenía razón, pero solo quería que su familia fuera feliz. Maki vio esto y saco su as bajo la manga.

-Bien, me haz obligado a usar mi as de espadas. Kotori ¿traes contigo algo de dinero? Te lo pagare de regreso en el campamento. - La chica de pelo grisáceo se paró y se acercó a las chicas en el altar.

- ¿Cuánto necesitas Maki? - saco una bolsa de piel que a simple vista contenía cierta cantidad de monedas, no se sabía con certeza, pero por el sonido que emitía Nico concluyo que eran bastantes para vivir un mes.

-Solo necesito 50. - Kotori conto la cantidad que había en la bolsa y solo saco un puño de ellas, lo demás se lo entrego a Nico. Esta se sorprendió al ver lo que era, eran 50 monedas de oro, el metal más valioso, no era posible que estas chicas estén cargando con tal cantidad. -Te daré 50 monedas de oro por cada presentación, hacemo al mes, viajamos por toda Europa y espero que nos ayudes, te doy mi palabra de que todo estará bien. -

Maki le dio la mano para que ella la estrechara, ahora todo dependía de Nico. Ella sabía que era una locura, pero es mejor que pasar la vida con un granuja abusador como August, le dio la mano a Maki, no sabía por qué, pero podía confiar en ella, algo dentro de ella se lo decía.

Maki y las demás chicas del grupo esperaban fuera del pueblo, Nico había pedido un par de horas para preparar todo su equipaje y decía adiós a su familia, Maki y las chicas decidieron ir a comprar víveres mientras eso pasaba, muchos de los pueblerinos les agradecieron poner en su lugar a esos rufianes comerciantes.

Cuando ya estaba por caer el sol, Nico dejo su casa, con la bendición de su madre y con la ayuda del pueblo que cuidaría de su familia, mientras que Maki se encargaba de mandar el dinero a su familia ella estaba tranquila sabiendo que todo podría salir bien una vez en su vida.

Miro al singular grupo en la entrada del pueblo y corrió hacia él, en un momento perdió el control y estaba a punto de caer, solo que antes de que cayera fue atrapada por cierta pelirroja carismática.

-Siempre me asegurare de atraparte, en todo momento me asegurare que no te falte nada y que nada te haga falta... me hare cargo de ti. - Esto hizo sonrojar a Nico, alejo a Maki de un empujón, las demás las veían con gracia, reían y parloteaban de como ahora estaban casadas.

Nico hizo un mohín, pero sabía que todo estará bien a partir de ahora, en el circo donde los sueños se hacen realidad.

Espero que les haya gustado, comenzamos el año fuerte con un proyecto que tenía en mente.