Jardín Majorelle

Capitulo I.

Debo ser siempre libre y revolotear de un placer a otro.

Quiero que mi vida pase siempre por los caminos del placer.

(Sempre libera, La traviata)

Siempre he pensado que no estoy hecho para el amor, en cada viaje, en cada conquista, en cada piel suave y jadeos entrecortados obtengo en cada ciudad que piso solo resulta placer momentáneo y nada más. No sé por qué tengo que ser obligado a casarme…

La casa Ackerman o como a mí me gusta llamarla ¨Villa soledad¨ es la mansión de mi familia cerca del Havre, me trae muchos recuerdos volver ahí.

Los desayunos sobre la hierba recién cortada, el olor a pasto mojado que le acompaña, mi madre solía escuchar música de Cole Porter, mi tío Kenny fumando un puro cubano y mi prima Mikasa jugando con el césped verde y fresco que nos rodeaba.

Los jardines llenos de lilas y amapolas que siempre han sido mis favoritas de Villa soledad.

Lo que más extraño son esos almuerzos sobre la hierba.

Lamentablemente no todo continúo así, yo me mude para continuar con la universidad; Mí madre y mi tío, al igual que mi prima se quedaron ahí, esperando que yo resolviera las cosas.

Planeaba volver, pero simplemente no lo hice, no sé muy bien por qué no lo hice, como sea, ahora simplemente debo volver y afrontar la realidad aunque aún ahora no se si seré capaz de casarme con alguien que no amo, alguien a quien jamás he tratado. De la susodicha persona apenas conozco su nombre, Historia Reiss.

Ya había olvidado la sensación de estar aquí, la fría noche que te recibe a pesar de ser primavera, las luces tintineantes que vibran cada que el coche avanza por el puente Argenteuil y el puerto de Havre que me recibe con todas esas luces sobre el agua y la brisa que golpea mi cara cuando decido abrir la ventanilla del auto, todo, absolutamente todo significa volver a casa.

Para llegar a casa debo atravesar un gran camino formado de Álamos y Alcanfores que solo se iluminan con la luz de la luna, los árboles son tan altos como solo los hay aquí, es bueno estar en casa, o al menos eso creo. Al final de esta gran avenida me espera mi destino, me espera Casa Ackerman.

Mi madre hermosa como siempre, vestida en un largo vestido blanco y un collar de perlas adornando su cuello espera por mí en la entrada, una entrada muy peculiar adornada por una cúpula de estilo árabe que ella misma mando a construir. La luna se siente acomplejada por la belleza que mi madre Kuchel Ackerman irradia.

-Levi! Al fin llegaste amor, estas tan guapo como siempre. Estrechándome entre sus brazos mi madre me da la bienvenida.

-Y tú más hermosa que nunca mamá. Amo como se sonroja ante mi cumplido y me toma de la mano para conducirme al interior de la casa, mientras caminamos al jardín trasero me pregunta cómo ha ido mi viaje, si el vuelo ha sido cómodo o si el clima me parece el adecuado.

-Al fin estamos todos reunidos Levi.

-¿Todos?

-Sí, Mikasa llego esta tarde y llego sola, trajo a un amigo de la escuela; Es alemán y es muy encantador. Se llama Eren.

-Oh!

No note cuando mi prima Mikasa me salto a los hombros y me abrazo.

-Levi! Al fin llegaste, te estuve esperando todo el día, traje a un amigo para ayudarnos con tu boda. Eren ven!

Eren él es mi primo y casi hermano mayor, Levi Ackerman!

Por favor no lo intimides Levi, me dice en voz baja, fue lo último que escuche, realmente no pude poner más atención, fue como tener una ninfa frente a mis ojos que salía de mi jardín, ese que tanto extrañaba y me dio fuerzas para volver a casa, sus dedos largos y trigueños parecían sostener algo, al caminar hacia mí desde un arco de lilas con el que mi jardín contaba. La ilusión parecía más real, traía entre sus manos lilas y amapolas recién cortadas; Ese chico no parecía alemán, su cálida piel, bronceada seguramente por el mar mediterráneo me miraba con unos ojos centellantes de un esmeralda hermoso, el más hermoso que he visto en el mundo, seguramente el color de sus ojos sería imposible de mezclar incluso por el pintor más experimentado.

Poco me importo ignorar a mi madre y a mi prima ante aquel ángel celestial que se acercaba como una ensoñación de mis más suculentas fantasías. Se acercó con cautela como una bestia al acecho y finalmente pude escuchar su magnífica voz.

-Mucho gusto Levi, mi nombre es Eren Jaeger.