Me encanta sentir tu largo cabello entre mis dedos, como si metiera mi mano en el agua de un lago en una noche sin luna. No hay estilo en el que no me guste; los magníficos moños, las irreverentes coletas, en tradicionales trenzas, libre como caballo salvaje.
Quisiera ahogarme en él, para siempre sentirme rodeado de ti…
Estás exaltada por el trabajo de nuevo. Los mandas a todos a decapitar, luego te masajeas las sienes y dejas escapar un gruñido de frustración. A veces usas el tridente para mandar cosas al carajo, a veces sólo te desplomas en el diván, invocando maldiciones. Cuando tengo suerte, te vienes a refugiar a mis brazos, sin decir nada.
No me gusta verte así, y lamento no ser de más ayuda, pero gracias por dejarme reconfortarte.
Siento que se me va a salir el corazón. Hoy es el día en que vinimos a ver Der Freischütz, el teatro está a reventar, la puesta en escena impecable y aun así no puedo concentrarme. Desde el momento en que bajaste la escalinata con el elegante vestido índigo que hace contraste perfecto con tus ojos y usando el anillo de plata y zafiro, quedé embrujado.
Aunque tal vez no es cierto, el embrujo cayó hace mucho tiempo, pero hoy más que nunca resalta entre tanta gente, que se me ha concedido un honor que tal vez no merezco. Acompañarte hoy, y siempre que me sea posible.
Hoy me viste escribiendo en este cuaderno y preguntaste qué era. Mentir no es parte de mi carácter, pero me avergüenza la naturaleza de este disque diario.
Te dije que era mi agenda. No me creíste, mas no dijiste nada más al respecto.
Odio esta fecha. En todas partes se vomitan amoríos y corazones, tarjetas con osos de peluche e innumerables chocolates. Odio esta fecha, porque debería ser más fácil decirte cuánto me importas, lo mucho que te quiero, el amor que arde en mi alma desde el inicio del tiempo.
Y no puedo. Todo se atraviesa y al final nada sale de mi boca.
¿Por qué no puedo?
Lo siento. En mi deseo de hacer un detalle fuera de lo normal, compré las flores que menos te gustan.
Narcisos. Estúpidos y primaverales narcisos.
Ya no estás aquí, siguiendo las instrucciones que nos dieron. Nos reencontraremos abajo, una vez la primera fase esté completa y asegurada. Sin embargo, y aunque mi fe en nuestro señor es infranqueable, no puedo dejar de pensar en que habrá sacrificios que tendrán que hacerse.
Por eso dejo este diario aquí, al lado de tu arpa, para que lo leas cuando todo termine, y al menos así entiendas mis sentimientos. Es de inútiles y estúpidos no poder decir las cosas, así que mi mejor solución fue poner estos demonios en papel.
Te amo, Pandora.
