Cayendo Al Infierno
-"Hakutaku-sama tiende a caerse mucho del cielo cuando se mezcla con Hoozuki-sama" había dicho Momotaro ese día al escuchar cómo se conocieron ambos sin tan siquiera imaginarse lo acertado de su comentario.
Y es que así era pues a pesar de los insultos, de los golpes y de todo ese odio que decía tenerle a ese demonio, Hakutaku sabía que había una especie de lazo entre ellos que inevitablemente los unía. Su relación con el demonio siempre había sido así, un constante tira y afloja de insultos y golpes carentes de sentido y aun así nunca había pasado por la mente de la bestia china alejarse de él porque en el fondo sabía que jamás podría alejarse de él.
Desde sus orígenes hace milenios atrás lo había tenido todo alcohol, mujeres, reconocimiento, conocimientos pero aun así nunca se encontraba satisfecho del todo así que seguía buscando más, hasta que dio con él.
Sus primeros encuentros pasaron bastante desapercibidos, ambos sabían quién era el otro y solían verse en diferentes reuniones debido a sus estudios afines pero jamás habían intercambiado una sola palabra pues a pesar de lo mucho que se parecían sus personalidades chocaban demasiado entre si y de ese modo sin pena ni gloria paso el tiempo hasta el día en que ambos fueron nombrados árbitros en los juegos entre China y Japón dando comienzo su relación de odio mutuo.
Pero como todos dicen del amor al odio solo hay un paso aunque en este caso sería mejor decir del odio al deseo y es que así era, él la gran bestia sagrada Hakutaku mujeriego por excelencia deliraba por una noche con ese sádico demonio friki de la tortura. ¿Cuántas noches se había imaginado siendo poseído tocado y probado por él en la intimidad de su dormitorio? ¿Cuántas mañanas había amanecido para encontrar que nuevamente se había corrido soñando con él? Mas de las que puede llegar a recordar a lo largo de los siglos.
Y es que cuando lo miraba con esos ojos fríos pero apasionados para decirle "-Algún día te hare caer al infierno-" no podía evitar pensar que no le importaría caer siempre y cuando lo hiciera con él.
Saliendo de sus pensamientos vio como Hoozuki se despedía de Momotaro y se disponía a salir de la tienda parando un segundo antes para mirarle nuevamente de esa forma que le enloquecía y volver a decirle.
-"Definitivamente algún día te hare caer al infierno" y a oídos de Hakutaku esas palabras sonaron como la más dulce de las invitaciones.
Después de todo Momotaro tenía razón, tendía a caer del cielo por ese demonio y algún día no podría volver y siendo honesto consigo mismo no le importaba en lo absoluto, pues a sus oídos un infierno con Hoozuki sonaba como el más dulce de los paraísos.
