IMPORTANTE, POR FAVOR LEER ESTO: Este fic es una traducción, su versión original pertenece a P.A.W.07. Las notas y comentarios que encontrarán aquí son tanto de la autora como de la traductora.
Renuncia de derechos: no poseo nada ni personajes ni la trama, me limito a traducir un fic que me gusta (de nuevo).
Héroe Renuente: Fue un accidente. Eso fue lo que Zuko le dijo a su tripulación cuando controló un elemento que se suponía no podía controlar. Él no era el Avatar. El más reciente Avatar estaba en el Reino Tierra, escondido por sus murallas. Así que, ¿Cómo lo había hecho? UA.
Clasificación: T por violencia, temas sexuales y vocabulario zoes.
0o0o0o0o0o0o0o0o0
Héroe Renuente
Por P.A.W.N.07
De llama y fuego, sangre y odio
Se alza un monstruo a las puertas del mundo,
Pero perdido en sus reflexiones no vio
Al héroe alzarse de las cenizas, como una epifanía;
Aunque temeroso de sí mismo y de sus metas
Nuestro querido y renuente héroe está solo en el frío.
…
-Fue un accidente.
Eso fue lo que dijo, su tradicional cola de caballo meciéndose en el aire salado; su ojo bueno tan abierto que hacía ver su ojo cicatrizado como uno normal. Estaba tan asustado, aterrado, que se paralizó como si un maestro agua lo hubiera atacado desde adentro, congelando su sangre. Agni, casi toda la tripulación estaba en la cubierta, ahogando un gemido y sosteniéndolo después de esas palabras; podía sentir los latidos de los corazones a través de la cubierta de metal. Aunque, cómo podía ser el Control un accidente (una postura desconocida y chi oculto) estaba más allá de lo que todos habían presenciado, incluyendo al príncipe que había realizado el acto.
…pero había sucedido.
No había forma de deshacer o de negar el hecho de que eso implicaba, no con dos de sus tripulantes esparcidos en el suelo como prueba.
Zuko se quedó ahí de pie, con los ojos muy abiertos, su mundo despedazándose como si el barco se hundiera solo con él. Sus compañeros de práctica, Shen y Keiji, solo podían observar atónitos mientras sus cascos rodaban por el suelo de la cubierta. Los dos habían sido impulsados a través de la cubierta por lo que solo podía ser aire control. Sus cuerpos estuvieron en el aire por un buen minuto y medio antes de colapsar en la cubierta.
Al menos ellos pensaban que era aire control. Era imposible estar seguros; ninguno de ellos había visto ese arte en específico en acción, como los Nómadas del Aire habían sido eliminados casi una centuria atrás.
Iroh, quien había estado disfrutando de su segunda taza de té durante la práctica matutina de Zuko, dejó caer la taza ante aquella visión, manchando su ficha de loto mientras que el resto del líquido café se escurría por la pequeña mesa de madera hacia el suelo de metal. Tuvo que parpadear para apartar la impresión. No había visto aquello, ¿Cierto? Despacio, el anciano Maestro se puso en pie, viejas articulaciones sintiéndose entumecidas conforme caminaba hacia su sobrino, cautelosamente colocó una mano sobre el hombro del príncipe. Pudo sentir que Zuko temblaba.
-Príncipe Zuko ¿qué ha sucedido?
-Nada- replicó el joven rápidamente al voltearse para encarar a su tío. Su voz sonó aguda al forcejar con la realidad de la situación, por lo que acababa de hacer. Él era de sangre real. Él no había hecho aire control. Su padre ya estaba avergonzado de él, apenas y le había dado la oportunidad de tratar de recuperar su honor ya fuera derrotando a un dragón o descubriendo si había alguna verdad en los rumores acerca de Nómadas del Aire sobrevivientes. El aire control anularía esa oportunidad, junto con cualquier honor que aun pudiera tener. Tragando con dificultad y tratando de recuperar su autocontrol, el príncipe repitió:- Nada pasó, tío.
El anciano percibió el aroma del pánico como si fuera la transpiración cubriendo los músculos de su sobrino. Apretó su agarre cerca de la clavícula de Zuko, su intuición tomando el control de la situación con más eficiencia una vez que su corazón estuvo de regreso en su caja torácica. Él había visto eso, ¿no es cierto? Si. No iba a negarlo y tampoco podía dejar que Zuko lo hiciera. La mente y cuerpo de Iroh podían haber decaído en los últimos años pero no al extremo de no poder percibir lo que había pasado. Sabía que era lo que había pasado.
Los espíritus nunca eran sutiles cuando se trataba del destino.
¿Pero cómo podía ser? Iroh había liderado el asedio a Ba Sing Se por trescientos días tratando de llegar al Avatar del Reino Tierra. Una horrible batalla había librado cuando finalmente derribaron las murallas. La misma muralla donde Lu Ten, el valiente, brillante e insensato Lu Ten, había muerto una década después cuando lo intentaron de nuevo. El Dragón del Oeste había fallado no solo a sí mismo y a su nación, también a su hijo.
¿Acaso la muerte de su hijo había sido por nada? ¿El Avatar del Reino Tierra había estado muerto todo este tiempo?
El tiempo encajaba perfectamente, más o menos por una semana. El Avatar del Reino Tierra probablemente había muerto por las quemaduras que había recibido de la fiera batalla que había librado con docenas de maestros fuego. Entonces, ¿Quién pretendía ser el Avatar del Reino Tierra en estos momentos? ¿Quién era la persona que las murallas de Ba Sing Se protegían tan tercamente en un acto desafiante? ¿Quién jugaba el papel del falso profeta, manteniendo al Reino Tierra lleno de esperanza artificial?
No, eso no era importante en ese momento. Zuko lo era. El muchacho se veía asustado; la tripulación estaba petrificada, todos estaban inseguros y confusos. El táctico General sabía que debía reagrupar a sus hombres cuando la línea se rompía o se arriesgaba a perder la batalla.
Mirando con calma a los hombres del navío, Iroh habló, sacudiendo su mano libre:
-Creo que hemos terminado con el entrenamiento por el día de hoy, caballeros. Regresen a sus tareas habituales. Debó hablar con mi sobrino.
El príncipe rápidamente se sacudió el agarre del anciano, gruñendo como un dragón que acabara de ser agredido.
-No hay nada de qué hablar, tío. ¡No pasó nada! Iré a mi habitación a meditar. No me molesten.
Las piernas de Zuko apenas podían seguir el ritmo de su corazón mientras, prácticamente, corría hacia sus habitaciones una vez que estuvo fuera de la vista del anciano. Cerró la puerta de un portazo tras él y permitió que su cuerpo se deslizara por la superficie de metal, luchando por controlar su respiración. Con los ojos cerrados lucho para recuperar la compostura, solo para maldecir internamente cuando su mente lo traicionó al recordarle la escena una y otra vez. El había hecho aire control y solo había una posible respuesta para el cómo.
El era el Ava… Avat…
No.
El actual Avatar estaba vivito y coleando, escondido tras las murallas de Ba Sing Se como un lisiado. Era el estrés. Había estado poniendo su energía de forma tan seguida en los Nómadas del Aire que se había llegado a pensar que había realizado una de sus artes. Asintiendo para si, Zuko se puso de pie. Era una casualidad, un breve momento de locura marina. Nada más.
Avanzando con grandes zancadas a través de la habitación hacia el tapiz que mostraba el emblema del hogar del que había sido desterrado, el joven cerró los ojos y respiró profundamente, tratando de recordar la sensación que lo había invadido en la cubierta. Gradualmente fue consciente de una sensación que era casi como una corriente de aire que se filtraba por debajo de una puerta. Esperando ver nada, o al menos ver el tapiz en llamas, el aire se le atoró en la garganta el ver el tapiz aleteando contra la paread al ritmo de su respiración. Tan pronto como contuvo la respiración, la pesada tela se quedó quieta contra la pared.
El horror lo atrapó como si un espíritu hubiera enroscado sus garras alrededor de su garganta, en su mente resonaron los susurros de su padre sobre de la desgracia que él representaba. Retrocediendo a trompicones del tapiz, como si pudiera escapar de la verdad, Zuko inesperadamente choco contra algo que era definitivamente real.
No pudo girar la cabeza con suficiente rapidez, su corazón parecía hundirse en el congelado océano al mismo tiempo que unas manos firmes se posaban en sus hombros, manteniéndolo sobre sus pies y encontrándose con un par de cansados ojos dorados, ojos que le decían la cosa que debía ser una mentira: Avatar.
Iroh suspiró, susurrando:
-Sobrino… necesitamos hablar.
Antes de que el joven orgulloso e inamovible príncipe pudiera detenerse, cayó de rodillas, perdiendo el contenido de su estómago en cuanto la realidad lo golpeó como un puñetazo en el estómago. Su mente se tambaleó en el borde de la inocencia mientras se daba cuenta de lo que había perdido al obtener esta maldición: su honor, su país, su torno, su hogar y a sí mismo.
Zuco tuvo arcadas nuevamente, asqueado de sí mismo.
0o0o0o0o0o0o0o0o0
Paw07: puedo escuchar algunas personas siseando, ya sea porque piensan que no habrá Aang en esta historia. Bueno, queridos, no se preocupen porque están mal. Aang hará aparición y no solo como un fantasma. ¿Cómo? Bueno, tendrán que esperar y leer. Segundo, para los que están pensando demasiado en esto, les daré una simple cuenta. La guerra ha existido alrededor de cien años y Roku fue el último Avatar completamente entrenado (los maestros aire aparentemente muertos, Aang fallecido en el ataque antes de comenzar a entrenar y todos los maestros fuego negándose a entrenar al nuevo Avatar, dejándolo débil; además, los juguetes/objetos para detectar al Avatar se perdieron junto con los templos de los Nómadas del Aire, lo que deja el problema de cómo encontrarlo). Así que, descontando el nacimiento de Zuko el cual tiene quince años, eso los deja con ochenta y cinco años. Dividan eso entre lo que deseen entre el Avatar Tierra y Agua y entonces dejen a la Nación del Fuego pensando que el último Avatar esta aún con vida… bueno, nadie sabrá que hay un Avatar de la Nación del Fuego hasta que sea demasiado tarde, ¿cierto? ¿Demasiado tarde para quién? Bueno, ¿Qué tan divertido sería si les dijera?
Linea del tiempo oficial cortesía de BlueLucied:
Año 0 – Muerte del Avatar Aang. Inicia la guerra. Nace el Avatar de la Tribu Agua.
Años 40-50 – El Avatar de la Tribu Agua es capturado, con o sin querer, por los invasores del sur. Nace el Avatar Quiang.
Año 83 – Primer asedio en Ba Sing Se. Muere el Avatar Quiang, pero su muerte es oculta por Long Feng y los Dai Li. Nace Zuko.
Año 87 – Renace Aang.
Años 93-95 – Segundo asedio a Ba Sing Se. Muere Lu Ten.
Año 97 – Destierro de Zuko.
Año 99 – Comienza la historia.
0o0o0o0o0o0o0o0o0
N/T: Estoy cargándome de trabajo, ¡pero no puedo evitarlo! Tampoco es como si tuviera algo mejor que hacer en mis tardes (al menos de momento). El fic original en inglés es un trabajo en progreso, la autora actualiza constantemente por lo que he visto desde que lo agregué a mi lista de alertas, hasta ahora hay en línea 19 capítulos. Tardaré un tiempo en ponerme al corriente, considerando la cantidad de trabajo que me estoy cargando, pero cuando suceda, tendrán que esperar la siguiente actualización conmigo.
¡Hasta la siguiente actualización!
