Disclaimer:
Los personajes, trama y detalles originales de Kuroshitsuji son propiedad de Yana Toboso, Square Enix y Gekkan GFantasy (manga), Shinohara Toshiya, A-1 Pictures y Aniplex Funimation (anime).
Advertencias:
Basado en la obra del manga.
La clasificación indica temas que no son propiamente para menores o personas sensibles a asuntos relacionados con la violencia física, psicológica, o contenido de índole sexual en determinado momento, además de uso de lenguaje vulgar. Queda a discreción del lector el contenido.
Notas introductorias:
Pues yo creo que Lizzy y Soma se ven lindos juntos, y realmente me llamó mucho la atención la idea aunque desarrollarla me ha costado algo de trabajo, en fin, a ver cómo queda.
En sí, técnicamente es un historia para adultos, más que por la inminente aparición de encuentros sexuales, por el contexto de porqué llegamos a lo que llegamos.
Dedicatorias:
Para los que gustan de variedad en el fandom.
La Mrigi del príncipe
El amor que le tenía a Ciel era completamente incapaz de sentirlo por alguien más.
La amistad que tenía con Ciel era completamente incapaz de cambiarla.
Si los dos habían entregado al Conde enteramente su fidelidad ¿Por qué entonces habían cedido a su deseo carnal?
Príncipe Soma Asman Kadar
Ya no sentía la temperatura del agua descendiendo por su perfil completamente mojado. Agni, a solo unos pasos de distancia había bajado la sombrilla que fuera rechazada por el príncipe hacía ya largo rato, si él decidía llevar el luto directamente bajo la lluvia londinense, entonces él no tenía derecho alguno para conservar un privilegio que contrariara la situación de su amo y señor. Agachó la cabeza y apretó los puños viendo a los sirvientes sacar toda pertenencia que por años había considerado propiedad del príncipe, listas para embarcarse directo en un viaje de regreso a Bengala.
No presentaron objeción alguna, el mensajero había sido claro, así como la carta también. La madre del príncipe había muerto, su última protectora había sucumbido al tifo que asolaba el país y los hermanos mayores reclamaban su derecho, privando al joven de toda posesión adquirida mediante el dinero de la casa real.
Despojado de su herencia y rechazado por su familia, para él, Inglaterra sería en lo sucesivo, su único hogar, Ciel su único hermano, Lizzy, su única hermana y Agni, su único protector.
Tragó saliva buscando la mejor de las expresiones a mostrar en cuanto el carruaje Phantomhive detuviera su marcha. Escuchaba los cascos de los caballos, solo restaban segundos de esa embriagadora soledad que lo había golpeado de repente esa mañana cuando le informaron sobre el deceso de su madre. Pero no podía llorar a una imagen en especial, no podía recordar cuál de las mujeres en su mente era su madre, la única figura a la que podía asignar nombre era Mena.
Pero su madre…
Había sentido la pérdida de una idea, el concepto englobado de lo que representaba el haber llegado al mundo mediante un vientre y tener alguien que intercediera por sus caprichos ante su padre, porque tal vez era su única obligación como madre: asegurarse de que el catorceavo hijo no fuera olvidado, especialmente si no tenía virtud útil a un reinado, no era estratega ni guerrero, no era sabio ni adivino, solo un chiquillo egoísta del que finalmente podían librarse sus hermanos y hermanas. Ya nadie hablaría por él, ya nadie rogaría por enviar dinero al extranjero para financiar la expedición de rescate de una sierva sin valor, ya nadie recordaría que existía el príncipe heredero número catorce. Nadie salvo él mismo y Agni.
—Es todo — anuncio el emisario de sus hermanos, haciendo que eso sirviera de despedida también, no hubo más ceremonias para un príncipe repudiado.
Sebastian bajó primero con la sombrilla que atajaría al conde Phantomhive de tan inclemente clima.
—Vaya informalidad de recibir bajo esta lluvia a tus invitados— reprochó el muchacho.
Ciel ya había sido informado por su mayordomo sobre las circunstancias exactas del desalojo, y aunque buscó discretamente un medio para impedirlo, los enviados de la India tenía todo derecho legal para tomar posesión de las pertenencias del príncipe Soma.
—Lo siento— se disculpó el joven exiliado forzando una sonrisa. Ciel desvió la mirada al ser perfectamente consciente de lo mucho que se había esforzado para hablar sin llorar.
—De cualquier forma no planeaba prolongar esta visita, tengo muchos asuntos que atender y solo venía a invitarte personalmente — el Conde tragó saliva y buscó valor exhalando cansadamente —. Elizabeth y yo nos casaremos el próximo mes.
—Sí, recuerdo haber recibido la invitación.
Ciel volvió a entrecerrar los ojos colorándose por su falta de tacto, la madre de aquél acababa de morir y él se hacía el desentendido, aunque era igualmente grosero decir que había estado entrometiéndose en su vida personal desde antes de siquiera visitarle.
— ¿Te importaría ayudarme con los preparativos? Sucede que soy un hombre muy ocupado y atender nimiedades como el color de la mantelería no es algo para lo que tenga tiempo.
Por la misma premisa anterior tampoco le podía decir que sabía que estaba desahuciado, tampoco tenía la paciencia o el carácter para decir abiertamente que se ofrecía a recibirlo nuevamente en su casa.
—Claro ¿Cómo podría yo negarme?
La última sonrisa surgió más natural, aunque se encontraba aún a miles de kilómetros de la personalidad auténtica del joven.
—Vamos entonces, el tiempo apremia.
El viaje en la carroza fue silencioso. Sebastian se había preparado teniendo lista, para los invitados, una frazada con la cual pudieran evitar el resfrío. Ciel le había prohibido terminantemente que prepara un cambio de ropa a razones de tacto y discreción, pero nada había podido hacer con el servicio de té caliente que tenía listo en cuanto subieron al coche.
En medio de un lúgubre silencio, en la privacidad del coche, el príncipe se permitió una sonrisa ¡Cuán noble podía ser Ciel!
Comentarios y aclaraciones:
Es muy pequeña esta introducción pero los capítulos serán más largos, solo quería plantar esta situación que ya no combinaba con las otras, a primera vista.
¡Gracias por leer!
