Disclaimer:

Los personajes, trama y detalles originales de Naruto son propiedad de Masashi Kishimoto.

Advertencias:

Basado en la obra del manga, con ligeras influencias del anime.

Notas introductorias:

No puedo creer que nadie haga fics de Aoba si gracias a él hay historia, generalmente todos lo ignoran y si lo incluyen es como apoyo, mas no protagonista (a excepción de 6 en ingles, razón por la que es personaje seleccionable, y de hecho son buenos fics, interesantes propuestas) ¡Pero yo cambiaré eso en el fandom hispano!

Dedicatorias:

Reto autoimpuesto: Humor

Fic para el foro Desafío Shinobi ¡Hi-yah!, en la campaña "El valor de los extra"

(Más información en mi perfil)


La inusitada torpeza de un shinobi

(cómo errar misiones paso a paso)

"¿Es verdad que Itachi Uchiha estuvo aquí? ¿Y busca a Naruto?"

Aoba Yamashiro, ilustre Tokubetsu Jōnin que causó la huida de Sasuke, no fue la primera ni la última vez que metiste la pata.


Operación "Príncipe azul"

El equipo se había dispersado entre las interminables habitaciones y pasillos de la casa, él como líder que era, se había encargado personalmente de proteger al objetivo mientras sus compañeros procedían con los guardias que tal como lo habían previsto, no tenían entrenamiento ninja, solo se trataba de una cantidad numerosa de espadachines y bandoleros.

El escuadrón de rescate debería reunirse en el patio posterior a la cocina para usar la vía de escape que ya habían trazado, aunque se encontraban aún a varios pisos de distancia.

Usar un jutsu bola de fuego no era opción porque aquella fortaleza no era de madera y papel como había dado a entender la fachada exterior, sino que eran piedras las que formaban gruesos muros casi imposibles de traspasar en un solo intento, que era lo único que podían hacer antes de que la marejada de matones cayera sobre ellos.

Sentía el miedo de la princesa, su corazón latía apresuradamente y el pulso de su mano palpitante entre la suya lo demostraba. La sujetó con más fuerza, pero sin llegar a lastimarla, solo para darle la seguridad de que él la protegería, mientras que con la mano que tenia libre giró un cuchillo kunai. Con un ágil movimiento colocó a la mujer cerca suyo, tomándola por la cintura al tiempo en que pedía una disculpa por el atrevimiento, pero explicaba que correr era necesario, acción imposible para ella por los altos zapatos de tacón y el vestido de capas sobre capas de lino y seda. La joven no le tomó importancia al detalle e incluso alzó los brazos para rodearlo por el cuello asegurándose mejor.

Detalle aparte, no era la primera vez que la secuestraban, tristemente ya sabía cómo procedían los rescates ninja, así que no esperaba comodidad, solo salir viva e ilesa.

Aoba acumuló chakra para acelerar la carrera a lo largo del tramo que le faltaba para llegar a las escaleras, a su paso se activaron algunas trampas. Sintiendo a la dama tensarse, aunque amoldándose a su cuerpo, comprendió que ella le daba la libertad de esquivar como mejor le pareciera.

Cuando el objetivo en cuestión cooperaba todo era infinitamente más fácil, realmente odiaba cuando se la pasaban llorando y gritando, llamando a sus papás o en el peor de los casos, la clásica señorita que no puede tocar porque ni el suelo que la sostiene la merece y deben moverse al ritmo que ella marque.

Cinco hombres aparecieron de improvisto por lo que debió actuar rápido desenfundando las últimas armas arrojadizas que llevaba para apartarlos, bajando apresuradamente por los peldaños estrechos. Buscó reactivar su comunicador, pero tras recibir una aturdidora señal de interferencia volvió a pagarlo. En cuestión de segundos se encontraba dos niveles más abajo, aunque regresó a la seguridad que brindaban dos columnas que formaban un nicho vacío en donde colocó en primer lugar a la princesa y enseguida él haciéndole de escudo al tiempo en que hacía un genjutsu para camuflarse.

Los contó rápidamente en un leve movimiento.

—Con lo que pagó a todos estos inútiles le habría salido más barato y efectivo comprar los servicios de un equipo ninja — dijo malhumorado pues, sin exagerar, eran al menos cien sujetos armados los que obstruían todo el pasillo.

—Muchos de estos hombres en realidad no están pagados — dijo la joven en un susurro igualmente sigiloso al de su rescatista. Aoba giró el rostro mirándola a través de los cristales oscuros de sus gafas de sol —. Mi padre tiene muchos enemigos, la mayoría vino por venganza personal más que por dinero — explicó con simpleza.

El ninja dejó caer los hombros con resignación, no había mayor motivación que la venganza. Se repuso casi enseguida volviendo a encender su transmisor, y en esa ocasión, a diferencia de las otras veces en que lo intentó, la voz entrecortada de uno de sus compañeros lo alentó a solicitar refuerzos.

— ¿No estaban arriba? — preguntó un hombre harapiento de unos treinta años obligando al ninja a guardar silencio abruptamente.

—Por aquí abajo nadie ha pasado, deberían estar arriba.

—Pero no escucho nada.

—Hay que enviar a alguien a revisar.

Casi enseguida cuatro voluntarios se abrieron paso hasta las escaleras mientras los dos que pretendían escapar se pegaron más contra el muro. Por primera vez en los veintidós minutos que llevaban juntos desde que él irrumpió en la habitación-prisión, ella hizo algo parecido a un quejido. Temiendo ser detectados por el ruido que no podía cubrir el genjutsu que los ocultaba, pegó más su cuerpo buscando sofocar el casi grito con su pecho.

Apenas unos segundos antes había tenido tiempo para invocar un juego de clones, de los cuales a uno asigno la apariencia de la chica para que simularan seguir arriba.

— ¡Aquí están! — gritó el voluntario antes de ser eliminado por una pequeña bola de fuego.

"Idiota, no gastes así tu reserva de chakra" reprendió mentalmente a su clon.

Enseguida al grito por la quemadura, las decenas de hombres se abalanzaron para subir también, uno de ellos pasó rozando sus brazos camuflados como piedra pero pareció no notarlo, sin embargo, Aoba decidió juntarse más, no todos podrían ser así de descuidados.

La joven seguía agitada, no la culpaba, estaban casi en las narices de sus captores. Aún lo tenía rodeado con los brazos, las larguísimas mangas se habían bajado un poco de manera que la suave piel de las muñecas estaba en contacto directo con su cuello, pulso con pulso. Ella movió las manos un poco, la derecha la aferró a su chaleco y la otra la subió hasta su nuca enredando los dedos entre las hebras de pelo negro causándole un escalofrío al ninja.

—Disculpe esta situación, por favor — le murmuró apenas escuchándose entre los gritos de guerra de la estampida que iba hacia arriba.

Las piernas, ocultas entre los elegantes ropajes también cambiaron su posición abriéndose solo un poco de tal forma que le rodeo vagamente en un gesto insinuante, sugerente y no era apropiado en la situación en que se encontraban.

—Por favor… Aiko-hime…— mustio el otro, ella era sin duda una mujer de gran belleza pero no se podía permitir una distracción ni ningún otro tipo de relación que no fuera meramente profesional.

La princesa, sin embargo, se movía cada vez un poco más, y él la podía sentir aún entre la ropa que los separaba.

—Oh mierda…— se quejó cuando ella dejó de insistir.

.

Tsunade tenía un tic nervioso creciendo violentamente en su sien derecha, misma que se masajeaba insistentemente sin obtener buenos resultados.

—Por favor retírate — dijo al Jōnin que tenia al frente, este no se movió — ¡Lárgate, Aoba!

Sobresaltado, en un rápido movimiento esquivó el pesado sello metálico que había fungido como proyectil a su cabeza.

— ¡La misión fue exitosa!

— ¡La asfixiaste, pedazo de idiota!

—Eh… no murió… solo se desmayó.

— ¡Desaparece de mi vista!


Comentarios y aclaraciones:

Amo a este tipo, no se ustedes.

¡Gracias por leer!