Summary: Bella, una chica con muchos sueños que cumplir. Edward un intento de arquitecto al que le han jodido todos los sueños. Si se aman, ¿Por qué no pueden estar juntos? ¡Ah! Porque él es su profesor de arte, ella menor de edad y la hermana pequeña de su mejor amigo.

Título:La hermana pequeña de mi mejor amigo.

Prólogo.

Era comienzos de marzo, y aunque la nieve había llenado las aceras el día anterior, la tarde traía consigo la promesa de la estación cálida que estaba por llegar.

Con todo, esa noche en particular, Isabella Swan se encontraba a solas en su habitación, cepillándose los brillantes y rebeldes rizos castaños que le caían a un lado del cuello. Se había frotado con delicadeza la piel rosada de las mejillas y ahora se contemplaba en el espejo del tocador, profundamente tallado y lleno de pegatinas y fotografías de recuerdos pasados, frente al que tan a menudo se había preparado otras noches para asistir a grandes y alegres fiestas llenas de adolescentes alcohólicos y hormonados.

Sin embargo, en esos momentos no había nada alegre en su aspecto. Sus brillantes ojos de color chocolate se habían quedado secos de tanto llorar, y su pequeña boca de piñón se fruncía en un gesto desesperado. Parpadeó una y otra vez al contemplar su reflejo, pero no consiguió que le gustara lo que veía. Ya no aprobaba a la chica que le devolvía la mirada, y sabía que, a pesar de las muchas tragedias que había soportado durante su corta vida, nunca había caído tan bajo como ahora. Luego relajó los hombros y alzó su pequeña y definida barbilla. Parpadeó de nuevo con una expresión de determinación en su rostro.

No apartó la mirada del espejo mientras recorría la mesa del tocador en busca de unas tijeras doradas y plateadas. Una vez que las tuvo entre sus dedos, no hubo ni el más leve atisbo de incertidumbre. Las acercó a sus rizos y empezó a cortar. Tenía tal cantidad de cabello que necesitó varios y agonizantes minutos para recortársela.

Solo después de haberlo hecho, cuando había un montón de brillantes mechones castaños a sus pies, separó la silla del tocador y se apartó para contemplar su reflejo. ¿Esto es lo que quería? No, definitivamente, hacerse daño a ella misma no la hacía sentir mejor, lo único que la haría sentir bien en cualquier circunstancia era él, Edward Cullen.

-Estas tan cerca, pero a la vez tan lejos – murmuró contra el reflejo de ella misma.

Volvió a mirarse en el espejo.

Ya no tenía la larga cabellera castaña que le llegaba a media cintura, en vez de eso sus rizos le llegaban un poco más arriba de los hombros, se había metido un buen tajazo, sin duda.

-Papá me va a matar – dijo en voz alta, al fin y al cabo, Bella era lo único que quedaba de Renée en esa casa.

¡Pero a la mierda todo! ¿No había estado haciendo ella lo que todo el mundo había querido durante todos estos años? Era el día de cambiar, pero acabaría dándose cuenta de que no valía la pena mirar atrás y desear que las cosas hubieran sido diferentes.

N/A: Bueno, me he ayudado en el prólogo de los libros de Anna Godbersen, una mitad del prólogo lo saqué de uno de sus libros, la otra mitad yo lo inventé. ¿Creen que debo seguir con la historia? ¿Reviews? Saludos.