NOTAS:

* Es mi segundo fic de HP (aún continuaré con el clan, no se preocupen)

*La más importante es reconocer que los personajes pertenecer a Rowling y Warner Bros.

*Este fic se lo dedico a todas las admiradoras de Severus.

*Este fic loe scribi antes de que saliera el libro 5 (asi que no se sorprendan que Harry esté en 5º)

*Y muchos Reviews por fis.

PRIMER CAPÍTULO.

TODO LÁGRIMAS, OSCURIDAD, EL TEÑIRSE DE ROJO: LA SALIDA FÁCIL.

Estaba en su habitación, únicamente alumbrado por un pedazo de vela, que descabezaba en su buró.

Las lágrimas lo traicionaban, y siempre era así. Lloraba en la soledad de su habitación.

Creía que a nadie le importaba. No se sentía querido por nadie. Su padre siempre le mostró desprecio y su madre por igual y sólo le interesaban sus pleitos. Sin siquiera por preocuparse si su hijo tenía que comer o no.

No se sentía querido por alguien, se bebía sus lágrimas, mientras los malos recuerdos lo atormentaban y no recordaba ninguno feliz, ni siquiera los castigos que le imponía a Potter podían arrancar una sonrisa sincera de sus labios.

¿Y sería posible que Severus podría poseer una sonrisa hermosa en el o algo de pureza en su corazón? Podría ser que sí, pero el sentía que no. Se había encerrado en una coraza dura y tenía miedo a querer y ser rechazado al mismo tiempo.

Se bebía sus lágrimas las cuales no eran saladas, si no dulces. Mordió con fuerza su labio inferior y logró sangrárselo.

Su larga cortina de cabello negro se pegaba en su rostro, a causa de sus lágrimas, y continuaba llorando silenciosamente.

Alzó la vista lentamente y la fijó en el mueble que tenía enfrente. Alargo una de sus manos blanca como la porcelana, agarró con ella: un cuchillo fino para pociones y lo acarició lentamente con la yema de sus dedos.

-Perdónenme por favor –murmuró entre lágrimas y alzando el cuchillo, lentamente lo apoyó en la piel de la otra mano y comenzó a rasgarse las venas: desde la palma de su mano, hasta un poco arriba del codo.

Miró su sangre gotear, como si hubiera abierto una manguera a todo lo que daba, la túnica negra y el suelo iban coloreándose de rojo..

Débilmente agarró el cuchillo con la mano herida. Las cortadas hubieran hecho gritar a cualquiera, pero no a él, que ya nada le importaba, y comenzó a rasgarse las venas de la otra mano.

Minutos después, el cuchillo cayó en el suelo, con un ruido seco, mientras los ojos de Severus se hundían en una oscuridad total y finalmente cayó en el suelo, ya sin respirar.

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Se sintió flotar y despertar. Lentamente abrió los ojos y se vio flotando así mismo. Bajo la vista, ahora su cuerpo era etéreo, transparente, muy frío. Fijo su vista a la derecha, su esencia material ya muerta. No, él no quería esto, sabía que ahora sufriría más, que estaba condenado para toda la eternidad. Se acurruco apoyando su cabeza en las rodillas y de nuevo comenzó a llorar.

Escuchó que alguien lo llamaba desde afuera y giró la cabeza.

-Severus, dice –el Barón sanguinario entró por la pared y al ver al fantasma, o más bien dicho al espíritu de un joven profesor de pociones, que él conocía bastante bien. Profirió un grito -¡¿Qué demonios hiciste?! –Volteó y vio el cuerpo de Severus, tirado como un trapo en el suelo y sin vida –Respóndeme por qué –Ahora las lágrimas lo traicionaban a él y abrazó al otro espíritu –Aún tenías mucho por vivir, no tenías porque terminar así tu vida.