Bueno, he aquí mi primera historia de BeyBlade, espero sinceramente que os guste ^^


Kai se estremeció interiormente, aunque ni siquiera gesticuló. La nieve se zarandeaba sin orden, bailando alrededor de su cuerpo, con los gélidos copos de nieve azotándole el ya de por sí frío rostro. La tormenta de nieve arreciaba a un ritmo espectacular, volviéndose en cuestión de segundos más cruda que el frío invierno al que el ruso estaba acostumbrado.

Suspiró, desviando la mirada de un lado a otro. Sus ojos zigzaguearon buscando cualquier restro de colorido en medio del paraje blanco. Pero no veía nada. Solo la nieve arremolinándose a su alrededor, jugando con su cabello. El ruso echó a andar, ignorando la gélida temperatura.

-¡Kai! - escuchó, supuso que en su mente... La voz calmada de Ray fluyendo a través de su mente, tal vez como gesto involuntario de su cuerpo en pos de la supervivencia. - Vuelve... Es peligroso.

Ignoró la vocecita de su conciencia, que había asumido el tono y la personalidad de Ray, tal vez para convencerle. Bufó contrariado. Tenía dos opciones: La primera era hacer caso a la vocecita y volver al hotel, asegurándose la supervivencia y evitándose explicar porqué había decidido ir a buscar a su compañero. La segunda (y la que probablemente elegiría) era dirigirse al frente para buscar Tyson. Volvió a bufar, exhasperado. La voz de su conciencia susurraba ahora con voz de Max, haciendo que el chico se comenzara a impacientar.

Definitivamente, la idea del Sr. Dickenson de pasar unos días de "retiro espiritual" y "descanso" no se ajustaba a las suyas. Principalmente porque ambas acciones no se encontraban en el vocabulario del equipo, hablando de manera colectiva. Por supuesto que tanto él como Ray entendían el significado de ambas expresiones, pero estaba claro que el Sr. Dickenson no sabía mucho del estado "relajado" del equipo. Kai volvió a bufar. Seguramente la tormenta impediría una expedición de rescate en los próximos días. Tendría que darse mucha prisa si quería rescatar al inútil de su compañero y volver. Sino se daba prisa, se veía perdido en los Montes Escandinavos acompañado de un japonés con un sentido de la orientación casi nulo.

-¡Tyson! - le llamó, hartándose de buscar en silencio. A pesar de haber moderado el volumen de su voz, las montañas le devolvieron el sonido que manó de su garganta. El muchacho aguardó unos segundos, atento a cualquier sonido que pudiera provocar su desaparecido compañero.

Kai arrugó la nariz, comenzando a pensar que sería una fantástica idea abandonar a su compañero. Pero la inamovible voz de su conciencia hizo de nuevo acto de presencia, decidida a dar conversación a Kai:

-¿Vas a abandonarlo? - susurró su conciencia, imitando su voz.

-¿Por qué no? - se dijo, encogiéndose de hombros con pasividad.

-Él no lo haría - pronunció la vocecita. Kai reprimió una sonrisa, sabiendo que incluso su conciencia llamaba (indirectamente) a Tyson "perro".

-¿Cómo encontrarle entonces? - preguntó a la vocecita, ya resignado.

-Es muy ruidoso.

El ruso suspiró, dando por finalizada la conversación con su "yo interno". En cierto modo no sería difícil encontrar a Tyson, era alguien demasiado escandaloso. Por fin decidido a encontrarle, avanzó un par de metros. El viento le azotaba cada vez con más fuerza, llegando a molestarle. Entonces se dio cuenta: Era demasiado tarde. La tormenta de nieve no le dejaría avanzar.

¿De qué serviría perderse en medio de aquel paraje blanco? "De nada" se dijo mentalmente, con la voz de su conciencia extinguida. Tyson estaba perdido, en medio de un lugar que no conocía de nada, con temperaturas casi insoportables para muchos seres vivos... Y solo. Algo en ese último pensamiento hizo que Kai se estremeciera.

Sacudió la cabeza, dando la vuelta para volver al hotel, sabiendo que los años que había pasado con sus compañeros le estaban pasando factura.


-¿Creéis que lo ha encontrado? - quiso saber Max, encogiéndose sobre sí mismo. Se mostraba ojeroso, y en su mirada se notaba que había estado llorando.

-Seguro - susurró Ray, poniéndole una mano sobre el hombro para darle ánimos. - Pero seguramente Tyson llegue herido por culpa de Kai.

La broma hizo sonreír a los presentes, que levantaban un rostro cansado, bañado en lágrimas. Kenny retiró sus lágrimas con el dorso de la mano, decidido a no mostrarse débil.

-Y tendremos que dejarnos un dineral en Tyson - susurró Kenny, decidido a dar ánimos al grupo - Dirá que la experiencia le ha dado hambre, seguro.

Ray asintió con una sonrisa, para después observar como la nieve se arremolinaba en el exterior, no dejando ver nada más allá de diez metros del hotel. Luego giró la cabeza a recepción, donde dos mujeres hablaban. Le costaba creer que con dos amigos (uno perdido y otro que si no volvía, correría la misma suerte) en una situación tan mala, el mundo siguiera girando. Y aunque lo había pronunciado frente al equipo, él mismo no terminaba de creer que ambos volvieran con vida.

-Chicos, traigo chocolate - anunció Hilary, sosteniendo una bandeja con tazas blancas y humeantes. Depositó la bandeja en una mesita y comenzó a repartir el chocolate caliente a todos sus amigos.

-Muchas gracias, Hilary - le dijo Kenny, sosteniendo la tacita con cuidado, mientras Dizzy se ufanaba en darle ánimos.

Max y Ray asintieron, agradeciendo en silencio a la chica. Ella, por su parte, estaba tomando su chocolate apoyada en el sillón en el que estaba el chico con gafas, preguntándole por cualquier cosa que veía en la pantalla, deseosa por distraerse.

-Ray... - susurró Max, tomando un sorbo del chocolate, para mirar después fijamente al chino - ... ¿Y si Kai no lo encuentra?

-Lo encontrará, seguro - afirmó el muchacho, mirando de nuevo hacia fuera - Y si no, lo hará el equipo de rescate.

-¿Vivo? - preguntó el estadounidense en un murmullo.

-Pues claro, estamos hablando de Tyson y Kai - dijo el chico en casi un gruñido - Volverán.

-Chicos... - comenzó Hilary.

-¿Qué pasa, Hilary? - se interesó el chino, mirando fijamente a la muchacha, que tenía la mirada perdida en el líquido que estaba tomando.

-¿Estarán bien?

-Claro - afirmó Ray, levantándose para contemplar a todo su equipo. "Vamos, Ray, tú puedes" se dijo, sintiéndose con la responsabilidad de cuidar de su equipo - Como mucho Tyson llegará arrastrándose detrás de Kai.

El equipo rió. El chino se dio por satisfecho: el equipo se iba animando, a pesar de que el tiempo (cronologica y meteorológicamente hablando) no les favorecía. Miró a la puerta del hotel esperanzado. En cualquier momento llegaría Kai, cargando con Tyson como si fuera un vulgar saco de patatas, quejándose de lo bruto que era el ruso. Seguro.

-Pero tendremos que llamar a un médico, a Tyson le dará una indigestión - trató de animar Max - fijo que comerá hasta reventar.

-¿Alguna vez ha reventado? - rió suavemente Hilary. Luego se puso más blanca que la nieve y se levantó.

Todos siguieron el recorrido de la mirada de Hilary. Sus ojos estaban fijos en la entrada, donde un ruso de ojos grises miraba fijamente al equipo. Se estaba quitando el equipo para la nieve, pero dos cosas no escaparon a los ojos del equipo:

Uno: en los ojos del muchacho se leía cierto grado de culpabilidad y abatimiento.

Dos: Kai estaba solo.