Capítulo 1 | Sensación de Déjà vu —

Ambos se miraron dubitativos, no sabían bien cómo actuar. Para los dos se trataba de algo nuevo, una nueva situación que a pesar de saber que algún día llegaría, todavía no eran capaces de asimilar. Él tomó tímidamente las manos de la chica y sin levantar la mirada de estas, observando atentamente la alianza, suspiró.

—Creo que esta escena ya la hemos vivido antes— dijo esbozando una leve y desconcertante sonrisa.

—Sí— contestó la muchacha fijando también sus ojos marrones en sus manos las cuales estaban siendo acariciadas tiernamente por las del muchacho. —Ha pasado algo más de un año a pesar de que para mí ha pasado tan rápido que me han parecido sólo unos pocos meses— añadió terminando la frase con un leve suspiro.

El chico alzó la mirada sin soltar en ningún momento las manos de ella, tragó duro y tratando de aparcar toda su timidez y sus dudas habló.

—Al menos esperaron a que termináramos el último curso antes de obligarnos a ello— dijo mostrando resignación en sus palabras. Ella asintió

—Sí, y en tan solo un par de semanas estaremos en pleno Tokio comenzando el primer año de la carrera universitaria— alzó la mirada para encontrarse con los azules ojos de su prometido y ambos esbozaron una cómplice sonrisa.

Había afinidad y sincronía entre ellos, habían venido dándose cuenta conforme pasaban los meses pero ninguno quiso hablar nunca de ello, les bastaba con entenderse.

—Pobres infelices, al celebrar una boda en estas fechas olvidaron por completo su plan de inducirnos a gestar un heredero en la tan ansiada luna de miel— rio el muchacho soltando una de las manos de la chica para atusarse el pelo mientras un leve sonrojo comenzaba a cubrir sus mejillas. Ella también rio.

—¿Dónde nos habrían mandado de viaje esta panda de pirados?— preguntó en voz alta él.

—Supongo que a un destino con clima lluvioso— contestó Akane totalmente segura de su respuesta —No querrían que saliéramos a divertirnos, eso podría truncar sus planes de buscar que trajéramos ya gestándose su deseado heredero— ambos se echaron a reír, su familia era tan predecible que creían sin duda alguna que eran capaces de elegir ese tipo de destino para ellos.

En un arrebato de curiosidad aclaró su garganta y se decidió a preguntar —Akane, si tú pudieras decidir dónde irías de luna de miel ¿Qué lugar escogerías?— volvió a pensar en las palabras que acababa de decir y tartamudeando habló de nuevo antes de que ella pudiese decir nada. —Es mera curiosidad— trató de justificarse.

No le creyó pero a pesar de ello no metió el dedo en la herida para provocarle, se limitó a contestar —Quiero salir de Japón, sí o sí— dijo. Él la miró esperando argumentos, una justificación a su respuesta —Me gustaría visitar cierto país europeo— completó.

Ranma se sorprendió, ¿Querría su prometida viajar a Francia? ¿Tal vez deseaba disfrutar de una luna de miel en la ciudad del amor? Profundizó sus pensamientos perdido en esas ideas… ¿Y si realmente ella quería una auténtica luna de miel? Era una locura seguro que sus pensamientos estaban yendo por un camino incorrecto pensó, los nervios de la boda debían estar pasándole factura. Seguro que Akane no quería ir a París, aunque algo dentro de la cabeza del joven deseaba que aquellos pensamientos que creía equívocos fuesen completamente reales. ¿En qué diablos estaba pensando? Cada vez estaba más seguro de que el nerviosismo generado por todo el asunto nupcial le estaba volviendo majara y le hacía pensar cosas que no tenían pies ni cabeza.

Trató de salir de aquel callejón sin salida en que se había convertido su mente a raíz de aquellos pensamientos —¡El caso es que su plan ha fracasado!— exclamó sonriendo victorioso como si hubiese ganado una importante batalla, o casi una guerra por completo.

—No tan rápido, Saotome— dijo entre risas mientras liberaba sus manos de la de su prometido para colocarle en un tierno gesto las solapas de la blanca chaqueta al muchacho. —De seguro nos mandarán de luna de miel a la mínima que nos den vacaciones en la universidad— el chico alzó una ceja y trató de contestar pero ella se adelantó y posó su dedo índice sobre los labios del muchacho, acariciándolos leve y tímidamente para acallarlo —Y lo más importante ahora mismo…— la chica hizo una breve pausa, se ruborizó levemente y acercó su rostro al del muchacho hasta que sus labios quedaron pegados a una oreja del chico —La noche de bodas— susurró en un tono imperceptible salvo a muy cortas distancias. Un escalofrío recorrió al trajeado joven y ella volvió a la distancia prudencial que habían tenido hasta ahora. El rubor de las mejillas de ambos creció considerablemente y a la par. Sin duda se habían entendido.

—Mierda, ¿Cómo pude pasar por alto algo así?— gruñó entre enfadado y confuso.

—Seguro que tratan de envenenarnos— dijo ella.

—Pero de mala manera— añadió rabioso y completamente rojo de vergüenza

—Utilizarán…— le costaba decirlo, solo de pensar en cómo podría acabar la cosa si de verdad su familia les hacía algo así estaba a punto de costarle un derrame nasal a lo viejo verde. —Afrodisíacos— consiguió decir disgustado.

Se hizo el silencio. Ambos seguían mirándose fijamente a los ojos sin poder evitar como reacción a esa conversación el fuerte rubor de sus mejillas. Si bien había buen rollo y afinidad entre ellos, su relación seguía algo estancada. Habían comenzado a tener algo más de contacto físico pero ni tan siquiera habían llegado a darse un casto y puro beso. Si tomarse las manos ya era una tarea que les hacía reunir todo el valor habido y por haber en sus seres, ser más fuertes que sus temores y debilidades, como para hablar de tener relaciones íntimas.

Definitivamente era muy pronto en ese sentido para casarlos, a pesar de que los padres de ambos creían que solo les faltaba este empujón para que comenzasen a soltarse más en la relación, esperaban que obligarles a hacer cosas juntos como marido y mujer les uniera más y la relación comenzase a marchar viento en popa. ¿Y si estaban en lo cierto? Solamente atisbando pequeñas dudas acerca de ello los dos jóvenes quedaban totalmente desencajados. ¿Era posible hacerle el amor a una persona que no amas? ¿Y si la amas pero ella no lo sabe o no te corresponde? ¡En cualquier caso, esta boda era una locura!

Como era costumbre desde que se hizo oficial su estado como prometidos, la torpeza e inseguridad tomaron la palabra en el joven de la trenza.

—No es que yo quiera…— tartamudeó antes de seguir —Ya sabes, hacerte…— ella frunció de sopetón el ceño ante las palabras y reacia reacción del chico. Tal vez él no sentía ese tipo de atracción por ella. La sensación de decepción y disgusto que la llenó al pensar esto fue tan grande que tomó más distancia alejándose unos metros más de su prometido.

No midió bien, definitivamente un traje de boda occidental con una larga cola blanca era un peligroso enemigo si la torpeza es uno de tus aliados. Trastabilló hacia atrás pero no cayó al suelo, el chico se adelantó ágil haciendo gala de sus envidiables reflejos de artista marcial y agarró con seguridad las muñecas de la chica evitando un culetazo de esta contra el suelo de la habitación.

A pesar del gesto amable de su prometido, la muchacha le mandó una mirada asesina y en cuanto recuperó el equilibrio movió bruscamente las manos para zafarse del agarre de muñecas que había evitado su caída.

A Ranma no le gustó nada esa reacción y su comentario dañino no se hizo esperar más. Se cruzó de brazos y apartando la mirada con aires de grandeza espetó —Además de sumamente torpe, desagradecida—

Ese desafortunado comentario terminó de ofender a la chica de cortos cabellos —Imbécil— dijo alzando varios tonos la voz, a solo un paso de convertir su insulto en un grito.

Volvió a mirarle con instintos homicidas y el despecho atacó en su nombre haciéndola sacar estas palabras por su boca —Ni se te ocurra pensar que va a ocurrir algo de eso entre nosotros dos— dijo tajante.

—Como se te ocurra pon…— antes de que ella terminase su frase, él con el pecho hinchado por el orgullo y la prepotencia cortó con mala educación y modales lo que estaba diciendo la chica —No me interesa en absoluto tener nada con una marimacho poco femenina como tú— mintió convincente, al menos a su prometida le pareció totalmente convencido de lo que decía.

Ella bramó furiosa, preparó una de sus manos para soltarle una fuerte bofetada y justo cuando la palma de su mano estuvo a milímetros de impactar sobre el rostro del chico una de las manos de éste la agarró del brazo con la fuerza suficiente para frenar el bofetón.

No consiguió alcanzarle y eso la enrabietó todavía más, el estúpido de su prometido se había vuelto a reír de ella y la había insultado. No permitiría que se fuese de rositas como si no hubiera dicho nada. Forcejeó inútilmente tratando de terminar el recorrido para llegar a golpearle el rostro, pero fue inútil. La fuerza que él ejercía sobre su brazo impedía que lo moviese, aunque no pretendía hacerla daño, pues tampoco estaba haciendo mucho esfuerzo para mantenerla a raya.

Ella estaba que echaba chispas, se sentía todavía más insultada con este acto que solo con sus previas palabras.

Él aparentemente calmado acercó unos pocos centímetros su rostro al de ella para mirarla firmemente a los ojos. Sus penetrantes y apaciguados ojos azules hicieron que un escalofrío recorriese el cuerpo de Akane.

—Tonta— dijo trazando una jocosa sonrisa.

Ella frunció el ceño mientras el muchacho se acercaba cada vez más peligrosamente a su rostro, tanto que sus labios quedaron a escasos centímetros y ambos podían sentir los cálidos fogonazos de los suspiros de la boca de aquella persona que tenían enfrente.

¿Cuándo se había vuelto así de atrevido su prometido? ¿Y la vergüenza que siempre lo arrastraba? Ante tan inesperada situación su reacción fue mover de forma ágil la mano que tenía libre para propinarle con esta el bofetón que no pudo con la que Ranma había apresado e inmovilizado.

Él volvió a ser más rápido que ella y también capturó su otra mano por la muñeca antes de que pudiera siquiera acercarla a su rostro. Su sonrisa se volvió triunfal. La hizo desplazarse andando de espaldas lentamente hasta que su espalda quedó contra la pared opuesta al lugar donde quedaba la cama.

—Si quisiera, podría hacértelo ya mismo— afirmó sin dejar de sonreír.

Maldito pervertido, si pensaba que ella cedería a su fuerza bruta estaba bien equivocado. La mirada de la muchacha estaba cargada de rabia, impotencia y desafío. No se dejaría achantar por la fuerza del cuerpo de un hombre. ¿Qué se había creído, creía poder abusar físicamente de ella por su fuerza? Jamás.

Aguantaron así unos segundos hasta que él aflojó la sujeción sobre el brazo y la muñeca de su prometida y seguidamente se dejó caer sobre el suelo entre sonoras carcajadas. Estaba llorando de la risa, no podía contenerse. Tuvo que agarrarse la zona de la tripa para evitar sentir dolor de tanto reír. Ella perdió la mirada retadora pero su enfado aumentó si es que podía en lugar de disminuir.

—¿Qué carajo crees que haces?— inquirió en un tono de voz que acobardaría al más poderoso y temible de los guerreros —¿Tú crees que es gracioso estamparme contra una pared haciendo uso de la fuerza mientras insinúas que podrías hacerme…— tartamudeó al pensar las intenciones que podía haber tenido —¡Maldito idiota!— gritó al haberse desconcentrado perdiendo así el hilo a la frase que estaba construyendo para regañarle.

El chico de la trenza y blanco esmoquin de boda seguía tirado por los suelos retorciéndose, casi se podría decir que estaba muriendo de un ataque de risa.

A ella no le hacía ni pizca de gracia la situación que acababan de vivir, se había sentido atrapadal. Por unos minutos había creído dejar de conocer aquel con el que en unas horas contraería matrimonio, tal vez con una leve sensación de miedo, pero en cierto modo quedó tranquilizada al ver que seguía tratándose del infantil carácter del chico. Hablando mal y pronto; era un puto payaso.

Un golpeteo en la puerta de la habitación de Akane sacó de la cómica, al menos para él, situación que estaba viviendo la pareja. Ambos miraron hacia la puerta ya algo más calmados mentalmente pero con sus corazones algo acelerados. Ella por la inquietud generada por la situación vivida y él porque llevaba rato tirado por los suelos riendo sin control alguno.

—Muchachos, id terminando lo que sea que estéis haciendo que por las risas de Ranma parece tan divertido. En unos minutos comenzamos con la ceremonia— dijo desde el otro lado de la puerta la voz de la mediana de las hermanas Tendo.

Otra voz femenina sonó también desde el lado de la puerta donde Nabiki se encontraba —Recordad que todavía no estáis casados— mencionó la mayor de las hermanas en un intento por evitar cualquier acto que a sus ojos no era decente antes del matrimonio.

Akane alzó la voz rápidamente algo nerviosa ante las insinuaciones de sus hermanas —Enseguida salimos. Tranquila Kasumi, todo va bien— terminó aclarando para evitar comentarios fuera de lugar por parte de su otra hermana cuyo pasatiempo favorito parecía ser hacer pasar vergüenza a la joven pareja.

Cuando escucharon los pasos distantes alejándose de aquellos que les habían sacado de aquel extraño y privado momento de broma, Akane volvió a mirarle con auténticas ganas de estrangularle. Él se levantó del suelo regalándole una tierna y cariñosa sonrisa. Ella tragó saliva y ablandó aquella feroz mirada que le estaba echando.

—Eres un completo imbécil y un maldito pervertido— el chico subió los hombros y ladeó levemente la cabeza dándole la razón aparentemente.

—Esto confirma mis sospechas— Akane arqueó la ceja solicitando así que continuase aquella frase. —Eres tonta, totalmente tonta— afirmó el muchacho como aquel que hace un descubrimiento sublime y útil para la humanidad y que quedará grabado para la posteridad en la historia.

Ella puso cara de pocos amigos y tomó a su prometido violentamente del cuello de aquella oscura camisa que llevaba bajo el esmoquin. Sonrió y se sonrojó a pesar de que el gesto de Akane avisaba de que pronto un puño le impactaría derecho en la mandíbula.

—Si no tengo el valor para robarte un beso o decirte lo que siento sin desdecirme después, ¿Me creerías capaz de mostrarte sin morir de vergüenza, totalmente decidido mis deseos más impuros en relación a tu persona?— el puñetazo de su prometida nunca llegó, en su lugar le soltó del agarre al cuello de la camisa. Se sonrojó furiosamente tratando de asimilar y comprender las palabras del chico.

Ranma miró al suelo y se acercó silencioso y tímidamente hacia ella, la abrazó con firmeza y Akane recostó la cabeza sobre su hombro. Era un punto y final a una estúpida discusión surgida de una broma mal llevada y entendida; culpa de ambos. Estaban reconciliándose, sin duda esta era su forma de reconciliarse.

Tras varios minutos abrazados y varios intentos de entablar conversación, Ranma tragó saliva una última vez.

—Creo que deberíamos ir saliendo, nos están esperando— ella movió la cabeza de arriba a abajo en señal de afirmación pero no se separó lo más mínimo de él.

—Yo creo que deberíamos ensayar el beso antes de bajar…— soltó directamente y sin venir a cuento la chica. Al menos él no se lo esperaba.

Si no lo remediaban, el beso en la ceremonia de su boda sería su primer beso y además delante de un montón de testigos. No querían que fuese así. Su primer beso debería ser algo único entre ellos, un recuerdo especial y privado, no compartirían con nadie más algo así.

A Ranma casi se le sale el corazón del pecho, latía desbocado, sus pulsaciones aumentaron de manera exagerada. Su prometida estaba pidiéndole que la besara, ahora. No lo había entendido mal, ella quería recordar aquello como algo íntimo. Tragó con dificultad y asintió con la cabeza.

—Si estás segura y no te molesta…— desvió la mirada al techo sin romper el abrazo —Yo también quiero que nuestro primer beso sea algo solo nuestro— ambos se ruborizaron y se separaron levemente para contemplarse el rostro y la mirada el uno al otro.

Estaba claro, darían aquel nuevo paso allí; solos, con ellos mismos como únicos espectadores y testigos de su primer beso. Querían privacidad para ello.

Ranma tomó con delicadeza el rostro de Akane con una de sus manos, sonrió tímido y ruborizado. La reacción de ella fue la misma, le devolvió la tímida sonrisa a la vez que sus mejillas se teñían de rojo. Rodó los ojos hacia un lado para esquivar así la mirada del chico, estaba realmente nerviosa y mantener la mirada fija en aquellos azulados ojos que la atravesaran tímidos pero completamente decididos solo la hacía sentir todavía más inquieta.

Cerró poco a poco los ojos y ladeó levemente su rostro dejándose arrastrar por la mano del muchacho, siguiendo el camino hasta acortar a cero la distancia que separaba sus bocas. Definitivamente sus labios entraron en contacto como si de una leve caricia se tratase, lenta y delicadamente...


¡Hola a todos, muchachos! Tanto si os suena mi seudónimo como si no, seguro que ver mi faceta como "escritora" os ha parecido raro.

Como obviamente no me dedico a esto no sabréis nada sobre mi persona, si os interesa conocerme algo más, tan solo buscad mi nickname en google.

Si os vale con saber lo justo y necesario os diré que soy una madrileña de 26 años fan del manga y el anime (especialmente de los 80) y los videojuegos. Soy y siempre fui, Ranmaniaka.

Para este fic, el primero que publico tras más de diez años sin decidirme a escribir de nuevo, os traeré escenas y momentos personales entre la pareja estrella de la obra de Rumiko Takahashi. Esto quiere decir que de un capítulo a otro puede haber pasado un breve periodo de tiempo, algo de tiempo o mucho tiempo. También implica que algunos capítulos podrán ser bastante cortos en comparación con otros que podrán extenderse bastante o incluso dividiese en varios si lo considero necesario.

No será un fic con contenido adulto explícito porque no lo considero necesario para tratar de plasmar las ideas que tengo en mente. No obstante siento decir a los más puritanos que efectivamente tendrá lenguaje y escenas no aptas para niños. Hasta que no haya escrito el contenido de más capítulos, no podré valorar la verdadera categorización del fic.

En cuanto a fechas de actualización del fic, debo decir que a pesar de ser una persona ordenada en cuanto a horarios se dice, no puedo concretar fechas, pues suelo tener poco tiempo generalmente. No obstante me he propuesto comenzar y terminar un fic esta vez ya que en mi juventud cuando traté escribir nunca conseguí redactar más de tres capítulos de una misma historia por falta de hábitos y perseverancia. Así que si tardo en actualizar no os preocupéis, tarde o temprano llegará un capítulo más.

Finalmente he de confesar que esto lo he escrito todo desde el móvil y me temo que todos y cada uno de los capítulos de este fanfiction serán elaborados del mismo modo, no tengo tiempo material en mi vida para hacerlo desde un PC. Básicamente escribo en los ratos previos a caer en brazos de Morfeo y en mis aburridos viajes en transporte público.

Disculpad pues si hay algún fallo en la redacción a pesar de las múltiples revisiones que suelo hacer cuando escribo. Espero que el autocompletar o el autocorrector no me jueguen malas pasadas, los tengo deshabilitados pero les temo más que al diablo.

Tras muchos años sin escribir nada y teniendo un pasado en el que escribía en plan "La xika tiro de la cuerda porke keria uir" creo que no he comenzado con mal nivel. Aunque sé que tengo un largo camino por recorrer.

Espero con ansias vuestros comentarios para poder pulir poco a poco mi técnica. Definitivamente me encantaría mejorar, y la mejor forma de hacerlo es practicando y recibiendo críticas constructivas.

Mil gracias por leerme, pronto más y mejor.

Un abrazo.