Ya habían pasado 4 años desde aquel día en que Ranma y su padre habían llegado a la casa de la familia Tendo con el objetivo de cumplir el compromiso que Soun y Genma habían acordado en sus días de entrenamiento con el anciano maestro Happosai. Al principio las cosas habían ido realmente mal: Ranma era arrogante y no tenía ningún tacto para decirle las cosas a Akane mientras que el carácter indomable de la joven Tendo hacia que siempre hubiera una disputa entre ella y su prometido. Incluso hubo momentos en que Ranma estuvo más cerca de Kasumi o de Nabiki pero no había pasado a mayores. Poco a poco la relación entre Ranma y Akane se había estabilizado, ambos perdían el miedo a expresar los sentimientos que tenían hasta llegar al momento en que defendían abiertamente su compromiso. Eran incontables las veces que Ranma había lidiado con Shampoo, con Ukyo e incluso con Kodachi para que se dieran cuenta que el deseaba mantenerse al lado de Akane mientras que ella había tratado en las mismas circunstancias con Ryoga y Kuno. Habían sido también 4 años en los que Ranma había entrenado casi sin descanso y a esas alturas ya había superado a su padre y a su futuro suegro e incluso había logrado derrotar a Happosai aunque fuera distrayéndolo con ropa interior. Y ahora estaba ahí, en ese lugar a las afueras de la ciudad. La alta hierba se mecía con el viento a la altura de sus tobillos al igual que su inconfundible trenza. Una media sonrisa estaba en sus labios mientras por momentos miraba a uno y otro lado sin dejar de tener los brazos cruzados. Eran casi las 6 de la tarde aunque el ocaso era gris debido a las nubes que cubrían el cielo en ese momento. Ranma al fin cedió al aburrimiento y se sentó en una roca poniendo su cabeza en sus manos. Era típico de Ryoga poner una fecha y llegar días después pero ese mensaje que había recibido lo había fastidiado tanto que había salido de casa para esperarlo desde la fecha especificada en esa hoja de papel. Aún faltaba 1 hora para que llegara ese momento pero Ranma tenía dudas sobre si había hecho lo correcto al llegar con anticipación.

—Ranma, oye Ranma...¡Ranma, Despierta de una maldita vez!—

Ranma sólo había tenido tiempo de abrir los ojos y ver una mancha borrosa de color carmín acercándose a su cara. De inmediato rodó sobre si mismo y apoyando sus manos en el suelo dio un salto hacia atrás. Tuvo que cubrir su cara con sus brazos mientras el fuerte ruido lastimaba sus oídos y los trozos de roca le hacían algunas heridas leves. Después de que se disipara el polvo Ranma se dio cuenta que Ryoga había destruido esa roca con su sombrilla y que lo miraba con la misma expresión que tenía cuando admitía querer matarlo culpándolo de su maldicion. Ranma se puso en la posición adecuada para atacar o defender viendo fijamente al chico de los sobresalientes colmillos.

—Vaya Ryoga, me sorprende que por una vez llegarás a tiempo, ya me estaba aburriendo—

—Callate Ranma, ¿Leiste el mensaje que te envíe? ¡Responde!—

—Por supuesto que lo lei si no no estuviera aquí, bobo—

—¡Pues entonces dejemos de hablar y vamos a pelear de una vez por Akane!—

Eso de verdad tocó algo en el interior de Ranma que lo puso furioso. El y Akane ya habían compartido demasiados momentos juntos, se habían protegido mutuamente y aunque no era su fuerte de vez en cuando tenían gestos lindos entre ellos, por ejemplo en navidad Ranma le regalaba a Akane lo que ella más quería: Un oso de peluche enorme el año pasado además de un estuche de maquillaje que ella usaba en ocasiones especiales y la hacia lucir linda en verdad. Aparte de eso Ranma pedía ayuda a las hermanas de Akane para adivinar que darle a su prometida cada navidad. Además en una ocasión al estar peleando con el maestro Happosai por toda la casa habían terminado en la habitación de Akane que en ese momento se encontraba vacía. El octogenario lo empujó y un cuaderno de Akane cayó abierto sobre el piso. En el había un dibujo que hizo que Ranma mandara a volar al anciano de una patada por la ventana. Tímidamente y asegurándose que Akane no estuviera cerca Ranma se sentó en la cama para ver mejor el dibujo. Obviamente era de Akane, nadie más dibujaba personas tan desproporcionadas pero lo importante era que en esa hoja había una familia dibujada. Eran una mujer, un hombre y un niño. A pesar de la mala técnica del dibujo Ranma se dio cuenta que se trataba de el y Akane. Se sonrojo cuando miro al niño que también estaba en el dibujo. Así que Akane soñaba con tener un hijo algún día. Ranma se levantó y puso el cuaderno cerrado en el escritorio para luego saltar por la ventana justo antes de que Akane abriera la puerta. Ese era sólo uno de los lindos recuerdos que lo unían a Akane y ahora este tipo estaba frente a el creyendo que iba a sustituir todo lo que Akane y el habían pasado y tomaría su lugar sólo con derrotarlo en una pelea.

—Ya deja de pensar y tengamos nuestra pelea Ranma—

—Esta bien, terminemos con esto de una vez—

Ranma miro al cielo que amenazaba con una lluvia inminente y corrió hacia Ryoga un par de metros para luego saltar y ejecutar una potente patada con su pierna izquierda. Ryoga intento cubrirse con su sombrilla pero la fuerza de la patada la arrancó de sus manos y la dejo a varios metros de distancia. Ryoga supo que tenía que reaccionar y usando sólo uno de sus dedos comenzó a atacar a Ranma a una velocidad de vértigo. Ranma reconoció que era la tecnica que su oponente había aprendido con la abuela de Shampoo y que un sólo toque sería desastroso. Esquivaba los ataques mientras retrocedía y esperaba el momento justo para acabar el duelo de un golpe. Poco a poco los ataques eran más lentos y Ryoga empezaba a perder el aliento. Al parecer el camino desde donde se encontraba al punto del encuentro había deteriorado su energía. Ranma hizo que los músculos de su brazo se tensaran al máximo y se disponía a hacer explotar su puño en la cara de Ryoga cuando un ataque que no esperaba le dio en el hombro izquierdo. Ranma experimentó demasiado dolor al sentir como los huesos de esa área se dividían en varios fragmentos y sus pies no le respondieron por un instante debido al shock. Lanzo su golpe con todas sus fuerzas pero este paso a un lado de la cabeza de Ryoga ya que cerro un ojo por reflejo del dolor.

—¡Perdiste Ranma!—

Ryoga se movió usando el resto de su energía para acabar a Ranma. Movió su brazo hacia atrás y lo descargó con fuerza en la cara de Ranma. Disfrutó la sensación de victoria por un sólo instante ya que la falta de equilibrio de Ranma hizo que ese golpe lo derribara. Casi fue en cámara lenta que Ryoga lo vio caer al suelo y golpear su cabeza en una piedra medio oculta entre la hierba. Intentó detenerlo antes del golpe pero la pelea lo había debilitado y sus piernas no respondieron. Vio con angustia que Ranma quedaba inmóvil y como pudo se acercó a el. Lo levantó con cuidado deseando que no hubiera sido algo grave pero todo se puso peor cuando sintió esa humedad viscosa en su mano que sostenía la cabeza de Ranma. El líquido rojo emanó de entre sus dedos cayendo en finos hilos al suelo.

—Ranma, ¿Ranma? Despierta Ranma, la pelea término, reacciona—

No hubo señal alguna de que Ranma estuviera al menos consciente. Ryoga sintió una gota de lluvia en su frente. Luego otra y una más y se levantó sacando fuerza de la culpa que sentía. Cargo a Ranma en sus brazos y empezó a correr para llevarlo a la casa de los Tendo antes de que lloviera. Todo había salido mal, se suponía que vencía a Ranma y luego se quedaba con Akane. En ningún momento había pensado que acabaría corriendo con Ranma en ese estado. Ese golpe mal dado en el peor momento había arruinado todo. Tal vez era por la creciente desesperación pero Ryoga estaba yendo por las calles correctas en dirección a la casa de Akane.

Akane estaba terminando de preparar la cena con Kasumi. Ya sabía que Ranma evitaría comer lo que ella había preparado pero aunque tuviera que ser por la fuerza Ranma iba a comer el platillo preparado por ella. Akane estaba pensando en eso cuando un tazón de cristal cayó de sus manos y se hizo mil pedazos en el piso. Justo en ese momento sintió como si una mano helada apretara su corazón y llevó sus manos a su pecho. Kasumi reaccionó de inmediato y se acercó a su hermana preocupada de que se hubiera cortado con el recipiente roto.

—¿Estas bien Akane? ¿Se te resbaló el tazón?—

La preocupación en el rostro de Kasumi se hizo más notoria al ver a Akane con las manos en su pecho y a punto de llorar.

—Algo pasó Kasumi, no se que pero estoy segura que algo le pasó a Ranma—

Justo en ese momento escucharon como tocaban la puerta de su casa con tanta insistencia que parecía como si quisieran derribarla.