CAPÍTULO 1
En una urbanización del centro...
-Mira mamá, los vecinos están quitado el cartel de "Se Alquila" - despegándose de la mirilla y entrando en la cocina donde una mujer morena tomaba su café matutino.
-Sí, que raro, supongo que nuestros ex-vecinos ya han encontrado a alguien decente y apto a los que alquilarlos el piso.
-¿Cómo serán? Quizás tengan un hijo de mi edad.
-Supongo que será un matrimonio joven, bien posicionado, y si, quizás tengan hijos.
-Que emoción, podíamos ir a darles la bienvenida cuando vuelva del colegio.
-Henry no seas precipitado, lo de llamar a la puerta y llevar una tarta para presentarnos sólo se hace en las películas. Si aun no conocemos ni a la mitad de vecinos y llevamos aquí diez años.
-Pero podías hacer una de tus tartas de manzana, seguro que les encanta. Y no son cualquier vecino, son los de enfrente. ¿Cuando vayamos de vacaciones, quién nos regará las plantas?
-No seas pesado. Ya nos les encontraremos en el pasillo, o en el ascensor y nos presentaremos. Y ahora lávate los dientes que llegamos tarde, tú al colegio y yo al bufete.
16 horas más tarde...
-Mamá, no puedo dormir.
-Ya lo sé hijo - levantando la vista de su libro y mirando a su hijo que que apoyado en la puerta de su habitación.
-¿Quieres dormir conmigo?
-Da igual, voy a seguir oyendo los ruidos.
-Está claro que no son un matrimonio, formal, dudo que sean un matrimonio. Nos han metido a vivir enfrente al demonio personificado.
-¿Y si vas a decirles que bajen la música?
-No van a hacerme caso, sólo conseguiré que la suban de volumen, esta gente funciona así.
-Mamá, eres abogada, algo podrás hacer.
-Aun no son las 12 de la noche. Pueden tener la música tan alta, por ahora. Como en vente minutos no cese...
-Sólo entra gente y más gente, ¿no oyes los ruidos en el pasillo?
-Ya lo sé Henry, no se que clase de secta tendremos en frente, pero me da igual. Tienes razón, voy a hacer algo ahora mismo.
-¿Vas a ir a hablar con ellos?
-¡No! No van a atender a razones, voy llamar a la policía
-Mamá, quizás sea buena gente, ve a hablar con ellos primero. Si no vamos a caerles mal, y sólo llevan un día aquí.
-Ve a tu cuarto, voy a hablar con los vecinos - acompañando a su hijo a su habitación, y poniéndose una bata encima de su camisón, cogiendo las llaves de casa y saliendo al pasillo.
El pasillo completamente vacío, parece que había dejado de entrar gente. El ruido era mas persistente, fuera lo que fuese lo que tenían puesto, no podía calificarse de música. Tras dos intentos fallidos de llamar al timbre y esperar que alguien saliese a contestar, se dio cuenta de que la puerta estaba medio abierta. Ya que estaba ahí, enfrente, parada, Regina se decidió a entrar. No podía creérselo, era una fiesta. El humo del tabaco se mezclaba con los gritos que el ruido que emanaba el equipo de música solapaban. Pero cuando Regina llegó a lo que imaginaba era el salón, unas quince personas ni se percataron de su existencia. La mesa del fondo apenas era visible por la cantidad de botellas de licores que tenía en medio. A un lado, lo que parecía un sofá, estaba algo ocupado por una pareja. En medio del suelo, unos cuatro jóvenes fumaban en lo que Regina creía que se llamaba "cachimba" y al lado el resto de jóvenes se magreaba al ritmo de la música.
-Hola, ¿quería algo? - tocándole por detrás en el hombro una joven de pelo caoba que no parecía estar unida a la fiesta por su vestuario mas apto de dormir.
-Hola - gritando - ¿qué dice? ¡No le oigo señorita!
-Venga conmigo - haciéndole un gesto para que le siguiese.
-¿Es usted la nueva inquilina? - entrando tras la joven en lo que parecía ser su habitación.
-Sí, soy Belle French, una de las tres nuevas vecinas. Imagino que usted es nuestra vecina de enfrente.
-Regina Mills - alargando la mano a la tal Belle.
-Siento el ruido que estamos causando. Pero verá, mañana empezamos la universidad, somos nuevas en la ciudad y mis compañeras de piso querían dar una fiesta para inaugurar el piso. Pero se les está yendo de las manos.
-Es que no son horas, dígale a sus compañeras que o paran esta fiesta o me veré obligada a llamar a la policía, tengo un hijo que mañana tiene que madrugar para ir a clase.
-Sí, lo se, le entiendo Sra. Mills. Si por mi fuera no hubiese fiesta, no consigo concentrarme para leer ni con tapones.
-Esta bien. Dígame quienes de toda esa jarcha son sus compañeras de piso, y yo les diré que corten la fiesta pero ya.
-Pues por lo que he visto antes cuando la he encontrado en el pasillo, Ruby estaba algo ocupada con un joven que desconozco, en el sofá, y en cuanto a Emma, ni la he visto. Estará con algún otro chico en su cuarto.
-Me da igual, si es tan amable señorita, acompáñeme y dígame quien es esa tal Ruby que si estaba en el escenario de la fiesta.
-Claro, venga por aquí - llevando de vuelta a Regina a la fiesta - Perdona, ¿Ruby? - dando unas palmaditas en la espalda a la joven de pelo negro que se mantenía ocupada metiéndole la lengua a un joven.
-¡Belle, no me interrumpas! ¿ Qué coño pasa?
-Esta es nuestra vecina.
-Regina Mills, mucho gusto - alargando la mano.
-Ah, la vecina, encantada, bueno ahí tiene las copas, sírvase, y ¡páselo bien! - sonriendo a Regina mientras continuaba besando al chico.
-Pero... - sin palabras por la indignación.
-Déjelo, es inútil. Ya acabo yo la fiesta - acercándose al equipo de música y apagándolo de golpe. A la vez que apagaba las luces de discoteca y encendía la luz normal - ¡La fiesta ha acabado! Por favor, vayan desalojando - provocando escaso éxito entre la muchedumbre que tras propiciar algún que otro insulto a la chica siguieron con sus quehaceres, encendiendo de nuevo la música.
PUM
-La dueña del piso ha dicho que ha su casa todos, si es que tenéis alguna, ¡LARGO DE AQUÍ YA! - soltando la botella partida que acababa de romper contra la mesa para llamar la atención a los fiesteros. Esta vez a diferencia de a Belle, todos hicieron caso y fueron saliendo entre palabrotas.
-Belle, la vecina es una corta rollos - cogiendo Ruby del cuello de la camisa al chico con el que estaba besándose y encerrándose en su habitación.
-Estoy impresionada, ha echado a todos en un minuto. En fin, esto parece el basurero, me temo que seré yo quien lo recoja mañana. Le acompaño a la puerta Sra. Mills. y otra vez disculpe las molestias.
-No pasa nada Belle, y puede tutearme. Es usted muy responsable para su edad, a diferencia de sus compañeras - siguiendo a la joven a la puerta de forma educada cuando...
-¿Qué coño pasa aquí?
