Te pasas las horas muertas frente al espejo del baño y cuando te llaman presumido/a respondes que intentas verte conduciendo un Ferrari.

Le robas el loro a tu vecino e intentas amaestrarlo para que te envíe el correo, pero lo único que consigues es que te insulte.

Insistes en beber siempre de la misma botella, no fuera a darse el caso de que te hayan puesto veneno en la bebida.

Cuando ves a tus amigos y familiares les preguntas cosas personales por si algún mortífago les hubiera suplantado.

Al leerle cuentos a tus primos pequeños cuentas la historia así: "y la madrastra de Blacanieves, que era una Slytherin e iba a tomar el té con Bellatrix Lestrange…" o "y entonces, ante la mirada de Caperucita, el hombre lobo se convirtió en un hombre. Y es que la luna llena era sustituida por el sol…".

Consigues que te prohíban la entrada al banco, dada tu insistencia en que te canjeen tu dinero muggle por Galeones, Knuts y Sickles.

Coges un bolígrafo o un lápiz y te pones a gritar todos los encantamientos que conoces. Y cuando no pasa nada crees que tu "varita" se ha estropeado.

Tu madre se sorprende de que tú quieras barrer la casa, y es que aprovechas para subirte sobre ella y gritar "¡arriba!".

Te has estampado contra todos los muros de la estación de tren y has recorrido incansablemente los bares más mugrientos de tu ciudad, apretando distintos puntos en la pared con un lápiz para poder ir al Callejón Diagón.

Enciendes un fuego y pasas horas mirándolo fijamente, esperando que algún mago se comunique contigo. Como eso no pasa, metes tú la cabeza dentro y acabas hospitalizado.

Vas por la calle con la mano "con la que usas la varita" levantada, por si pasara en ese momento el Night Bus.

Te paras a hablar con todos los animales que te encuentras por si fueran animagos transformados.

Cuando sabes que alguien va a cumplir once años, le sigues toda la semana, por si recibiera una carta de Hogwarts.

Ahorras para poder irte a Londres y colarte en la estación de King Cross.

Vas por la calle gritando "Voldemort" para ver si alguien reaccionara y tú pudieras identificarlo como brujo.

Vas al bar y pides Cerveza de Mantequilla.

Pides a tu madre que, cuando haga la compra, te traiga escarabajos machacados, bilis de armadillo y raíz de jengibre para preparar una poción Agudizadora de Ingenio, que te sirva en el próximo examen.

Coges prestado el diario a tu hermana e intentas meterte de cabeza en él. Aunque primero se lo emborronaste todo con tinta.

Miras las cicatrices de tus amigos con una lupa, por si tuvieran un plano del metro.

Te pones el sombrero viejo de tu abuela y escuchas con atención a ver si hablara.

Tocas todas las latas que encuentras por la calle, por si fueran un traslador.

Rompes cosas a propósito, coges el lápiz y gritas "Reparo". Tu madre te castiga sin paga por haberle roto un jarrón.