Desclaimer:Katekyo Hitman Reborn! No me pertenece, es pertenencia de su respectiva autora, Akira Amano.
Advertencias:Universo Alternativo (AU). Si no quedo claro, este fic es Yaoi, pareja principal, 5927 (seeee Yunmoon ha decidido darle diabetes a todos los que lean esta fic!) con roces 1827 (Muchos roces XD).
Duración del fic: 7 capítulos. Como el fic es corto la trama será ligera.
Este fic va dedicado especialmente a: "CielHibird29" una de las ganadoras de la preguna concurso de "Unlimited". Mi primer y tal vez único5927 que escriba. Realmente Yunmoon se inspiro y gracias a ello le fue posible crear este fic.
Yunmoon Projects
Presenta:
Borderline
Capitulo 1 – No juzgues a un libro por su portada.
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No es que lo juzgara, pero bueno, eran demasiados rumores como para tomarlos a la ligera. Gokudera había escuchado mucho sobre ese chico, tantos rumores que no podía simplemente ignorarlos.
'Dame-Tsuna', como le llamaban todos los idiotas de su grupo, tenía un nombre realmente peculiar, Tsunayoshi, era un nombre demasiado bueno como para el chiquillo menudo y debilucho. Era llamado inútil y bueno para nada, sabía que ese niño se llevaba con pocos y que esos pocos decían que lo único bueno que tenía era su amabilidad y sonrisas de niña avergonzada. Gokudera había tenido la fortuna de no topárselo y eso que ambos iban en el mismo grupo.
Realmente tenía poca paciencia, así que agradecía de sobre manera el hecho de no haberse encontrado con ese niño, después de todo la descripción que tenía de él sonaba a que no podría resistir a golpearlo, seguro era un niño extremadamente desesperante.
Ciertamente era un chico que podría juzgarse como lindo, era bajo, delgado, de ojos grandes de color marrón al igual que su cabello, el cual era largo y casi siempre estaba despeinado, era demasiado lindo, para ser un chico, esa era la verdad. Pero a Gokudera no le interesaba, en lo más mínimo.
Esa era la verdad de Gokudera, sabía que lo juzgaba, pero eran demasiados rumores como para ignorarlos.
Las clases habían terminado hace media hora, pero Gokudera deseaba ir a la sala de música, el piano era bueno, no mejor que el de su casa, pero era lo suficientemente bueno como para tocarlo, además que él pertenecía al club de música de su escuela, así que tenía el derecho de tocar ese piano a la hora que se le diera la gana.
Paro de golpe cuando vio a ese pequeño bueno para nada frente al salón de música. Frunció el ceño, realmente desesperado con solo verlo. Volvió a tomar el paso y camino, paso de largo a Tsunayoshi y saco una llave de su bolsillo y justo en ese momento el niño tiro levemente de su ropa.
Joder, y pensaba que no le iba a hacer caso por la cara de mala leche que llevaba.
-Ahm… Gokudera-kun…-.
Dijo bajito y nerviosos, Gokudera resoplo y dio media vuelta, mirando al niño.
-¿Qué?-.
Tsuna pareció asustarse y retroceder un paso, junto los dedos y nerviosamente comenzó a moverlos, eso solo logro hacerlo enojar un poco más.
-Ahm… y-yo… quiero decir… Tú… po… yo…-.
Se veía tan tenso y nervioso que realmente hizo exasperar a Gokudera, el peliplata abrió el seguro de la puerta con la llave y la abrió, el menor de los dos agacho la cabeza, pensando que sería ignorado, no era nada nuevo, pero realmente deseaba que Gokudera le prestara atención el pedido que necesitaba hacerle.
-Pasa-.
Dijo simplemente el peliplata, el castaño sonrió en agradecimiento y entro al salón, a sus espaldas la puerta fue cerrada. Una vez dentro del salón de música Gokudera se sentó en el asiento que estaba frente al piano y lo miro, sus ojos verdes no pararon de observar a Tsuna en ningún momento.
-¿Qué quieres?-.
Tsuna trago saliva y tomando su bolso de su hombro lo abrió y comenzó a buscar algo, una vez encontró lo que deseaba se lo mostro a Gokudera, eran unas partituras con el titulo de una melodía: "Para Elisa".
-Yo… quiero… aprender a tocarla en piano… quiero… dedicárselo a un amigo… para su cumpleaños… ahm… ¿Podrías ayudarme, Gokudera-kun?-.
Gokudera miro la hoja y luego la arrebato de las temblorosas manos de Tsuna, ciertamente esa melodía era sencilla, para personas que llevaran aprendiendo a tocar piano al menos un mes, pero Tsuna era un inútil, dudaba de él.
-N-…-.
-¡Pagaré! ¡Pero por favor acepta!-.
Gokudera miro su determinación, y le pareció molesta. Frunció el ceño.
Al menos deseaba ver para quien estaría trabajando y para cuando quería interpretar esas notas.
-¿Para quién lo harás y cundo será?-.
Tsuna se puso nervioso, de nuevo y miro a Gokudera.
-Ahm… será para el cinco de mayo… y es para Hibari-san-.
Los ojos de Gokudera se ampliaron por la sorpresa.
Bueno, no era que el nombre de Hibari le diera temor como al resto de los estudiantes, era que le parecía extraño que Hibari, siendo lo que era, fuera amigo de ese inútil, frunció el ceño, le daba lo mismo y lo más importante era que tenía exactamente tres semanas para enseñarle.
Hmmm… ¿entonces ya había aceptado? Tal vez.
-¿Sabes tocar algo en piano?-.
Con nerviosismo Tsuna asintió con la cabeza.
-Bien… ¿qué sabes?-.
Tsuna movió los dedos nerviosamente.
-Puedo tocar… la melodía de la película "el cadáver de la novia"… ¿eso funciona?-.
Pues ciertamente funcionaba.
-Muéstramelo-.
Gokudera se levanto de la silla y el castaño se sentó en su lugar, suspiro unas tres veces y luego comenzó a interpretar la melodía.
Era torpe y se retrasaba un poco, pero era mejor de lo que pensaba, probablemente no sería tan difícil enseñarle. Con la mano detuvo los movimientos del menor y Tsuna se exalto y lo miro.
-Bien, me ha quedado claro, podemos hacer algo… pero si me haces enojar, me exasperas o me molestas todo se acabo, ¿entendido?-.
Tsuna sonrió, deslumbrante, ampliamente, era como si un sol brillara dentro del aula.
-¡Gracias Gokudera-kun!-.
Y así, el anonimato de Tsuna paro. Poco a poco comenzó a conocerlo, era torpe, era inútil y se distraía más que nadie que hubiera conocido antes, pero no era tan malo, al menos se notaba que realmente deseaba aprender.
Y así fue como comenzó a mirarlo más, Tsuna siempre estaba solo dentro del salón de clase, pocos chicos le hablaban bien, la mayoría solo se burlaban de él. Pero había algo que pocos notaban, había una clase a la cual Tsuna solo aparecía al principio y luego desaparecía, Deportes, Tsuna solo asistía al principio, dejaba que se burlaran de él y luego se marchaba, Gokudera no sabía a donde se largaba, así que decidió seguirlo.
Su sorpresa fue grande cuando notó que arriba de la bodega donde guardaban las coas de deporte, se encontraba el castaño junto con Hibari, el castaño sonreía alegre mientras hablaba de quien sabe que cosas, el pelinegro se limitaba a escucharlo con una sonrisa pequeña, tan pequeña que apenas y era perceptible.
Se veían muy unidos, más de lo que se hubiera imaginado.
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Ese día Tsuna sabía que iría a casa de Gokudera, era la primera vez que iría a casa de alguien, a parte de Hibari, así que estaba nervioso. Pero Gokudera había dicho que hoy tenía que llegar temprano a casa, así que transferirían sus lecciones haya.
Antes de marcharse corrió a la sala del comité de disciplina y una vez llego a su destino abrió la puerta.
-¡Hiba…!-.
Cerro la boca cuando notó que ahí dentro había varios chicos del comité, hizo una reverencia corta y salió rápido de ahí, Hibari le había dicho que no podía entrar si ahí estaban los integrantes del comité. Poco después los chicos salieron y Tsuna entro. Hibari lo miro de forma sería y le hizo un ademán de que se acercara, Tsuna sonrió y se acercó al pelinegro hasta que solo el escritorio los separaba.
-¿Qué pasa?-.
-Hoy no iré a casa, bueno, llegare tarde-.
-Hmmm… ¿Avisaste a Nana-san?-.
-Sí-.
-Bien, tampoco llegues tan tarde-.
-Claro… Ahm… ¿Puedo pasar a ver a Hibari-san antes de llegar a casa?-.
El pelinegro no hablo rápido, pero luego soltó un chasquido con la lengua.
-Has lo que quieras-.
Tsuna asintió y se marcho, se recargo contra la pared y soltó un suspiro.
Cuanto le gustaba.
Gokudera lo miro a la vuelta del pasillo, todo sonrojado y con una sonrisa idiota, frunció el ceño y le grito.
-¡Hey¡! Hora de irnos-.
Tsuna primero se sorprendió y luego volteo a verlo.
-Gokudera-kun… claro-.
El castaño le siguió el paso, el peliplata miro de reojo la puerta del comité de disciplina, por alguna extraña razón sentí que si en ese momento entraba ahí encontraría a Hibari Kyouya con una sonrisita, esas sonrisitas que le dirigía únicamente al castaño.
-Hey-.
Dijo una vez salieron de Namimori, Tsuna volteo a mirarlo y le sonrió.
-¿Sí?-.
-¿Eres gay?-.
Tsuna se detuvo y se sonrojo tanto que Gokudera no pudo evitar compararlo con un pulpo. Luego miro a Gokudera con los ojos brillosos.
-Y-yo… yo no…-.
Tsuna soltó un fuerte suspiro y tomando la mano del peliplata hecho a correr, se detuvieron en un callejón algo oscuro y luego lo miro a los ojos.
-No soy gay… ¿por qué me preguntas eso?-.
-Pareciera que te gusta Hibari-.
Fue directo, pero la verdad es que Gokudera no conocía la sutileza.
-Ahm… es que… a mi-i… a mi me gusta Hibari-san-.
Dijo entre titubeos, luego miro de forma nerviosa a Gokudera.
-N-no… me gustan los otros chico… ¡Soló me gusta Hibari-san! ¡Por favor no se lo digas a nadie!-.
Gokudera desvió la mirada y comenzó a caminar.
-No es de mi interés-.
Soltó con vaguedad, Tsuna sonrió, sentía que Gokudera no diría nada, realmente le dio mucha felicidad el hecho de que Gokudera no dijera nada.
Sentía que podía confiar en él.
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Los ojos de Tsuna se iluminaron cuando se dio cuenta que lo había conseguido. Tenía aún errores, pero eran mínimos, lo importante era el hecho de que lo había logrado.
Había tocado Claro de Luna y se escuchaba sorprendentemente bien, pese a esos pequeños errores.
Gokudera acepto, muy dentro de él, que lo había hecho bien, le sonrió de lado y Tsuna se sonrojo por la emoción, realmente lo había logrado.
Seguro que Hibari se pondría muy feliz.
-¡Gracias Gokudera-kun!-.
Gokudera no dijo nada, se limito a asentir y cerrar el piano de su casa, Tsuna se levanto de la silla y se estiro.
-¡Hibari-san seguro se pondrá contento! El dijo que no lo haría bien, aunque lo intentara-.
-¿Por qué?-.
Luego de preguntar se mordió la lengua, odiaba su curiosidad.
-Porque Hibari-san estuvo enseñándome antes, pero era tan malo que termino por darme tutoriales… pero no pude entenderlos, así que solo seguía los movimientos de las manos-.
Gokudera lo entendió, a él le costo mucho trabajo que Tsuna entendiera que era una clave de fa y porque se utilizaba en el piano, era lo básico, pero el castaño lo había comprendido con mucha lentitud. En fin, lo había conseguido y eso era lo único que le importaba.
-Realmente te lo agradezco mucho Gokudera-kun-.
Su sonrisa, por alguna razón, le hizo sonrojar, volteo la mirada, desviándola del menor.
-Como sea… es mejor que te vayas-.
-¡Es verdad! Nos vemos mañana, Gokudera-kun-.
Y se fue, el peliplata se sentó en la silla y se peino el cabello hacia atrás.
Algo, algo que no sabía como describirlo, le había molestado mucho de la conversación que había tenido con Tsunayoshi.
Saco una cajetilla de cigarrillos de su bolsillo y la abrió, metió el cigarrillo en su boca y comenzó a fumar, la primera vez que había conocido a Hibari fue cuando se fue a la azotea a fumar, el pelinegro le había dado unos buenos golpes y le había advertido algo de no fumar más dentro de la escuela, claro que a Gokudera le dio lo mismo y siguió fumando, por eso podía decir que había 'convivido' mucho con ese pelinegro.
Y sinceramente él y Tsuna no encajaban nada.
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Tsuna abrió la puerta con su propia llave, miro al interior y sonrió cuando vio a Hibari recostado en el sofá haciendo zapping, se lanzo sobre el chico y pego la mejilla en su pecho.
-¡Hibari-san!-.
El pelinegro continúo haciendo zapping, ignorando al chiquillo que se le había pegado y colgado en el cuerpo. Tsuna frunció un poco el ceño, pero no por ello se despego del cuerpo del mayor, le gustaba su calor y su olor.
-¿Qué estuviste haciendo hasta esta hora?-.
Dijo finalmente Hibari, bajando la mano que sostenía el mando de su televisor y mirando a Tsuna, el castaño se sonrojo un poco.
-Nada importante-.
-Ah-.
Dijo simplemente el pelinegro y volvió a mirar la televisión.
-Hibari-san… mañana es tu cumpleaños-.
-Y así ha sido por casi diecisiete años, ¿y que?-.
Tsuna alzo el rostro.
-'¿Y que?' Pero si es el cumpleaños de Hibari-san y eso es muy importante-.
-Ah-.
El castaño miro el reloj de pulso de Hibari y sonrió, se había entretenido en el camino para comprar un pastel y ahora faltaba poco para que dieran las doce.
-Nee, Hibari-san… ¿hay algo que desees más que nada?-.
-No-.
-¿Eh?-.
-Yo ya tengo todo-.
Dijo y lo miro, Tsuna se sonrojo y sonrió.
-Ya veo-.
El reloj marco las doce y Tsuna salto de su lugar y corrió al pasillo, Hibari no dijo nada, lo conocía, sabía lo que planeaba.
Era muy predecible para él, que llevaba conociéndolo desde el jardín de infancia. El castaño volvió con una tarta y le extendió frente al rostro de Hibari.
-¡Feliz cumpleaños Hibari-san!-.
Hibari se sentó bien en el sofá y lo miro de reojo, soplo las velas y luego volvió a recostarse.
-Hibari-san… hay algo que tengo que decirte-.
Hibari lo miro de reojo y asintió.
En el mundo solo había dos personas que podían tocarlo, abrazarlo, hablarle tan íntimamente y además darse el lujo de celebrar su cumpleaños.
Tsuna y Nana, el primero porque lo conocía desde hace años y le tenía mucho cariño y apreció, a la segunda porque tenía esa forma de ordenar y mandar que era casi imposible negarse, incluso debía de admitir que Nana Sawada era de temer.
-¿Qué?-.
-Y-yo… ahm… yo… a ti… te quiero… Hibari-san-.
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En la mañana siguiente Gokudera no llego a las primeras dos clases y cuando llego al salón de clase le sorprendió ver a Tsunayoshi con la cara larga y los ojos rojos. Se negó a preguntar algo, fue hasta la hora de Deportes que el propio Tsunayoshi le pidió hablar, primero quiso negarse, sus clases ya habían terminado, ya no tenía nada que ver con ese niño, pero luego se convenció que seguiría a su curiosidad y le permitiría hablar.
-¿Qué pasa?-.
Preguntó con algo de hastió, pero sin ignorar su curiosidad.
-Y-yo… no pude tocar lo que me enseñaste a Hibari-san… perdón por hacer perder el tiempo-.
¿Y eso que carajo le importaba? Iba a reclamarle pero Tsuna se le adelanto.
-Yo me confesé a Hibari-san… pero él me rechazo… así que yo… no pude…-.
Oh, así que eso había pasado. Y él que se veía tan contento y feliz por haber aprendido algo para ese bastardo presidente de disciplina. Gokudera frunció el ceño, pero al ver las lágrimas del niño algo en su interior se removió.
¿Qué carajo le pasaba?
-Hibari-san se quedo callado… y yo no pude decirle nada…-.
Gokudera no supo que decir ante eso, pero coloco una mano sobre su cabello y soltó único que se le ocurrió decir en ese momento.
-Lo siento-.
Dijo despacio y Tsun comenzó a llorar más fuerte.
Se disculpaba por lo que le había pasado.
Por haber tomado tanto tiempo en aprender algo para ese chico.
En que llorara tan desconsoladamente.
Pero sobre todo.
Lamentaba mucho el hecho de haberlo juzgado sin conocerlo.
Tsunayoshi era una buena persona, inútil y bueno para nada, pero al fin y al cabo una buena persona.
Realmente era cierto ese dicho: "No juzgues a un libro por su portada".
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Pues hasta aquí, por hoy al menos.
¿Han notado que Gokudera es muy manipulable? A mi me parece así, en cualquier lugar, tiempo y universo siempre será manipulado por Tsuna, pero bueno, Tsuna siempre será para Hibari… aunque en este fic no… y tampoco en Unlimited… y en Artes oscuras y en… en fin, ustedes entienden (XD).
Bueno, este regalo es para CielHibird29, aunque más que regalo es mi recompensa por el concurso de "Unlimited".
Como el 5927 es tan empalagoso decidío que en este fic no será así… haré sufrir a Tsuna a Gokudera e incluso a Hibari, aunque no sea personaje principal en esta ocasión. Será un buen fic, corto pero bueno.
Probablemente sea el único 5927 que escriba, pero no aseguro nada, ¿qué tal si luego mi mente crea otra oportunidad para esta pareja? Pues ya saben, mi mente puede hacer ese tipo de cosas empalagosas (XD).
Shao~ shao~
