Al otro lado de Londres, se encontraba la mansión más grande de todas, después de la de la reina. Se decía que estaba encantada y por eso la ciudad estaba alarmada. Más teniendo en cuenta de que se acercaba Halloween. Por esta razón, cierto Conde y su mayordomo fueron invitados a pasar solo una noche en ella, la de Halloween. Al llegar, Sebastian comenzó a desempacar todo con la "ayuda" de Finny, Maylene y Bard. Una vez desempacado todo, Sebastian fue a la habitación en la que había instalado a Ciel.
Mientras tanto
-¡Hey chicos! ¿Por qué no ponemos una decoración terrorífica para conmemorar este día? Y así Boccan nos reconozca.- dijo Bard a sus dos compañeros, quienes emocionados aceptaron la oferta.
Ya de regreso, acompañado de Ciel, ya disfrazado de Pirata, Sebastian observó el desastre que sus compañeros habían hecho. Los tres, que ya veían venir el regaño de Sebastian, se ocultaron tras Tanaka y se dispusieron a ayudarlo a limpiar.
Una vez recogido el desastre, Sebastian se dispuso a hacer una decoración decente, cuando escuchó la voz que menos se esperaba encontrar ahí.
-¡Ah Sebas- chan, tu destreza y rapidez son comparables con mi amor que arde como mil soles!
Un tanto irritado, Sebastian volteó a ver al Shinigami escarlata.
-¿Qué lo trae por aquí, Grell san?
-En realidad vine porque ha habido desapariciones misteriosas de almas y Will me envió a investigar, pero no importa, si me he encontrado contigo.- dijo bastante animado.
El mayordomo estaba a punto de sacarlo a patadas cuando se le ocurrió que sus habilidades en el arte y la actuación, podían serle útiles para su decoración. Así se lo dijo, y Grell, muy emocionado, aceptó.
Una vez terminados los preparativos, Ciel, influenciado por sus sirvientes, ofreció una fiesta a la que asistieron todos sus amigos. Ciel estaba con LIzzy. Finny, Maylene y Bard estaban disfrazados de zombie, brujita y hombre lobo respectivamente.
Mientras tanto, Grell, disfrazado de vampiresa, se le acercó a un mayordomo momia, insinuándosele, como siempre.
-Seeebbaaasss chaaaann!- susurró sensualmente acercándosele. El demonio alzó su vista para verlo, formándose un leve sonrojo en sus mejillas. Se veía más bello de lo que nunca había sido.
"Esta vez lo hare, conseguiré mi tan deseado beso y tal vez algo mas" Son los pensamientos que cruzaban por la mente del pelirrojo, cuando se sintió jalado hacia otro sitio, terminando sus labios posados sobre los del mayordomo. Siendo arrastrado por este último, se encaminaron a una habitación, abandonando la fiesta. Ya dentro, se besaron apasionadamente, encaminándose a la noche más apasionante de sus vidas.
Grell se levantó muy temprano al día siguiente y vió con sorpresa que seguía ahí, cansado, profundamente dormido. Estaba que no cabía en sí de felicidad. Así, feliz se apretujo mas contra Sebastian, acomodándose para dormir al menos un poco mas con él.
