Hace frío, pero no.

Caminan de lo mas bien; Bueno, no tan bien; por la calle.

Daniel comenta sobre el partido de la noche anterior, se ve tan entusiasmado que Julio solo atina a morderse el labio inferior y sonreír mirándolo desde atrás.

Daniel siempre caminó mas rápido que él.

Es tarde y no tienen que hacer, probablemente se meterían a un café a tomar algo calentito, pero hasta cruzarse con uno iban a caminar un ratito mas.

-Mas despacio!-

Le pide como un berrinche y el otro apenas le presta atención, enredado en su relato de algo a lo que Julio le importa poco y nada.

-Que mas despacio!- Insiste.

Daniel ríe y baja un poco la velocidad.

El viento frío pega contra sus caras y realmente, el paraguayo, no tiene ganas de seguir congelándose, y sin darse cuenta, vuelve a caminar rápido.

Las palabras fluyen de su boca como espuma. Julio siempre admiró eso. Todo, dicho por el, suena lindo.

-Dani… Mas despacio…- Vuelve a pedir acelerando sus pasos. (Piernas cortas, pasos cortos… Pobre Julito.)

Y Daniel va tan sumergido en su charla, que mas que con el otro es consigo mismo, que no lo escucha.

Julio se exaspera poquito a poquito. Que si, que no, que si, que no…

-¡Dani!-

Se detiene en seco jalándolo de la mano.

Hace frío, pero no… La mano de Daniel es calentita, gusta.

Primero miran como sus dedos se entrelazan y de pronto sus caras arden. Cuando hace frío, y se está así, se siente mas.

Se miran a la cara y no saben que decir.

Julio piensa que lo mejor sería soltarlo y lo intenta.

Daniel no quiere.

Reafirma su agarre y sonríe.

Su sonrisa es hermosa.

Hace frío y caminan de lo mas bien por la calle, tomados de la mano… Y hace frío, pero no…