Inuyasha y compañia no son mios, tampoco hago esto con fines de lucro. La historia es mia.
"pensamientos"
-dialogo-
(aclaraciones de la autora)
"Documental, Película vieja, Alvin y las Ardillas, The Walking Dead, Cupido, novela, comercial…un momento… ¡THE WALKING DEAD!, ¡VOLVER, VOLVER, VOLVER!".
Definitivamente amaba esa serie, nunca se cansaba de verla. El capitulo ya lo conocía, como todos, pero lo vería igual, gracias a dios el lunes empezaba la cuarta temporada y ella deseaba YA verla.
La joven era Kagome Higurashi, una muchacha de 16 años que vivía en un templo en la ciudad de Tokio, era muy atractiva e inteligente, por ello tenia a muchos chicos del instituto muertos por ella sin embargo, ella estaba muy concentrada en sus estudios. Su familia estaba conformada por su madre, su abuelo y, su pequeño y hermoso hermanito Souta de 13 años. Su contextura física era mediana, de cintura de avispa y un busto bien proporcionado, su cabello era azabache, su boca pequeña y sus ojos de un marrón profundo.
Una vez terminado el capitulo estiro sus adormecidos músculos, enserio estaba muy cansada y es que ¡se había pasado todo el día estudiando para ese bendito examen de física! Como odiaba esa materia, y mucho mas al profesor, el señor Bankotsu era un baboso, varias veces lo había encontrado mirándole el trasero cuando pasaba al pizarrón y cuando debía hablar con ella miraba su busto como si allí se encontrasen sus ojos, que descarado.
Tan ensimismada iba en sus pensamientos que solo se dio cuenta de que había llegado a su cuarto cuando sintió el blando colchón debajo suyo, necesitaba dormir.
¡AAAAAAHHHHHH!
"¿Qué demonios fue eso?", pensó Kagome y se levanto rápidamente. Al abrir la puerta vio las luces del comedor encendidas "¡maldición un ladrón!, bien Kagome tranquila, tomaremos el bate de Souta, golpearemos al idiota que se haya metido y volveremos pronto a la cama"
¡NO, PORFAVOR!
"un momento… ¡MAMA! ¡DEMONIOS SOUTA!", volvió unos pasos hasta llegar a la habitación de su hermano, abrió la puerta y lo encontró hecho un ovillo en su cama, corrió hacia él.
-Souta escóndete en el ropero yo iré a ayudar a mama, por nada del mundo salgas hasta que yo vuelva, ¿entendido?-.
Su pequeño hermanito la miro con ojos llorosos y asintió mientras iba hacia el ropero, antes de que llegara ella lo tomo del brazo y lo abrazo.
-te amo mucho Souta- y dándole un beso en la frente salió a enfrentar al ladrón.
Bajo lentamente las escaleras mirando a su alrededor, ya no escuchaba gritos y temía saber la razón…el ladrón había asesinado a su madre. La sola idea hizo que comenzara a derramar involuntariamente lágrimas y se le formara un nudo en la garganta. Al llegar al ultimo escalón fijo su mirada en el comedor...Estaba vacío, continuo su caminata a la cocina, estaba vacío también por lo que se dirigió al hall y al llegar no pudo más que vomitar todo lo que había cenado esa misma noche.
En el piso se encontraba su madre o mejor dicho, los restos de ella y a su alrededor había…. ¿zombis? ¡Eran zombis! ¡Esas horrendas criaturas estaban comiéndose a su madre!
"¡no puede ser! ¡Esto no puede estar sucediendo! ¡Los zombis no son reales!" sin embargo allí estaban ellos, alimentándose de su madre, su pobre madre y ahora mirándola a ella, ya que cuando vio la escena un gemido escapo de su garganta haciendo notar a esos seres su presencia.
"debo salvar a Souta" y con ese pensamiento comenzó a correr por las escaleras llegando a la planta alta, una vez allí tomo a su hermano y salió de la habitación para abrir la puerta que se encontraba en el techo y subir al depósito en el que guardaban cosas antiguas.
-Kagome, ¿mama...?-
-Shhh- Kagome abrazo a su hermanito contra su pecho y espió junto a el por el pequeño agujero que poseía la puerta, los zombis ya se encontraban en la planta alta y estaban buscándola sin embargo al no verla comenzaron a divagar por toda la casa.
Las horas pasaron y recién cuando el sol estaba saliendo terminaron de salir todos los zombis de su casa, al sentirse segura Kagome se levanto dejando a un Souta dormido en el suelo y comenzó a buscar entre las cajas hasta que encontró una en especial grande y marrón. Cuando la abrió se encontró con unas armas que habían sido de su padre en su época de militar, de ella saco dos pistolas y varias balas.
-Souta despierta-
-¿Qué...?-
-debemos irnos, este lugar no es seguro-
-¿pero a dónde iremos Kag?- era demasiado raro que Souta hablara así, pero era entendible cuando eres un niño de 13 años que queda solo con tu hermana ya que el resto de tu familia es devorada por unas criaturas que hasta ahora no creías reales y solo veías en la televisión.
-no lo sé, buscaremos algún sitio alejado de la ciudad que sea seguro-
Así logro que Souta bajara y una vez hecho esto ambos se fueron al cuarto de Kagome donde ella preparo en su mochila favorita de Roxy un poco de ropa, algunos accesorios de higiene y un pequeño cuaderno junto con una lapicera. Además Kagome se cambio aquel ligero vestido por un jean gris, unas zapatillas nike, una musculosa blanca y una chaqueta estilo militar. Una vez lista fue junto con su hermano a la habitación de este y le hizo preparar una mochila con ropa y algún objeto que quisiese llevar, mientras Souta preparaba su mochila ella coloco las pistolas en unos estuches que estaban ubicados en sus piernas, así le permitían un rápido agarre.
-¿estás listo Souta?-
-si hermana-
-bien, en cuanto salgamos quiero que permanezcas detrás mío.- al salir de su casa observo el panorama, había sangre y caos por todos lados, los zombis estaban comiendo el resto de su cena y si no sacaba a su hermanito de allí rápido, ellos serian el postre. Fijo su vista en la hermosa e imponente camioneta Mercedes Benz Brabus 4x4, siempre había querido manejar una de esas camionetas ¿qué mejor momento que el apocalipsis zombi?, ninguno.
-ven Souta- silenciosamente cruzaron la calle hasta llegar a la camioneta y una vez allí se ocultaron detrás de ella, había olvidado un minúsculo detalle..No tenía la llave, debía encontrarla. Por ello camino hasta la puerta, la que se encontraba abierta y miro hacia el interior, si, kami la odiaba ¡estaba infestado de zombis! ¡Hasta su vecino era uno de ellos! Miro hacia todos lados y vio al lado de la puerta una pequeña mesa en la que se encontraban algunas fotos y un plato hondo de cerámica decorado en el que se encontraban las llaves.
-¡Gracias y hasta nunca!- dijo mientras tomaba con una sonrisa las llaves y salía corriendo con su hermano hacia la camioneta, los zombis se habían dado cuenta de ellos por lo que apurada y muy nerviosa, luego de torpemente haber tardado demasiado, abrió la camioneta y subió junto a su hermano, una vez adentro arranco y comenzó a manejar dejando atrás todo lo que hasta ese momento, había llamado vida….
Gracias por leer! By Nina B.
