Disclaimer: Hetalia y sus personajes no me pertenecen, solamente el argumento de esta pequeña historia, escrita únicamente por y para fans, sin ánimo de lucro ni de ofender a nadie.


Alfred se fue directamente a su cuarto tras llegar del instituto hoy, bajó a comer en silencio y contestó brevemente a todas las preguntas que le hacían sobre qué tal los exámenes o cómo estaban sus amigos y él. Nada más terminar de comer huyó de nuevo a su cuarto, no sin antes contestar de forma borde a su supuesto hermano Arthur.

Alfred: ¿Quieres dejarme en paz de una vez? ¿Por qué quieres controlarme tanto? ¿Qué más te da lo que yo haga o diga?

Arthur: Alfred, no me hables así, y baja el tono, ¿entendido? Simplemente me preocupo por ti, nada más, soy tu hermano y creo que tengo derecho a saber –El inglés no pudo terminar de hablar, Alfred se había levantado de la mesa tirando la jarra de agua en el proceso-

Alfred: ¡Tú no eres mi hermano, tú no eres nada mío! ¡Déjame en paz! –El joven americano corrió frustrado escaleras arriba y cerró la puerta de su habitación con tal fuerza que casi la rompe; después se deslizó sobre ella hasta sentarse en el suelo, las rodillas al pecho, sus ojos llenos de lágrimas que caían por sus mejillas; Arthur no entendía nada, no sabía cómo se sentía y no sabía el daño que le estaba haciendo al tratarle así, como a un niño, intentando siempre controlarle e intentando saber qué hacía a cada minuto, era exasperante.

Pasó el resto de la tarde sin hablar con nadie…Aunque bueno, tampoco había mucha gente con quien hablar…

Alfred era un chico americano de cabello rubio oro y brillantes ojos azules, su hermano Matt, fruto de una infidelidad de su padre en uno de sus viajes a París con una exuberante mujer francesa, era rubio también y tenías extraños ojos violetas. Ambos se parecían mucho a su padre, cosa que Alfred detestaba.

De todas formas, su hermano era muy callado, nada en comparación con él mismo, ni siquiera hablaba a no ser que fuera estrictamente necesario, aunque cuando lo hacía sin duda era para decir algo importante y maduro, por algo era el mayor de ellos…

Su padre era un hombre adinerado, un empresario hambriento de poder que dirigía una multinacional informática en varias partes del mundo. Pasaba poco tiempo en casa, por no decir ninguno, y cuando aparecía se limitaba a contarle sus éxitos empresariales y a decirle que "estaba orgulloso de él"cuando ni siquiera sabía qué narices estudiaba su hijo, ni sus resultados académicos, ni su vida, nada.

No quería a su padre, tampoco a su hermano…es cierto que le apreciaba, era su hermano después de todo, bastardo o no, eso no le importaba. La única persona que Alfred quería se llamaba Arthur Kirkland, un apuesto inglés de ojos esmeralda y pelo rubio como el suyo, también se caracterizaba por unas gruesas cejas que el mayor odiaba, pero para el pequeño americano eran parte de su querido…¿hermano? Y por eso le daban igual sus cejas…

No es correcto pensar en Arthur como su hermano, no eran nada en realidad, no tenían la misma sangre ni estaban emparentados de ninguna forma, justo como él había dicho anteriormente en la cocina, derramando la jarra de agua y gritándole a Arthur…

Este pensamiento trajo una punzada de dolor a su pecho, no quería pensar en Arthur como un hermano nunca más…Pero reconocerlo en alto delante de él quizás haya sido un poco duro para ambos, sobre todo para el inglés, que también le quería…Como a un hermano.

No recordaba mucho de la historia de Arthur, sólo recuerda que era un día lluvioso de tormenta, su padre le trajo a casa junto con un hermano que tenía, pelirrojo, escocés, no era capaz de entenderlo cuando hablaba, a pesar de que el idioma era también el inglés.

Tampoco recuerda el nombre del hermano de Arthur, pero sí recuerda con claridad que él, a sus cortos 7 años de edad, se abalanzó sobre el pelirrojo para defender a Arthur, indefenso en cuanto el padre del americano se fue de la habitación. Por supuesto recibió una buena paliza, pero el escocés no logró tocarle un pelo a Arthur, que se había quedado en estado de shock llorando en una esquina de la habitación. El jaleo llamó la atención de su padre, que nada más ver lo que había hecho el escocés lo echó de su casa, no supieron jamás de él, pero Arthur se quedó a vivir con el americano a partir de ese momento. Recuerda también que al principio Arthur le odiaba, a pesar de haberle salvado no le veía como un superhéroe. Alfred adoraba a los superhéroes y pensó ingenuamente que podría convertirse en amigo del inglés, así que lo intentó con todas sus fuerzas, siempre intentaba arrancarle una sonrisa y jugar con él a la pelota, pero el inglés lo único que hacía era leer y leer.

No fue hasta que su padre contrató a una profesora de piano que él y el inglés entraron en contacto y se volvieron más cercanos…

La profesora era una mujer estricta, de pelo gris y gafas con montura descuadrada. El solo recordarla hizo que sintiera un escalofrío, esa señora era el diablo en persona, en serio, ¡era horrible!

Aquel día no le había dejado parar ni un segundo, le había obligado a tocar y tocar a Beethoven una y otra vez hasta que sus dedos dolían, para añadirle aún más dolor a la tortura, si se equivocaba o paraba le daba con una fusta en las manos.

Al despedirse de la señora lo hizo con una respetuosa reverencia, deseando que se largase ya de una vez y no volviera jamás a su casa, nunca, nunca jamás…

Durante la cena su padre había dicho algo sobre una fusión con una empresa rival y ganancias extremas, pero él no estaba prestando atención…Intentaba coger el tenedor, pero sus manos dolían y temblaban, ni siquiera podía pinchar bien, no podía ni llevarse un trozo a la boca y encima estaba hambriento. Permaneció callado el resto de la velada y en cuanto su padre se fue se quedaron Arthur y él solos. El pequeño americano agachó la cabeza y comenzó a sollozar levemente, sus manos no le respondían, quería comer, estaba agotado tanto física como mentalmente. Habían pasado ya 3 meses desde que comenzó con su operación "Hacerse el mejor amigo de Arthur en el mundo mundial", pero el inglés sólo lo miraba con desdén y le decía que era un incordio, o eso o se sonrojaba y lo echaba a patadas de su cuarto.

El inglés se marchó apurado del salón y Alfred perdió toda esperanza de convertirse en su amigo, estaba claro que el inglés no le quería cerca. Eso fue hasta que le vio llegar con un botiquín en sus manos, sentándose cerca de él y cogiendo sus manos con delicadeza comenzó a curarlas con cuidado. Alfred sólo atinaba a mirarle sorprendido y a abrir y cerrar la boca repetidas veces, pero de su boca no salían palabras, solo llantos ahogados, ya que su garganta estaba reseca de tanto llorar.

He visto lo que hizo esa mujer, es una bruja, no debería haberte tratado así…-Comentó Arthur centrado en su tarea de curarle-

L-lo sé…-Dijo como un tonto Alfred, que aún no se creía lo que estaba pasando-Pe-pero si mi papá quiere que aprenda a tocar el piano…

¿Y qué? –Le interrumpió bruscamente el inglés- No tienes por qué cumplir con todos y cada uno de los deseos de tu padre, él ni siquiera se preocupa por ti…-Comentó arisco terminando de vendarle los dedos- Pero si tú de verdad quieres aprender a tocar puedo enseñarte…No tienes por qué volver a ver a esa mujer más-Prometió Arthur mirando fijamente a los ojos de Alfred, a lo que el americano no pudo hacer otra cosa más que sonreír dulcemente con una gran sonrisa y abrazarse a él con fuerza, llorando un poco más, aunque esta vez contento por ver que al menos alguien en esa casa de preocupaba por él-

¡Gracias Arthur! ¡Eres el mejor!–Comentó alegremente mientras el inglés correspondía al abrazo muy sonrojado, refugiando al americano entre sus brazos…Arthur sonrió por primera vez en 3 meses desde que sus padres murieron, qué pena que Alfred no pudiera verlo, pero Arthur se sentía feliz, alguien le había demostrado que se preocupaba por él, lo mínimo que podía hacer era preocuparse por su pequeño americano también, ¿no es así?

Era una lástima que Alfred no viera esa primera sonrisa, pero por suerte para el "superhéroe" no sería la última.


N/A: Por fin subí mi primera historia, un usuk, cómo no x'D Comenten si les gustó la historia, aún tengo más capítulos qué subir. Las buenas críticas serán aceptadas~