HARRY POTTER TUVO LA CULPA
Por Cris Snape
Disclaimer: El Potterverso es de Rowling.
Esta historia participa en el minireto de octubre para "La Copa de las Casas 2014-15" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black"
Entre todas las fobias sorteadas para el reto, me ha tocado la ofidiofobia, que no es otra cosa que el miedo a las serpientes.
Todo es por culpa de Harry Potter.
Justin no puede decir que el tipo le caiga mal y le agradece bastante que se deshiciera de lord Voldemort, pero en ese momento es muy desgraciado y él es el único responsable.
Y es que si Potter nunca hubiera participado en aquel duelo contra Malfoy, cuando cursaban su segundo año en Hogwarts, este último jamás hubiera conjurado una serpiente y Justin jamás hubiese pensado que Harry trataba de azuzarla en su contra, causándole un trauma que aún hoy le acompaña allá donde va.
Justin procura mantener la cabeza fría. Una y otra vez intenta convencerse de que puede superar su miedo a las serpientes, pero cuando llega la hora de la verdad…
—¿Abuelo?
Cuando llega la hora de la verdad está paralizado en mitad del bosque, acompañado por todos sus nietos y siendo absolutamente incapaz de reaccionar cuando uno de esos horribles reptiles les sale al paso.
¿Qué hacer? Está claro que no puede dejar que semejante criatura devore a los niños, así que intenta tomar una decisión. Podría sacar la varita y desvanecer la serpiente tal y como el profesor Snape hizo en su día. O podría hacerse con una piedra grande y reventarle el cráneo. O…
—¡Oh, qué bonita!
O podría parpadear y evitar que su adorable nietecilla coja al dichoso bicho.
—¡Susan! —Grita, pero su voz suena más estrangulada que firme—. Suelta eso. Es peligroso.
—¡Qué va! La profe nos ha dicho que…
No escucha las explicaciones. Finalmente reúne el coraje suficiente para sacar su varita y hacer desaparecer a la serpiente. Se siente mucho mejor, pero se ruboriza cuando descubre a los niños mirándole con los ojos como platos. Susan está a punto de llorar.
—¿Dónde ha ido? ¿Está bien?
Justin ignora la respuesta, pero no quiere enfrentarse a una pataleta infantil.
—No te preocupes, cariño. Ahora está en un lugar mejor.
Los nietos se miran y parecen horrorizados. Justin recuerda lo que les dijo cuando murió su esposa y contiene a duras penas las ganas de golpearse la frente.
—¿Un lugar mejor? ¿Como el cielo?
—Entonces, ¿la serpiente está muerta?
Justin no puede responder. Susan es la primera en echarse a llorar y luego la acompañan sus primos menores mientras los mayores le miran con reproche.
Y esa tarde, en el bosque, Justin teme más a los niños que a las serpientes.
Según Word, son 395 palabras.
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