-¿Cómo me veo?-Cepillo sus largos cabellos negros que brillaban con la tenue luz de la luna, no había duda que Kikyo era la mujer mas hermosa de la región su cara con piel blanca de porcelana, rasgos suaves y finos ojos poco expresivos que le daban un toque de sensualidad exquisito…-No te quedes callada- Dejo de cepillarse para sonreírle.
-Sabes que eres perfecta-Siguió observando sus ademanes estaba tan llena de gracia y cualidades, ni en un millón de años llegaría hacer como ella.
-Kagome algún día serás tan perfecta como yo-Continuo con su rutina quinientas cepilladas todas las noches para mantener su cabello lacio, le gustaba ser el centro de atención que todos la idolatraran, aspiraba incluso hacer reina de la corona.
-Hermana… ¿es cierto que te casaras con el joven Taicho?- los ojos se le apagaron cuando Kikyo la miro con frialdad, labios contraídos y el peine apunto de romperse.
-No me menciones a ese sujeto por favor Kagome solo es un hombre mal educado- Soltó un suspiro apretando los pequeños labios, casarse con el no era una opción…-Solo tienes catorce años cuando crezcas entenderás- Levanto una ceja, llevo su mano a la barbilla y sonrió con gracia, era una niña su cara aun marcaba rasgos infantiles ojos grandes expresivos labios pequeños pero gruesos una nariz respingada y cejas bien delineadas…-Mejor dicho una señorita- Agacho la vista notando la bata transparente de su hermana.
Se sonrojo por la poca discreción de Kikyo, tomo la sabana cubriéndose con ella…-Espero ser tan bonita como tu- a pesar de tener catorce su pecho era muy grande, sobresalía demasiado no exageradamente pero sus demás amigas eran planas como tablas.
-Inuyasha y que piensas hacer para acercarte a Kikyo- Paso el dedo por la orilla de la copa con la mirada perdida, que amigo tan coscolino tenia si esa dama de alta sociedad le hubiese hecho caso ya estaría buscando a otra victima pero como Kikyo Higurashi fue la única mujer que se le resistió su orgullo estaba roto.
-Ni idea- Levanto los hombros con fastidio, Kikyo seria suya le costara lo que le costara, que mujer mas fascinante resistirse a sus millones, pero sobre todo a su atractivo no es que fuera vanidoso pero sabia lo bien parecido que era.
-Si no tienes a una puedes tener a otra- Sonrió picaramente dejando la copa en la mesa, era poca la información que tenia de la familia Higurashi pero lo suficiente para enterarse que Kikyo tenia una hermana.
-¿A que te refieres?- Junto las cejas formando una pequeña arruga en su frente por la incógnita, ¿Tener a otra?, imposible estaba loco por esa mujer ninguna otra le llegaría a los talones.
-Tiene una Hermana, no se bien que edad ni como es pero si es pariente de tu "amada" tiene que ser bonita- Casi se atraganta de la risa por decir la palabra "amada", como si Inuyasha tomara enserio a las mujeres.
-No estoy interesado en otra mujer pero me has dado una idea- Enfatizo sus rasgos maliciosos que de por si ya eran notorios, los ojos miel le brillaron como los de un demonio a punto de conseguir el alma de un pobre desgraciado.
-Esa mirada tuya no me gusta-Aun siendo mejores amigos detestaba que Inuyasha rompiera tantos corazones a su paso y no es que el fuera un santo pero jamás se involucraba demasiado solo era pasión pero Inuyasha las conquistaba, las enamoraba para después dejarlas.
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-Por dios Kagome péinate- Acomodo sus guantes blancos con delicadeza, se miro en el espejo estirando la espalda para tener una posición mas recta, llevo las manos a su vestido de seda rosa con pequeñas flores blancas tallándolo, debía estar perfecta, miro sus mangas de tres cuartos, arrugo la frente y arranco el pequeño hilo que salía de una de ellas….-Impecable- Camino lento como si flotara cosa que resultaba difícil con ese vestido de princesa.
-¡Espérame!- Paso la mano por su cabello ondulado intentando acomodarlo, no tuvo tiempo de peinarse, agarro su gorro amarillo acomodándolo en su cabello alborotado, choco con Kikyo que volteo y la miro molesta.
-A ver- Acomodo el pequeño gorro amarrándolo en su barbilla para formar un moño…-Así esta mejor- Sonrió dulcemente por el aspecto de su Pequeña Hermana, era una muñequita con aquel vestido blanco con escote de cuadro decorado con flores amarillas que combinaban con el adorno de su cabeza.
-No se por que tenemos que ir a la iglesia todos los días es aburrido- Frunció el ceño siguiéndole el paso a su Hermana, siempre lo mismo los sermones del padre Myoga y las ancianas durmiéndose sonrió ante aquella imagen, para chocar de nueva cuenta con Kikyo…-Oye- Su voz sonó molesta, ladeo la cabeza para ver al frente.
Ahí estaba como un demonio asechándola cuando entendería que no quería nada con el, tomo a Kagome de la mano para jalarla…-Apresúrate- Le paso por un lado sin mirarlo.
Imposible no ver a ese Hombre de tez bronceada ojos miel, cabello negro y largo que sujetaba con un listón negro vestido elegantemente…-Que alto- Susurro con la vista arriba, se sonrojo cuando se topo con sus pupilas que le quemaron los ojos.
La siguió con los ojos hasta que entro, con que esa era la susodicha hermana de Kikyo muy pequeña para su gusto pero esto le beneficiaba a sus planes, entre mas ingenua mejor.
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-No me gusta la idea de que vallas sola… pero debes aprender-Le extendió la mano con el sobre entre los dedos, sus padres como de costumbre estaban viajando por Europa, la rutina era mandarles cada mes una carta informando de su situación.
-No soy una niña-Se lo arrebato juntando los labios tensamente, solo por que Kikyo tenia cuatro años mas que ella se creía una adulta ¿Qué eran 4 años?
-No tardes y no hables con extraños-Le reprendió seriamente observándola marcharse, sabia lo bonita que era la pequeña Kagome y no podía arriesgarla a esos malandrines como Inuyash Taicho que buscaban aprovecharse de jóvenes ingenuas y su Hermana era un blanco fácil.
-No entiendo por que tanta disciplina… solo es mi hermana- Caminaba a toda prisa compitiendo con ese estruendoso vestido que sujetaba con ambas manos, se detuvo mirando el edificio "Correo" suspiro para entrar y tocar la campanilla desesperadamente.
-Ya voy ya voy…-El muchacho brinco al ver a la niña mirando a todos lados danzando los dedos sobre la mesa…-Señorita buenas tardes- Pero que preciosa era ¿Qué edad tenia? Se miraba pequeña.
-Tome envié esto-Se lo dio sin verlo, al ver que el joven no lo tomaba levanto la vista con el ceño fruncido…-Oiga tengo prisa- Movió los labios de un lado a otro infantilmente.
-Ah si disculpe-La tomo suspirando, por ahí pasaban siempre mujeres de la alta alcurnia eran arrogantes y petulantes pero ella fue tan sencilla incluso grosera para ser una niña rica.
-No hables con extraños- Se detuvo echándose aire con la mano tampoco tenia que caminar como maquina, volteo notando el parque cubierto de árboles pasto y varias bancas, solo un minuto, camino hasta el dejándose caer en el asiento mas cercano.
-¿Por qué esta tan sola? Señorita- Que coincidencias de la vida encontrarse con su victima en ese lugar y a solas, se acerco lento para no asustarla sonrió al notar lo confiada que estaba.
Se levanto de la banca mirándolo era ese hombre que su hermana detestaba…-Disculpe pero no me permiten hablar con extraños- ¿Por qué no podía moverse? El era tan impactante como Kikyo.
-Pues si me dejas conocerte podría dejar de ser un extraño-Se cruzo de brazos quedando a una distancia considerable…-Eres muy bonita te lo han dicho- Sonrió por las mejillas que tomaron un tono rosado.
-No-Agacho la cabeza ocultando la vergüenza que eso le causo, era verdad era un mal educado…-Señor Taicho mi hermana me espera y se enoja cuando tardo demasiado- Quería irse de no ser por sus piernas que no pensaban lo mismo hubiese echado a correr.
-No me digas señor soy Inuyasha ¿Te parezco un señor?- Avanzo otro paso sin quitar la sonrisa de sus labios.
-No… pero no puedo tutearlo seria una grosera- Cerro los ojos mordiéndose los labios, Inuyasha, le causo cosquillas pensar en llamarlo por su nombre…-Solo las personas que son muy cercanas se tutean- eso le había enseñado Kikyo.
-Entonces que te parece si nos vemos mañana a la hora de misa-Se hizo a un lado para que Kagome pasara…-Hasta mañana- Dijo con el tono de voz grueso.
Ni el peso del vestido ni los nervios evitaron que saliera del parque casi corriendo, imposible el la invito a pasar tiempo a su lado… como un hombre tan perfecto buscaba platica con una chiquilla como ella, sonrió sin dejar de caminar.
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-Kikyo… puedo preguntarte algo- Termino de ponerse su camisón para sentarse en la cama, se moría de la curiosidad, debía preguntarle por que odiaba tanto a Inuyasha parecía un hombre agradable.
-Cual-Quito la sabana para que Kagome se metiera, era costumbre arroparla, pronto crecería y entonces ya no querría ser tratada como su pequeña.
-¿Por qué odias tanto a Inuyasha?- Se asusto por la cara de molestia que puso, trago saliva tapándose la mitad de la cara con la sabana.
-No deberías llamarle por su nombre es un desconocido y eso es algo que no te concierne ya duérmete-Le dio un beso en la frente, que curiosa y peor irrespetuosa no era la educación que le dio todos esos años, llamar a un hombre tan despreciable por su nombre, tomo la manija presionándola…-Buenas noches-
-Hasta mañana- Suspiro acomodándose en posición fetal, que rara era Kikyo, mañana el la cito en el parque y de verdad quería verlo otra vez.
-¡Pero te haz vuelto loco!-apretó su sien, que dolor de cabeza le provocaban las locuras de Inuyasha, pensó que no podía caer mas bajo pero lo hizo aprovecharse de una niña de solo catorce años…-No se te ocurra propasarte es solo una niña- Sonrió tratando de relajarse.
-Todo depende de Kikyo, si de verdad le importa su Hermanita me hará caso- Si, incluso podía propasarse con una niña por obtener el amor de esa mujer.
-Eres joven bien parecido y solo tienes veinte años podrías conseguir a cualquier otra- Intentar convencerlo de su locura era imposible pero no perdía nada eso era mejor que mirar como abusaban de una ingenua.
-Te lo repetiré de nuevo… No quiero a nadie mas- Coloco los pies en el escritorio con fastidio, como podía Miroku hablarle de moral si el se acostó con niñas de quince años en sus momentos de locura….-Mañana la veré primero la enamoro y después haré que Kikyo me mire con ella-.
-Como quieras-Puso los ojos en blanco, mejor no involucrarse en los asuntos de Inuyasha que hiciera lo que mejor le pareciera, al final el que tendría cargos de conciencia seria el.
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-Rezare por tu salud Kagome, descansa pequeña-Se levanto de la cama cubriéndose el cabello con el chal de encaje blanco.
Mantenía la sabana hasta el cuello, Sonrió quitándosela descubriendo el vestido rosa pálido con un pequeño moño en el escote, tomo aire lentamente estaba muy nerviosa, brinco de la cama se dirigió a la ventana y la abrió iluminando el cuarto con los rayos solares…-Si quiero salir tendré que brincar-Que bueno que su cuarto se ubicaba en el primer piso la distancia de el suelo parecía poca un metro aproximadamente…-Quieres ir verdad- Coloco la mano a el barandal con la otra se tomo el vestido pasando un pie después el otro y brinco cayendo en el pasto…-Au-Se acaricio el brazo observando un gran raspón.
-Señorita Kikyo le he dicho hoy que se ve sumamente hermosa- Sonrió burlonamente por el gesto rígido de la joven que le volteo la cara siguiendo de largo, apretó el puño endureciendo la risa que testaruda, pero esa mujer se convertiría en su esposa, metió la mano en su chaqueta sacando un reloj.
Siguió masajeándose el brazo acelerando el paso, se mordió los labios con fuerza al ver el cuarto…-¡Au!- se llevo la mano a la boca, observo sus dedos con dolor, de los nervios había mordido sus labios sacándose sangre no le importo el punzante dolor al verlo ahí entre los arbustos corrió.
-Kagome- se cubrió la boca con la mano intentando no reírse de lo sucia que venia, mejillas con un poco de tierra el cabello desordenado con pasto y el vestido lleno de polvo…-Tuviste percances en llegar- Soltó una ricita burlesca.
-No te rías-Miro sus ropas sonrojada tanto que se esforzó en peinarse incluso Eligio el vestido mas bonito que tenia y de nada sirvió termino hecha un asco.
-Me agrada que me tutees ¿Eso significa que soy alguien confiable?-Se acerco pasando su dedo por los labios de la niña cubiertos de una mancha de sangre, llevo el dedo a sus labios lamiéndolo…-Dulce, como tu-
Pestañeo varias veces impresionada, Era verdad le hablo como un conocido…-Si eso creo- Si, era confiable y apenas lo conocía pero no era una mala persona como Kikyo le dijo.
-Bueno que te parece si vamos a un lugar mas seguro… si tu hermana me ve aquí y hablando contigo no te dejaría salir nunca mas-Le tomo la mano muy delgada y pequeña algo de esperarse de una niña.
Acento con la cabeza sin dejar de ver como la sujetaba, era muy fuerte seguro la levantaba con facilidad…-Inuyasha… ¿Cómo sabes mi nombre no recuerdo habértelo dicho?-Siguió su paso caminaba muy rápido.
Se detuvo para verla, era una niña muy perspicaz para su edad…-Si alguien me interesa lo averiguo- Que confiada era, la segunda vez que se miraban y ya lo llamaba por su nombre, bueno al final el quería eso pero pensó le costaría mas trabajo.
-¿Yo te intereso? O mi hermana-Hizo los ojos pequeños recelosamente no quería ser utilizada para que el se acercara a Kikyo.
Sonrió picaramente…-¿Con quien estoy en este momento?- Le acaricio la mano, ella temblaba no sabia si por la caricia o por miedo.
-Es verdad perdón por desconfiar- Suspiro caminando de nueva cuenta, Kikyo siempre le decía que debía ser menos ingenua y averiguar siempre las cosas y el por que de ellas aunque solo tuviera catorce años y en algunos meses cumpliera quince nunca era tarde para ser inteligente y no permitir que se aprovecharan.
Mas fácil de lo que pensó… engañar a esa niña no seria complicado si cada mentira que decía le resultaba creíble…-Llegamos… en este lugar no hay gente que pueda vernos-La soltó caminando a la terraza.
Miro alrededor con la frente arrugada ¿Cómo llego ahí? Estaba tan concentrada en los movimientos de Inuyasha que se olvido de ver el camino, se asomo impresionada de ese lugar, se miraba toda la ciudad…-¿Dónde estamos?- Pestañeo varias veces sonriendo.
-Es la vieja catedral… ¿No viste la entrada?- La observo extrañado pero que distraída, debería estar haciendo cosas mas importantes como cerrar algunos negocios pero Kikyo le interesaba en exceso y era su prioridad por el momento, seria una tarde muy aburrida con esa chiquilla.
-Y por que vinimos aquí… imagino debe tener un significado especial para ti-Lo miro con una tierna sonrisa los ojos abiertos y expresivos.
Ladeo la cara sorprendido… si lo pensaba con detenimiento era la primera vez que traía a una mujer a ese lugar ahí solía meditar y estar solo, bueno pero Kagome no era una mujer si no una niña así que no contaba…-Cuando era pequeño mi padre solía traerme aquí… en ese entonces era un buen cristiano- Se dibujo en sus labios la picares.
-Aun eres un buen cristiano… pienso que aunque la gente no valla a la iglesia siempre, no deja de ser buena-Fijo la vista al horizonte montañoso, sus recuerdos de infancia eran borrosos, no recordaba a ver pasado mucho tiempo con sus padres.
-Díselo a los demás- Que interesante pensamiento para alguien tan pequeño, otra en su lugar lo hubiera visto con pavor o pensando lo malo que era…-Y dime Kagome ¿tienes novio?-
Agacho la cabeza apretando el barandal de madera… tener novio pero si solo tenia catorce con trabajo hablaba con muchachos…-No, soy demasiado joven para esas cosas- Brinco al notar la mano de Inuyasha sobre la suya.
-¿Y no te gustaría ser mi novia?- Entrelazo sus dedos levantando su mano, la piel de la niña palideció, la soltó carcajeándose demoníacamente…-No te pongas así solo bromeo-Miro al frente de nuevo.
-Si que me diste un susto- Presiono su estomago por el revoloteo… era una sensación extraña, seguro se estaba enfermando por mentirle a Kikyo.
-Es normal que las señoritas bonitas tengan novio… es raro que tu no lo tengas- Todo ese enredo iba por buen camino, esa niña estaba cayendo en su red como un animalito indefenso a su merced para ser sacrificado muy pronto.
