Podía oler la tierra mojada, estaba acercándose al rio. Lo confirmó cuando sus botas se hundieron en el fango haciéndole trastabillar, se alarmo al escuchar un par de disparos pero no se detuvo, unos cuantos metros adelante, corría el rio yellow jacket. Las detonaciones continuaron, al llegar a la orilla pudo ver como un grupo de sobrevivientes luchaba por su vida, se había hecho la idea de no intervenir, pero el llanto de un bebé le taladraba la cabeza, llevando a flote su humanidad. Caminó entre las rocas hasta llegar al puente, tomó su cuchillo y apuñalo a unos cuantos infectados, se ocultó detrás de los autos sin perder de vista a los sobrevivientes.
-Hey niña, estuve a punto de meterte un tiro – Dijo un hombre robusto a quien le faltaba una mano, sus ojos se posaron en ella relamiéndose los labios, con una sonrisa casi imperceptible.
Salió de su escondite, todos tenían la mirada sobre ella hasta que el hombre que la descubrió fue al auto y abrió una de las puertas.
-¡Aléjate de mi carro! – Gritó en español uno de ellos, idioma que ella había manejado desde los dieciséis años.
- Cálmate idiota, esa no es la manera de agradecer – Le apunto con el arma, sin cambiar sus intenciones de tomar algo del coche.
- No tenemos nada para llevar ¿Te quieres llevar el carro? el tanque está vacío – Volvió hablar el dueño del auto.
- Déjalos ir – Pidió uno de ellos quien cargaba una ballesta.
- Dice que no tienen nada, ni siquiera combustible – Habló Eleanor tratando de ayudar a la familia latina.
Aquel hombre intimidante, cerró nuevamente la puerta y dio largos pasos hasta ella. Casi inmediatamente el coche dio marcha pasando a su costado, le habían dejado con aquellos dos hombres de apariencia hostil.
¿Y tú quién eres muñeca? – Preguntó al mismo tiempo que escupía al asfalto. Eleanor retrocedió instintivamente.
-Dejala Merl – A sus espaldas el segundo hombre se acercaba a paso lento.
-Pero mírala hermano, podríamos pasar un buen rato con esta belleza ¿No crees? – Ella se sintió asqueada, con el simple hecho de imaginarlo.
Eleanor era bastante alta, de piernas largas y complexión delgada, cabello castaño y piel aperlada, bastante bonita para su propio bien, Daryl fijo su vista en ella, le parecía extraño que anduviera sola, le intrigaba un poco pero no lo suficiente para preguntar.
-¿Qué hace una damita vagando sola por el bosque? – Merl se acercó aún más, le encantaba intimidarla.
- Lo mismo que ustedes, sobrevivir – Contesto encontrando el valor para hablar.
- Nos vamos – Se adelantó a decir Daryl, estaba bastante cabreado por el comportamiento de su hermano.
Eleanor no se movió cuando los hombres emprendieron camino, pero no sabía a donde ir, menos ahora que estaba atardeciendo.
-Eh nena ¿Vienes o te quedas? – Le dijo el mayor, ella lo pensó por unos segundos, pero al no tener opción, les siguió.
