"Nanoha..." y otro susurro más.

En la noche mientras ella dormía, yo le musitaba palabras que jamás podría decirle despierta.

Nunca pude, me era imposible y más aún sabiendo el tiempo que hacía que estábamos juntas.

"Perdóname Nanoha... yo... cada noche, no puedo evitar mirarte y pensar lo hermosa que eres. Sí, soy una completa cobarde por no decirte todo esto mientras me miras con esos preciosos ojos azules que tienes."

Implacable como cada noche, le iba declarando mis sentimientos. Sí, tal vez era una tontería, pero tal vez no. A lo mejor sólo así lograría sentirme mejor.

Igual así, de esa manera, conseguía desahogarme.

Aunque a la mañana siguiente, era igual que siempre.

Mi sonrisa al verla.

Los latidos de mi corazón desbocado.

El nerviosismo en mis manos.

Demonios, después de tantos años y aún no había conseguido evadir esas reacciones en mí.

Simplemente me era imposible.

Y de ese modo, viéndola, era el único en el que era feliz.

Sólo con mirarla podía olvidarme de mi misma y olvidar todo mi alrededor.

Sonreía irónicamente.

Era todavía más cierto que, por muchas veces que la observara a escondidas del mundo y hasta de mi propia vida, no podía obviar lo que mi alma gritaba.

Lo que todo mi ser ansiaba de ella.

Se detenía el tiempo cuando me contemplaba.

Y sonreía. Me sonreía. Sólo a mí.

A Fate T. Harlaown, Enforcer de la TSAB.

Después de tanto tiempo y tantos años. Sus curvados labios en forma de alegría al verme seguían volviendo locos todos mis sentidos.

Aún recuerdo que una vez, en el instituto, estuve a punto de confesarle lo que me pasaba.

Puedo hasta sentir la caricia que en aquel momento recibí y que fue la culpable de que ahogara esas dos palabras que llevaba desde ya tiempo queriendo sacar.

Queriendo saborear mi boca nombrándolas.

Y al final acabé diciéndolas en susurros, aquí, en nuestra cama. Donde sólo éramos amigas. Sólo eso...

"Te amo, Nanoha."

Otra noche más... en aquel amanecer, las decía.

Creyendo así que me calmarían.

Creyéndolo, creí que era lo mejor.

El resultado era siempre el mismo.

Cerraba los ojos deseando besarla.

Deseando amarla.

Abrazarla y cuidarla como ella merecía.

Y eso nunca llegaba...

Nunca...


Tormenta.

Primer Acto.

Por NaYmCo.



Otra mañana más. Entrecerraba mis ojos para verla despertar. Y en ese mismo instante pensaba si ese sería el día en el que se lo contaría todo.

Como cada noche, cada mañana ocurría igual.

Fate, eres una cobarde, repetía en un eco incesable dentro de mi ser.

Sí, lo soy. Era tan lógico ya.

Tan claro.

¿Qué iba a hacer el resto de mi vida?

¿Seguir declarando mi amor a esa persona cada noche en pequeñas palabras, y en silencio durante el día?

¿Cuánto tiempo más ibas a permanecer a mi lado? ¿Acaso estoy esperando a que te vayas?

Si te pierdo por no decirte esto… si te pierdo, Nanoha... yo...

Pero, ¿cómo expresar algo tan grande como lo que yo sentía? Podría parecer pequeño al mundo, pero para mi era lo único que tenía. Lo único que me levantaba cada mañana. Lo único cada noche al acostarme.

"Fate-san..."

Levanté la mirada de los papeles que ocultaban mis pensamientos a los demás.

"Shari... ¿qué sucede?" pregunté mientras la chica delante de mi mesa me miraba esperando algo.

"Fate-san, ¿no se acuerda?"

Parpadeé varias veces intentando regresar al mundo real y no al de sueños, en el que últimamente me encontraba.

Me disfrazaba de sonrisas falsas por fuera y por dentro moría cuando no estaba conmigo.

"¿Acordarme de qué?" contemplaba a aquella chica que me veía tras las gafas con una pequeña sonrisa al ver mi distracción.

"Fate-san, últimamente está en las nubes. La reunión va a empezar en cinco minutos."

La reunión de directivos y yo aún allí. Si además, era hasta normal. Y cierto que, por muchas cosas que pasaran en mi vida sólo su nombre borraba toda mi memoria y me llevaba a un mundo diferente.

En ese mundo nuestro.

De ella.

Mío.

Mi mundo.

Y me levanté a otro evento más con los directivos más aburridos del planeta. Shari me hablaba todo el camino y yo parecía ir en una nube constante.

Abrí una de las puertas y mientras ingresaba en la sala de juntas, tomé la firme decisión. Después de aquella reunión todo acabaría. Para siempre.

Te lo diría todo. No tenía por qué aguantarlo más.

Date prisa, Fate.

"Esto no tiene sentido" farfullé.

"Enforcer Harlaown, siéntese por favor."

Uno de aquellos hombres me ofrecía sitio, como siempre. Y como siempre se ponían a hablar y mi cuerpo tomaba el control automático de mi mente. Comenzaba a enseñar todos los informes y más cosas que solía hacer en mi trabajo.

Ése en el que últimamente, como decía mi asistente Shari, evadía al máximo.

Volví a sonreír. Y ahora que acaba esta estúpida reunión iré a buscarla. Y me dará igual si está con doscientos reclutas delante de ella. Me va a dar igual todo. Se lo diré. No aguanto más. No puedo más, debo decírselo, debo hacerlo...

Date prisa, Fate.

"Fate-san, tenemos una misión muy importante para usted."

Me habían cortado el flujo de pensamientos. ¿Una misión? Pero si hacía tiempo me dijeron que mejor me quedaba en tierra supervisando todo desde mi despacho…

"¿A qué viene esto? Creí que era mejor controlar todo desde aquí, como me dijeron ¿Hace un año?

Hace un año.

Eso llevo viviendo en un sueño.

Curioso.

Cerré los puños. Sabía que ellos me harían ir, y que sería de modo obligado. Si era así, era porque necesitaban a alguien como yo. Eso si no lo podría evitar jamás. Al parecer y después de tanto tiempo había logrado algo importante en mi vida.

Irónico.

En aquellos momentos ser la mejor Enforcer de la TSAB para mí era algo secundario.

Eso tiene su precio.

Éste...

"Es una misión muy especial, necesitamos de su presencia en un planeta lejano no administrado. Es..."

"¿Es?" dije sin casi dejarle acabar.

"Es una misión de alto secreto."

Mi mente quedó en blanco. Mi cuerpo se había tensado tanto que sin darme cuenta, me encontraba de pie. Con mis manos apoyadas en la mesa y mirándoles fijamente.

" Saldrá mañana por la mañana. Y es posible que sea un cometido arduo. Además no podrá tener contacto con nadie de fuera. Allí tendrá a alguien que nos pasará la información que necesitamos."

¿Arduo? Quería decir que...

¿Sin poder tener contacto con nadie? Eso significa que...

"¿De cuanto tiempo están hablando, caballeros?"

Levanté una ceja y mi cara pasó de curiosidad a enfado cuando me dijeron lo que tardaría en volver.

No pude contener una carcajada irónica.

"Por favor Harlaown, no haga como si no hablaran con usted. Últimamente está muy distraída con sus tareas, y por ese motivo ha bajado mucho la calidad de trabajo."

"¿Me está diciendo que no lo estoy haciendo bien?"

"Lo está usted haciendo perfectamente, inclusive sin poner mayor esfuerzo como lo lleva haciendo estos últimos meses, está sacando su trabajo a la perfección. Es lo más impresionante que he visto jamás. Sin embargo..."

"¿Sin embargo?"

"No esté a la defensiva, Fate-san. Sin embargo, sabía perfectamente que esto podría suceder en cualquier momento. Y también sabe que no podemos contar con nadie mejor que usted para una misión de este calibre."

Aquel hombre me había dejado paralizada. Sentía el sudor frío bajar por mi frente. Y mi corazón palpitar de impotencia.

"En este informe tiene todo lo necesario para ponerse al día en lo que llega y se dispone a actuar."

Todo era inútil.

No podía hacer nada.

Lo peor era el tiempo.

Aquello tenía que ser una pesadilla.

No podía estar pasando.

No podía ser.

Rendida, me dejé caer en el sillón de mi despacho.

La reunión había dado por concluida y me habían arrebatado el corazón en solo dos palabras.

'Un año...'

Eso era demasiado tiempo.

Demasiado..

Y allí mis ojos no pudieron ocultarlo más.

Mientras el atardecer caía y me quedaba sola en el edificio, las lágrimas no se contendrían más tiempo.

Agaché la cabeza tapando mi cara y llenando mis manos de aquellas gotas de rocío amargas. Y sólo una pregunta cruzaba mi mente.

¿Te volveré a ver?

"Nanoha..."

Me piden que me aleje de ti un año entero... no es justo. Es un precio demasiado alto. Tu ausencia será como estar en el mismísimo infierno.

Y ese néctar de mi mirada tristemente se desprendía.

Golpeaban mi mesa.

Y luego el suelo.

Y luego corrían por mis mejillas.

Y luego morían en mis labios.

Y así durante horas.

A veces me pregunto por qué lloran las personas. Y creo que el sentimiento de dolor o de felicidad conmueve el alma.

Tanto, que el cuerpo no puede soportarlo y tiene que escapar de algún modo.

En forma de lágrimas.

La tristeza. Mi tristeza murió de ese modo aquella noche.

Otra más...

¿Será la última?

¿Nanoha, nos volveremos a ver?

Mi gran miedo. Ese que hacía hundir mi pecho apretándose fuertemente.

Separarme de ti.

¿Cómo te lo voy a contar?

¿Cómo te lo voy a decir?

Sí, ahora había decidido expresarte mis sentimientos. Pero si lo hacía, sólo imaginar por un momento que tú me correspondieras… no podría decirte que te amo y luego tener que despedirme.

No.

No.

No sería justo.

No lo es.

Esto no puede estar pasando.

Me repetí aquella noche mil veces antes de meter las llaves en la puerta.

Y al entrar allí estabas. Sentada en el sofá como tantas noches mirando algunas pantallas.

Y me miraste.

Me sonreíste.

De nuevo a mí.

Sólo a mí.

¿Y cómo no te voy a corresponder a algo así? Aunque mi tristeza pudiera ser lo más evidente, mientras me acercaba, lo notaste y tus labios dejaban ese arco de alegría.

Nada más mirarme a los ojos ya sabías que algo ocurría. ¿Cómo no saberlo? Me conocías más que nadie.

Y al sentarme a tu lado. Me perdí en esos orbes azules, brillantes y hermosos que me observaban expectantes.

"Fate-chan, ¿ocurre algo?"

Me tomaste una mano y la acariciaste con cariño. Y mis ojos volvieron a rallar el dolor.

No pude decir nada, las palabras se ahogaban en mi garganta.

Sólo pude afirmar.

"Fate-chan, ¿qué ha pasado?" preguntaste nerviosa.

"Nanoha..."

Y después de mantener unos momentos la cabeza agachada levante la mirada para encararte. Cuánto dolor sentía dentro de mi ser.

"Nanoha... me han pedido que vaya a una misión."

Cerré los ojos sin creer mis propias palabras. Y al abrirlos vi tu rostro entristecido.

"Pero... si te habían dich..."

"Sé lo que me dijeron..." contesté fríamente. "Perdóname Nanoha, es que no me encuentro muy bien."

Acarició mi cara. Sus suaves manos se sumaron a mi piel estremeciendo mi cuerpo. Sin querer, entrecerré los ojos. Aquel calor que emanaban, era como un mar en calma para mí.

"Fate-chan, ¿cuándo te vas?" preguntó seria.

Al no recibir una respuesta comenzó a insistir. al tiempo yo evadía reflejarme en aquellos mares azules.

Tan hermosos.

Tan profundos.

Con tanta paz.

Sin quererlo la preocupé hasta que le respondí.

"Mañana..." dije sin mirar.

Y mis manos volvieron a llenarse de néctar. Su néctar. Las lágrimas colmaban sus ojos.

No lo soporté más, y la abracé. La rodeé con mis brazos y sentí como hundía su cara en mi pecho. La apreté contra mi alma fuertemente. Ojalá el tiempo se hubiera detenido. Ojalá... pero ambas sabíamos que era un abrazo triste.

Amargo.

Ahora ya no debía decirle. ¿De qué serviría? No podría estar con ella durante mucho tiempo.

Finalmente se quedó dormida entre mis brazos. Y aunque en cualquier otro momento para mí habría sido como un sueño, en aquellos momentos no lo sentía así.

La levanté del sofá y la acosté en la cama. Y pasé nuevamente el resto de la noche mirando como dormía.

Y de nuevo, declarándole mi amor entre susurros.

Vigilando sus sueños, me quedé dormida. No recuerdo cuando fue. Pero al volver a abrirlos ella me estaba mirando. Me observaba con la mirada apagada.

En silencio, le empecé a hablar otra vez. Si tú supieras lo mucho que te amo, Nanoha.

"Nanoha..." dije apresuradamente.

Tal vez fuera mi última ocasión. Quién sabe si a lo mejor no volvería de esa misión.

Bardiche, me avisó que era el momento de levantarme. De nuevo las palabras ahogadas.

Cobarde, Fate.

Sí, pero recuerda que ahora, ¿de qué sirve contarle ya?

Luego, y después de despedirme de Vivio, me acompañó a la zona de despegue. Mientras, mi corazón se iba agrietando hasta romperse en mil pedazos. Subí a aquel helicóptero que empezó a despegar. Al verla como se iba alejando lentamente, me quedé bloqueada. Sus labios susurraron algo que nunca comprendí. No pude escuchar por el sonido de aquel vehículo.

Y así me alejé lentamente de su lado.

Mi alma se desgarraba.

Mi cuerpo comenzó a enfriarse.

Mis puños se apretaron.

Ya no tendría sus ojos cada mañana. Ni cada noche al regresar.

Me odio.

Por no decirte. Me odio... y esa pregunta otra vez.

¿Te volveré a ver, Nanoha?

Sí. Date prisa, Fate.

Lo haré, lo que sea por verte otra vez. Lo prometo.

Es una promesa, Nanoha...

Volveré...


N/A: Bueno llego con un fic nuevo, la culpable de ésto fue una canción nueva de Nana Mizuki. El caso es que me dio por empezar a escribir y sin darme cuenta había creado un nuevo fic, este será el primero de varios. Tengo pensado alrededor de 5. Por otra parte blood también tengo pensado en sacarlo posiblemente a finales de semana si el tiempo me deja. Y en cuando a 7 días tengo buenas noticias. Ya tengo en la cabeza como irá el capítulo, así que no desespereis aunque os lo he hecho pasar algo mal por mi tardanza. Espero que mientras tanto se entretengan con este fic que no pretendo que sea muy largo. A lo sumo 5 o 6 capítulos. Espero que lo disfruten.

Tomatazos y demás comentarios ya saben...

Recuerden entrar en los foros coyuhi allí hay mucha información en el aula de Nanoha.

PD: Este capítulo está especialmente dedicado a las chicas de Convivencias MSLN que están ahora mismo con mucho trabajo y pese a eso siguen intentando escribir lo mas rápido posible. y nada más hasta el próximo capítulo... saludines.