Una mañana en la ciudad de Nueva York, el día de Navidad del año 1995. Mientras unos patinaban en la pista de hielo, ubicada en alguna parte del Central Park, otros iban de paseo en carruaje, el típico gran árbol navideño y la nieve estaba en lo suyo, claro.

—Bien, déjeme ver si entiendo… —decía Shelby Corcoran a su celular, muy bien abrigada, pues, andaba en alguna parte del Central Park… ¡Cómo si saber eso fuera lo más importante de la historia! Puf!— ¿Me dice que solo hoy podemos reunirnos? ¿Hoy, víspera de navidad y también el cumpleaños de mi hija?

—¡Juguemos a la geografía! —le decía una Rachel de 10 años a su amiga Quinn de 11 años, acercándose a algo que parecía más restos de nieve; ambas estaban vestidas con unas parkas beige, Rachel tenía un pantalón azul, una bufanda roja y su pelo castaño suelto, y Quinn tenía un pantalón negro, camisa cuadriculada negra que se le notaba porque su parka estaba abierta, con su pequeño pelo rubio suelto. Y estos detalles sí son importantes porque sí.

—California. —respondió Quinn, alejándose de los restos de nieve y su amiga se inclinó a agarrar un poco de ello.

—Arkansas —le dijo Rachel, haciendo una "bola de nieve" con aquellos restos, una mujer con mucha imaginación, supongo.

—¿Arkansas? ¿eso termina con 'ese' o con qué? —preguntó la rubia confundida.

—Con 'ese'.

—Ssss… podría ser Sudáfrica —le dijo emocionada, señalándola, de haber encontrado un país con 'ese'.

Rachel sonrió, señalándola de regreso —Pero ya dijiste África.

—Pero no Sudáfrica. —le aclaró, sacándole la lengua y Rachel le lanzó su bola de nieve en el brazo.

¿Saben quiénes más seguían en lo suyo? Los famosos taxis amarillos de Nueva York.

—¿Qué sucedió? —Shelby por el celular, mientras caminaban por las calles neoyorquinas.

—Atala —le dijo Rachel a Quinn, que iban caminando a la par de Shelby.

—Bueno, ahora, estás inventando —la volteó a ver y regresó su vista a su camino, dándole un pequeño golpe con su mano, que estaba metida en uno de los bolsillos de su parka, en el codo de Rachel.

—Es cierto, existe —Rachel la veía, mientras caminaban.

—Bueno, uh… —pensaba la rubia— a… a… ¿Qué empieza con 'a'? ¡Oh! —volteando a ver a la pequeña castaña— ¡Arriba!

—'Arriba' no es un lugar —le explicaba, negando con su cabeza.

—Sí, sí lo es —señaló con su índice derecho hacia el cielo de la mañana de Navidad—, está allí… arriba —Rachel dirigió su vista hacía allá.

La más pequeña negó, sonriendo —Eres una tonta. —Se detenían frente a un cristal y atrás de éste estaba un cartel de una obra de teatro que se llamaba One Special Night (Una Noche Especial), unas manos con guantes lo inclinaban un poco. La pequeña Rachel suspiró, Quinn lo notó y la miró.

Shelby se acercó a ellas—Eso está mejor. —Pues, tal parece, era ella quién estaba arreglando ese cartel, porque era la directora de la obra. Tenía que cuidar la promoción de la misma. Las empujó suavemente para que siguieran caminando.

Ahora, ellas dos se encontraban en una mesa de algún restaurante algo elegante, cada una en cada extremo. Con un helado de chocolate en el centro de la mesa para las dos. Rachel agarró un poco con una cuchara, luego tomó de su taza con chocolate que tenía crema batida encima y le quedó un poco de esta en su nariz y boca. Quinn rió, señalándole la nariz para que se limpiara. Rachel también se rió, limpiándose con su mano derecha.

Quinn vio en una mesa atrás de ellas dos, estaba una mujer con tres niños pelirrojos casi de la edad de ellas —¿Cuál es su historia?

—Oh, pobres niños —dijo en un tono triste fingido—. La mujer, Annie Winkle, es dueña de un circo itinerante, donde los niños trabajan. —Quinn muy atenta a lo que la castaña decía— Su madre es la mujer gorda y… sabes, su padre es el tragasables y doma-leones.

—¿Nombre del circo? —preguntó la pequeña rubia, con su mirada fija en Rachel.

—"El Genial Espectáculo de —haciendo un gesto de arcoíris con sus manos— Annie y sus leones extravagantes" —Quinn rió ante la imaginación de Rachel, por la historia que se inventó al ver a los niños y a la señora que los acompañaba—. Los artistas —siguió— deben presentarse frente a los niños extraterrestres con tres cabezas —haciendo gestos con sus manos— y seis pies— Ellos no aplauden como nosotros, ¿sabes? —le explicaba.

—Eeh… —algo confundida— ¿Qué es lo que hacen?

—¡Bailan tap! —se levantó de su silla y empezó a bailar, haciendo un zapateo en el suelo de madera.

—Es la historia más genial —sonriendo mientras veía como Rachel bailaba tap frente a ella. Segundos después se acercó Shelby que se había reunido con la persona que estaba hablando por celular hace ratos. Shelby tocó el hombro de Rachel, quien se detuvo.

—Uhm. —Shelby— Bueno… —se aclaró la garganta, en una silla a la par de la de Rachel, para sentarse y se sentaron. Rachel mirándola— eso fue una pérdida de tiempo —refiriéndose a la persona con quien se había reunido—. Realmente querían que monte un musical sobre vampiros adolescentes, digo… ¿quién en su sano juicio querría ir al teatro a ver un grupo de vampiros cantando? —Rachel y Quinn sonrieron— Bueno, parece que estaba delicioso —dijo viendo el vaso largo de cristal en el que había estado el helado.

—Mmh. No lo comí todo yo sola —sonrío viendo hacia la rubia, removiéndose en su lugar—, Quinn se comió la mayoría.

La rubia abrió su boca —¡Claro que no, Rach! —la castaña se rió.

—¡Ah! Bueno, linda. Ya fue suficiente. Hora de irse —agarró el vaso de cristal para dárselo al mesero que se acercó a ellas.

—Pero celebramos mi cumpleaños —le decía triste la pequeña Rachel a Shelby.

—Gracias —Shelby le dijo al mesero. Ella se levantó de su silla— Apúrense, ya hemos perdido mucho tiempo aquí. —y se alejó de la silla, dejando a Quinn y a Rachel ahí.

Rachel suspiró y cerró los ojos.

Quinn la miraba fijamente —¿Estás bien? —le preguntó preocupada.

Sin abrir los ojos, Rachel: —¿Te recuerdas cuándo era pequeña y creía que si cerraba los ojos nadie podría verme?

—Sí —respondió la pequeña rubia.

Rachel abrió los ojos y su mirada permanecía fija en su taza de chocolate —Quiero seguir haciéndolo.

Quinn agachó la mirada hacia donde la tenía Rachel, luego girando su vista hacia la derecha y la regresó algo sorprendida, aunque la pequeña castaña no lo había notado. —No mires ahora; pero… —regresó su vista hacia la derecha— acabo de ver —ya con la atención de Rachel, señaló con su cabeza hacia la derecha— a la niña más bonita que he visto en mi vida.

Rachel vio confusa hacia la derecha de ella y luego regresó su vista a Quinn —¿Dónde? —preguntó una confusa Rachel.

—A tu izquierda; pero… —levantó su palma izquierda para que la castaña detuviera su acción— no voltees rápido —entendiendo, Rachel movía muy lentamente su cabecita hacia su izquierda—, seguro está cansada de que la vean todo el tiempo. —Quinn veía a Rachel— Un poco más.

Rachel se topó con su reflejo, en el espejo y sonrió entendiendo lo que Quinn había hecho. Quinn, sonriendo, se inclinó un poco para ver también hacia el espejo, pues, éste era algo pequeño y solo reflejaba a Rachel sentada. La castaña regresó la mirada a Quinn y la rubia lo hizo, igual, sonriéndose. La pequeña Rachel se levantó, la rubia siguió a la niña con la mirada, fue hacia Quinn, ésta se levantó de su silla, también, y se abrazaron.

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Adaptación de una de las escenas de la película llamada Sundays at Tiffany's (por eso este ONE-SHOT tiene ese nombre). La película es bonita y es así como inicia (aunque yo he cambiado unas cosillas, claro ñ_ñ), así que NO es spoiler por si alguien quisiera verla. ;)

MsPxo