Disclaimer: los personajes de Hetalia no me pertenecen.

Advertencia: Sufrimiento ajeno (?) Transformación de sexo.

Aclaraciones: Rusia y Lituania llevan una relación formalizada desde hacía un tiempo, el nombre para Ucrania será Katyusha y se referirá a Iván de distintas formas (Iván, Vanya, etc.), entre Estonia y Letonia NO hay una relación de pareja. (a menos de que surja algo ;3)


Cambios en la Nieve

Empieza a nevar.

Esa noche había dormido con él, no era algo extraño, lo hacían a menudo, y la verdad es que con el clima de la casa del ruso era bastante agradable tener una persona al lado que te brinde calor, pero esa noche en particular había algo que le molestaba, no está seguro, pero sentía que algo podría andar mal consigo mismo.

Se removió incomodo entre las sabanas, no importaba de qué forma estuviera, no podía conciliar el sueño, hasta que sintió la mirada penetrante del ruso sobre su espalda.

-¿No puedes dormir?-preguntó preocupado.

-Parece que no.-dijo volteándose a verlo. Hasta ese momento había intentado de todo, pero entonces se le ocurrió una idea bastante agradable.- ¿Puedo abrazarte para dormir?

-Si te ayuda de algo no hay problema.-dijo el rubio acercando su almohada a la otra.

-Gracias.-el castaño se acomodo en el pecho del ruso, escuchó el latir del corazón del más alto, unos compases tranquilos lo iban arrullando de a poco, parecía que eso era lo que le faltaba para dormir, mientras una mano acariciaba su cabello.

-Buenas noches Lituania.-dijo antes que este lograra conciliar el sueño.

Al día siguiente Lituania se despertó temprano, igual que de costumbre, se vistió, sin hacer ruido, y fue a preparar el desayuno antes de que el resto de los habitantes de la casa despertaran.

-Les haré algo de dulces y pan negro- pensó mientras ponía la tetera para preparar el té y se disponía a preparar el pan de centeno.- ¡Oh!, pero a Iván le gusta el pastel de chocolate, me pregunto sí quedará... ¡Ugh!-extrañado por el repentino dolor miró a su estomago, no era normal que algo así le pasará, así simplemente lo ignoró.-Menos mal, queda un pedazo.-murmuró revisando la nevera.

Mientras tanto en la habitación de Rusia, este acababa de despertar y se estaba vistiendo cuando escuchó un estruendo desde la cocina, salió de su habitación y corrió hasta encontrarse con Lituania tirado en el suelo, al igual que los utensilios de cocina, aferrándose el estomago mientras temblaba.

-¡¿Toris?-iba a socorrerlo, pero cuando lo movió el lituano soltó una exclamación de dolor justo cuando Edward y Raivis, aun en pijamas, entraban a la cocina.

-No me muevas,...por favor...

-Edward, llama a un doctor.-ordenó el ruso.-Toris, no puedo dejarte aquí. Raivis, abre las puerta de mi dormitorio.-dijo el ruso levantando al lituano.

-¡Ngh!-exclamó cerrando los ojos.

-Aguanta un poco.-dijo mientras iba subiendo la escalera, el pequeño Raivis abrió la puerta del dormitorio y Rusia dejo a Lituania sobre la cama, le quitó los zapatos y lo cubrió con el cobertor.-El doctor ya está en camino.

-G-gracias...-apenas abrió los ojos al decir eso y otra punzada le hizo retorcerse de dolor.

-Raivis, trae un poco de té para Toris.-dijo suavemente mientras le miraba por el rabillo del ojo.

-E-enseguida.-dijo el menor corriendo a la cocina.

-¿T-te quedarás c-conmigo...?-preguntó el castaño sacando la mano del cobertor.

-Da.-respondió sosteniendo la mano del lituano, al hacerlo este sonrió, pero Iván sabía que esa sonrisa era falsa.- ¿Toris? Cielos, se ha desmayado.

-¡Señor Rusia! El doctor ha llegado.-Estonia era seguido por un hombre de traje.

-Adelante.-dijo con su típica sonrisa escalofriante mientras se hacía a un lado, pero notó que Toris lo tenía bien sujeto.

El doctor, tras recuperarse del susto que provocó aquella sonrisa y ver como el paciente se aferraba al hombre de bufanda, dijo al de ojos amatista que podía quedarse y ayudarle.

Estonia salió de la habitación, cerró la puerta, bajo hasta la cocina y vio a Raivis preparando un té para Toris.

-Será mejor esperar para eso.-le indicó acariciándole la cabeza al menor.

-¿Lituania va a estar bien?-preguntó dejando la taza a un lado y abrazando al de lentes.

-Claro que sí, Raivis. Va a estar bien.-susurró tratando de tranquilizar al menor.


-Es todo lo que puedo hacer.-dijo el doctor guardando su indumentaria.-Sería más seguro llevarlo al hospital en cuanto despierte, y si sigue sintiendo dolor que tome una de estas pastillas, así soportara el viaje.

-Gracias doctor.-dijo el ruso, ahora guiándolo a la salida.-Iremos a la consulta tan pronto como sea posible.

-Eso espero.-dijo colocándose la gabardina.-Los estaré esperando.

-спасибо (gracias).-al abrir la puerta pudo ver que comenzaba una ventisca.-Tenga cuidado en el camino.

-La tormenta apenas está empezando, llegaré al hospital antes de que se haga peligrosa.-rió el hombre mientras se colocaba su sombrero y se dirigía al vehículo que había quedado estacionado en frente de la casa.

-Señor Rusia, ¿cómo esta Toris?-preguntó Raivis llevando una bandeja con la infusión para el mayor de los bálticos.

-Va a estar bien.-dijo sonriendo, pero no con esa sonrisa diabólica, sino que con una amable.-Yo le llevaré esto.

-S-sí... pero... ¿qué paso aquí?-murmuró cuando el mayor ya estuvo lejos.

Desde el pasillo se pudo escuchar el rechinar de una puerta al abrirse y al cerrarse, lo que al mismo tiempo despertó de Toris.

-Mmh...-Lituania abrió los ojos cuando Iván entraba.- ¿Eh? Rusia-san, no tenia porque molestarse... yo...-dijo levantándose bruscamente.- ¡Ugh!

-El doctor dijo que debías reposar, ¿da?-dejando la bandeja en el velador para luego ayudar al castaño a recostarse nuevamente.-Iremos al hospital en cuanto puedas levantarte.

-¿Qué me ocurrió?

-Ah...-sonrió tras su bufanda.-Pues veras, te desmayaste y llamamos a un doctor, te examinó, pero puso una cara de miedo cuando escucho con el estetoscopio. Dijo que sería mejor revisarte en el hospital, así que iremos en cuanto puedas moverte un poco y disminuya la ventisca.

-¿Eso es todo?-le parecía demasiado simple... faltaba información.

-Net (no)-Rusia se puso algo nervioso y agachó un poco la cabeza.-, es que no entendí a lo que se refería.

-Ya veo.-dijo el lituano.- ¿Es necesario esperar a que pase la ventisca?

-Cuando se trata del general invierno es mejor esperar.-dijo Iván.-Además sería un desperdicio dejar esto, lo preparo Raivis.-acercándole la taza.

-Gracias.-sonrió recibiendo la taza.


-Parece que la ventisca ya paso.-dijo Edward mirando por la ventana.-Quitare la nieve de la entrada al cobertizo, mientras ve a decirle a Lituania que se prepare.

-Claro Edward.-dice Raivis antes de salir corriendo al cuarto del ruso.

-¡Letonia, no corras por las escaleras!-le reclamó el de lentes antes de salir.

El menor llego a la habitación de su jefe, antes de meter la pata como siempre, milagrosamente, se detuvo a pensar lo que haría y luego tocó la puerta.

-¿Sí?-preguntó Rusia abriendo la puerta.

-L-la ventisca ya cesó, Edward está quitando la nieve para llevar a Toris al hospital.

-Gracias por avisarnos. Ve a ayudar a tu hermano, yo ayudare a Toris, ¿sí?

-S-sí señor Rusia.-dijo apresurándose a bajar la escalera.

-Cuanta energía.-admiró el de ojos amatista volviendo dentro de su habitación.- ¿Toris, ya puedes levantarte?

-Creo que sí.-dijo bajando de la cama.- ¡Wo!-iba a caer, pero Rusia lo sostuvo.-G-gracias, Iván.

-Parece que aun te tiemblan las piernas. Déjame ayudarte.-sonrió luego de que el castaño se sentara. Le ato las agujetas y luego bajaron a la primera planta. Toris se iba sosteniendo de Iván, de cierta forma era reconfortante estar así de cerca del rubio. Llegaron a la entrada e Iván le coloco el abrigo sobre los hombros.

-Gracias.-dijo mientras terminaba de acomodarlo y un pequeño sonrojo se apoderaba de sus mejillas.

-No es nada.-respondió el más alto.- ¿Vamos?-extendiendo una mano al castaño.

-sí.-dijo este tomándola.


Raivis se quedo en casa por si legaba alguien más o necesitaban algo para el regreso. Edward condujo hasta el hospital, mientras que Rusia iba de copiloto indicándole las calles que debían tomar y Lituania iba dormitando en el asiento de atrás.

Tardaron cerca de veinte minutos en llegar al hospital, ¿cómo era posible que hubiera tanto tráfico justo después de una ventisca? Tras estacionar despertaron a Toris y bajaron del auto, pero al hacerlo, el lituano sintió otra punzada que casi lo tira al piso de no ser porque Iván y Edward lo sostuvieron a tiempo.

-¿Estás bien? ¿No necesitas que te cargue?-ofrecieron ambos al mismo tiempo.

-No se preocupen... sólo necesito respirar un poco.-dijo el castaño antes de mirarlos claramente agotado.-Bien, andando.-animó enderezándose para luego avanzar sujeto de los dos más altos.

...

-Bien señor Lorinaitis, el doctor lo llamará en un momento, por favor espere en la sala que esta por el pasillo a la derecha.-dijo la secretaria con ese tono amable y automático que suelen utilizar todas las enfermeras ejecutivas.

-Gracias.-dijo el lituano para luego volver a sostenerse de los rubios.

-¿Seguro que no quieres que te cargue?-cuestionó el ruso.

-Estoy completamente seguro.-le respondió con una gotita en la cabeza.-Además ya les he causado suficientes problemas, apostaría que ni siquiera han desayunado.-ambos rubios desviaron la mirada, los había atrapado, ojalá luego no le pregunte a Raivis, fue el pensamiento que cruzo por sus mentes.

-"Toris Lorinaitis pase al box 15".-se escucho del altoparlante.

-Eso sí fue rápido.-apremió Iván, ni siquiera habían llegado a sentarse. Fue cuando entraron al box que notaron que el doctor que atendía al castaño era el mismo que había ido a su casa.-Qué coincidencia, no pensé que nos veríamos sin que otro doctor le avisara que estábamos aquí.

-Bueno, bueno. Veamos que le ocurre a Lorinaitis.-dijo el doctor levantándose de su asiento. Pero no fue sólo un chequeo, no, término pasando casi por todos los scanner, ultrasonidos y ecografías que había en el hospital, todo para llegar a una conclusión que los especialistas luego nombrarían como un caso "EXTRAÑO".-Bien, tras todos estos exámenes pudimos determinar que la estructura ósea de Lorinaitis está cambiando. El motivo llegara dentro de momento.-un fax llegó al box quince.-Justo a tiempo. Bueno, para hacer más raro el caso, sin mencionar que no son humanos, sino países, es que su cuerpo, señor, se está adaptando a una estructura femenina debido a que posee un tiempo de gestación de casi dos meses.

El silencio fue lo único que lleno el lugar durante un buen rato hasta que fue interrumpido por un "kol kol kol kol kol" incesante.


-No es momento de bromas, señor.-dijo Toris tomándolo a la ligera.

-No estoy mintiendo.-dijo el doctor seriamente. La cara de Toris cambio a una mueca desencajada.

-¡¿Cómo?... Es decir, ¡soy un hombre! ¡Eso es biofísicamente imposible!

-Eres una nación. No un humano.-le recordó el de ojos amatista preocupándose por el comienzo de un ataque histérico en el castaño, sobre todo porque en los lituanos estos suelen terminar en...

-¡Pero no es lógico! Hasta donde sé y he comprobado hasta ahora, se suponía que tenía el cuerpo de un humano ¡MACHO!-enfatizando esta última palabra.

-Es porque eres una nación, las naciones cambian de acuerdo a sus habitantes, ¿por qué no iría a cambiar su cuerpo también?-dijo el doctor ajustándose las gafas.-También estoy sorprendido por esto... nunca ha pasado.

-¿Por qué duele tanto?

-¿Qué?-Edward estaba parado en la puerta, apoyado en ella realmente, a punto de caer.- ¿Toris va a...?-se retiro de la habitación y luego se escuchó un grito, ¿frustrado?, desde el techo

-Me pregunto si el pequeño Raivis reaccionara de la misma forma.-dijo Rusia divertido.

-¿Eh?-se asustó el lituano lamentándolo por él menor.-Señor Rusia, eso significa... No, volviendo al tema, he sido durante siglos un hombre, y me estoy transformando e-en una mujer, ¡¿tiene idea del daño/trastorno que me provocará eso?

-Me hago una idea.-dijo el doctor mirando el expediente, la parte psiquiátrica, del castaño.-Pero tengo en mente un par de psiquiatras que podrían ayudarlo... y disculpe por preguntar, pero ¿Quién es el padre?

-Yo.-dijo el ruso sonriendo tras su bufanda.

-¿La depresión endógena y, por lo que veo, bipolar es hereditaria?

-Un nuevo problema que agregar a la lista.-pensó el doctor.-Me temo que sí.

-¿Eh? Toris, ¿eso no significa que eres endógeno bipolar?

-No, Rusia, yo sólo soy depresivo, el bipolar eres tú.

-Ah, sí, algunas personas me lo han dicho.-sonrió el ruso.


Horas después, en casa, los tres adultos entraron sin emitir palabra alguna, dos de ellos fueron directo al cuarto de Toris y el otro se sentó en la mesa cruzando las manos para apoyar su cabeza en ellas.

-¿Qué ocurrió? ¿Qué tiene Toris?-pregunto el menor de los eslavos.

-Toris va a estar bien, no quieres saber que tiene y no quiero recordarlo.-dijo Edward, con lo cual sólo logro preocupar al pequeño letón.-Ve a hacer algo, no te me quedes mirando.

-...Es la primera vez que me trata así.-lloriqueo en su interior se fue a hablar con la ucraniana que había llegado hace no más de quince minutos.

-¿Ya llegaron?

-Sí... pero no quieren hablar.-dijo tristemente a la mayor.

-Y yo que les traía un pie.-se lamento la ucraniana.-Bueno, s-sí les damos un momento puede que quieran habla.

-Tiene razón señorita.-dijo el menor sonriendo condescendientemente.-y puede que para entonces lleguen la señorita Natalia y el señor Félix.


-¿Estas enojado?-jamás lo había visto así. Se recriminaba por el estado de ánimo del castaño, es decir, a él le parecía encantadora la idea de tener un niño que mimar en casa, pero si consideraba lo que le ocurría al lituano no era nada bonito.-Lo siento.

-Nada se va a remediar con un "lo siento", lo hecho, hecho esta. Sólo debo acostumbrarme... ¡¿pero cómo se supone que lo haré? Esto duele y encima me hará cambiar, para siempre. No quiero eso, no podre acostumbrarme.-le gritó al rubio mirándolo con lagrimas en los ojos.

-Toris,-puso una de sus manos en la mejilla del más bajo.-sé que es mi culpa, y realmente me gustaría cambiar de lugar contigo si eso pudiera quitarte el dolor, pero no puedo, por eso...déjame ayudarte en todo lo que necesites.

-¿Por qué haces esto?-preguntó el lituano dejando caer sus lágrimas.

-Porque te amo.-dijo abrazándolo. Si cierto americano o polaco supiera lo que acaba de decir, está más que seguro de que lo molestaría por el resto de su larga existencia.-y no quiero que nada malo te suceda.

-¿De verdad?

-Da, Toris, de verdad.

Un rato después, con todo el melodrama hormonal superado porque Rusia logró encontrar las palabras adecuadas sin dejar que su bipolaridad saliera a flote, se encontraban hablando de cosas triviales y cosas que pasarían cuando el bebé naciera, Lituania notó algo que resultaría algo extraño, y problemático, para el futuro.

-Rusia, si vamos a tener una micro-nación, tendremos que casarnos, también preguntará por qué las fotos en las que aparezco antes de esta fecha luzco como lo que soy ahora y no lo que conocerá y, esa micro-nación, uno de estos días se independizará... ¿Qué haremos entonces?

-Ahora que lo dices...-un momento de silencio entre los dos.-Acabo de caer en cuenta de eso... Kol.


¡Marii gracias por las correcciones y resolver mi dilema con tus consejos ^^, Hanna gracias por la ayuda con el titulo!

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