Primera publicación: 10 de Septiembre 2015

Resubido: 15 de Agosto 2018

Palabras: 3083

"Soy ese ángel de la guarda que cuida de ti en cualquier momento y lugar"

Lo Que No Ves

I

"Paso 1: Asegurarle que Siempre la Protegerás"

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La claridad de la luna no era suficiente para iluminar aunque sea mínimamente aquella oscura habitación donde el habitante dormía con la cabeza oculta bajo la almohada. Había tenido una jornada sumamente ocupada como representante del Símbolo de la Determinación en La Batalla de la Frontera de Kanto. Le gustaba, pero a veces sentía que Scott confiaba demasiado en él y el trabajo lo colapsaba. Odiaba permanecer quieto en un solo lugar pero se había comprometido y debía hacerse responsables de sus palabras.

Un destello proveniente de la mesa de luz acompañada de una suave vibración, si logró iluminar la habitación. El rostro del dueño del móvil aparecía en la imagen que brillaba en la pantalla del celular junto a una chica de cabellos pelirrojos, ambos con muecas chistosas.

Por más cansado que se encontraba sacó el brazo izquierdo de la sábana para tomar el teléfono.

—¿Quién molesta a estas horas? —gruñó saliendo de su cómoda posición para ver la imagen en el celular, ésta lo hizo sentarse de golpe en la cama y mover el dedo pulgar por la pantalla para responder— ¡Misty! —un suspiro y un evidente llanto lo hizo poner de pie— ¿Estás llorando? ¿Tú? ¿Qué pasó? ¿Estás bien?

«Pues… yo… Gary estaba con…»

—¿Dónde estás? —preguntó yendo hacia su closet, sostuvo el celular entre su cara y el hombro para poder sacar un abrigo largo— ¡Voy por ti en este momento! —cortó la llamada y se prendió los botones de forma apresurada— ¡Pikachu! —lo llamó, el roedor eléctrico abrió un poco los ojos para mirarlo con molestia— Voy saliendo, voy y vuelvo.

Y tras aquellas palabras, tomó las llaves de su vehículo y salió de la casa colocándose los zapatos.

—Nah, si yo sabía que este día llegaría —exclamó poniendo el auto en marcha—. Y no puedo desperdiciar esta oportunidad —con una sonrisa salió del garaje con dirección al hotel de ciudad Celeste. Cuando llegó estacionó y bajó a buscarla, no tardó mucho en hallarla. Su mejor amiga, la chica que por muchos años vio solamente como eso y que ahora, ocupaba cada uno de sus pensamientos estaba sentada en la plaza frente al hotel, luciendo un bonito vestido de gala color verde y un chal negro, tenía la mirada en la nada y el delineador de ojos un tanto corrido— ¿Misty? —la llamó, ésta levantó rápidamente la mirada y corrió hacia él.

—¡No era yo! —exclamó al abrazarlo— No era yo la elegida —ante aquel sollozo, Ash colocó la mano derecha en la nuca de la chica para consolarla, aunque no podía evitar sonreír por la situación en que ponía a Misty una vez más, un paso más cerca de él.

—Te lo dije —le recordé un tanto indignado—, Gary está en la edad en el que el Profesor Oak lo quiere casado, con hijos y cuidando el laboratorio —bajó la mano derecha hacia la espalda y la abrazó con ambos brazos por la cintura— Solo está entreteniéndose antes de que le echen el lazo en el cuello…

—Pensé que yo… —pero no pudo seguir hablando. Ash se separó de ella y lo miró con una sonrisa— ¿Ash?

—Vamos —le tomó la mano y se la llevó con ella—, hace frio y es hora de dormir —le enseñó su celular— ¿Ves la hora? —protestó fingiéndose molesto por haber sido despertado a las tres de la madrugada.

—¡Tú me dijiste claramente "Llámame a cualquier hora que me necesites"! —declaró la chica limpiándose el rostro con el revés de su mano libre— ¡Eso hice!

Ash la miró una vez más al abrirle la puerta del acompañante de su automóvil.

—¡E hiciste bien! —afirmó— Hiciste bien.

—Por cierto Ash —dijo antes de que éste cerrada la puerta. Ash la miró como dándole a entender que podía seguir hablando—, ¿saliste muy apurado, verdad?

—¿Por qué la pregunta? —aunque no necesitó respuesta, se encontró de pronto mirándose a él mismo, no solo tenía la chaqueta mal abotonada, sino que llevaba en los pies, zapatos distintos— ¡No te atrevas a decirme nada! —le prohibió cerrándole la puerta y corriendo abrió la suya para subir al vehículo.

—Supongo que el que te llame a esta hora y llorando no te da tiempo a combinar ropa, ¿Verdad? —preguntó con algo de vergüenza acomodándose el cinturón de seguridad.

—Supones bien —respondió el As de Frontera acomodándose el cinturón para echar a andar el auto—, me llevé un buen susto pero al menos estás bien —extendió su brazo hacia ella, y colocó dos de sus dedos en la frente femenina para tirarla hacia atrás en el asiento— Descansa mientras tanto.

—Estoy bien —exclamó pero una vez más fue lanzada hacia atrás por el moreno.

—¡Hazme caso! —ante el reto se quedó en silencio y se acomodó en el asiento— Gracias.

No anduvieron mucho, quizás unos cinco minutos como máximo y la líder de la ciudad estaba completamente dormida, cuando Ash estacionó el auto en el garaje de su casa. El moreno sonrió con negación y la despertó para que descendiera del auto. Suspirando y dando un gran bostezo, la chica bajó para ingresar a la casa.

—¿Voy a dormir aquí? —preguntó cuándo entró a la casa.

—¿Quieres que te lleve al gimnasio a esta hora y tus hermanas te llenen de preguntas? —respondió dejando las llaves colgadas y con una ceja alta.

—Sí, tienes razón, olvídalo —exclamó dejándose caer en el sillón del living— ¡Quiero un café de esos espumosos que haces tú! —le pidió a Ash juntando sus manos frente a ella, como si actuar así de linda causara algún efecto en el moreno. Aunque, curiosamente, el esperado.

—Bien, te lo haré —protestó e ingresó a la cocina—Pero, ¿de dónde sacaste esa cara tan chistosa que hiciste? —le preguntó, porque realmente si no tuviera algo de autocontrol esa cara le haría reír. Se veía -sin dudas- demasiado cómica tratando de ser tierna. No iba con su personalidad.

—Todas las chicas que te siguen consiguen de ti lo que quieren haciéndote esas caritas —protestó quitándose el chat y lanzándose hacia atrás cruzándose de brazos—, eres muy fácil Ash. Así nunca vas a encontrar una buena mujer.

—Mira quien lo dice —comentó mientras batía, prohibiéndole a la pelirroja escuchar sus reglamos. Dejó las dos tazas con el batido e ingresó a su habitación para volver con una camisa y un pantalón— Toma, ve a cambiarte para que puedas dormir después del café.

—De acuerdo —tomó ambas piezas e ingresó al baño a cambiarse. Se encontró horrible cuando se vio al espejo y podía notar su maquillaje corrido. Todo el tiempo que había perdido en arreglarse y no había valido la pena. Con una mueca se quitó el vestido para cambiarlo por la camisa y el pantalón de buzo que Ash le había pasado. Se lavó la cara con abundante agua y se soltó el pelo antes de salir una vez más a la sala.

—Tu café —indicó Ash la mesa mientras se sentaba en el sillón de un cuerpo— Te lo tomas mientras me explicas que fue lo que sucedió.

—Está bien —bufó. Lo que menos quería era recordar lo que vio, pero era necesario para que Ash la ayudara. Se sentó en el sillón con las piernas dobladas como indio y tomó el café con ambas manos. Aspiró el olor del mismo con una sonrisa— Huele tan bien.

—Lo sé —respondió Ash moviendo la mano para que ya no demorara—, lo preparé yo. Así que, cuenta.

—Bueno, tú sabes, hace un par de meses —bajó la taza para empezar a jugar con sus dedos—, Gary comenzó a visitarme en el gimnasio. Yo lo conocía, sabía que estaba buscando diversión y no se la iba a dar…

—Hasta que se la diste —la interrumpió con una mueca de fastidio de sus labios, pero bajó la mirada y movió su mano derecha en círculos para que continuara.

—Entonces —se volvió a acomodar tomando la taza una vez más para apoyarse contra el respaldo del sillón—, insistió e insistió hasta que consiguió mi sí.

—Un sí muy fácil —volvió a interrumpirla.

—¿Me dejas continuar? —preguntó mirándolo de reojo, Ash corrió su mirada bebiendo un poco del café.

—Adelante.

—Me dijo que para demostrarme que iba enserio conmigo, cuando cumpliéramos más de seis meses pues… —hizo una mueca— iba a presentarme en sociedad como la "elegida" —sostuvo la taza con la mano derecha para hacer las comillas con la izquierda.

—¿Eso pasó ahora? —preguntó Ash señalando hacia atrás. Estaba confundido de los resultados de esto.

—Pues, me invitó y cuando me dio la fecha —tomó aire antes de continuar—, le dije que ese día tenía una competencia muy importante en el gimnasio y no podía suspenderla. Peleamos —hizo un silencio por lo cual Ash la observó detenidamente esperando descifrar lo que sucedió en el rostro de su amiga.

—¿Y cómo terminaste en la fiesta? ¿Qué pasó ahí? —cuestionó. Realmente empezó a imaginarse algo que cuando Misty empezó a hablar, sus ojos fueron agrandándose de la sorpresa.

—Terminé antes de lo previsto, así que me dije que iba a darle una sorpresa, pero yo fui la sorprendida. Al llegar a la fiesta, Gary estaba con una chica que sonreía junto a él. Cuando le preguntaron quién era, si acaso era la elegida el respondió: "Si no me cambia por una batalla, seguramente será la elegida."

—¡Que desgraciado! —el ruido que hizo Ash hizo que la pelirroja saliera de sus pensamientos para mirarlo, éste había chocado de sus puños de la ira, y su mirada no demostraba estar muy contento que digamos— ¿El burro hablando de orejas? ¡Cuando seguramente si le sale una investigación serás tú la abandonada!

—Seguramente —acotó Misty. El silencio gobernó el departamento por un par de segundos hasta que volvió a hablar—. Igualmente fui y me planté frente a él y —le enseñó la mano derecha a Ash— le di una buena cachetada para reacomodarle las ideas.

—¿Y? —preguntó emocionado. Ahora si se había puesto buena la cosa— ¿Qué hizo? ¿Te lloró?

—No —negó con la cabeza y los ojos cerrados—, se fue. Me dejo sola. Y estuvo en la recepción con la tipeja hasta que se fueron juntos —aspiró profundamente—. Estaba muy enojada, quería llorar, matarlo, triturarlo y dárselo de comer a mis Pokémon pero también me sentía boba ¿Por qué me deje convencer por él si sabía cómo era? Yo…

Al ver las inminentes lágrimas que derramaría su amiga mientras dejaba la taza, Ash se puso de pie rápidamente.

—¡Al menos me llamaste, yo siempre te voy a cuidar y estarás segura conmigo! —le sonrió cuando ella lo miró y le extendió la mano— Ven vamos a dormir. Te dejaré mi cama, yo dormiré aquí en el sillón.

—¡Pero mañana trabajas! —exclamó Misty negándose a quitarle la cama a Ash.

—¿Y qué tiene? El cuarto de visitas es mi bodega momentánea —le indicó mostrándole la puerta detrás de ella.

—¿Y si dormimos juntos? —le propuso la pelirroja aplaudiendo.

—¿Qué? —exclamó espantado el As de Frontera ante semejante proposición.

—¡Eres mi mejor amigo! —exclamó poniéndose de pie— ¡Tú lo dijiste, me cuidarás!

«Pero no sé si podré cuídate de mí» pensó apretando los dientes. Pero… ¿Cómo decirle que no después de lo que había vivido por culpa de Gary?

—De acuerdo —accedió— Durmamos juntos.

—¡Si! —festejó la chica.

Obviamente minutos después, Ash estaba odiándola con toda su alma, ¿era necesario que pusiera la cabeza en el hombro de éste? ¿Era necesario que lo abrazara?

—Mujer malvada —gruñó Ash a verla dormir plácidamente— ¿te olvidas que por más mejor amigo que sea, soy un hombre? Eres mala…

Aunque Ash peleaba con sus pensamientos impuros, su amiga dormida le dio el antídoto perfecto para que la libido y la lujuria de Ash se calmaran.

—Gary —susurró dormida. El nombre de su eterno rival hizo que Ash sin dudas se enfriara. No tenía nada contra a Gary, incluso llegó a considerarlo uno de sus mejores amigos, pero en el momento que puso sus ojos sobre Misty, había cruzado la barrera que los amigos no deberían cruzar. Fijarse en la chica del otro.

—Como sea —dijo cerrando los ojos—, que las ocho de la mañana llegaran pronto —se quedó dormido casi instantáneamente. Cuando volvió a abrir sus ojos el sol se colaba por la cortina azul de su habitación. Tomó su celular para ver la hora.

«8:15»

—¡Rayos! —protestó saliendo de la cama, cuando se levantó volteó hacia la cama para ver si no había despertado a la pelirroja pero no la encontró, ni siquiera el roedor eléctrico estaba ahí— ¿Acaso no estará? —tras colocarse las pantuflas en los pies salió hacia la cocina de su casa, y el panorama era tal cual se lo imaginó. Misty estaba en la cocina preparando el desayuno.

—¡No me veas mal! —protestó la chica quien lucía una blusa celeste y un short negro— Me levanté a las siete, fui al gimnasio y de regreso, pasé a comprar en la pastelería unas tartas de fresas.

—Ah… —susurró mirando a su Pokémon que disfrutaba de unos bloques de alimentos— ya veo.

—Es lo bueno de que casualmente te hayan asignado a Ciudad Celeste, puedo ir de tu casa a la mía en media hora —comentó la chica. Ante aquello Ash simplemente sonrió. No era "casualmente" la palabra adecuada, después de todo, él convenció a Noland de cambiarse a Ciudad Verde para el poder levantar su Frente en el mismo lugar donde estaba la Fábrica de Batalla.

—Voy a darme una ducha y vengo a desayunar —le informó el moreno antes de retirarse.

—Bueno, en cuanto regrese, quiero hablar contigo —la mirada seria de la pelirroja no dejó de incomodarle mientras se bañaba ¿Le faltaba contar algo? ¡Odiaba pensar e imaginar situaciones!

Salió vistiendo su ropa de trabajo, guantes azules con el elástico celeste. Una chaqueta sin mangas celestes con detalles en amarillo sobre una camisa azul y un pantalón negro. La gorra roja que llevaría sobre sus cabellos oscuros fue colgada en el respaldo de su silla.

—Bien, ya estoy aquí, habla —le dijo tomando asiento. Misty le dejó una taza de café antes de sentarse frente a él.

—Bueno, la verdad es que yo quiero —miró la taza de café por un par de segundos antes de levantar su mirada verdeazulada hacia su amigo— Vengarme de Gary.

—¿Qué quieres qué? —Ash agradeció no haber empezado a comer o a tomar su café porque hubiera terminado atorado. ¿Qué quería vengarse? ¿Misty?

— Quiero que sufra por haberme traicionado de esta manera —exclamó con la mirada tan fría que Ash sintió escalofríos.

—Siento que esto de que te vengues de Gary es como un deja vu —comentó Ash un tanto pensante.

—Eso es otra historia —protestó golpeando la mesa— ¡Préstame atención!

—¡Cuidado que aún no termino de pagarla! —exclamó el entrenador pasando su mano derecha sobre la madera negra de la mesa— Ya dime, ¿y qué quieres hacer?

—He estado viendo un par de series que me dieron ideas —comentó dándole un sorbo al café—, en ellas las protagonistas se veían traicionadas por su amor, y contaban con la ayuda de un amigo o de un conocido para vengarse —Ash inclinó la cabeza un poco, ¿eso le estaba dando a entender que tendría que ayudarla?

—Ya… —el alargue de la «a» le indicó a Misty que podía seguir.

—Entonces, la protagonista ayudada hace que el traicionero vuelva a ella muerto de amor y arrepentimiento —exclamó con el puño derecho cerrado frente a ella, imaginándose a Gary a sus pies pidiéndole perdón—. Y cuando llegue ese momento, rechazarlo y verlo sufrir por estúpido.

—¿Y qué pasa con el que la ayuda a hacer todo eso? —preguntó curioso.

—Pues pasan un par de cosas, y termina enamorado de la protagonista —comentó como si no fuera la gran cosa—, terminan juntos incluso.

—¡Me gusta ese final! —exclamó Ash con un chasquido de sus dedos.

—¡Ash no seas así! —gruñó la chica señalándolo— ¿Qué pensará Serena si te escucha hablarme de esta forma?

—¿Qué tiene que ver Serena? —Ash alzó la ceja derecha sumamente confundido, ¿Por qué Misty mencionaba a Serena?

—¡Vamos Ash! —indicó la pelirroja guiñándole el ojo derecho— Yo sé que estás enamorado de alguien, y como ella es la más cercana a ti, aparte de quien te habla —se señaló—. Es fácil sumar uno más uno —se jactó airosa.

—Pero te está dando tres —dijo en voz baja mientras mordía un pedazo de tarta.

—Ay Ash —exclamó dando un aplauso que incomodó al Cerebro de Frontera, incluso más con esa sonrisa de la chica— ¿Qué te parece si tú me ayudas a vengarme y yo te doy consejos de cómo puedes hacer que Serena caiga a tus pies?

Ash simplemente llevó la palma a su rostro tratando de ignorar las palabras de su amiga. ¿Cómo tan…? ¡Y después él era el despistado que no entendía nada!

—Misty, no necesito tu ayuda con Serena —se negó rotundamente con los brazos en forma de X—. Si quisiera estar con Serena, con solo decirle Sí, ya estaría casado con hijos y mirando el atardecer juntos en una hamaca mientras comemos Poképuff —y tras terminar de decir eso, un nuevo escalofrío recorrió su espalda.

—¡Ash conmigo no tienes que comportarte de esa forma! —se bebió su café y le volvió a sonreír— ¡Este será nuestro trato! —le extendió su mano— ¿Me ayudarás?

El moreno vio la mano de Misty frente a su rostro. ¿Qué debía hacer? Tenía ganas de darle unos cuantos cabezazos a la pared por el coraje que le hacía pasar la líder de gimnasio, por otra parte, si la ayudaba y le demostraba que él podía ser lo que necesitaba realmente, podría ser realmente productivo. Podría quitarle esas estúpidas ideas de que Gary es su hombre ideal y de que Serena era la ideal para él y salir de la zona de amistad para entrar en la zona de amor. La chica tuvo que sacudir su mano frente al rostro de Ash para que éste vuelva en sí.

—Está bien Misty —se puso de pie y tomó la mano de ésta—, te ayudaré. Dejemos a Gary rogando por tu amor una vez más.