Hola a todos! :) este es mi primer fanfic de Vampire Kisses, espero que les guste! Jagger es uno de mis personajes favoritos de esta genial serie de libros, por eso quise hacerle esta historia ^^

Disclaimer: Vampire Kisses y sus personajes no me pertenecen, sino a la grandiosa Ellen Schreiber. No obstante, Liz y su familia y amigos, así como la trama de la historia son todos míos.


Liz Winter

Mi mirada examinó rápidamente las personas que se movían frente a mí, con indiferencia. No me gustaba estar en esa insípida reunión del club de Póker con mi mamá, aunque yo a ella la quiera como a nadie. Preferiría mil veces estar con mis amigos en el Teatro, ensayando para nuestra próxima obra, que se estrenaría en menos de dos meses. Íbamos a escenificar Drácula, mi novela vampírica favorita, y yo era la joven Lucy Westenra, mientras mi mejor amiga en todo el mundo sería Mina. El papel de Drácula lo haría un buen amigo mío, por lo que me era mucho más fácil trabajar con ellos que con cualquier otra persona.

Mi nombre es Elizabeth Winter. Me acababa de graduar de secundaria y pensaba obtener mi título en teatro en la universidad, tan pronto como lograra reunir el dinero para pagarla. Mientras tanto, a mis dieciocho años de edad, me encontraba trabajando en un pequeño teatro que estaba empezando a ganar fama, junto con mis mejores amigos de toda la vida. Vivía en una agitada ciudad que me gustaba llamar Hipsterville, la cual era un verdadero nido de concentración para muchos otros góticos como yo. Sí, se me olvidaba decirlo, me defino a mí misma como gótica, aunque tengo una inclinación hacia el glamour del teatro que no comparto con muchas personas como yo, pero ellos igual me aceptan y a veces vienen a verme en las interpretaciones. Los actores del teatro a veces también me miran reprobatoriamente cuando me ven llegar a los ensayos con mis atuendos oscuros, pero suelen dejar de hacerlo cuando me ven desenvolverme en el escenario. Me gusta decir que soy como un cisne de la oscuridad, y la verdad es que me lo repiten mucho.

Vivo con mi madre divorciada en un departamento pequeño al sur de la ciudad, en un vecindario agradable, donde crecen árboles centenarios a lo largo de las aceras, rompiendo el asfalto con sus raíces. Esa peculiaridad es lo que hace que me guste tanto mi vecindario, sobre todo cuando en otoño la acera se llena de hojas anaranjadas y los árboles me muestran sus ramas desnudas, bajo la oscuridad del cielo nublado. Desde mi ventana puedo alcanzar una de esas grandes y gruesas ramas, y me gusta escaparme y treparme hacia el árbol donde me siento a escribir poemas góticos cada vez que me siento de ese humor. Nada más inspirador que el paisaje decadente de los árboles centenarios en otoño o invierno. Mi madre desaprueba un poco mi manera de ser, pero al menos no me hace grandes líos por eso, pues ella en su juventud fue una hippie desenfrenada, igual que mi padre.

Físicamente, me parezco mucho más a mi papá que a mi mamá, y eso a ella la pone un poco triste a veces. Tengo su cabello rojo oscuro ondulado en amplios y sensuales rizos, sus ojos negros como la noche y su piel pálida. Sólo tengo de mi madre la forma de la cara, la nariz respingada y la tendencia a engordar con el más mínimo exceso, aunque lucho contra ella con todas mis fuerzas. Supongo que eso es lo único que no me gusta de mi cuerpo, tengo que mantenerme en una constante dieta y rutina de ejercicios si no quiero convertirme en una vaca de dos patas, literalmente. Mi madre también pasa gran parte de su tiempo luchando contra gordura, pero de vez en cuando se rinde y se deja aumentar cinco kilos, para luego volver a sufrir bajándolos. No obstante, el resto de nuestra vida está bastante bien, y papá nos ayuda con la pensión y de vez en cuando me manda un regalo de cumpleaños y de Navidad, aunque no viene a verme seguido. Él está felizmente casado y ya con un hijo de doce años en la ciudad de Texas, y yo no conozco ni a su esposa ni mi medio hermano.

Mi madre pertenece al club de póker, donde ella y otras señoras de su edad se cuentan sus problemas y discuten de la importancia de llevar la ropa bien planchada. A veces me cuesta creer que la loca y desenfadada hippie de los álbumes de fotos del desván sea la misma mujer hecha y derecha que me obliga a acompañarla a su club de póker para pasar tiempo de caridad, si por caridad entiende aburrimiento total.

Mamá, son las seis de la tarde, ya voy tarde a los ensayos. – le dije a mi mamá, quien me miró con sus grandes ojos chocolate con tristeza.

Oh, hija… Y yo que quería que te quedaras con nosotras… - me dijo, sabiendo que ni con todas las caras del mundo va a poder disuadirme. El teatro es demasiado importante para mí, mi futuro.

No puedo mamá, el estreno de Drácula se acerca cada vez más y aún no memorizo mi papel. – mentí, pues me sabía todas y cada una de las líneas inclusive antes de saber que la íbamos a representar, debido a mi obsesión vampírica. – Nos vemos en la casa, ¿sí?

Muy bien, Liz, hasta luego. – se despidió mi madre, usando el diminutivo con el que me identificaba, dejándome ir y volviendo con sus amigas.

Alegre de que mi trabajo me sirviera de excusa para alejarme de ahí, caminé tranquilamente por las calles de la ciudad hacia el teatro. La gente normal me miraba raro, como siempre, y los demás góticos me ignoraban o me miraban con aprobación. Ese día empezaban a azotar los vientos fríos del otoño, así que iba vestida con un jean negro, con mis botines de Emily la Extraña negras con rojo, un corsé rojo con encaje negro y un abrigo negro sencillo. La gente normal de Hipsterville debería estar acostumbrada a los góticos, ya que éramos muchísimos. Meditaba sobre esto cuando mi celular sonó, con el ringtone de "Nemo" de "Nightwish". Supe al instante que se trataba de mi amiga Anna, la que interpretaba a Mina en la obra.

Liz, ¡pésimas noticias! – me dijo apenas respondí el teléfono, con un tono de voz preocupado - ¡No tenemos Drácula!

¡¿Qué?! – exclamé, deteniéndome repentinamente en mitad de la acera, causando que la gente me mirara.

¡Acabamos de tener un accidente, Will estaba ayudando a Jenny a cargar algunas cosas de la escenografía, se tropezó y cayó por las escaleras del segundo piso y rodó hasta planta baja! – me explicó. Will era el buen amigo que iba a interpretar a Drácula, y Jenny era una agradable muchacha que estaba encargada de la escenografía. Will estaba enamorado de ella, así que supuse que quiso hacerse ver como todo un galán y decidió ayudarla.

¿Will está herido? – pregunté, preocupada por la salud de mi amigo.

Creo que se rompió varios huesos, no se podía mover si quiera. – respondió Anna, con una clara tristeza en su voz. – La ambulancia se lo llevó hace unos diez minutos.

¿Vamos a verlo al hospital? – sugerí.

De acuerdo, nos vemos allá.

Colgamos y yo cambié de rumbo para dirigirme al hospital. Estaba lejos, así que tarde cerca de media hora en llegar, cuando ya había oscurecido completamente. Anna y yo nos sentamos en la sala de espera hasta que pudimos ir a verlo. Estaba en un pésimo estado, cubierto de yeso y vendajes por todo su cuerpo. Jenny estaba a su lado, llorando angustiada.

Chicas, no se preocupen por mí, me pondré bien dentro de unos cuantos días. – nos aseguró él, pero los doctores afirmaban que tardaría varios meses.

Jenny se sentía extremadamente culpable de lo sucedido. Ella era una chica bajita y menuda, de cabello rubio oscuro y ojos cafés, usaba anteojos y se recogía el cabello en un par de trenzas bajas, ocultando su cráneo bajo un sombrero. Solía ser siempre amable y servicial, se preocupaba mucho por los demás, por lo que se sentía especialmente afectada por el accidente de Will. Cerca de las ocho, cuando ya Anna y yo debíamos retirarnos, ella decidió que se quedaría y le haría compañía al muchacho hasta que la familia de éste llegara. Mi amiga y yo nos fuimos felices de que Will fuera a recuperarse y estuviera en buena compañía, pero nos preocupaba el asunto de conseguir otro Drácula para la representación.

Liz, ¿Tienes que ir a tu casa ahora? – me preguntó ella cuando atravesábamos las puertas del hospital.

No necesariamente, mi madre piensa que estoy en el teatro ensayando con ustedes, y sabe que siempre nos tardamos. Debería enviarle un mensaje y avisarle… - respondí.

Oh, ya veo. – dijo ella. – Es que necesito pedirte un favor…

¿Cuál? – le pregunté.

Tengo una entrevista de trabajo en media hora en el Club del Ataúd, sabes que con la mensualidad del departamento que alquilo aumentando no me alcanza el sueldo solo del teatro… - comenzó a explicar – Will me iba a llevar, pero con lo que sucedió hoy no tengo quién me acompañe…

Si quieres voy contigo, pero hay que caminar porque le dejé el auto a mi mamá en el club de póker. – dije, sabiendo de lo mucho que le desagradaba a Anna andar sola de noche.

Tranquila, yo tengo para pagar un taxi, lo que necesito es alguien que vaya conmigo. – dijo ella, sonriendo – Gracias, Liz.

No hay de qué, Ann. – le dije. Una visita al Club del Ataúd nunca está de más.

Ambas nos subimos a un taxi y llegamos al club justo a tiempo para la entrevista de Anna. Ella iba vestida gótica y elegante al mismo tiempo, con zapatos negros de tacón pero con mayas de red, y un vestido negro de botones de bronce. Tenía sus muñecas llenas de pulseras de cuero de púas y piramidales, con sus uñas pintadas de negro, el cabello negro largo y lacio hasta la cintura, y un oscuro maquillaje negro en sus labios y ojos. Ambas esperamos en la fila de góticos, algunos conocidos, esperando nuestro turno para entrar. Por suerte era un lunes, así que la fila no era tan larga como los fines de semana. Una vez adentro del Club, Anna y yo hablamos con el encargado de la puerta que nos dio unas rápidas indicaciones que no pude entender muy bien, pero que mi amiga logró comprender a la perfección. Comencé a seguirla entre la masa de gente que bailaba desenfrenada, pero poco a poco se fue alejando más hasta que perdí todo rastro de ella. Me hallé a mí misma en un corredor desierto y oscuro, frente a un ascensor, con varias puertas en ambas paredes.

Repentinamente sentí una brisa golpear mi cara y agitar mi cabello, proveniente del final del pasillo. Caminé hacia allá con incertidumbre, esperando encontrar una confundida Anna riéndose de sí misma por perderse de esa forma, y que luego regresaríamos donde el encargado de la puerta para pedir mejores indicaciones. No obstante, no fue así. Al final del pasillo había un balcón que miraba directamente a la calle principal, hacia la fila de góticos esperando afuera. Deduje que me encontraba en un segundo o tercer piso. Anna no estaba por ninguna parte, sólo un hombre sentado en la reja del balcón, que me atravesaba con la mirada de sus extraños ojos, uno verde y otro azul.


Este es el primer capítulo! qué opinan? déjenme un review con sus opiniones y sugerencias, soy feliz cada vez que alguien me deja review ;) espero que haya sido de su agrado!