Esto se me ocurrió leyendo otra historia de Little Women (no les diré cual, xD), es una serie de viñetas acerca de cada uno de los personajes de Mujercitas y Aquellas Mujercitas. Espero que lo disfruten!

Summary: Serie de viñetas acerca de cada uno de los personajes de Mujercitas.

Disclaimer: Los personajes son propiedad de Louisa May Alcott.


I

Florence

Él

Porque siempre fue él. Todo en él era perfecto. Su cabello rubio, sus ojos castaños, su cuerpo alto, fornido y tan apuesto que ella no podía evitar ruborizarse. Moría cada vez que le dirigía la palabra, se sentía dichosa siempre que la miraba. Pero ella ya estaba acostumbrada a pasar tiempo con Frank, porque, sencillamente, él se la pasaba con su prima Amy. Y ella tenía que soportar todo viéndolos reírse, charlar y pasear juntos, mientras ella, como si fuera tal cosa, era echa a un lado. Pero lo amaba, lo amaba tanto que le dolía. Era algo definitivo: lo amaba. Intentaba desquitarse con Laurie, el amigo de Amy, pero incluso él estaba más interesado en pasar tiempo con su prima que con ella. ¿Qué tenía Amy que ella no tuviera? Ella era hermosa, sabía tocar muy bien el violín, pertenecía a una familia acaudalada y era hija única, por lo que su dote era generosa. Pero sabía que eso a él no le bastaba.

Ella era Florence Carrol... La mancha negra en la perfecta historia de amor de Amy Curtis March. Ella era Florence Carrol, la chica abandonada. Y nunca sería otra cosa. Amy no era nada comparada con ella: Amy era solo una cara bonita que sabía dibujar, pero eso era todo. No era un genio (ella misma lo había declarado), su nariz no era la recta nariz de Flo, sino una nariz chata y poco elegante, su boca era grande, no perfecta como la de ella, su familia no era rica (bueno, antes lo era, pero ese no era el caso), y no era tan buena como Flo en el violín. Entonces... ¿Qué le veían los chicos a Amy? Eso era algo que Flo deseaba saber. Pero tal vez nunca lo sabría.

—¿Flo? ¿Estás bien? —la voz de Frank la sacó de su ensimismamiento. El menor de los gemelos Vaughn la miraba con preocupación. Había estado demasiado callada y el muchacho se había preocupado.

—Perfectamente, Frank, querido. ¿Dónde están Fred y Amy? —sintió una punzada de dolor al pronunciar aquellas palabras. Fred y Amy... Fred y Amy... Hasta aquel momento no se había dado cuenta de lo bien que sonaban ambos nombres juntos.

—Hace rato que se fueron con Laurie. Fred nos preguntó si queríamos ir también, pero tú estabas perdida en tus pensamientos y no lo escuchaste, y yo no quise dejarte aquí sola en medio del parque —explicó Frank, frunciendo un poco el ceño al percatarse de la tristeza que emanaba el rostro de Flo—. ¿Quieres ir?

—No, querido. Ve tú, anda, ve con tu hermano y diviértete. Ya después te sigo, solo deja que me acomode el moño —dijo, arreglando su pelo, del cual se habían escapado algunos rebeldes mechones castaños. No muy convencido, Frank asintió y se marchó pensativo. Flo se quedó allí en el parque, observando por largo rato su reflejo en el lago. Y es que aunque el reflejo que le devolvía el lago era joven y bello, Flo sabía que jamás podría competir con la belleza de Amy. Ya no podía seguir esperando más a Fred. Debía empezar a ver a los otros chicos, otros que si estuvieran dispuestos a amarla. Flo se secó las lágrimas que surgieron de repente de sus ojos verdes. Verde pálido, a diferencia de los brillantes y azules de Amy. Lentamente se levantó y se percató de que los chicos se acercaban.

Amy iba del brazo de Fred y Laurie, riendo por un chiste que contó el último, y Frank los seguía desde lejos, mirando a Amy con admiración. Flo suspiró resignada.

«Genial», pensó resignada, «otro admirador más que añadir a la lista».

—Nos tenías preocupados, Flo —dijo Fred mirándola con reproche y soltándose de pronto del agarre de Amy—. ¿No nos vuelvas a hacer eso, de acuerdo?

—Lo siento mucho, Fred —dijo Flo, volviendo a ruborizarse. Amy la miró con una ligera sospecha en los ojos, pero rápidamente la desechó diciendo en tono amable:

—Fred tiene razón, querida. Vamos a casa, ¿de acuerdo? Te noto algo pálida y seguro que una taza de té y masitas te hará muy bien —concluyó. Frank volvió mirarla con un deje de admiración por ella. Flo suspiró y asintió, pero se sentía mareada. Por eso no le extraño tambalearse y caer, lo que si le sorprendió fue ver como Fred se acercaba a sujetarla.

—Ten cuidado —dijo con seriedad—, no queremos que te pase nada.

Flo asintió, ruborizada, y permitió que Fred la llevara consigo, con un brazo alrededor de su cintura y el otro sujetando su mano derecha, y, todos juntos, el pequeño grupito se encaminó hacia la mansión que los Carrol tenían en la ciudad. Una vez dentro, una de las sirvientas se encargó de atender a Flo mientras los demás descansaban. Luego les sirvió un poco de té con galletas (o «masitas», como acostumbraban a llamarlas los ingleses) y disfrutaron de ella. Pero Flo no prestaba atención a ninguna otra cosa que no fueran los movimientos de Fred. Sabía que estaba condenada a ver a Amy convertida en la señora de Vaughn, y a llevar el apellido Vaughn, no por parte de Fred, sino por parte de Frank. Sin embargo, aquella mañana, Fred había demostrado que la quería, al menos, un poquito. Al menos, para ella era suficiente. Porque ella siempre lo querría, a él, y nunca a nadie más. Siempre, no importaba cuantos años pasaran, seguiría amándolo intensamente a él, y solo a él. Porque sin importar qué, ella siempre seguiría amando a Fred Vaughn.


¿Qué les pareció ^^? Siempre me pareció que Flo era un personaje muy poco explorado en el universo de Mujercitas y, por eso, quise retratarlo en esta viñeta. Me metí un poco en su mente y, pues, éste es el resultado. ¿Reviews :3?