Sigo subiendo fics que voy encontrando por ahí~~ Este lo escribí inspirado en un rol en el que participo como Alec y en el cual, Magnus le pidió matrimonio de una forma similar a la aquí descrita. Así que me gustó y decidí hacer la historia, ligeramente modificada. Espero que os guste y vuestros comentarios de ánimo o de crítica!
Los personajes pertenecen a Cassandra Clare.
-Alexander, cásate conmigo.
-¿Qué?
Parpadeé varias veces sin creerme realmente lo que acababa de escuchar. Tenía que ser una de sus características bromas, no había otra explicación plausible. El cabello sudoroso, a juego con su piel desnuda, se pegaba a su frente después de haber hecho el amor y sus mechones lacios y desordenados le daban un sexy aspecto salvaje. Mi respiración estaba agitada y ya no sabía si era por el esfuerzo físico, por la vergüenza o la repentina declaración. Sus ojos verdes me miraban fijamente y sentía mi cerebro como una espesa madeja de algodón de azúcar que no me dejaba pensar con claridad. Mi cabeza tan solo acertaba a repetir una y otra vez como en bucle infinito: Magnus me acaba de pedir matrimonio.
En ese instante vinieron a mi mente retazos de momentos intensos y especiales, como nuestro primer beso, en el cual yo me sentía el ser más estúpido y torpe sobre la faz de la tierra, preguntándome casi atónito como el Gran Brujo de Brooklyn se había tan siquiera rebajado a besar a un nefilim inexperimentado, apenas un niño, por mucho que fuera una cara bonita. Luego descubrí, para mi felicidad inconfesada, que para él yo era algo más que una cara bonita. Por un instante creí sentir todavía el sabor de aquel beso en mis labios. Mi boca estaba seca y mi corazón galopaba dentro de mi pecho, completamente desbocado. ¿Cómo habíamos llegado a esto? Parecía ayer cuando me atreví a besarle delante de mis padres, firmando, creía, mi dulce sentencia de muerte. Pasamos por infinitas dificultades, incluso nuestra discusión debido a Camille, la cual me destrozó por completo y me desgarró por dentro.
Y sin embargo, ahí estaba el amor de mi vida (eso nunca podría confesarlo en voz alta, me daba demasiada vergüenza, incluso me sonrojo solo de pensarlo) pidiéndome consolidar nuestra relación y unirme a él de forma definitiva, con una aparente calma, mientras yo me sentía arrastrado por un torbellino mareante de emociones y sentimientos.
-¿Acaso no quieres? –su mirada cristalina, esmeralda dorada, transmitía una inquietud que no pasaba a la expresión de su rostro.
-¡Claro que quiero! –casi grité de indignación. ¿Cómo podría dudar si quiera un instante de mi respuesta afirmativa? Si bien es cierto, quizá contesté demasiado rápido sin calibrar y sopesar todo lo que aquella declaración iba a conllevar en mi vida, sobre todo en cuestiones familiares y entre los cazadores de sombras. Pero, ¿qué importaba? El anhelo de ser feliz y por una vez hacer realmente lo que quería, sin importarme si era correcto o no, era más grande que todas las responsabilidades y represalias que iba a acarrear mi decisión. –Tan solo me pilló desprevenido- me apresuré a añadir.
Magnus soltó una bocanada de aire que había estado reprimiendo en sus pulmones lo que duró mi vacilación y me miró con una radiante sonrisa.
-Es que después de hacerte el amor estás con las defensas bajas. Así es mejor porque no piensas con claridad. ¡Auch! –mi puño golpeó con suavidad su hombro mientras mi ceño se fruncía y le llamaba idiota. Emitió una pequeña carcajada y no pude evitar seguirle. –Aku cinta kamu. –susurró para después besarme. Esas bellas palabras habían implicado dolor hace tiempo, pero ahora hacían que mi corazón diera un vuelco, me llenaban de una intensa e indescriptible euforia.
-Te amo. –susurré colocando un mechón tras su oreja. Acaricié su mejilla en el camino y cerró los ojos, disfrutando del leve contacto.
