-¿Por qué siempre en cada primavera es lo mismo?- una niña de 10 años protestaba a su padre, mientras se cruzaba de brazos sentada en el carruaje que los transportaba junto a su hermano y su madre.

-Porque también es importante visitar a la familia después de un tiempo- dijo su padre riendo ante las protestas de su pequeña de ojos azules.

-Pero los reyes de Slytherin no son de la familia- dijo aun molesta la pequeña. Su madre rio ante el razonamiento de su hija.

-Son como de la familia mí cielo, recuerda que tu padre y yo somos los padrinos de Baltazar- la reina pelirroja acariciaba con cariño el cabello negro y ondulado de su hija.

-Baltazar es mi amigo, me gusta jugar con él- dijo el pequeño de 8 años, sentado al lado de su padre.

-a mí no, es un pesado-

-Baltazar no es pesado. Es muy delgado- los reyes comenzaron a reír al escuchar a sus hijos discutiendo por la visita anual que hacían a cada reino al iniciar la primavera.

Después de finalizada la guerra contra Riddle y su ejército; Harry y Ginny cada año visitaban un reino diferente en donde se juntaban para visitar a sus amigos y mantener la alianza que años atrás se habían firmado entre los reinos vecinos.

Reinaba paz, abundancia y calma desde entonces. Cada reino prosperando y liderado por muy buenos reyes, todos vivían en prosperidad. Todo era alegría y calma, hasta cuando tocaba la visita anual, en donde sus hijos protestaban dependiendo del reino al que se dirigían.

El siguiente año, quien estaba feliz era Ariadna, ya que el reino que visitaban era el de Ravenclaw y su prima Lyra y ella se llevaban muy bien. Lyra no había tenido más hermanos y el que se aburría era Arthur, ya que tenía que acoplarse a los juegos de su hermana y prima.

En el Reino de Gryffindor, ambos la pasaban bien ya que estar con sus abuelos y tío era lo mejor. Sirius era 3 años mayor que Ariadna y 5 para Arthur, quien lo miraba como su ejemplo y Ari se sentía bien, con su tío ya que era caballeroso y protector con ella.

El año que disfrutó mucho fue cuando visitaron a Hufflepuff, y su padre llevó a Lyra con ellos y visitaron al príncipe Amos, que tenía la misma edad de Lyra, pero gozaron mucho jugando y realizando actividades entre los 4.

Cuando Ariadna cumplió 15 años, dejó que acompañar a sus padres, decía que era más divertido quedándose con su prima leyendo libros, discutiendo temas de jóvenes de su edad (Lyra era un año menor a Ary) y en el momento que tocaba el viaje familiar Arthur se iba con sus padres y Ariadna partía a Ravenclaw.

Pero la razón principal de Ariadna, era quedarse junto a su amiga y prima, ya que su madre Luna había muerto ese último invierno y quería que ella sintiera su apoyo, su tío no lo llevaba muy bien, pero al estar junto a Lyra sonreía como si nada pasara.

Todos sintieron la muerte de la Reyna Luna, quien con su alegría e imaginación llevaba el reino con optimismo. Ron sentía que no debía caer, ya que su esposa amaba a su reino y si quería honrarla, esa era la manera, manteniendo el reino con la misma esperanza, como cuando Luna estaba con él.

En una de las visitas de Ariadna a Ravenclaw, se encontraban en la biblioteca; ella buscaba algún libro nuevo, que no hubiera leído ya más de dos veces. Entre todos los libros forrados en cuero, llamó mucho su atención un libro que se veía más gastado en su forro que los demás, lo sacó de la librera y lo hojeo rápidamente para ver sus páginas, repentinamente una hoja doblada y muy gastada cayó de él.

Su prima no se había dado cuenta de eso, ya que estaba muy entretenida tratando de abrir la ventana de la biblioteca. La joven levantó la hoja y comenzó a leerla con mucha atención. La caligrafía era impecable, solo un noble escribiría de esa manera. Sus ojos se fueron abriendo de sorpresa al leer el contenido del papel.

-¡Lyra!- llamó, la rubia se giró rápidamente al escuchar a su prima llamarle tan urgentemente, pero su rostro se puso rojo al darse cuenta lo que su prima tenía en sus manos.

Rápidamente la rubia corrió hacia la puerta de la biblioteca y la cerró; luego se dirigió hacia su prima con paso veloz.

-Por favor, no le digas a mí padre de esto- suplicó la rubia.

-¿Por qué no me habías dicho de esto?- dijo entre molesta y divertida la oji-azul

-porque no sabía cómo reaccionarías y es algo que aún no sé cómo decirle a mí padre-

-sabes que puedes confiar en mi- la oji-azul tomó a su prima de las manos y juntas se sentaron cerca de la ventana para tener mayor visibilidad –No le diré nada a tío Ron, pero sabes que no puedes ocultar esto por mucho tiempo-

-lo sé- dijo la rubia alegre –no se ni como pasó y pues… como cada vez que quiero abordar el tema de amores…- Ariadna arrugó su cara instantáneamente –¡eso! haces exactamente, no sabía cómo te lo tomarías-

-no quiero casarme Lyra- dijo la joven de ojos azules –a veces quisiera que mis padres entendieran eso- se puso en pie y se apoyó en el marco de la ventana. –Cada vez quieren forzarme más a ir a los reinos de la alianza a que conozca a los otros príncipes. Con los hijos de los duques de mi reino ha sido fácil eludirlos- y sonrió al recordar las pruebas imposibles que ponía la princesa.

-Ary, no puedes huir para siempre- dijo la rubia acercándose a su prima –eres la heredera de Hogwarts, en menos de un año cumples los 17-

-No me lo recuerdes, no sabes cuánto deseo que pase algo para que se detenga el tiempo, o al menos mantenga ocupado a mis padres para que desistan de la búsqueda de novio para mí-

Cuando hacemos peticiones al viento, nunca se sabe quién escucha, y parece que el destino escuchaba a la desdichada princesa que estaba a punto de cumplir su deseo.

En las tierras de Hogwarts, mientras los reyes se encontraban de visita en Slytherin una reunión urgente y clandestina se realizaba en el estudio del anciano concejero. Las llamas de la chimenea ardían y brillaban en grandes lenguas rojizas, mientras la sombra de dos rostros se reflejaba en las llamas en donde uno hablaba con el anciano.

-¿están seguros que es él?- decía preocupado Albus a los rostros que se reflejaban entre las llamas.

-si Albus, estamos seguros- respondió el rostro del hombre que aparentaba edad madura. –Akim ha resultado ser muy escurridizo, pero Helga fue capaz de verlo cuando atacó a su aprendiz-

-¿él está bien?- el rostro redondeado de la mujer negó dolorosamente –lo siento-

-extrajo de él toda su magia- dijo la mujer con ojos aguados. –Él lo ha logrado Albus- el rostro del anciano se mostró preocupado.

-robo los poderes de Edward y los traslado a su cuerpo- dijo el rostro del hombre entre las llamas.

-buscará a alguien de tu zona Albus, si nuestras suposiciones son ciertas… está tomando los poderes de un mago de cada región para cerrar el círculo mágico- continuó la mujer

-la región norte y oeste ya perdimos cada uno un aprendiz-

-para sus propósitos necesitará magia joven, pura, que no haya explotado aun todo su potencial-

-¿sabes a quien buscará de tu región verdad?- el rostro del hombre frente al anciano le interrogó. El asintió –debes decirles a todos a la mayor brevedad, deben estar alertas-

-lo sé, reuniré a los otros y hablaremos con los monarcas-

-bien, mientras más rápido descubran la verdad podremos evitar otra guerra-

-bueno, les mantendré informados-

-suerte Albus-

Los rostros de las llamas desaparecieron dejando de iluminar el rostro del anciano que parecía más viejo ahora con la carga de noticias que tendría que brindar al regresar sus monarcas en unos días.

Era un día bastante soleado, por lo que Ariadna decidió terminar de leer, de nuevo, el libro de cuentos que le tenía fascinada bajo la sombra de un gran pino en los jardines del castillo en Ravenclaw, las teorías sobre las diferentes creaturas míticas que poseía ese reino eran increíbles, cosa que a la joven la tenía muy interesada, y deseaba encontrar más sobre ellos en los libros personales de su tía Luna; pero le daba mucha pena acercarse a su tío y pedirle alguno de esos libros.

Los tenía aun en su habitación, ya que siempre mencionaba que con cada uno de ellos siempre se sentía cerca de ella. Lo que evitaba que la joven se acercara a esa habitación, ya que tío Ron amaba esos libros. Repentinamente el sonido de una trompeta la desconcentró, anunciaba la llegada de alguna visita urgente o importante. Se puso en pie para tener mejor visibilidad de la persona que llegaba.

Un hombre vestía una armadura plateada, su caballo negro como la noche, conocía el animal muy bien, pero lo que le asustó no fue ver el escudo plateado con una enorme "H" en él, sino la rapidez del mensajero en entrar y bajarse del equino; corrió hacia las gradas para encontrarse con su tío en ellas.

A lo lejos pudo observar como su tío leyó la carta y corrió adentro del castillo dando indicaciones y llamando a Lyra a gritos. Ariadna corrió hacia el castillo, algo terrible pasaba, lo presentía. "por favor, que no le haya pasado nada a mi familia" rogaba en cada paso que daba acercándose al castillo.

Sin aliento llegó a las gradas de la entrada, donde pudo identificar que el mensajero era Dennis, el caballero que acompañaba a su hermano siempre y que partió con él a Slytherin. Él al verla llegar le hizo una reverencia.

-Dennis- dijo tomando aire, él le ayudó brindándole su brazo para que ella se apoyara.- ¿Qué sucede? ¿Dónde está Arthur?-

-Aun en Slytherin alteza, pero es urgente que prepare sus cosas y partamos hoy mismo-

-¿hacia dónde?-

Su tío pareció en ese momento, su mirada estaba afligida.

-Vamos a Slytherin Ary, le he solicitado a Rossy que prepare tus cosas. Partimos en este momento junto con Lyra- ella se acercó a su tío y le abrazó

-¿le pasó algo a Arthur o mis padres?- preguntó la joven afligida

-No Ary. Draco ha muerto- Ariadna se separó de su tío sorprendida. No sabía si alegrarse porque gracias a Dios no era nadie de su familia, pero sabía que para su tío, padres y hermano era una terrible noticia. Bueno recordó a Hermione, siempre buena y atenta con ella cada vez que llegaba y el rey Draco siempre hacía un columpio para ella y así evitar que su hijo y Arthur le molestaran mientras estaban en su reino. Realmente si era una horrible noticia, desde que tenía 10 años no les veía y hoy regresaría bajo unas terribles circunstancias.

-Estaré lista en 15 minutos tío- le dio otro fuerte abrazo y entró al castillo para prepararse para partir. Cuando solo quedaron el monarca y el caballero, Ron se aseguró que nadie le escuchara y se acercó a Dennis.

-Los demás ¿ya fueron informados?-

-fuimos enviados dos a cada reino-

-he dejado instrucciones para que el ejército se preparé y el Capitán Michael estará listo cuando sea convocado-

-la escolta está lista para partir inmediatamente, ya deben estar en la entrada- mencionó Dennis al ver su estandarte frente a la entrada principal.

-parece que Harry tiene la misma costumbre que su padre- sonrió al recordar como el padre de Harry llevaba fuertemente resguardada a su madre cuando asistieron a su boda. Su sonrisa se apagó al recordar a su esposa, carraspeo –estaremos listos en media hora- y se retiró al interior de su castillo.

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Bueno, que puedo decirles? Volví! Después de casi 4 años regreso. Siempre me quedé con un mal sabor de dejar incompleta la historia y al leer nuevamente la primera parte, decidí re enfocar mí la historia y terminarla. Bueno, espero publicar cada semana. Nos vemos pronto.