Disclaimer:todos los personajes y la trama del ciclo de la luna roja pertenecen a José Antonio Cotrina
Bueno, voy a empezar un nuevo proyecto, que consiste en escribir pequeñas viñetas sobre la infancia de los cosechados. La primera es de Darío, si, ese chico tan mono que vivía en las favelas de Sao Paulo.
Este fic está dedicado a Misila, porque es su cumple y porque es una chica muy maja y se merece estas viñetas porque es de las pocas que me aguantan cuando fangirleo (eso tiene mérito)
Libre
Darío se sentó en el suelo de un callejón oscuro. No sabía cómo había llegado allí, ni sabía dónde estaba; Sao Paulo tenía rincones que ni él mismo conocía. Solo sabía que había salido corriendo de su casa, buscando un lugar donde esconderse de su padre, del mundo.
Sabe que nunca ha sido una persona muy inteligente, pero sabe que odia a su padre, que no lloraría su muerte, que incluso sería capaz de provocarla si eso fuese necesario. A veces, Darío sueña con salir de Brasil e ir a un lugar desconocido, donde nadie le conozca ni le juzgue, donde poder empezar una nueva vida. Pero no era tan fácil, tenía responsabilidades.
Sus hermanos pequeños. Darío tenía cuatro hermanos más. El chico admiraba la fortaleza de sus hermanos, se ayudaban entre ellos y soportaban a su padre sin protestar ni escaparse, eran valientes. No como él, él era un cobarde, pasaba la mayor parte del día fuera de casa, huyendo de su progenitor.
Miró hacia las favelas, allí, en lo alto de Sao Paulo, parecían reírse de él, sus casas, sus habitantes. Puede que esa vida no fuese perfecta, pero le parecía que ellos eran libres. Algo que no era él.
Cerró los puños.
Había tomado una decisión, sus hermanos se cuidarían, eran fuertes, más que él. Miró hacia atrás para despedirse de su antigua vida, la de dolor y sufrimiento. Ahora empezaría una nueva vida, libre, tal vez no mejor, pero nadie le prohibiría nada, ni le quitaría ningún derecho. Desde ese día, Darío sería una nueva persona.
