Capitulo 1: Mi parte de esta historia

Seguramente porque conocernos fue un accidente, nunca pudimos encontrar verdaderamente lo que ambos sentimos por el otro, como explicar que con sólo vernos dos veces en una semana nos aceptaríamos como el complemento que por tanto tiempo habíamos buscado, sin buscarlo.

Como empezó nuestra historia, como casi todas esas historias de libros donde las cosas no terminan tan bien o no como se lo espera el lector.

Yo era alumna de una de las más prestigiosas escuelas de Tokio en donde vivía con mi madre que se había separado de mi papá hace varios años atrás, pero las vueltas del destino hicieron que mi nuevo padrastro no fuera todo lo bueno que se pensaba y me termine por convencer que era mejor vivir con mi abuela paterna en el estado de Kanagawa cuando terminara mi primer año en la preparatoria algo que no fue compartido por mi equipo de gimnasia luego de haber ganado el torneo estatal en la especialidad.

La gimnasia se había convertido casi en una obsesión para mi, era mi vida y quizás lo único que mantenía viva además de ser lo único que hacia y que me hacia completamente feliz, pero sabiendo que cambiarme a esta nueva preparatoria podía dañar mi carrera decidí que era lo mejor, lo mejor para mantenerme lejos y sin dar explicaciones a nadie.

Luego de un largo verano llegue a Kanagawa, una pequeña ciudad comparada con mi Tokio, pero si con más espacio era distinto a como vivíamos allá la casa de mi abuela era grande y tenía a más de tres sirvientas que le atendían en todo, increíblemente ella era muy parecida a mi, aunque no la había visto más de dos veces en mi vida.

Era una mujer a pesar de su edad bastante elegante, tenía un aire de majestuosidad que parecía irradiar en los demás y una dulzura en sus ojos que la hacían más sabía, me recibió con un vestido negro largo y apoyaba parte de su cuerpo en un bastón, a pesar de estar un tanto encorvada medía más de un metro setenta, quizás uno 75 como yo.

Su piel era igual a la mía morena un tanto chocolate, supuse entonces porque no me parecía a mi madre, tenía más rasgos de mi padre y sus ojos grises como los míos que solamente eran más rasgados, llevaba el pelo amarrado aún conservaba parte de su castaño claro y cuando entre al salón donde estaba ella me sonrió tan limpiamente que yo también se lo respondí como un reflejo. Me observó de arriba abajo y me dijo.

AK: tienes muchos rasgos de John, niña

MK: puede ser, aunque no tengo ninguna foto de papá.

Ak. Ella se acercó y me mostró una diciendo- este es mi primer regalo- era una foto de mi padre y yo pequeña, que nunca la había visto, era bastante hermosa y la tome agradecida y contemple durante un rato.

AK: eres una chica bastante guapa, más que tu madre, diríamos que sacaste lo mejor de los dos países, no?

MK: usted cree,

AK: si misato creo que eres muy linda, no tienes novio ya?

MK: no, no tengo mucho tiempo para eso

AK: es verdad tu mama dijo que pasabas casi puro practicando tus especialidades no?

MK: así es, me encanta la gimnasia olímpica, es sumamente estimulante, abuela Katsuragi puedo preguntarte algo?

AS: claro pero dime nona te parece

MK: estoy ya inscrita para alguna escuela

AS: si te inscribí en la preparatoria publica de shohoku porque tienen el mejor equipo de gimnasia y queda muy cerca de casa, te compré una bicicleta para ir para que ahorres tiempo, quieres ver tu habitación

MK: claro gracias nona vamos

Las dos caminaron hacia la habitación pero cuando pasaron por la biblioteca la chica no pudo dejar de comentar.

MK: que gran cantidad de libros nona.

AS: mi segunda pasión es coleccionarlos la primera es escribirlos

MK: eres bastante famosa por eso no?

AS: si un poco, pero ahora con los años no he podido escribir tan rápido como antes.

Misato la miró a los ojos era obvio que era ahora sumamente mayor debía tener más de 80 años, pero no agregó nada sólo sonrió.

Cuando la chica ingresó a su habitación se sorprendió era grande casi tres veces a su anterior cuarto y su cama parecía sacada de un cuento medieval y hasta un escritorio de ensueño, era realmente hermoso.

Encima de la cama estaba su nuevo uniforme era un poco más anticuado que el que tenía en Tokio pero no le dio importancia.

Finalmente luego de cenar y conversar un poco con su abuela se fue acostar por primera vez en su nuevo cuarto un tanto emocionada porque no sabía como sería su día mañana en su nueva escuela.

A él no lo conocí hasta pasadas las dos semanas aunque solamente yo me di cuenta de su presencia, en general la llegada a la escuela había sido no tan terrible como pensaba, el hecho que mi nivel no fuera nada de malo en la gimnasia me dio una buena oportunidad de sentirme aceptada a pesar que era una cosa que no importaba mucho.

En clases comencé en el grupo 2 salón D se notaba un curso muy normal, aunque mi apariencia no pasó para nada desapercibida y note que muchos de mis compañeros me miraban un tanto sorprendidos. Cuando aún no dejaban de observarme hizo una entrada triunfal un chico altísimo de más de un metro noventa con el cabello rojo como nunca había visto antes y mientras caminaba a su puesto entonaba una balada un tanto divertida, al pasar por mi lado, me observó serio y luego de algunos minutos se devolvió y me dijo.

HS: hola soy Sakuragui Hanamichi jugador estrella del equipo de básquet, eres nueva no?

MK: si, llegue este año acá, mi nombre es Katsuragi Misato, y estoy en el equipo de gimnasia

HS que bien también eres deportista, bienvenida a la escuela, cualquier cosa que necesites me puedes preguntar

Le sonreí porque realmente me pareció encantador, era una persona muy transparente y amable y luego de sentarse en su puesto una compañera me advirtió que ese chico tenía una muy mala fama por sus peleas y porque era casi un delincuente.

Eso no me preocupó y sin quererlo se convirtió en mi mejor amigo con el paso del tiempo, pero a mi querido amor lo conocí por primera vez el último día de esa primera semana, caminaba sola hacia el salón de gimnasia cuando me cruce con un chico a mitad del pasillo, era realmente alto casi como Sakuragui, pero su piel era tan blanca como la de mi madre y su pelo negro casi azulado como el mió, era sumamente guapo, sus rasgos entre masculinos y muy perfectos parecían que habían sido heredados de algún dios griego.

Llevaba su bolso al hombro y casi no pude ver sus azules ojos porque los llevaba prácticamente cerrados pero por sorpresa casi cuando nos cruzamos los abrió aunque no me miró directamente pero comprobé que eran azules como el cielo, un tanto más oscuros pero hermosos aunque con un dejo de dolor y porque no decirlo de frialdad.

Sin querer me sonroje y me lleve la mano a la cara, para que nadie se diera cuenta aunque no había nadie a mi alrededor a pesar de todo lo que había causado en mi, no me atreví a darme la vuelta y seguí presurosa hasta la sala. Fue la primera vez que lo vi a Kaede Rukawa pero no fue hasta el martes de la otra semana donde por primera vez hablamos y sin entender mucho que sucedía por mi cabeza me fui enamorando perdidamente de él.

Después del primer encuentro tuve la imperiosa necesidad de saber quién era ese chico, y comencé a conversar con algunas chicas sobre los más guapos de la escuela, suponía que él debía estar entre ellos y ahí me enteré que era parte del equipo de basket que el año pasado había llegado al cuarto lugar del torneo nacional que era quizás el más popular de toda la escuela y era tanto el nivel de admiración que tenía hasta un equipo de porristas que lo acompañaban para todos lados.

Esa información me produjo un sentimiento encontrado y sin ni siquiera proponérmelo me aseguré que no podía pensar en nada con él me estaba comportando como una tonta enamorada algo que nunca pensé que me sucedería, además mis compañeras aseguraron que nunca nadie había logrado arrancarle ni una sonrisa e incluso ni una palabra, entonces como yo podía lograr lo contrario.

La primera vez que hablamos no fue demasiado bueno que digamos, era tarde cerca de las seis y había avisado a mi abuela que ensayaría un poco más antes de ir a casa, estaba practicando en las barras paralelas a pesar que estaba sola y la profesora me había advertido que no podía hacerlo sin compañía.

Había sido un mal día especialmente porque no había podido lograr hacer un doble limpio siempre solía tiritarme una mano lo que hacia bajar considerablemente la calidad de mi actuación, estaba irritable y molesta y el silencio que se escuchaba lo hacía más insoportable.

Luego de bajar de las barras, volví a poner las vendas de protección en las manos y para poder relajarme puse la radio del equipo fuerte con música de red hot, había cerrado todo y sabía nadie podía escucharme, aún estaba concentrada haciendo algunos precalentamientos cuando me disponía a lanzarme a la barra para iniciar mi rutina, una voz me saco de golpe de mi concentración y al levantar la vista me solté y caí a las colchonetas fuertemente.

La persona que me había hablado había pagado la música casi con un golpe y volviendo a gritar dijo- puedes dejar el escándalo estoy tratando de practicar-

Yo levante la vista me dolía un tanto el hombro pero más por la vergüenza que por el golpe y al levantarme lo mire y descubrí que era ese chico del otro día, estaba con un short negro una polera blanca Niké bastante simple y unas muñequeras negras, su cuerpo estaba todo transpirado de seguro estaba practicando y su mirada era aún más fría que la primera vez que lo vi.

Luego de algunos segundo en un silencio incomodo, yo reaccioné e inclinándome le contesté- disculpe pensé que estaba sola no quise molestarlo superior, no volverá a pasar, de verdad le pido disculpas por las molestias que le cause.

Al levantar la cabeza el chico me miró a los ojos, su mirada se transformó ahora no era fría sino que incluso amable pero no esbozó respuesta, yo aún un tanto perturbada le dije- puedo ayudarlo en algo más, porque si no aún me falta practicar parte de mi rutina superior y quiero terminarlo hoy-

La mirada de el volvió a ponerse como hielo y me dijo- no necesito nada, sólo que no vuelvas hacer un escándalo de nuevo niñita, no puedes practicar en silencio, además se supone que no puedes hacer esa rutina sola o me equivocó

Esa respuesta no fue lo que yo me esperaba y quizás también un tanto molesta por haberme interrumpido le conteste mientras me colocaba en posición para comenzar de nuevo- eso a usted no le importa, así que por favor no me moleste más-.

El chico se retiro casi con más odio que lo que sentía al entrar y mientras yo juraba que él seguía ensayando mientras yo lo hacía, algo completamente distinto pasaba por su cabeza.

Como saber que pensaba Rukawa por su cabeza, si nadie nunca supo de sus sentimientos ni de sus amistades, pero ese día comenzó a morir sin que él lo pudiera evitar el rey del hielo.

No habían pasado más de tres días, cuando volví a verlo esta vez había acompañado a Hanamichi hacia el área del deporte era una rutina que nos estábamos acostumbrando realizar todos los días porque nos habíamos convertidos en buenos amigos, además era el único ser en toda la tierra que me hacia reír hasta no poder, sabía por lo que me contaba hanamichi que Rukawa era su peor enemigo y no quise comentarle nada sobre lo del gimnasio al final eso lo haría que lo detestará más.

Estábamos ha algunas salas del gimnasio del equipo de basket y de la sala de la gimnasia olímpica, y ambos conversábamos alegremente, mientras hana como cariñosamente le decía me contaba una historia que vivió con Yoei en la playa le dije si quería un refresco antes de ir a nuestras practicas, algo que el chico de cabellos rojos aceptó de inmediato.

Nos devolvimos hacia las maquinas cuando pude divisar que cerca de cien metros venía Rukawa, Sakuragui no se había dado cuenta y seguía con su historia, yo me apuré y saque las bebidas antes que nos pasará Rukawa y para evitar ese encuentro tome del brazo a Hanamichi mientras le decía- vamos, acuérdate que solo que quedan algunos minutos-

Mientras aún me contaba su historia llegamos a mi salón y estando frente a frente entre risas y los sorbos de bebidas, Rukawa pasó detrás de Hana sin que él lo viera, aunque no estoy muy segura pienso que él me miró casi con más odio pero podía ser solo mi imaginación, de verdad este Rukawa me estaba haciendo dudar aún más.

Pero todo cambio ese 17 de abril habían pasado algunas semanas desde ese primer dialogó y no lo había visto a pesar que hacíamos casi el mismo camino hacia nuestros entrenamientos, pero fue fuera del colegio en una esquina casi llegando a mi casa cuando nos encontramos y volvimos ha ver y hablar, algo que cambio nuestras vidas.

Aun recuerdo ese día por fin era viernes, lindo día y con una practica casi perfecta, teníamos serias posibilidades de lograr un muy buen resultado en un torneo del estado que se haría en una semana más, estaba preparando una rutina en la barra horizontal que esperaba logrará en primer lugar, estaba tan feliz que salí a mi casa casi al terminar el entrenamiento, conducía mi bici nueva esa joyita que la nona me había regalado, y que casi quedó para la historia cuando a menos de dos cuadras de mi casa, sin poder evitarlo algo me choco de frente lanzándome varios metros disparada, caí en el cemento pesadamente y me azoté la cabeza un tanto perdiendo la conciencia quizás por algunos segundos.

Cuando desperté no sabía donde estaba y al tratar de levantarme una voz que me sostenía entre sus brazos me dijo- no te muevas okay, estuviste inconciente por unos minutos puedes tener algo más grave-

MK: donde estoy que pasó, quién eres?

KR: chocaste conmigo recién en la bici me quede dormido lo siento, mi nombre es Rukawa Kaede, el tuyo

MK: Katsuragi misato, te conozco

Lo mire a los ojos y ahí supe quién era

MK: eres el enojón del otro día, vaya suerte la mía, pero no te preocupes me puedo ir sola a mi casa.

Sin que él lo pudiera evitar me levante del piso aún un tanto tambaleante pero cuando quise recoger mi bolso con mi mano izquierda me di cuenta que me había torcido de tal manera que comenzaba a hincharse de forma bastante fea.

MK: dios mi mano, no, no porque

Aún con un poco de impotencia no pude contener las lagrimas aunque no sentía dolor sabía que no podría competir así.

KR: te duele mucho de verdad lo siento, fue un accidente

MK: mi mano como voy a poder competir ahora, no podré no podré pero porque ahora

Era demasiado eso para mí y volví a desplomarme en el piso y llorando con más fuerza, el chico quizás conmovido o con demasiado peso en la conciencia se arrodillo y me trató de conformar con sus palabras.

KR: no llores, de verdad lo siento es mi culpa

Kaede me abrazó y lloré con más fuerza mientras sostenía mi mano y le dije- llévame a mi casa por favor yo vivo a dos cuadras de acá, en el numero 234, puedes hacerme ese favor.

Nunca espere esa gentileza de parte de él, pero me tomó en sus brazos, eran musculosos y muy fuertes entregaban una seguridad única apoye mi cabeza en su hombro y me acomodé en absoluto silencio, ninguno de los dos dijimos media palabra hasta llegar a la casa, al entrar las sirvientas me trataron de tomar, pero él con una voz clara y segura como nunca había escuchado les dijo

KR: tuvimos un accidente dos cuadras de acá, dejé las bicicletas tiradas y algunas cosas, tráiganlas, yo la llevaré a su pieza necesita un doctor creo que su mano está contracturada.

Mientras una de las sirvientas corría a buscar las cosas, la otra le decía a mi abuela que llamó inmediatamente a su medico personal y la ultima lo guió hasta mi pieza.

Kaede me depositó en la cama tiernamente y mientras me sacaba los zapatos me dijo- estamos en tu casa, todo pasará discúlpame por todo no sabes cuanto lo siento- y me acarició el rostro.

Aún hacia eso cuando mi abuela llegó a mi lado me observó la mano y cuando me preguntaba que había pasado rukawa le contesto pero sin despegarme la vista a mi.

KR: sufrimos un accidente, chocamos en las bicicletas yo no la vi y ella tampoco, lamentablemente Misato sacó la peor parte salió disparada algunos metros y perdió la conciencia y su mano se lastimó mucho.

La nona lo miró un tanto seria y le pregunto- y quien eres tu, porque creo que el único amigo de mi nieta es pelirrojo y tu tienes el pelo negro como la noche.

La mirada de Rukawa se trasformó y le dijo- vamos en la misma escuela, pero no nos conocíamos mi nombre es Kaede Rukawa.

El medico llegó casi enseguida y mientras aún la examinaba Rukawa y la nona salieron de la habitación, mientras bajaban las escaleras ella le habló- gracias joven Rukawa has sido muy amable en traer a mi pequeña, espero que no te haya producido ningún problema a ti, y no te preocupes por ella va ha estar bien de seguro que ahora mostrará el carácter de su padre y se enojará con todos por no ir al torneo pero seguirá adelante todos lo hacemos, quieres que te pida un taxi, tu bicicleta también se daño,

Kaede movió la cabeza diciendo que no- y sintiendo una necesidad imperiosa de expresar sus sentimientos le dijo- es muy amable gracias, podría decirle a misato que se mejoré y que me disculpe por todo, quizás la venga ha ver el fin de semana para saber como está

AK: las puertas están abiertas para ti, Rukawa puedes volver cuando quieras, ahora si me disculpas voy ha ver que novedades tiene el medico buenas tardes.