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ROL 1
ONE NIGHT ONLY
—LadyLoki te espera en la cama cubierta en chocolate.
Muerde el garfio tan asquerosamente sensual y se quita el cinturón agitándolo como una fusta. —¿Quién ha sido mala?
Se echa en la cama y se tira de una cuerda del corsé. —Yo he sido mala, castígame con tu garfio.
Coge esa cuerda con el garfio y tira de ella, liberando el corsé. Se relame los labios y acaricia con el garfio su cintura.
Siente el aire en su torso desnudo y se tumba en la cama ante Hook. —¿Qué va a hacerme, capitán?
Clava el garfio en la almohada muy cerca de su cara y pega la nariz a la suya, bebiendo de su aliento. —¿Qué cree que hace un pirata como yo con una mujer tan bella como tú? Hacerla gritar, preciosa.
Se estremece al sentir su respiración contra sus labios. —¿Y si no lo deseo? ¿Me tomará a la fuerza?— Susurra, sabiendo perfectamente que se miente a sí misma.
—Arrasa con lo que puedas y generoso no seas, camarada.— Roza los labios con los suyos, pero se aparta rápido, para que los vuelva a buscar ella. —¿Nunca te han dicho lo malos que son los piratas con las mujeres?
Se apoya sobre los codos para alzarse levemente y agarra el cuello de su chaqueta para acercarle a sus labios hasta rozarlos aéreamente pero sin llegar nunca a posarlos. —Pero yo no soy una mujer corriente, soy una diosa, querido.
—Eso nunca lo he dudado.— Confiesa admirando su cuerpo, mientras provoca que se la erice la piel al contacto del garfio en sus pechos. —Dime, preciosa, ¿jugamos los dos o quieres que te castigue como el mar manda?
Le agarra los dos antebrazos y pasa una pierna por encima de las de él, haciendo que cambien de lugar y se posiciona sobre él, sonriendo intimidante. —Que no lleve la corona no significa que no siga siendo tu reina, no me obligues a encadenarte.
Alza las cejas y sonríe. —Oh, ¿es que necesitas que te obligue, su majestad?— Dice mientras se libera del guardapelo.
Se echa hacia atrás sentándose sobre sus caderas y se quita la cadena dorada que llevaba atada a la cintura. —Ya que eres un fiel súbdito no te ataré muy fuerte.— Sonríe.
Él sonríe también y antes de que le ate la acaricia la mejilla, disimulando su pierna enganchándose a su cuerpo y vuelve a cambiar la posición. —Ahhh...— Suspira deseoso. —¿De veras que no quieres las cosas... fuertes?— Susurra mientras pega la cintura a la suya, haciendo que note lo que disimula bastante mal el cuero.
Se revuelve bajo él unos segundos, frustrada. La cadena olvidada a unos centímetros de su cuerpo. —No sé si aguantarías.— Ríe burlona.
—Tal vez eres tú la que no aguantaría. —Pasa la lengua por los labios y cierra los ojos cuando llega al centro, imaginándose lo que le haría. —He soportado temporales de pesadilla, camarada.— Susurra en su oído. —He aguantado los infiernos. Llévame al cielo.
Sigue con la mirada la punta de su lengua humedeciendo sus labios y suspira. Lleva una mano a sus cabellos y tira de él hacia ella bruscamente para susurrarle al oído. —Dame una razón.
—Soy endiabladamente atractivo.— La reta mientras nota como un hormigueo impaciente le recorre la cintura. —¿No es esa razón más que suficiente?— La besa desesperado, sin poder aguantar más, paseándose por su paladar saboreando lo más dulce de este mundo.
Le agarra del cuello con una mano ajustándose a sus labios, intentando profundizar el beso a la vez que suspira en su boca.
Gime a notarlo y aturdido por el beso deja de hacer fuerza contra ella, derritiéndose en su boca.
Le muerde el labio inferior y se separa ligeramente llevándoselo con ella un par de segundos, y le mira a los ojos con las pupilas dilatadas a la vez que le murmura. —He probado perfección de tus labios, con un solo beso has arruinado los demás para mí.
Saborea los restos del beso en sus labios y empieza a recorrer su cuerpo con el garfio, muy lentamente, mirando intensamente cada movimiento. —¿Sabes?— Murmura. —Podría arruinarte tantas cosas...— Esboza una media sonrisa.
Le mira expectante, los ojos entrecerrados y de los labios escapando pesadas respiraciones. —¿Y a qué esperas? Arruíname.
Le arranca los restos de la ropa con los dientes y empieza a besar su vientre, subiendo hacia su pecho, para parar de nuevo en su boca. —Hay un problema, preciosa. Yo todavía sigo vestido...
Baja la mano que tenía en su cuello hacia los bordes de la chaqueta. —Creo que eso podemos arreglarlo...— Murmura en su oído antes de morder su lóbulo. A la vez echa hacia atrás su chaqueta y la tira al suelo. Mira la camisa con desprecio y coge de ambos extremos del cuello para tirar de ella y rasgarla por la mitad. Deja un beso en su clavícula mientras se deshace de los pedazos.
Se incorpora para que vea su cuerpo perfectamente tonificado, suspira y rueda los ojos. —Oh, LadyLoki, te olvidas de algo.— Dice mirando disimuladamente a sus pantalones.
—No lo he olvidado, no tengas prisa...— Le empuja por el hombro para que se tumbe, y se coloca encima suyo. Pone ambas manos en sus abdominales y las empieza a subir muy despacio hasta su pecho, acariciando cada contorno. Se inclina y besa su piel justo al lado de la goma del pantalón.
Levanta la cabeza, abre la boca levemente y cierra los ojos. Suspira al sentir sus labios tan cerca del final del pantalón. —Sigue.— La pide con un hilo de voz.
Sonríe maliciosamente e introduce un solo dedo en el pantalón para tirar ligeramente de la goma.— Di mi nombre.
La tira del pelo impulsivamente y la lleva hacia su boca, besándola como un loco. Pasa su nariz por su cara y al llegar a su oído suelta todo el aire de golpe. Vuelve coger más y suspira. —La...dy...Loki...
Se acerca de nuevo a sus labios para robarle el oxígeno en un beso largo. Besa de nuevo su comisura derecha y continúa bajando por su barbilla hasta su cuello. —Buen chico.— Le felicita, su voz vibrando contra su piel.
Respira con dificultad. No entendía como ella podía ponerle tan nervioso. Tan... impaciente. La nota bajar y se estremece repitiendo, despacio, su nombre, mezclándolo con pequeños suspiros.
Se muerde el labio inferior y vuelve a tomar los labios de Hook entre los suyos distrayéndole para introducir una mano a cada lado de los pantalones, seguidamente los baja despacio para liberarle de ellos.
Gime por la anticipación sin poder controlarse. Ella mandaba ahora. Se pega completamente a su cuerpo y vuelve a besarla parando cada palabra por un nuevo beso. —Dime, Lady, Loki, ¿Por, qué, todavía, no, me, has, atado?- Termina tocando sus labios con el garfio, ayudándose a hacer un gracioso puchero.
Se inclina una vez más para morder su labio superior. Aparta su garfio con la mano izquierda y lo lleva al tatuaje de su pecho. Enseguida se le eriza la piel por el frío metal. Mientras tanto había alargado el brazo buscando en las sábanas la cadena de oro...
…Pero ella ya no la tenía. Hook la estaba ocultando con la rodilla y al ver su gesto la coge y la huele, sonriendo después, como cuando huele las monedas de un tesoro pirata. Sin dejarla reaccionar, la coge de las muñecas y la ata al cabecero de la cama, oprimiéndola incluso. Después se coloca perfectamente encima de ella, y empieza a torturarla pasando sus labios muy cerca de los de ella, pero sin rozarla si quiera, tan solo haciéndola cosquillas con la barba.
—¡No!— Exclama frustrada. Forcejea con los brazos tirando de la cadena, pero está muy bien sujeta y no puede soltarse. Aprieta los dientes y suelta una vez más un simple chillido corto. Sopla un mechón que le cae en el ojo y se resigna. —Te odio.
—Tu enfado es altamente excitante, querida.— Se ríe y decide volver a besarla. Sabiendo que la fastidiaba esa posición, la regala besos por todo el cuello y bajo las orejas hasta excitarla del todo. Entonces vuelve a bajar los besos por todo el cuerpo, suspirando entre sus piernas pero sin tocarla, y volviendo a coger el camino hasta besarla los dedos de los pies. —Endiabladamente dulce...— Susurra.
Cierra los ojos y no puede evitar gemir ante sus diestros labios. Se muerde la lengua para no darle el placer de saber que está ganando, y lo único que puede hacer entonces es apretar con fuerza los puños y los párpados.
—¿Qué te pasa? ¿No te gusta?— La pregunta con una vocecilla infantil y los ojos brillantes y se vuelve a colocar. —Mmm...- Tira de uno de sus pezones con cuidado de no hacerla daño, pero suficientemente fuerte para que gima. —¿Y esto?— Continúa con su mueca.
Arquea la espalda hacia su mano, buscando su contacto. —Sí...— Replica con un hilo de voz.
Lo repite más fuerte, más veces, calmándola con besos muy dulces. —Pídeme lo que quieras.— La ofrece.
Con cada beso la temperatura aumenta. Gime contra sus labios una y otra vez sin poder contenerse. —A ti... te quiero a ti.— Susurra.
—A mí... ¿Cómo?— Dice ya acalorado. —¿Dónde?— Sonríe. —¿Aquí?— La besa la tripa. —¿O aquí?— La besa los labios entre sus piernas.
Ante su última acción echa la cabeza hacia atrás suspirando desesperada. —¡Sí! ¡Ahí!— Baja la mirada con ojos cristalinos entrecerrados y abre la boca intentando producir alguna frase, aunque tan solo consigue decir una cosa. —Por favor...
Sin moverse, suelta el aire por la nariz enfriándola, para hacerla arder. Pasa la lengua por la zona, despacio, como si sus labios fueran un caramelo. Levanta la cabeza, confundiéndola y justo cuando parecía que iba a parar y levantarse vuelve a la carga, jugando con su lengua dentro de ella esta vez.
Abre las piernas para acomodarse a sus movimientos, dobla las rodillas y mantiene los muslos a cada lado de su rostro. Cierra los ojos y entreabre la boca marcando una mueca de placer. —¡Hook!— Grita sin intentar esconder su excitación.
Insiste, más fuerte y más rápido, moviéndola en círculos más hacia dentro, planeando qué haría después. Se incorpora sutilmente, se limpia la boca y se chupa los dedos delante de ella, disfrutándolo. —Cuando digas, preciosa.— La guiña.
Allí extendida y casi sin respiración le mira desde debajo de las pestañas y sonríe nerviosa. —En cuanto me sueltes, querido.
Finge un suspiro. —Me arrepentiré de esto, lo sé...— No puede evitar sonreír mientras rompe la cadena con el garfio.
Se ríe al ser liberada y rápidamente se abalanza sobre él. Enseguida está sobre su cuerpo, una mano a cada lado de su cabeza, pasando la lengua húmeda por su cuello. Alza la cabeza para mirarle a los ojos con una sonrisa divertida.
Echa la cabeza hacia atrás disfrutando de su toque. También la responde con una sonrisa divertida. —Oh, ¿qué vas a hacerme, LadyLoki?— Se relame.
Se muerde la lengua juguetona y pasa el anular por el centro de su pecho. —Nada, hasta que no supliques por ello. Pídelo. Grítalo.
Se levanta y la muerde con saña el labio inferior. —Hazme tuyo, LadyLoki. Hazme querer gritar de verdad.
Agacha la cabeza posicionándose ante su cintura y lame su torso de abajo a arriba. Al volver a mirarle a los ojos su expresión divertida cambia a una tensa. Le empuja hacia atrás haciendo que se tumbe. —Eso... no me vale.— Dice con voz fría. —Suplica.
—Quiero... deseo... necesito...— Sopla en su oído, marcando mucho las eses. —Te imploro que me recuerdes que las mujeres no sois princesitas perdidas y borrachas en mi barco, que sois leonas, que sois diosas que pueden tomar el control y ser de un hombre su perdición. Enséñamelo, LadyLoki, enséñame qué hay dentro de ti— Gruñe.
—Hm, mejor.— Afirma sonriendo, y se acerca a besarle con pasión dando por buena la respuesta. Se sitúa encima con él entre las piernas.
Admira su cuerpo desnudo con una larga e intensa mirada mientras se acomoda con ella. —Tú mandas, preciosa.— La guiña.
Acaricia su sexo con el de él. —Júrame lealtad.
—No puedo prometerte nada más lejos de esta noche, querida.— Levanta las caderas obligándola a moverse.
El movimiento hace que se relaje y caiga sobre su miembro penetrándola completamente. Echa la cabeza hacia atrás con un gemido.
Imita su gesto, pone las manos en sus perfectas caderas y la mueve despacio, sintiéndola cada vez más.
Se inclina hacia él poniendo ambas manos en sus pectorales y se mueve a su ritmo. Con la boca abierta se le escapan suaves suspiros, pero no cierra los ojos, le observa mientras monta sobre él.
Él sí cierra los ojos, dejándose llevar. Alza su mano para jugar con sus pechos, entonces se da cuenta de lo que necesita. —Más rápido.— La suplica.
Se inclina más para apoyar una mano en el colchón y con la otra agarra el cabecero de la cama para darse impulso.
La sigue insaciable. Notando como el placer crecía más y más, clava el garfio en el colchón y gime también.
Junta sus frentes hasta que siente su aliento en la mejilla y sus respiraciones se mezclan. —Bésame.
Obedece, sumiso. Ninguno de sus besos había sabido mejor que este. Pasa la lengua por su paladar y se estremece.
Mientras le besa, agarra su brazo para levantarle y hacer que se siente con él aún dentro de ella, hasta que sus pechos se tocan y sus rostros se juntan. —Oh, por Odín...— Gime contra sus labios.
Muerde sus labios y suspira. Cierra los ojos y la gira el rostro, acercando su oído a su boca. Tira de él con los dientes y la susurra. —Más, quiero más.
—Entonces tómalo.— Le responde con fiereza, acelerando el ritmo de sus movimientos, el placer aumentando y provocando que clave las uñas en la espalda, arañándole.
—¡Ah!— No se quejaba de sus uñas, le gustaba. Volvió a gritar y acariciando su nariz con la suya, la empuja contra la cama obligándola a quedar debajo de él y vuelve a coger el ritmo, embistiéndola mucho más duro y mucho más rápido.
Engancha su cintura con las piernas, sujetándose a él mientras la penetra, baja las uñas desde sus hombros al final de su espalda. —¡Hook, más!— Grita por encima de sus gemidos. Lleva una mano a su cabello y tira de él con cuidado.
Empieza a gritar también y aumenta la velocidad, yendo más profundo. —Oh sí... Grita para mí...
Echa la cabeza hacia atrás sin poder contener más sus gritos. —¡No pares, Hook! ¡Hook!— Se mueve al compás para alcanzar el éxtasis.
Aumenta la intensidad y grita, llegando al orgasmo con ella. Se para en seco y la mira a los ojos, le aparta el pelo de la cara y la da un beso en la boca. Entonces vuelve a embestirla, haciendo que tenga muchos más orgasmos, de seguido.
Pierde la cuenta y se le nubla la vista, lo único que puede sentir es el cuerpo que la cubre y el aroma que desprende, se olvida de Asgard, se olvida de Midgard y los reinos colindantes, se olvida de su nombre y su poder, su mente solo le procesa a él.
Al cabo de un largo rato, se corre dentro de ella, baja la intensidad hasta que para y sale muy despacio. Volviendo a la calma, la acaricia todo el cuerpo y la llena de besos, hasta descansar la cabeza sobre su pecho.
Exhausta, entre pesadas respiraciones y el cosquilleo que ha dejado el orgasmo, los labios acariciando su cuerpo casi insensible, sus ojos se abren y le ve mirándola recostado en su pecho, y se derriten sus palabras al recibir su calor, sonriendo.
—¿Cómo estás, preciosa?— La sonríe.
Le observa desde debajo de las pestañas y alarga una mano para acariciar su mejilla. —Perfectamente, ¿y tú, querido?
—Mejor que nunca.— Se tumba a su lado, sin querer separarse ni un centímetro de su piel.
Se gira ligeramente para quedar cara a cara, baja la mano por su hombro y a lo largo de su brazo. —Di mi nombre una vez más.
Cierra los ojos y lo pronuncia con orgullo. —LadyLoki...
Y sonríe mientras se pierde en su infinita mirada. —Hook...
