¡Hola a todos! Bienvenidos a otro fanfic más del mundo de Magi, aunque este quizás sea algo diferente. En esta ocasión, he decidido dar espacio a una idea que se en formó en la ente no hace tanto tiempo. Al principio era Morgiana quien iba a ser la protagonista de esta historia, pero decidí cambiarlo ya que tengo otros planes para ella, y en su lugar puse a Kougyoku, porque igual es un personaje que me gusta bastante.

Para que puedan entender mejor esta historia, les dejaré algunos datos importantes. Como leyeron en el summary, la protagonista es Kotori; es Kougyoku, pero al mismo tiempo no lo es, porque ella vive en nuestro mundo. Es algo así como la Kougyoku de un Universo Alterno. Y no sólo es ella, todos también tienen sus versiones, las que he adaptado y las pondré aquí, para que comprendan más del prólogo y el primer capítulo.

Kougyoku Ren = Kotori Hisui
Hakuryuu Ren = Ryuuji Hisui
Judal = Joumei Hayashi
Aladdin = Arata Yoshiyuki
Alibaba = Asahi Akihiro
Morgiana = Rina Naoyuki

Estas versiones de los personajes no saldrán mucho al principio, así que no se preocupen.

Habiendo aclarado esto, les dejo ya el capítulo, para no hartarlos xD


Disclaimer: Magi y sus personajes no me pertenecen, son creación de Shinobu Ohtaka.


Prólogo


Era un día bastante claro, el sol daba a todo lo que podía. Las calles no estaban muy llenas, aunque sí había gente caminando alrededor. Algunas personas llevaban bolsas en las manos, probablemente estarían regresando de hacer las compras. También el clima se sentía fresco; a pesar de que la luz del sol bañaba la ciudad, un viento suave se colaba entre los espacios vacíos de la calle.

Sí, sin duda era un buen día.

Di un suspiro al pensar en todo ello. Mientras mi mente imaginaba lo que pasaría en el partido de baloncesto al que me dirigía, miré el reloj de mi muñeca derecha. Iba a llegar justo a tiempo. Quizás unos minutos antes de que comenzara.

"Bueno, eso está bien.", pensé con alegría, volviendo a concentrarme después en el camino que tenía en frente.

Ese día, un domingo por la tarde, se realizaría el partido de baloncesto del equipo de mi escuela contra los de otra. Un partido amistoso, simplemente, pero que llenaba de emoción a muchos, incluyendo a Asahi, que era uno de los miembros más importantes del equipo. Recuerdo cómo su cabello rubio se mecía con fuerza cuando estaba en medio de la jugada, era algo sorprendente mirar su concentración, una de la que carecía la mayor parte del tiempo.

Cuando por fin llegaba a la entrada de la escuela, pude observar una silueta a lo lejos. Sonreí, pues la reconocí enseguida, y estaba segura de que me estaba esperando. Alcé el brazo, en forma de saludo, para después ir corriendo a encontrarme con esta persona.

—¡Rina! —exclamé felizmente, con una gran sonrisa dirigida a mi mejor amiga.

La chica pelirroja volteó y me correspondió la sonrisa. Levantó su mano como saludo también, pero de una manera un poco más cautelosa que la mía. Supongo que yo tenía poca vergüenza de alzar tanto la voz en público. Cuando por fin me acerqué a ella, respiré profundamente para compensar el aire gastado en correr hacia ahí.

—Perdón por hacerte esperar —me disculpé sinceramente, aún recuperando la respiración.

—No te preocupes, tampoco tuve que esperar tanto, Kotori —Mi amiga ensanchó su sonrisa, lo cual me hizo reír un poco.

Rina, a pesar de que vivíamos muy cerca, había llegado antes que yo, ya que ese día también tuvo práctica en su club. Seguro que la había hecho esperar por varios minutos, ya que hasta le dio tiempo de cambiarse de ropa y dejar de lado su uniforme de práctica.

—De verdad eres una muy buena persona, Rina —comenté, para después lanzarme a abrazarla—¡Te quiero!

—De acuerdo, de acuerdo —Me correspondió el abrazo, dando unas cuantas palmaditas en mi espalda. Luego se separó—. Pero debemos apurarnos, el partido comenzará en cualquier momento.

Asentí con la cabeza, pues tenía toda la razón, yo había llegado justo a tiempo.

Ambas comenzamos a caminar por el gran patio de entrada de la escuela, disfrutando un poco el aire agradable que se sentía en la piel. Mientras avanzaba, cerré un segundo los ojos, para luego abrirlos y mirar a Rina con felicidad.

—Sí que es un día muy agradable para un partido amistoso —dije, estirando un poco los brazos, pues el ambiente me estaba relajando bastante—. Al menos tenemos algo qué hacer un domingo por la tarde.

—Sí, es verdad.

Al escuchar la respuesta de Rina, noté que esta vez habló más bajo que de costumbre. Parpadeé un par de veces y la miré; se notaba concentrada, como si estuviera pensando en algo… o en alguien. La sonrisa que se formó en mi rostro a causa de eso no era una que indicara confianza, sin duda.

—No me digas, yo sé por qué piensas que es verdad —Empecé a reír de una forma extraña, cosa que la pelirroja notó y me miró confundida—. Es porque quieres ver a Asahi de nuevo en un partido, ya sabes, esa mirada concentrada que pone es muy atractiva.

Pude notar un indicio de sonrojo en el rostro de mi amiga, pero cuando negó rápidamente con la cabeza se perdió y no lo vi de nuevo. Después, simplemente se mostró bastante tranquila al responderme.

—No te hagas ideas tontas.

Me quedé sorprendida con la concentración de Rina. Parecía que se aguantaba el mostrar emociones en su cara. Tanta seriedad falsa hizo que soltara una leve carcajada, a lo cual ella simplemente cerró los ojos y se aclaró la garganta.

—De acuerdo, si tú lo dices —acepté con alegría, pues sabía bien lo que se escondía en los pensamientos de mi amiga, aunque ella no lo comprendiera.

Dejamos el tema de lado, y por fin llegamos al gimnasio. Fue un camino algo corto, pero pareció más largo al estar disfrutando tanto del clima. Apenas llegamos, observamos a un jovencito peliazul sentado en las gradas, con una mirada seria e impaciente. Nos acercamos a donde estaba, Rina lo saludó con una mano.

—Arata, ya estás aquí —dijo mi amiga, subiendo las escaleras de las gradas y sentándose junto a él. Yo la seguí.

—Ah, Rina, Kotori —Cuando se dio cuenta de nosotras, nos ofreció una tierna sonrisa—. Qué bueno que llegaron, está a punto de empezar.

—El pequeñín llegó aquí desde muy temprano, no quería perderse nada del partido del rubio inútil.

La última frase fue lanzada con extrema acidez. Rina y yo nos miramos, para después inclinarnos un poco al frente y ver más allá de donde se encontraba Arata. Notamos que otros dos amigos estaban ahí también, a su derecha; Joumei, el salvaje pelinegro que gustaba de molestar a los profesores y meterse en problemas, y Ryuuji, el cual era uno de los mejores estudiantes y el capitán del club de kendo.

—¡Oye! No hables así de Asahi —le reclamó el peliazul con una obvia molestia. Joumei le respondió mostrándole la lengua, lo que sacó de quicio al pequeño.

—Ya, tranquilos, no estén peleando de nuevo —Ryuuji intentó tranquilizarlos, y lo logró, aunque terminaron enojados, expresándolo muy bien en el rostro—. De acuerdo, supongo que eso está un poco mejor.

Después de eso, todos nos pusimos a platicar tranquilamente. Tanto Arata como Joumei se evitaban lo más que podían, pero cuando se miraban sin querer, enseguida volteaban su cara hacia otro lado. Eso me hizo reír bastante, pues por muy mal que pareciera que se llevaban, todos éramos amigos.

Rina siempre había sido mi amiga, desde secundaria. Ella era amable, aunque también algo seria, pero muy fuerte. Era la capitana del club de kendo también, pero de la rama femenina. Por esto, muchas chicas la admiraban demasiado; incluso había recibido confesiones de algunas, lo cual me parecía muy curioso y siempre bromeaba de esto con ella. Por otro lado, también Ryuuji parecía admirarla bastante… aunque sé que ella sólo podía mirar al rubio inútil, como lo llamó Joumei.

Ryuuji era mi primo, ambos éramos de la familia Hisui, una muy importante en la ciudad. Nuestros padres trabajaban juntos en una empresa, y es por esta razón que nos conocíamos desde pequeños. Él era bastante amable también, y muy inteligente, el mejor de los de nuestro año. Joumei parecía admirarlo bastante. Aunque quizás era un poco nervioso.

Joumei era de una de las familias amigas de la nuestra. Nuestros padres conocían a los suyos desde hace mucho tiempo, y es por esto que la familia de Joumei nos apoyaba. También le conocía desde que éramos niños, y a partir de secundaria fue que se volvió muy salvaje y un tipo de chico malo, aunque con Ryuuji se portaba mejor. De niño era bastante llorón, pero odiaba que le recordaran eso.

Asahi era el rubio que se encontraba en el partido. Era el segundo miembro más importante del equipo de baloncesto, muy bueno en lo que hacía. Aunque, en los partidos se concentraba bastante, normalmente era algo torpe, pero muy alegre, eso sí. Se llevaba muy bien con todos nosotros, un buen amigo.

Por último, Arata. Él era el mejor amigo de Asahi. Era menor que nosotros, aún estaba en primero de secundaria, mientras que nosotros ya estábamos en nuestro segundo año de instituto. Arata era vecino de Asahi de varios años, así que se conocían prácticamente desde que Arata era un bebé. Por eso eran los mejores amigos.

Estaba tan concentrada en mis pensamientos, que me sobresalté cuando Rina me tomó por el hombro, moviéndome un poco.

—Ah, ¿qué? ¿Qué pasa?

—¿Por qué tan distraída? El partido está comenzando —Las palabras de mi amiga hicieron que volteara mi rostro hacia la cancha, sorprendida.

—¡Ah! Es verdad.

Asahi ya se encontraba en medio de los contrincantes, esquivándolos lo mejor que podía. En ese instante, pude ver la cara de concentración del rubio, lo cual me hizo sonreír. Sí, ese rostro que ponía siempre nos decía que estaba decidido a ganar, sin importar lo que tuviera que enfrentar.

—Estoy segura de que será un gran partido —Rina me miró con sorpresa, regresó la vista a Asahi y sonrió. Supuse que había comprendido a lo que me refería.

—Sí, estoy de acuerdo.

xxx-xxx-xxx

En unas horas el partido llegó a su fin. Rina, Ryuuji, Joumei, Arata y yo, observábamos a Asahi celebrar junto a los otros miembros de su equipo; habían ganado el partido. Mientras tanto, estábamos esperando a que el rubio se desocupara, para felicitarlo también. Ver las sonrisas de todos y el ambiente tan alegre me hacía sentir relajada, pero feliz al mismo tiempo.

Cuando al fin fue hora de irse, Asahi se dirigió hacia nosotros, con una de las grandes sonrisas que siempre ponía en momentos como esos.

—¡¿Qué tal?! —exclamó con extrema felicidad, llevando una mano a su pecho, como si estuviera orgulloso de haber demostrado su talento.

—Fue un muy buen partido, Asahi —dijo Ryuuji, mostrándole enseguida un pulgar arriba. Asahi rió por eso.

—¡Fue increíble, bien hecho! —El pequeño peliazul sin duda compartía la alegría de su mejor amigo, la cual era bastante contagiosa.

—Bueno, eso igual fue porque los del otro equipo eran pan comido.

—¡Oye! —le reclamó Asahi a Joumei, el cual sólo le respondió con una risa burlona, como hacía siempre, por supuesto.

—Aún así, pienso que fue genial.

Después de que comenté eso, todos simplemente rieron al final y comenzamos a caminar hacia la entrada de la escuela.

Ya estaba atardeciendo, y el paisaje que mostraba el sol ocultándose era muy hermoso. Mientras tanto, las voces de mis amigos a mi alrededor, disfrutando del día, hacían que fuera incluso mejor. Fue entonces que recordé algo muy importante, así que me adelanté un poco a ellos, deteniéndome de pronto, quizás llamando su atención, pues vi que también dejaron de caminar.

—¿Qué pasa, Kotori? —Me preguntó Rina, con curiosidad. Yo sonreí alegremente.

—Pronto será el viaje escolar, ¿cierto? —Inquirí rápidamente, volteando hacia ellos— ¿No están emocionados?

Todos se miraron, y asintieron con la cabeza, dándome la razón.

—Sí, la verdad estoy bastante ansioso —Asahi habló primero, posando ambas manos en su cintura.

—Yo también —dijo Ryuuji después, con una tranquila sonrisa, aunque también dejaba mostrar su emoción un poco.

A partir de ahí, nos pusimos a hablar sobre el viaje. Faltaban apenas unos días, ya los profesores y alumnos estaban preparándose y poniendo todo en orden para que podamos viajar sin problemas. Estábamos tan concentrados en ello, que cuando volteé un momento, noté que Arata estaba algo serio.

—No es justo, que yo no pueda ir al viaje con ustedes —lo dijo justo en el momento que le iba a preguntar qué pasaba, interrumpiendo a todos—. Realmente me encantaría poder ir también.

Los chicos se quedaron pensativos, pero rápidamente Asahi rompió el hielo con una sonrisa.

—¡Podemos hacer un viaje entre todos después! —sugirió el rubio de forma alegre, acercándose a Arata y posando una mano en uno de los hombros del pequeño— ¿No sería buena idea?

—Pienso que sería algo grandioso —contestó Ryuuji, después de pensarlo un poco—. Así sólo estaríamos nosotros y podríamos disfrutarlo mejor, sin la presión de un horario escolar.

—Si Ryuuji está de acuerdo, supongo que es una buena idea —soltó Joumei en un bufido.

Miré a Rina y ella asintió con la cabeza. Yo hice lo mismo después, ya que la idea de Asahi en realidad era muy buena. Realmente quería ir de viaje con todos ellos, eran mis buenos amigos. Y sin profesores… era estupendo.

Al ver la aceptación de todos, Arata cambió su semblante serio a uno más tranquilo y feliz; sí, así es como debía estar él siempre, pegaba más con su personalidad.

—¡Muchas gracias!

Todos le sonreímos. O bueno, casi todos, ya que Joumei permaneció con su mismo mal humor de siempre. Aunque pude notar una leve sonrisa; sarcástica, pero sonrisa al fin.

Al llegar a la entrada de la escuela, todos nos separamos, pues íbamos por diferentes rumbos. Los chicos se fueron de un lado, mientras que Rina y yo nos fuimos del otro. Ella y yo vivíamos bastante cerca, a decir verdad, y por eso siempre caminábamos a la escuela y regresábamos juntas a casa. En el camino, me puse algo pensativa, cosa que la pelirroja notó enseguida; no por nada era mi mejor amiga.

—¿En qué piensas? —me preguntó con curiosidad, mirándome fijamente.

—Ah, es sólo… —comencé, con un poco de duda, pero al final continué con más confianza— Estoy pensando en qué pasará en el viaje, algo me dice que podría ocurrir algo sorprendente.

—¿Tú crees? —Rina volvió su mirada al frente, mientras avanzábamos con pasos tranquilos por el sendero.

—No lo sé exactamente, pero es algo que puedo sentir.

Un silencio se apoderó del ambiente, pero no fue incómodo. Era de esos silencios en los que no es necesario decir nada, simplemente disfrutas de la compañía de tus amigos. Aproveché esos instantes para mirar al cielo, el cual ya se encontraba decorado con tonalidades anaranjadas, gracias al atardecer.

"Sí, algo me dice que será un viaje inolvidable."

Y nunca imaginé que las palabras dichas en ese momento se convertirían en una trágica realidad.


Bien, eso es todo para lo que es el prólogo, una simple presentación de estos personajesy sus relaciones en general 8'3

Pronto estará el primer capítulo, ¡muchas gracias por leer!