¿que puedo decir? pues supongo les contare que esta historia surgió de una duda. En la batalla contra Malomyotismon los niños elegidos viajaron unidos por sus digimon, teniendo Taichi a Agumon con èl y no en el mundo digital ¿Que no seria imposible viajar?

Pues había escrito esta introducción hace mucho tiempo, pero con el lanzamiento de la primera ova y el cambio de Taichi fue simplemente demasiado fácil que las ideas surgieran una tras otra.

Espero que disfruten de leer esta pequeña introducción así como yo disfrute de escribirla.


Los niños de la primera generación de los niños elegidos, sin contar a Mimi, T.K y Hikari por obvias razones, se habían reunido en el campamento de verano donde habían viajado por primera vez al Digimundo. Taichí junto a Agumon, Yamato, Koushiro, Joe y Sora junto a los padres de todos los elegidos más Doriko, la niña de la semilla de la oscuridad y sus padres se encontraban en la cima de la colina de la luz. Desde que BlackWarGreymon había cerrado la puerta de Tokyo ese lugar era la única puerta abierta en el mundo.

- Las puertas de todo el mundo – balbuceo el portador del emblema de la inteligencia – Están abriéndose a la vez – completo sorprendido, hacia un momento habían intentado abrir la puerta y no había funcionado.

Las puertas de todo el mundo habían comenzado a reaccionar juntas. Esa fue la señal que los chicos habían tomado como su llamada, el mundo digital los necesitaba, a todos y cada uno de ellos. Los cinco chicos más Doriko abrazada a Sora levantaron sus Digivice, la luz de la aurora boreal brillo una vez más cegando a los adultos. Cuando volvieron a abrir los ojos todos se habían marchado, excepto por alguien.

- Q que – balbuceo cayendo de rodillas – ¿Por qué? – frustrado apretó los nudillos enterrándolos en la nieve.

- Tai – llamo su compañero digital, apoyo su mano-garra en el hombro del chico tratando de transmitirle fuerzas, no le gusta ver a su amigo de esa forma.

- Taichí ¿Qué ha pasado? – Pregunto Susumo Yagami el padre del joven acercándose junto a los demás adultos.

- ¿Que ha pasado con los demás? – pregunto otro de los padres.

- Esto es igual a hace tres años – menciono el padre de Yamato Ishida – Han vuelto al Digimundo – explico a los demás.

- Tai ¿Te encuentras bien? – el castaño giro su vista mirando al hermano del superior Joe agacharse junto a él con una mirada preocupada.

- Si, pero no entiendo que ha pasado – respondió el castaño incorporándose, su rostro y mirada era una mezcla entre frustración, confusión miedo y enojo - ¿Por qué fui el único que no ha logrado cruzar la puerta? – se preguntó a sí mismo.

- Tal vez, yo podría explicarte eso – todos se sobresaltaron al escuchar una voz que provenía del principio de la escalera, nadie había notado su presencia pero un hombre envuelto en una gabardina con capucha estaba parado allí – Tiempo sin verte Taichi – dijo quitándose la capucha mostrando a un joven hombre de cabello castaño corto en puntas.

- Señor Gennai – dijo sorprendido el castaño, nadie allí aparte del elegido y su compañero digital reconocían al hombre pero al parecer entre ellos si se conocían – Como que tiempo si nos vimos hace poco – respondió con duda, ¿acaso Gennai se había vuelto loco?

- Viste a una de mis copias, yo soy el verdadero, solo que en tu mundo puedo presentarme en mi versión joven – explico el hombre – Pero sé que hay cosas que quieres saber más que ello –

- Si, explíqueme porque no puedo viajar al mundo digital, ¿Es porque Agumon se encuentra aquí? – pregunto preocupado, temía por sus amigos. Sabía que ellos estarían bien, pero en el fondo tenía miedo, confiaba en Davis como su heredero y nuevo líder pero aun así quería estar con ellos.

- En parte sí, pero nosotros te impedimos viajar – explico el hombre.

- ¿¡Porque y como que nosotros!? – pregunto realmente alterado, ¿es que acaso ya no era necesario como niño elegido?

- Taichi cálmate, deja que hable – le dijo el hermano del superior Joe mientras apretaba su hombro, tanto él como todos los padres allí presentes estaban realmente serios y expectantes del desarrollo.

- Yo y él – señalo el hombre al cielo. Taichi levanto la vista al cielo, junto con todos. Algunos de los padres cayeron de sentón al piso debido a la impresión. En las alturas una enorme figura; un enorme dragón oriental, tenía un casco con un cuerno en forma de relámpagos, una larga barba, su cuerpo casi abstracto rodeado por varias cadenas y unos pares de alas pequeñas en comparación a su cuerpo.

- ¿Por qué Azulongmon está aquí? – pregunto el pequeño dinosaurio anaranjado al ver a la bestia sagrada.

- Me da gusto verlos, heredero del valor y su compañero Digimon – todos escucharon la imponente voz del dragón a pesar de que no había movido los labios.

- Taichi hay muchas cosas sobre el Digimundo que ustedes desconocen – todos volvieron a dirigir su atención hacia el hombre. Agumon veía preocupado a su amigo, era muy raro que él se mantuviera callado durante tanto tiempo, tal vez era por la situación y realmente esperaba que fuera así – Desde que el mundo digital fue creado ha habido cientas de profecías. La llegada de los primeros niños elegidos al igual que la de ustedes estaba escrita, ¿Recuerdas la profecía de los ángeles? – pregunto el hombre señalando con su dedo al cielo.

- Como olvidarla – respondió el castaño con una sonrisa – Fue cuando Agumon evoluciono a WarGreymon – comento acariciando la cabeza de su compañero digital.

- Eso fue hace tres años, cuando Angewomon te disparo una flecha de luz, al igual que Angemon le disparo una de esperanza a Yamato – recordó el Ishida mayor en voz alta.

- Esa fue una de las tantas, los elegidos están destinados a vencer a MaloMyotismon – Taichi junto a todos los presentes suspiraron aliviados, pero fue en ese momento cuando a Tai le llego una idea.

- Si están destinados a la victoria, significa ¿Qué ya no me necesitan? – pregunto, su labio inferior le temblaba al pronunciar las palabras y sus manos sudaban, trago en seco cuando un nudo se formo en su garganta debido al miedo de la respuesta.

- Es verdad, ellos no te necesitan – tanto Agumon como los padres de los elegidos se taparon la boca con sus manos horrorizados, Taichi sintió su mundo derrumbarse a su alrededor – Pero el Digimundo siempre necesitara a los elegidos y tú eres uno de ellos – explico el hombre, el castaño sentía como si esas palabras eran un salvavidas y él se aferraría con fuerzas a él.

- Señor Gennai ¿Quiere decir que nuestro mundo aún está en peligro? – pregunto el pequeño Digimon extendiendo su garra.

- Me temo que si Agumon – respondió el hombre agachando por un momento la cabeza.

- Elegido, una nueva profecía está a punto de comenzar, pero esta es diferente – el dragón comenzó a descender hasta que su cabeza quedo a un lado del hombre, justo frente al castaño – Muchas de ellas están escritas hasta el final o dan varios indicios de lo que sucederá –

- ¿Que estas queriendo decir? – pregunto Jun Motoyima ya que no había entendido las palabras del Digimon.

- La profecía dice que un mal olvidado despertara y amenazara con destruir todos los mundos – continuo el dragón – No tenemos ninguna idea de quien pueda ser nuestro enemigo – respondió con pesar, el castaño estaba entendiendo algo.

- ¿Quieren que los ayude? Verdad – pregunto realmente serio, algo en toda esa historia le daba mala espina.

- La profecía también nombra a alguien que posee un emblema de dos caras – menciono Gennai llamando la atención del castaño que ladeo la cabeza en señal de confusión, pensar no era su fuerte – En primer lugar pensamos en Ken Ichijouji, pero él posee dos emblemas el de la Bondad y el de los Milagro por lo cual lo descartamos – explico el hombre.

- Sigo sin entender, ¿Estás diciendo que mi emblema tiene otra cara? – pregunto el castaño, de pronto abrió los ojos impresionados con un pequeño toque de terror mientras disimuladamente miraba a su compañero digital.

- Veo que lo recuerdas, cuando Agumon evoluciono incorrectamente a SkullGreymon tu oscureciste tu emblema – explico el hombre, Agumon también recordó que ese día sin saberlo su amigo le estaba mandando sentimientos oscuros obligándolo a evolucionar – Si estamos en lo correcto tu no solo puedes usar el emblema del Valor sino que también su contra parte, el emblema de la Inseguridad – sentencio serio.

Taichi apretó los puños frustrado mientras agachaba la cabeza, varias veces se había preguntado si realmente era merecedor del emblema del valor ya que a veces se sentía inseguro, ahora lo comprendía el poseía ambas virtudes; o una virtud y una desgracia, dependiendo el punto de vista. La regla del ying y yang siempre era aplicada y él no era la excepción.

- Tai – llamo el Digimon dinosaurio preocupado.

- Perdona Agumon, creo que me perdí en mis pensamientos – respondió sonriente el castaño tratando de no preocupar a su compañero - ¿Ustedes creen que soy yo? –

- Como hemos dicho, no estamos seguros pero todo apunta a ti – respondió esta vez la bestia sagrada – No sabemos de cuánto tiempo disponemos, pero hemos venido para ayudarte –

- ¿Que quieres decir? – pregunto el castaño dudoso del significado de esas palabras, ¿Acaso no era él quien debía ayudarlos?

- Si este mal es tan peligroso para amenazar a todos los mundos no debemos tomarlo a la ligera, puede que Apocalypmon sea solo algo pequeño a lo que avecina – Taichi y Agumon miraron impresionado a Gennai ¿Apocalypmon pequeña cosa? ¿Hablaban en serio? – Necesitamos averiguar más sobre lo que está por venir, pero necesitaremos tu ayuda – explico el hombre.

- También te ayudaremos en todo lo que esté a nuestro alcance – dijo esta vez el dragón llamando la atención de los presentes – Pero tendrías que acompañarnos al mundo digital, por tiempo indefinido –

Tai miro de reojo a su compañero, luego a Gennai y Azulongmon delante de él, se giro mirando a sus padres y los demás presentes. Si aceptaba debería volver al mundo que siempre amo, el mundo que le había dado un nuevo sueño, el mundo donde conoció a Agumon, el mundo donde vivió incontables aventuras, donde forjo amistades y reforzó otras, el mundo que le había cambiado la vida. Debería dejar atrás su futuro, sus amigos y su familia pero sabía que estarían bien; Sora ya había elegido a Yamato y él mismo había ayudado en ello, el resto de los elegidos no le necesitarían, sus padres se tenían el uno al otro y también a Kari. Su hermana, ella estaba en buenas manos, aunque odiara admitirlo T.K la cuidaría bien.

Si decidía rechazar y le daba la espalda al Digimundo, todos sus amigos digitales y el mundo donde vivió tantas aventuras seria destruido, además su propio mundo y la seguridad de sus seres queridos estaban en peligro.

- ¿Cuándo partiríamos? – pregunto el castaño sorprendiendo a más de uno con su pregunta.

- Cuando antes, mejor – respondió la bestia sagrada.

- ¿Solo seré yo? – volvió a preguntar, sabia la respuesta pero aun así debía aclararlo, al recibir un sentimiento se giro a su amigo – ¿Tú qué dices Agumon? – pregunto viendo a su compañero directo a los ojos mientras apoyaba ambas manos en los hombros del dinosaurio.

- Yo iré donde tu vayas, Tai – aseguro Agumon poniendo sus garras en los hombros de su compañero.

- Tai, no me dirás que… - la madre del joven dio un paso al frente apretándose el pecho.

- Ustedes estarán bien madre, tienen a Kari y ella a ustedes – respondió acercándose a su progenitora – No pido que comprendas mi decisión, pero sí que me despidas con una sonrisa – agrego mientras le abraza como si fuera la última vez que le iba a ver, nada le garantizaba que volvería en poco tiempo.

- Hijo – llamo el padre acercándose – Vuelve a casa sano y salvo, si no estarás castigado – el hombre también se unió al abrazo de familia.

- Eres horrible para las despedidas – rio el castaño sabiendo que su padre no podía con esas cosas – Abrasen a Kari de mi parte y díganle que no llore, que su hermano estará bien y que no pinte el cuarto de rosa – termino por decir al romper el abrazo, rio al pensar en su cuarto de ese color. Taichi miro a su alrededor buscando a alguien, camino unos pasos hasta quedar al frente de los padre de Yamato y Takeru – Señor Ishida, señora Takaishi – llamo el castaño parándose frente a los padres de sus amigos.

- Taichi ya no nos llames así, llámanos por nuestros nombres – pidió la mujer reflejando tristeza, el chico era el mejor amigo de su hijo mayor, no quería ni pensar cómo se tomaría la noticia.

- Disculpen, la costumbre – se disculpó el castaño rascándose la nuca – Podrían darle un mensaje de mi parte a T.K y Yama – pregunto recibiendo un asentimiento – Díganle exactamente esto: Yama amigo, por el amor de dios invita a una cita a Sora, no te va a esperar toda la vida y si le rompes el corazon yo mismo me encargare de romperte los huesos. No te preocupes por mí, estaré bien. Además si necesito tu ayuda te llamare – termino riendo al imaginar a su amigo maldiciéndolo a diestra y siniestra – T.K aunque odie decir esto cuida de mi Kari, siempre serás el guardián de la luz. Pero si ella llora por tu culpa tus padres solo tendrán un hijo – volvió a reír al imaginarse la cara de terror del chico – Por último, gracias a ustedes por aguantar tantas metidas de pata que tuvimos con Yama – el castaño hiso una pequeña reverencia pero se vio sorprendido cuando ambos adultos lo abrazaron suavemente.

- Cuídate Taichi, vuelve pronto y promete que cuando vuelvas volveremos a sentarnos los tres a mirar deportes – le dijo Hiroaki Ishida en una suave risa al recordar como él, su hijo y el chico se sentaban en el sofá a mirar deportes para el fastidio del rubio elegido.

- También promete que volverás con Hikari a cenar a casa – dijo esta vez Natsuko Takaishi recordando alguna de las veces que los hermanos Yamagi iban a cenar a su casa con sus dos hijos.

- Lo prometo – respondió con una sonrisa amarga, no quería mentirles pero era mejor eso a decir que no. Cuando se separó de los padres de su amigo se acercó hasta la madre de Sora – Señora Takenouchi –

- Dime Taichi – respondió la mujer, tratando de no mirar al joven a los ojos, sino sabía que no lo aguantaría y terminaría llorando. De solo pensar en su hija y en como tomaría la noticia se le estrujaba el corazon.

- Dígale a Sora, que el futbol siempre será mejor que el tenis, pero que aun así se convierta en la mejor. También dígale que no se ponga triste que antes de que se cuenta estaré de regreso –

- Yo se lo diré – respondió la mujer abrazando suavemente al chico, le susurro algo al oído provocando que el chico tuviera un sonrojo apenas notable debido a su tez oscura.

Taichi se dirigió esta vez a los padres de Koushiro – Señores Izumi. Podrían darle un mensaje a Izzy – pregunto el chico recibiendo un asentimiento de los adultos abrazados – Díganle que dejar la computadora un poco no le haría mal y que hacer un poco de deporte y salir con alguna chica tampoco sería malo – dijo con una sonrisa – También dígale que le de mi mensaje a Mimi. Oye princesa, tu cabello castaño es más bonito cuando no tiene tantos colores y accesorios. Pronto iré a visitarte a y deberás enseñarme inglés – termino por decir soltando una carcajada al pensar en la chica exasperada cuando el no entendiera nada de lo que intentara enseñarle.

- Nosotros le diremos, cuídate Taichi – pidieron los adultos,

- Lo hare – aseguro sonriendo. Por último se acercó a los hermanos Kido – Shin Shuu –

- Dinos – dijo el menor de los hermanos presente con una sonrisa a medias.

- Díganle a Joe que se convierta en el mejor medico Digimon, porque seguramente volveré hecho un desastre al igual que Agumon, si me cura como es debido daré su recomendación en el Digimundo – cada vez le costaba más hablar, tantas despedidas ya estaban haciendo mella en él, pero no quería mostrarle a los presentes que para él también era duro, prefería despedirse con una sonrisa.

- Se lo diremos – dijo esta vez el mayor apretando su mano y apoyando la otra en su hombro al igual que el hermano de en medio.

- Elegido, es mejor si nos vamos ahora – llamo la bestia sagrada.

- Solo un minuto – pidió el castaño caminando hasta al lado de Agumon que lo recibió con una sonrisa de apoyo, gesto que el agradeció por dentro – También díganle algo a los demás. A Yolei díganle que no se rinda con ese chico, ella es la heredera del Amor y la Pureza, pero debería gritar menos. A Cody que se convierta en el mejor abogado, tal vez algún día lo necesite. Ken confía en tus amigos, ábrete a ellos y también si logras romper mi marca de goles, te pateo – ya no pudiendo contener la risa termino estallando en una sonora carcajada, los adultos sonrieron al saber que el chico compartía tantos buenos lazos y respeto por sus hijos – Por último, Davis hiciste un gran trabajo como mi heredero y estoy orgulloso de ti, conviértete el mejor capitán y lleva a Odaiba a mas campeonatos. Pero si rompes mis googles no la contaras – sonrió de lado, ese chico le recordaba tanto a él.

- Taichi, es hora – dijo Gennai subiendo al lomo de Azulongmon.

- Vamos Agumon – el castaño junto al Digimon caminaron hasta la bestia digital donde fueron ayudados por el hombre. Miro por última vez la colina donde todo había empezado y donde volvería empezar otra aventura para él.

- ¡TAICHI! – gritaron sus padres, el castaño se giró mirando a sus padres derramar lágrimas pero aun así sonriendo, confiando en que él regresaría sano y salvo. Levanto el brazo agitándolo despidiéndose de ellos.

- ¡PROTEGE EL DIGIMUNDO! – gritaron todos los presentes incluidos los padres de Doriko.

- ¡SI! – respondió, sintió algo frio rodar por su mejilla, no necesitaba comprobar que era pues sabía que eran las lágrimas que estaba tratando de retener desde que se despidió de sus padres. Lo que más lamentaba era no poder despedirse de sus amigos.

- ¿Estás bien? Tai – pregunto su compañero mirándolo preocupado.

- Si – respondió restregándose sus ojos con la manga de su chaqueta – ¿Listo para otra aventura? – pregunto sonriéndole, el brillo en los ojos del pequeño dinosaurio le animo de sobremanera, una nueva aventura les esperaba. Una aventura peligrosa, pero todo estaría bien mientras se tengan el uno al otro.

- Siempre – respondió Agumon mostrando sus colmillos en una sonrisa. La aurora boreal se hiso presente una vez más indicando que la puerta estaba abierta. Se giró por inercia para observar una vez más la colina. Se sorprendió de sobremanera hasta el punto que casi cae del lomo de Azulongmon. Allí, de espalda a él, se encontraban todos los elegidos, tenía el deseo de gritar para saludarlos aunque sea a la distancia. Pero se arrepintió al último momento, los once elegidos habían vuelto sanos y salvos, se extrañó un poco al notar la falta de sus compañeros Digimon.

- ¿Once? – se preguntó en voz baja, volvió a contar nuevamente con la vista. ¿Qué hacia ella allí? Bueno no importaba, al menos estaban todos bien – Cuídense chicos – sonrió a todas las anchas, al menos había logrado verlos por última vez. Se sintió arrastrado por una fuerza invisible, ya estaba viajando. Hecho una última ojeada ¿Ella se había girado? ¿Le había visto? Sonrió con amargura hubiera preferido que no lo hiciera - ¿Por qué lloras? Acaso ¿Te entristece que me marche? – pregunto al aire antes de ser totalmente arrastrado a un nuevo mar de aventuras.