¡Hola!
Como ya había mencionado, estaré migrando a este sitio las traducciones que he realizado. Esta fue la primera traducción en la que me embarqué —y que compartí—, y el fic es uno de mis favoritos, así que espero que lo disfruten (quienes aún no lo han leído).
Disclaimer: La historia, al igual que los personajes, no me pertenece. Viewfinder pertenece a Yamane Ayano y esta historia, que es una traducción, pertenece a Faye C (kajornwan), quien muy amablemente me ha dado su aprobación.
Nombre del original: Cruel intentions by Faye C. (Lo pueden encontrar aquí).
Portada: Créditos de la imagen de portada para Faye C :3
Crueles intenciones
Capítulo 1
Fei Long observó el celular negro vibrar en su mano. Su ceja se levantó ligeramente al ver el nombre en la pantalla. Arbatov.
Dudó un poco antes de contestar la llamada. Bueno, ¿por qué no tener un poco de entretenimiento después de un día tan largo?
—¿Qué quieres? —habló Fei en ruso, algo que normalmente no haría ya que el hombre en la línea podía perfectamente hablar cantonés. Aunque el jefe de Baishe hablaba fluido más de cinco idiomas, nunca se tomaba la molestia de hablar en otro idioma que no fuera cantonés a menos de que no tuviera otra opción. Después de todo, un hombre en su posición nunca debía de tratar de impresionar a nadie. Pero hoy estaba de humor para bromear.
—¡Me has contestado! me siento halagado. —El joven mafioso ruso parecía realmente impresionado.
—¿Cómo podría seguir evitando tus llamadas? —Fei Long sabía que estaba siendo un poco arrogante, pero esta era en realidad la parte «divertida» de su relación con Mikhail, volvía sin importar cuántas veces le lanzara este tipo de comentarios.
Mikhail no pudo evitar sonreír. Era «tan Fei Long» ser brutalmente franco.
—Debo haber elegido el momento adecuado para llamar hoy, ¿cierto? ¿Qué podría ser lo que te tiene de tan buen humor? —respondió Mikhail con una voz como de costumbre tranquila y jovial. Ya se había acostumbrado a las palabras hirientes de Fei long. Esto solo hacía al hombre mucho más exquisito.
—Puedo colgar ahora mismo para poner fin a tu curiosidad.
Mikhail rio ligeramente. Fei Long había decidido contestar la llamada por una razón, lo que significaba que no colgaría hasta escuchar lo que Mikhail tenía por decirle.
—Ten piedad, cariño. Solo te estoy proponiendo una inofensiva cena al calor de las velas, no matrimonio.
—Ya deberías saber mi respuesta —suspiró Fei Long. El hombre había estado insistiendo con invitaciones a cenar por meses. Nunca había aceptado ninguna de ellas, no a menos de que fueran cenas de negocios con otros invitados, además.
—No tendrías por qué haber contestado el teléfono si ibas a decir que no.
—Tal vez no.
Incluso entonces Mikhail no creía lo que escuchaba, pero hacer preguntas solo le daría a la princesa altiva la oportunidad de cambiar de opinión. Al igual que en los negocios, sabía que era el momento de concluir la conversación. Después de todo, que su alteza real llegara a aceptar cualquier cosa que le propusiera era más difícil que contrabandear drogas en un cuartel de policía.
—Te recojo a las siete. Vestido formal.
¿Recogerlo? ¿Acaso Mikhail pensaba que él era la reina del baile de graduación?
—Nunca dije que necesitara que me recojas.
—No, pero hoy no me siento de humor como para que me dejes plantado. —Prefería ir a recoger a Fei a Baishe que correr el riesgo de que una vez más lo dejara esperando en otro restaurante.
—Eso sucede cuando haces suposiciones erróneas. Nunca dije que estaría ahí.
Esto era parcialmente cierto. Pero tampoco le había dicho que no en las otras ocasiones.
—Bueno, esta vez tampoco has dicho que sí exactamente.
Fei Long rio entre dientes.
—Estaré ahí. Te doy mi palabra. Solo dime dónde.
—De hecho, ¿no piensas que sería bastante ingenuo si creyera una sola palabra de un hombre que miente para ganarse la vida? —Mikhail sabía que una vez que Fei Long tomaba una decisión no había forma de presionarlo. Pero aun así no perdía nada con intentarlo, además le hubiera encantado ver al Hermoso Fei Long sentado en su Lamborghini rojo con él al volante. ¿No sería eso un verdadero espectáculo?
—No tientes tu suerte, Mikhail Arbatov. Tienes una hora para decirme dónde o te puedes olvidar de la cena. Es tu decisión. —Fei Long sonrió en voz baja mientras terminaba la conversación. La única forma de que Mikhail lo tuviera en su juego sería con él siendo el único al control.
~O~
Mikhail hizo girar la delicada copa de vino en su mano. «Finalmente, una cita con la reina de hielo», pensó. Tenía la firme sensación de que su alteza real lo complacería con su presencia esta noche, después de esperarle infinidad de veces. Tendría que haber considerado muy seriamente el haber sido plantado por Fei Long, o por cualquier persona en este asunto. Un hombre en su posición nunca debía soportar algo así. Pero era Liu Fei Long. Nadie en el mundo podía tener una combinación tan perfecta de belleza, orgullo, inteligencia y fuerza como Fei. Ese rostro irrealmente hermoso tenía el poder de robar el corazón de cualquier espectador, incluyéndose él mismo. Mikhail nunca había deseado a nadie tanto y nunca había fracasado al conseguir algo que quería tantas veces.
Hacía poco más de seis meses que había conocido al joven líder de Baishe en una boda celebrada por una poderosa familia china con la que Fei Long y él estaban trabajando. Liu Fei Long, el reconocido líder de la organización criminal más grande de Hong Kong, era alguien que no se olvidaba fácilmente. En una sala llena de invitados distinguidos en trajes de diseñador y vestidos de alfombra roja, Fei Long apareció con confianza sin igual en su impresionante changshan* plateado, haciendo que todos los demás invitados parecieran normales y fuera de lugar. Mikhail casi pudo jurar que el fino cabello negro que caía hasta su cintura era seda pura. ¿Cómo era posible tal profunda belleza en un hombre? Ese rostro perfecto hizo incluso a la mujer más hermosa en la habitación sentirse fea. Aquel alto y elegante cuerpo se deslizaba a través de la habitación con la gracia de una bailarina, mientras su presencia irradiaba increíble inteligencia y absoluta supremacía. Desde el momento en que puso sus ojos en Fei, Mikhail juró que haría cualquier cosa por hacerlo suyo. Y había estado tratando en vano, hasta este día.
Aunque estaba de espaldas a la puerta del carísimo restaurante francés, la llegada de Fei Long nunca podía pasar inadvertida. La presencia del hombre exigía la atención de cada par de ojos en cualquier momento y en cualquier lugar en el cual eligiera entrar; razón por la cual Mikhail no se sorprendió siquiera un poco cuando se sentó en la mesa sin anunciarse. Tan pronto como la habitación quedó en silencio y todos los ojos parecieron mirar en la misma dirección, supo que Fei Long había llegado.
—Estaba empezando a creer que ibas a volver al viejo hábito de dejarme plantado —se quejó Mikhail sin levantar la vista.
—Oh, tenme un poco de fe, ¿sí? —Fei Long sonrío sarcásticamente mientras golpeaba su dedo en la copa de vino vacía como un gesto para que fuera llenada.
Mikhail finalmente levantó sus ojos hacia el hombre sentado frente a la pequeña mesa. Su corazón dio un vuelco al ver el rostro familiar de sus sueños. El elegante líder de la Triada de Hong Kong vestía uno de sus elegantes trajes de seda hechos a la medida sobre una camisa blanca hecha de tela transparente que revelaba el rosa de su piel sin defectos lo suficiente como para dejar a Mikhail imaginando el resto con un deseo ardiente. No importaba cuántas veces se hubieran reunido, Fei Long nunca dejaba de quitarle el aliento. El hombre sabía exactamente cómo utilizar lo que tenía para manipular a la gente. E indudablemente tenía el mejor activo para la tarea.
—¿Estás seguro de querer emborracharte junto a mí? —Fue más una sugerencia que una pregunta. Había escuchado de la baja tolerancia al alcohol de Fei. Aunque a Mikhail esto realmente no le importaba en lo absoluto.
—Tal vez estoy siendo amable. —Burlarse de Mikhail era verdaderamente uno de los mayores placeres de la vida.
—O cruel. Conozco el placer que experimentas enloqueciéndome, entre otras cosas.
Quizá Mikhail realmente lo conocía un poco. Después de todo, no podía negar que encontraba muy divertido ver lo que el joven mafioso ruso estaba dispuesto a hacer por tenerlo donde quería. Era un juego de ingenio que disfrutaba.
El silencio de Fei solo confirmó la verdad en las palabras de Mikhail. El hombre era un auténtico bastardo arrogante con cara de ángel. Sin embargo, esta sin duda era una parte de lo que hacía a Fei Long tan condenadamente atractivo.
—Me he tomado la libertad de ordenar por ti. Espero que no te moleste.
Fei se reclino es su silla, tamborileando sus elegantes dedos en el lino blanco.
—En ese caso veremos si realmente conoces mi gusto en los alimentos.
—Tu gusto en los alimentos fue fácil. Tu gusto en la cama aún tengo que aprenderlo. —El ruso le hizo un pequeño guiño.
Por un momento, Mikhail vio una flama elevarse en los ojos de Fei Long. El hombre ya era hermoso con su habitual expresión ilegible, pero era impresionante, más allá de cualquier creencia, con esos reflejos terribles que amenazaban con matar a quien se atreviera a molestarlo. Indudablemente, Dios tenía una manera de torturar a sus súbditos pecadores. Tentarlo con una criatura tan increíblemente gloriosa como Fei Long solo para negarle el permiso de tocarlo, era como el infierno por castigo.
—¿Alguna vez se te ocurrió pensar que quizá ese día nunca llegue? —Fei Long respiró profundamente antes de que Mikhail respondiera a su pregunta. Ya no era un niño para perder los estribos por algo como esto.
Mikhail le devolvió la sonrisa.
—Oh, no sé nada de eso. Hace unos meses estabas evitando mis llamadas. Ahora estás teniendo una cena romántica conmigo. En unos cuántos meses probablemente estaremos en mi cama teniendo la mejor revolcada del siglo.
—No estarías sentado aquí, ahora, si creyeras que sería tan fácil. —Fei Long sonrió adrede, haciendo todo lo posible por no sacar su arma y pegarle un tiro a esa rubia y rizada cabeza enfrente suyo. Matar a alguien tan importante pondría en riesgo a Baishe. Por ahora solo tenía que seguir jugando su juego.
Mikhail rio ligeramente ante su perspicacia. Fei Long estaba lejos de ser ingenuo y ciertamente conocía su valor. Más que eso, sabía que a Mikhail le encantaba ser desafiado. Una flor tan rara y exótica como Fei Long no sería tan preciosa si hubiera sido fácil de arrancar.
—Si estás lo suficientemente desesperado como para dejar que cualquier chico guapo caliente tu cama por estos días, entonces no es algo realmente imposible para mí, ¿no crees? —Estaba tentando su suerte, pero no temía a la ira de Fei Long.
Para su sorpresa, Fei Long empezó a reír en voz alta. Algo que Mikhail nunca antes había visto.
—¿Quieres ser mi juguete sexual? Me decepcionas, Mikhail Arbatov.
—¿Juguete sexual? Oh, puedo ser mucho más que eso, amor. No sabes lo que te estás perdiendo. —Miró directamente a los ojos de Fei Long sin sonreír. Lo estaba diciendo en serio—. Pero si así es como quieres llamarlo, entonces sí, no me importaría. Voy a tenerte en cualquier circunstancia, Fei Long. Harías bien en recordarlo.
Fei Long se tomó su tiempo para calcular su respuesta.
—¿En realidad piensas que voy a aceptar tu oferta?
—Tal vez.
—¿Y deshacerme de un entretenimiento que disfruto tan genuinamente?
Mikhail sabía desde hacía tiempo que Fei Long estaba jugando con él. Burlándose lo suficiente como para mantenerlo ahí, pero ni una sola vez había quedado lo suficientemente cerca como para poder llegar a alcanzarlo.
—Sé que experimentas un placer sádico al torturarme, Fei Long. Pero recuerda que este entretenimiento tan particular soy yo quien realmente quiere dártetelo. —Mikhail hizo una pausa para tomar un sorbo de vino—. O quitártelo de la misma manera. Si no empiezas a darme algo pronto en verdad tendré que considerar darte el beso de despedida. Todo hombre tiene sus límites, ¿sabes?
Fei Long rio entre dientes.
—Placer sádico, ¿eh? Yo no soy el único con crueles intenciones aquí, ¿cierto, Mikhail? En toda tu vida nunca te ha sido negado lo que has querido. Ahora soy yo la única cosa que simplemente no puedes conseguir sin importar lo que hagas. En el momento en que ceda ante ti, te encontrarás en un avión de regreso a Moscú para siempre. Y, ¿quién va a entretenerme después?
—Así que básicamente tienes miedo de que te folle y después salga corriendo, ¿es eso?
—Básicamente, estoy diciendo que aún estoy disfrutando esto enormemente. Por lo tanto, no, no vas a tener sexo esta noche o en un futuro cercano. No conmigo, de todos modos. —Fei Long se inclinó de nuevo en su silla, bebiendo en silencio su segunda copa de vino. Nunca más volvería a permitir que alguien jugara con él. Una vez fue más que suficiente. Y casi le cuesta la vida.
Mikhail miró a aquellos hermosos ojos y vio mucho más de lo que sus frías palabras daban a entender. Estaba seguro de que había mucho más para él que su frialdad. Nunca antes había llegado a enamorarse tan profundamente por un bastardo arrogante con cara bonita. Fei Long era complicado, sofisticado y una contradicción andante. ¿Quién hubiera imaginado que el líder de una organización letal que asesinaba y mentía para ganarse la vida le gustara leer, pasar su tiempo libre en las galerías de arte y además atesorara su jardín por encima de todo? Bajo la fría y cruel máscara que llevaba habían poderosas emociones enterradas muy dentro, en el fondo de su ser. Mikhail se preguntaba qué era lo que había visto en esos ojos por un segundo. ¿Ira? ¿Odio? ¿O incluso tristeza? ¿O era todo aquello junto? Tenía que averiguarlo.
—¿Cómo es posible que un hombre tan orgulloso como tú tenga tan baja autoestima?
Fei Long levantó su ceja un poco ante la pregunta que nunca esperó escuchar en su vida.
—¿De verdad crees eso?
—Pensar que lo único que quiero de ti es sexo. Que simplemente me alejaré cuando lo haya conseguido. Parece como si creyeras que no mereces algo mejor que eso.
Fei Long estaba sorprendido por aquellas palabras. Nunca había visto las cosas desde esa perspectiva. Tal vez la razón por la cual no se atrevía a confiar en nadie era porque sentía que no merecía ser amado. Ser un hijo adoptado y tener a alguien como su hermano constantemente recordándoselo debía haber dejado una cicatriz. Esa era la razón por la cual había necesitado tanto la aprobación y el amor de su padre. No se sentía amado y si su familia no lo quería, entonces, ¿quién lo haría? La traición de Asami únicamente le había confirmado esa realidad. Todo había surgido a partir de su propia inseguridad, de la cual nunca se había dado cuenta. Por alguna razón, Mikhail había visto en su interior.
Su falta de respuesta era inusual, pero la expresión de su rostro hizo doler el corazón de Mikhail. Fei Long parecía como si quisiera llorar. El hombre estaba profundamente turbado. Algo terrible debió haberle pasado para hacer que alguien tan fuerte como Fei Long se tuviera en tan baja estima. En ese momento, Mikhail tuvo unas ganas inmensas de estrecharlo entre sus brazos y consolarlo con un beso interminable, pero sabía que era demasiado pronto para algo como eso. Fei Long necesitaba saber que era de confianza o nunca lo dejaría acercarse lo suficiente. Esto sin duda iba a ser mucho más difícil de lo que había contemplado. No estaba jugando. No sería solo cuestión de tiempo. Fei Long tenía problemas de inseguridad; problemas que probablemente eran lo suficientemente graves como para hacerlo esconder detrás de una pared de ladrillos.
—Sabes, no es que no fantaseé con tener sexo contigo, esa es una de las razones por las cuales te persigo. No hay una sola persona en esta sala que no quiera follarte, Fei Long. —Hizo una pausa para estudiar la reacción de Fei. La expresión de su rostro no cambió. Fei Long le devolvió la mirada sin rastro de vergüenza en su rostro. Ya había escuchado estas palabras una y mil veces de casi todo el mundo—. Si eso fuera lo único que quisiera de ti podría haberte tomado por la fuerza. No es tan difícil con mi poder. Tú, más que nadie ya deberías saberlo.
—Por supuesto, pero entonces ya estarías muerto, no es tan difícil con MI poder. —Fei Long se burló del comentario insultante.
Con alguien como Fei Long esto probablemente era cierto. Hubiera desatado una guerra mortal entre Baishe y la familia Arbatov si lo hubiera hecho. Pero esto no fue lo que detuvo a Mikhail.
—Mi punto es que un hombre como yo reconoce un tesoro cuando lo ve. Tu atractivo sexual es solo una pequeña parte de lo que te hace invaluable para mí. Así que no, no estoy aquí para follarte una vez y después largarme.
Lo decía en serio. Fei debía saber que se necesitaría más que su cuerpo perfecto para satisfacerlo. Quería ser dueño de este hermoso dragón. Quería ver a Fei con su orgullo rendirse completamente ante él.
—Además, aunque fuera solo sexo, con ese hermoso cuerpo tuyo, una vez jamás sería suficiente —añadió Mikhail.
Fei seguía escuchándolo en silencio. Si lo que Mikhail decía era verdad o no, en todo caso le halagaba. Esos ojos azules no parecían estar ocultando algo. Tal vez era buena idea continuar con el juego un poco más y ver lo que tenía por ofrecerle.
Mientras deliberaba sobre lo que debía hacer con la promesa del ruso de cabellos dorados por invadir su vida, el camarero llevó la comida a la mesa.
—Ah, aquí estamos. Debes estar hambriento. Especialmente después de una larga y miserable reunión sobre las escrituras del casino.
El comentario sorprendió a Fei Long. ¿Cómo se las arreglaba para conseguir información tan detallada? Información que solo las personas de su círculo de confianza debían saber.
—Y, ¿cómo lo sabes? —habló Fei, haciendo su mejor esfuerzo por parecer tranquilo y compuesto.
—Es mi deber saber todo lo que haces, amor. Incluso sé la hora en que tomas tu ducha y que duermes desnudo, entre otras cosas por supuesto. —Mikhail le dedicó una sonrisa astuta. Ya era hora de aligerar la conversación.
—Oh, por favor, en verdad estás arruinando mi apetito. —Fei Long rodó los ojos. Definitivamente iba a descubrir quien era ese topo y acabar con toda su familia. Le inquietaba pensar qué otras cosas Mikhail había descubierto.
—Este es apenas el primer plato, cariño. Todavía tenemos un largo camino por delante.
Los ojos de Fei Long se abrieron con incredulidad.
—Por favor, dime que esta NO es una cena de nueve platos.
Mikhail no podía dejar de disfrutar la expresión del rostro de Fei Long al enterarse de sus planes. Se había asegurado completamente de que esta fuera una larga noche.
—¿Te das cuenta lo difícil que es conseguir un chef de tres estrellas Michelin con tan poco tiempo de anticipación? Al menos podría hacer que valga la pena el dinero invertido. Tal vez si no me hubieras dejado esperando tantas veces no hubiera tenido mis dudas —le reprochó Mikhail.
Era difícil imaginar el precio que Mikhail había pagado por todo esto. Pero era tan propio de él exagerar todo. Siempre que se presentaba una excusa para enviarle un regalo, Mikhail se aseguraba de que Fei lo recordara. ¿Y cómo no iba recordarlo? El hombre le había enviado un jardín completo en lugar de un ramo de flores. El mes pasado había tenido que rediseñar el sistema de seguridad de su estudio para proteger una obra maestra de Monet* que Mikhail decidió enviarle como regalo. Conociéndolo, su regalo de cumpleaños para el próximo año bien podría ser una exótica isla en las Bahamas equipada con villas de lujo y un camión de empleados a su servicio, y esto no le sorprendería en lo más mínimo.
—Te gusta gastar tu dinero, ¿no?
—¿Gustarme? Estoy obsesionado con ello. ¿Qué sentido tiene ser inmensamente rico y no gastarlo como un loco? Solo vives una vez, cariño. Tú también deberías considerarlo.
Sus ojos azules brillaban mientras hablaba. Fei Long no pudo negar que había algo único en ese rubio ruso de ojos azules. Mikhail era increíblemente seguro, extremadamente franco y excepcionalmente inteligente. Era un hombre que sabía exactamente lo que quería y nunca dudaba en hacer lo que fuera necesario para conseguirlo. Fei siempre lo había respetado por ello.
Era la primera vez que veía sonreír a Fei. Sonriendo realmente. Aunque solo fue por una simple fracción de segundo, muy débilmente, fue suficiente para que sintiera mariposas en su estómago.
—Ahora mismo pagaría un millón de dólares por ver esa sonrisa una vez más.
—Diez. —Fei estaba de humor para negociar.
Mikhail sonrió.
—Cariño, por diez millones tendría que llevarte a casa conmigo.
Fei se burló de su ridícula oferta.
—ESA sería una cantidad que no podrías permitirte.
Mikhail miró a Fei Long a los ojos mientras calculaba su respuesta. Después sacó su chequera, arrancó un cheque y lo firmó.
—Aquí está, un cheque en blanco a mi cuenta de negocios. Tú sabes lo que valgo. Pruébame —habló y con una palmada dejó el cheque sobre la mesa justo en medio de los dos.
—¿Hablas en serio? —Sabía que Mikhail no era un tipo ordinario. Pero Fei nunca había imaginado que estuviera tan loco. ¿Un cheque en blanco a su cuenta de negocios? Podría dejarlo en bancarrota durante la noche.
—¿Sobre meterte en mi cama? Siempre.
Fei lo escuchó con asombro. Pero la expresión de su rosto mostraba que lo decía en serio.
—Estás loco, ¿lo sabías?
—Me lo dicen a menudo. Así que, ¿cuál es tu respuesta? ¿Sí o no? —Los ojos de Mikhail exigían una respuesta.
«Esto podría ser interesante», pensó Fei Long. Con ese solo cheque tendría el poder para destruir a Mikhail Arbatov. Podría usarlo para presionarlo y lograr que hiciera lo que quisiera. O podría utilizarlo para ampliar su propio poder. Pero tomar esa cantidad de dinero a cambio de sexo lo convertiría en una puta. Sin duda la puta más cara del mundo, pero sería una puta al fin y al cabo. Tendría que haberse sentido gravemente ofendido, pero por alguna extraña razón no lo estaba. Mikhail ciertamente tenía una extraña manera de manejar a las personas.
Fei Long sabía desde el principio lo que esto realmente significaba. Ese bastardo astuto lo estaba probando, viendo si realmente valía la pena. Bajo esas circunstancias debía rechazar la oferta sin dudarlo, pero entonces el juego terminaría muy rápido, y estaba divirtiéndose demasiado. Estaba empezando a disfrutar de su compañía. Mikhail era alguien que podía mantener su interés y desafiarlo al mismo tiempo, era un adversario digno, de hecho.
—¿Cuál es la prisa, Mikhail? —Sonrió astutamente antes de remedar las palabras exactas de Mikhail, con acento ruso y todo—. Es solo el primer plato, cariño. Todavía tenemos un LARGO camino por delante.
~O~
Plato tras plato y el cheque continuaba en medio de los dos, sin tocar. Ambos trataron de ignorar que allí estaba y fingían hablar de otras cosas; pero de vez en cuando lanzaban una mirada sobre él y sentían la tensión que crecía acelerando sus corazones por minuto.
Mikhail sabía que era poco probable que Fei Long aceptara el cheque, sin embargo, el hecho de que no se hubiera negado lo excitaba y estaba volviéndolo loco.
Fei estaba deliberando si debía poner fin a la noche dejando a Mikhail desesperado y con ganas de más o si debía recoger el cheque y descubrir de lo que el hombre estaba hecho. Después de todo, no podía negar que tenía curiosidad por saber cómo sería tener sexo con este astuto ruso de ojos azules, esta curiosidad se debía quizás a la tensión en la mesa que ya alcanzaba la emoción de todo el sexo excitante que había experimentado en su vida. Tener sexo con chicos guapos era divertido, pero tener sexo con un atractivo, igualmente poderoso, mafioso ruso rubio de ojos azules podría llegar a ser una experiencia única, incluso para recordar.
Finalmente, el último plato estuvo sobre la mesa. Mikhail estaba empezando a impacientarse.
—Entonces, ¿qué ha decidido la princesa?
Fei Long simplemente guardó silencio, como si el asunto no fuera importante.
—Todavía estoy esperando mi café.
Mikhail hubiera agarrado y apretado aquel elegante cuello hasta quitarle la vida de no ser por el deseo ardiente en su pecho. Ya había perdido la paciencia y decidió tomar el cheque y dejarlo todo, pero la mano de Fei se lo arrebató antes de que pudiera lograrlo.
—Me lo quedaré. —Sonrió maliciosamente agitando el cheque en su mano—. Ahora, ¿podemos tomar un café?
*Changshan: Traje típico de la China.
*Monet: Pintor francés.
