Aclaraciones:
«Blablabla.» || Diálogos.
Disclaimer aplicado.
Sonrisa-
Por DauwMalfoy
Capítulo único: Color amanecer
La helada brisa marina y los tenues rayos de sol hacían que se sintiera cálido su corazón. El vaivén de sus cabellos que ocasionaba el viento rosaba de vez en cuando en su sonrosada mejilla y le hacía sentir un pequeño cosquilleo, como si de una caricia se tratara. Suspiró sonoramente y se acomodó el cabello detrás de su oreja, rozando con sus delgados y fríos dedos el cuello y deteniéndose en el cierre de su camiseta. Suspiró por segunda vez y en sus labios surcó una fugaz sonrisa, esas que aparecen cuando tienes un recuerdo feliz con un triste final. Después de todo, eso es lo que era su vida: un recuerdo feliz con un final lúgubre. Se agachó para quitarse las desgastadas botas negras que cubrían sus pies, y así pudo al fin sentir el calor que la arena le brindaba. ¿Verano? Decían que lo era, pero en su corazón no parecía más que un sueño. El sol aún parecía querer quedarse dormido por toda la eternidad y deseó que el color del amanecer se quedara tatuado en su piel, en su memoria.
Exhaló aire con calma, y siguió mirando como pasaba el oscuro color del cielo a uno azul brillante, como si de un cambio de corazón se tratara. Bajó su mano hasta su corazón y una pequeña lágrima empezó a fabricarse dentro de su ojo, ese amargo escozor en su garganta apareció de vuelta y el aire quería hacerle falta. Suspiró por tercera vez, ella lo sabía pues los contaba como si fuera la última vez que podría suspirar. Miraba fijamente cada ola de mar mientras anhelaba ser así de libre y, por un momento, se le antojó no saber nadar. Se le antojó ahogarse en el mar, mientras se sentía igual de ínfima que la blanca espuma.
Involuntariamente dio un paso hacia el frente, mojándose las piernas y con lágrimas en las mejillas. Suspiró por cuarta vez. 234 días de no llorar se habían ido al carajo con el sólo contemplar a un momento único y se golpeó mentalmente. Ella decía que no era la misma niña llorona que había sido hace años, pero ¿A quién engañaba? Lo era más que antes.
«Sakura, vas a pescar un resfriado.»
Entonces, ella miró a su lado izquierdo y sonrió con dificultad. Él, con la mano derecha le acarició la mejilla y limpió torpemente el salado líquido de ahí. Quizá no era la persona más cariñosa o la persona más experta, pero sabía cómo alegrarle un poco su gris existencia.
«Está bien, Sasuke-kun.»
Le tomó la mano y miró por última vez el color el rojizo color del cielo, para después mirar al azabache que estaba parado junto a ella, contemplándola. Sonrió y deseó que no fuera la última sonrisa que surcara sus labios.
