Pokémon Reset Bloodlines – Interludio del Cazador de Bloodliners
Escrito por BRANDON369, editado por Fox McCloude
Disclaimer: Pokémon y todos sus personajes pertenecen a Satoshi Tajiri y Nintendo. La historia de Pokémon Reset Bloodlines es idea original de Crossoverpairinglover, y este spin-off es propiedad de BRANDON369 posteado con su autorización. Todos los derechos reservados.
Región de Kanto, Ciudad Vermillion…
La motocicleta de la Oficial Jenny iba a toda velocidad por las calles, mientras el Squirtle en el sidecar se sujetaba por su vida. Una llamada de emergencia le hizo parar su patrulla diaria, y ahora se dirigía hacia la zona donde había ocurrido un desastre apenas unas horas antes.
Al dar una vuelta cerrada en una esquina, frenó violentamente, bajándose casi de un salto de su vehículo. Sus colegas ya habían acordonado el área, y pudo verlo con sus propios ojos: el edificio que antes había sido el Centro Comunitario local había quedado reducido a ruinas, colapsado totalmente en sí mismo. Tratando de mantener su aplomo, pasó por encima de la cinta policíaca y se dirigió hacia uno de los otros oficiales que examinaban el área.
- ¿Qué sucedió aquí exactamente? – le preguntó.
- Los testigos dicen que fue un grupo de Dugtrios. – dijo el otro oficial. – Aparentemente se ocultaron bajo la tierra y destruyeron los cimientos del edificio para que colapsara.
La oficial Jenny frunció el ceño. ¿Por qué unos Dugtrios atacarían el Centro Comunitario? ¿Provendrían de la cueva Diglett en las afueras de la ciudad? Posible, pero por lo que ella sabía, los que vivían allí no eran para nada agresivos. La única otra posibilidad sería haber sido liberados por algún entrenador inconsciente y desataran su frustración contra el edificio, ¿pero llegar tan lejos?
Al no encontrar respuesta, Jenny decidió enfocarse en lo que sí pudiese resolver, y comenzó a examinar el área. Los equipos de emergencia estaban atendiendo heridos, algunos de más gravedad que otros, y pudo ver que en una de las ambulancias estaban colocando dos cuerpos cubiertos por sabanas blancas. Eso le dio un respingo; así que hubo víctimas fatales.
- Los dos fueron identificados. – dijo el paramédico a cargo. – Se llamaban Motto y Suku, hermanos gemelos de diez años. Habitantes locales y visitantes regulares de este centro.
Jenny cogió las identificaciones. No los conocía realmente, pero le dolió ver que se trataba de un par de niños.
- ¡Señora, por favor contrólese!
- ¡Suéltenme! ¡Esto es culpa suya! ¡Mis hijos!
Unos gritos mezclados con llanto interrumpieron los pensamientos de Jenny. Al ver por afuera del cordón policial, vio a una mujer de edad mediana teniendo que ser restringida por dos oficiales, mientras un tercero escudaba a un hombre que ella reconoció como el director del centro comunitario. La mujer tenía la cara roja y contorsionada de la rabia, y todavía botaba ríos de lágrimas mientras forcejeaba tratando de soltarse. Al ver que seguía gritando a todo pulmón, Jenny decidió intervenir.
- ¡Me prometió que los iba a cuidar! ¡Mire lo que pasó por descuidarse!
- ¡Deténganse un segundo! – exclamó Jenny. – Díganme por favor cuál es el problema aquí.
- Jenny, la señora aquí es la madre de los dos niños que murieron. – explicó uno de los oficiales que estaba tratando de sujetar a la mujer. Ahora cobraban sentido todos esos gritos y llanto. Tenía que tratar esto con la mayor delicadeza posible.
- Está bien, señora, comprendo cómo se siente ahora, pero tiene que guardar la calma. – dijo Jenny. – Si queremos esclarecer todo…
- ¡¿Qué hay que esclarecer?! ¡Mis hijos están muertos por la negligencia de este hombre!
- ¡Ya basta! – dijo Jenny, interponiéndose para ayudar a restringirla, y luego se volvió hacia el hombre del otro lado. – Señor director, si es tan amable de explicarme su versión de los hechos.
- Claro. – asintió el hombre, ya un poco más calmado una vez que alejaron a la madre de las víctimas. – Esta mañana, recibimos una llamada de un contribuyente, quería hacer un evento para donarle dinero al centro. Dijo que quería verme en persona, así que fui dejando al resto de mi personal para que cuidara del centro, y de los niños que estaban de visita.
Jenny escuchó atentamente, pasando la mirada del director a la madre, que parecía estar lista para saltarle encima en cualquier momento. Podía entenderlo: la desesperación por haber perdido a sus hijos estaba afectando su juicio, y simplemente intentaba buscar a alguien a quien culpar para desahogarse.
- Los conocía desde hacía tiempo. – prosiguió el director. – Puedo dar fe de que eran buenos niños. Visitaban el centro con bastante frecuencia, amaban a los Pokémon y querían ser entrenadores. Le aseguro que a mí también me duele lo que les pasó, y me siento responsable por ello.
- Por favor no diga eso. – dijo Jenny, y luego se volvió hacia la madre. – Y usted, señora, le aseguro que llegaremos al fondo de todo esto.
- ¿Qué más da eso? – dijo la mujer, pasando de la rabia gradualmente al llanto. – Mis niños tenían un futuro brillante y muchos sueños por delante. Y ahora… todo eso se ha ido… para siempre…
La mujer dejó de forcejear y simplemente se dejó caer de rodillas, agarrándose la cara entre las manos mientras lloraba desconsoladamente. Jenny no supo qué hacer más que tratar de sujetarla de los hombros para tratar de reconfortarla.
- Debí… haberles dicho… que se quedaran en casa…
Si bien no aprobaba que dirigiera su furia a una parte que era inocente, podía comprender la impotencia de no haber podido hacer algo por salvarlos, de no haber estado ahí. Distraídamente le echó una mirada a su motocicleta: su Squirtle seguía esperándola en el asiento del sidecar, lo cual le trajo memorias muy recientes de una sensación muy similar.
Lo único que le quedaba por hacer fue cumplir con su deber, de examinar la escena del desastre e interrogar a los testigos. Aparentemente, todo apuntaba a que fue una desafortunada coincidencia que los Dugtrios decidieran atacar el edificio mientras los niños estaban adentro.
Sin embargo, a medida que seguía haciendo preguntas, algunas cosas parecían no encajar. Para empezar, fue como si los Dugtrios hubiesen hecho un ataque coordinado, para obligar a todos a salir del edificio, y luego cuando algunos intentaron volver por los niños, se los impidieron. Empezaba a creer que no había sido una simple casualidad.
Mientras los oficiales seguían haciendo su trabajo, y Jenny intentaba calmar a la desconsolada madre, casi podría haber jurado ver a un hombre alto con gabardina que se alejaba entre la multitud, con una sonrisa en su rostro. Pero antes de poder acercársele o siquiera estar segura de que estaba allí, el hombre se había esfumado, dejando a la pobre Jenny sin pistas y teniendo que volver a su investigación sin respuesta alguna.
…
- Trio, trio.
Se aseguró de que nadie lo viera antes de regresar a los Dugtrios a sus Pokébolas. Aquel hombre estaba feliz; las cosas habían salido según lo planeado. El golpe había sido limpio y no había forma de que la policía conectara ese incidente con el infame Cazador de Bloodliners.
Con todos los golpes que dio en el pasado, había aprendido a ser cauteloso; si quería salvar el mundo tenía que hacerlo de manera sutil, un paso a la vez. Debía llamar la atención lo suficiente para tener colaboradores, pero no tanto como para ser un objetivo de grupos como la Policía Internacional o los Hombres G Pokémon. Siempre agradecía bastante cuando podía cumplir su misión sin ser descubierto por la policía.
Sus objetivos en esta ocasión no eran particularmente peligrosos, solo eran un par de niños gemelos. No poseían las marcas malditas de la "Z", pero sus otros rasgos físicos como esos diabólicos ojos rojos o una altura superior a otros niños de su edad lo hicieron sospechar. Después de investigarlos y verlos usar sus habilidades cuando creían que nadie los observaba, finalmente lo confirmó.
Aquellos niños eran parte de esos malditos monstruos que arruinarían el planeta en un futuro. Según los datos que cuidadosamente había recopilado, eran Bloodliners que poseían las habilidades de Plusle y Minun respectivamente. A primera vista no parecían ser peligrosos, pero desconociendo si tendrían alguna otra habilidad, el cazador decidió no arriesgarse con un ataque frontal. La mejor opción era hacer que todo pareciera un accidente, y los ataques de tipo Tierra serían bastante efectivos en ellos. El plan funcionó a la perfección.
William Stronger era un hábil cazador, y sabía lo que tenía que hacer a continuación. Pese a la gran cantidad de Bloodliners que encontró en la región de Kanto, no podía ser descuidado e ir tras ellos de forma seguida. Sin alguien influyente cuidando su espalda, sería cuestión de tiempo para que relacionasen los asesinatos de niños con rasgos parecidos en una misma región, haciendo más fácil localizarlo.
Así, lo que debía hacer era viajar a otra región para continuar su cacería de monstruos. Si quería que el mundo se librara de una guerra capaz de devastar regiones enteras, tenía que tomar precauciones para que no lo atraparan.
Tras asegurarse de que nadie lo estuviera siguiendo, ingresó a su furgoneta, estratégicamente estacionada en un callejón de Ciudad Vermillion. En el interior del vehículo había varias computadoras y maquinas que le facilitaban el trabajo, así que se sentó frente a uno de los monitores y agarró unos audífonos y micrófono, comenzando a teclear para iniciar una llamada.
- El trabajo está completo.
- Bien hecho, Cazador. – replicó una voz misteriosa a través del auricular. – Lo vi todo por las noticias, en verdad que supiste utilizar los Dugtrios que te di.
- Ahórrame los halagos; tengo que ir por el siguiente objetivo.
- No descansas nunca, ¿verdad?
- ¿Descansar? Cada segundo que estoy descansando es un segundo que esos monstruos incrementan su poder para la guerra.
- Sí, lo sé, una guerra Bloodliner que en el futuro arrasará el planeta. Tienes suerte de que nuestros colaboradores no saben nada de tu verdadero objetivo.
- Ya basta de charla, Savitore. Dime de una vez dónde están mis siguientes objetivos.
Savitore podía ser molesto en ocasiones, pero era bastante útil en su guerra contra los monstruos que destruirían el mundo. En realidad no conocía su nombre real y nunca lo había visto en persona, pero era el mayor aliado que tenía. Un día simplemente lo contactó, contándole que un Bloodliner había matado a su hijo y quería ayudarlo a deshacerse de ellos.
En un principio, Stronger no comprendía que clase de ayuda podía ofrecerle su nuevo compañero, pero el Cazador pronto entendió la utilidad de su nuevo compañero. Por lo visto era un hombre influyente y hábil con las computadoras. Gracias a sus investigaciones, descubrir a los Bloodliners se había vuelto mucho más sencillo. Además de eso, Savitore también era su enlace directo con sus colaboradores, los cuales siempre le proveerían de los Pokémon necesarios para cada una de sus misiones.
- Tranquilo, Cazador, te enviaré los datos, no por nada soy tu contacto.- El Cazador observaba como varios archivos de información llegaban a su computadora.- Déjame ver, hay tres objetivos recomendados en la región de Kalos. El primero podría ser un problema, ya que ganó la última Conferencia de la Liga y vive en las montañas. El segundo suena mucho más fácil; un entrenador novato con cuatro medallas, viaja con otra chica que posiblemente sea Bloodliner. Ninguno de los dos parece tener alguna familia que se preocupe por ellos, aunque si tienen la marca de la Z, así que si juegas bien tus cartas podrías vencerlos fácilmente. La última es una joven que participa en diversas actividades de alto riesgo, al paso que va, es más probable que termine matándose ella misma, jajajajaja.
- Interesante. El ganador de la conferencia podría llegar a causarme problemas si tu información es precisa. Por el momento, el novato parece ser una buena opción. ¿Qué más tienes?
- Tenemos uno en Alola y otro en Hoenn. El de Alola parece ser parte de la pandilla local "Equipo Skull", pues hay quienes aseguran haber visto a uno de los reclutas usar sus poderes. El de Hoenn parece haber inspirado la leyenda urbana del "Poochyena Gris". Suena gracioso, ¿no crees?
- ¿Otra leyenda urbana?
A estas alturas eso ya no le sorprendía tanto. En los años que llevaba de hacer su misión había sido testigo de cómo algunos Bloodliner inspiraban leyendas urbanas, y él tenía que hacerse cargo de ellos. Estaba el infame "Demonio de Pueblo Lavender", quien resultó ser solamente una Bloodliner de Rayo Confuso, y acabar con ella fue un juego de niños. También estaba el conocido "Rey Unown" en Johto, quien también resultó ser uno de esos monstruos, que usaba un traje ridículo y vivía en unas ruinas antiguas. Aunque en el segundo caso debía admitir que enfrentarse a un Bloodliner de Poder Oculto había sido problemático, pero al estar bendecido por Arceus, no perdería ante nadie.
El Cazador revisó los datos que le llegaron acerca del "Poochyena Gris". Según se contaba, un hombre se había perdido en el bosque y encontró un Poochyena de color gris, el cual comenzó a hablarle y con su inteligencia lo ayudó a salir de ahí. A primera vista sonaba como una historia estúpida, pero se decía que los lugareños incluso le tenían miedo, ya que el supuesto Poochyena los atacaba para quitarles su comida cuando se internaban demasiado en aquel bosque.
Todo sonaba tan absurdo que el Cazador lo habría ignorado, de no ser porque uno de esos viajeros supersticiosos había conseguido tomarle una foto. Abrió el archivo para observar la imagen y pese a estar borrosa, pudo distinguir que no era un Pokémon: tenía forma humana y aunque estaba mayormente cubierta por una gran melena plateada, pudo distinguir algo en su cara: un par de marcas en forma de Z. Tenía su siguiente objetivo.
- Prepara todo, Savitore. Me iré a Hoenn.
- ¿Entonces le harás una pequeña visita a nuestro Poochyena? – dijo el otro hombre con cierta ironía y burla que el cazador prefirió ignorar.
- Prepárame un equipo que tenga ventaja contra el tipo Oscuro; ese monstruo probablemente sea de esa especie.
- Muy bien. Me pondré en contacto con nuestros proveedores y te llamaré en cuanto lo arregle todo.
Una vez que la comunicación terminó, el Cazador simplemente suspiró y se puso a orar. Tenía una nueva cacería en camino. Aunque ya estaba cansado, tenía que cumplir con la misión que le dio Arceus, para crear un mundo más seguro.
Lugar desconocido…
Todo era oscuro, no se veía absolutamente nada. El Cazador ya había estado ahí muchas veces, cada noche desde que tenía memoria, y sin embargo todavía sentía miedo.
No era la oscuridad que inundaba el lugar lo que le provocaba el temor; de hecho, dicha oscuridad era tranquila y reconfortante. Lo que realmente le aterraba era lo que veía cuando la oscuridad se disipaba, pues cada día le mostraba algo diferente.
En esta ocasión, la oscuridad fue reemplazada por agua. El Cazador se encontró en medio de una tormenta, una que no parecía normal, era bastante fuerte y destructiva, con relámpagos cayendo y truenos resonando por doquier.
Mirando a su alrededor, vio que estaba en lo que parecía ser una ciudad grande, o lo que quedaba de ella. Las calles más bajas se encontraban inundadas por la tormenta, los edificios se habían derrumbado por todas partes y muy pocas estructuras se mantenían en pie. Por si eso fuera poco, en las partes donde no llegaba el agua, había decenas de cadáveres desparramados por las calles. Claramente había ocurrido una masacre.
De pronto, dejó de ser el temible Cazador de Bloodliners y volvió a ser simplemente William Stronger, buscando a cualquiera que todavía estuviera vivo en un intento de ayudar. Pero siempre era lo mismo, aun cuando encontraba a alguien agonizando que pudiera necesitar su ayuda, no podía ni siquiera tocarlos. Era como un fantasma, incapaz de interactuar con nadie, sin poder hacer otra cosa que observar.
- ¡Que alguien me ayude!
Fue entonces que vio una mujer corriendo por su vida, luchando por no ser arrastrada por las corrientes de la tormenta. En su rostro se reflejaba el terror verdadero, pero sus deseos de vivir parecían lo bastante fuertes como para no importarle que el agua casi le llegaba hasta la cintura.
Con todo ese esfuerzo, la mujer consiguió llegar hasta una de las pocas casas que todavía se mantenían en pie y entró, pensando que estaría a salvo. Por un momento, William Stronger pensó en seguirla, más sin embargo, se detuvo al escuchar una voz gritar…
- ¡Hidrocañón!
Y eso fue todo lo que pudo oír antes de que un proyectil de agua concentrada impactara con la casa y la volara en pedazos con un enorme salpicón. No había forma de que hubiera sobrevivido a eso.
Sintiendo rabia y miedo, se volteó para encarar a los atacantes. No fue sorpresa ver la marca maldita en su rostro, eran dos de ellos y ambos poseían una "Z" en sus mejillas. Los únicos capaces de causar semejante destrucción eran esos monstruos destructivos: Los Bloodliners.
- Vaya, creo que se te pasó un poco la mano, querido hermanito. Me hubiera gustado divertirme un poco con ella.
- Matarla fue mucho más piadoso que dejarla en tus manos. Y ya deja de llamarme así; un monstruo como tú nunca será mi hermano.
- Eres muy injusto conmigo, hermanito. Después de todo, tú no eres tan distinto a mí.
- ¡No me compares contigo! ¡La única razón por la que estoy aquí es porque la tienen capturada! ¡Yo no soy un monstruo como tú!
- No intentes engañarme. Cierto, tenemos a esa belleza tuya encerrada para mantenerte de nuestro lado, pero no finjas que no te gusta todo esto. Te he visto en acción, tú tampoco sientes simpatía por estos humanos. También quieres matarlos, disfrutas haciéndolo.
- Eso… no es cierto…
- No tienes que fingir, tu noviecita no nos está escuchando. Tú odias a los seres humanos y nadie te puede culpar por ello. Esas pestes han arruinado todas las cosas que te han importado. ¿Qué problema hay en hacerles lo mismo? Incluso mataron a tu ma…
-¡YA LO SÉ! No tienes por qué recordármelo… Eso no importa ahora, lo único que quiero es mantenerla segura.
- Y lo estará, siempre y cuando continúes junto a nosotros.
- Bien, pero… dejemos algo en claro. Yo no soy como tú, no sonrío cuando tengo que hacer esto.
- Como quieras. – El Bloodliner mayor dio unos pasos al frente y levantó su pie.
Acto seguido dio un pisotón en el suelo tan fuerte como pudo, haciendo temblar la tierra y enviando una onda de energía a ras del ya de por sí dañado pavimento, creando grietas masivas que se tragaron todo lo que había cerca.
Eventualmente, la onda alcanzó la base de un edificio en ruinas, y rápidamente este comenzó a colapsar en sí mismo antes de ser tragado por la tierra. Se escucharon varios gritos de pánico y Stronger se dio cuenta: había gente escondida en aquel edificio.
Aun sabiendo que no podría hacer nada, el Cazador de Bloodliners corrió con la esperanza de ayudar a quien se encontrase ahí… solo para terminar también aplastado por los escombros que caían y luego comenzar a caer al vacío de la oscuridad nuevamente…
…
El cazador se despertó de golpe, pero de inmediato respiró profundamente. Solo había sido otra de sus pesadillas. Observó a su alrededor, y para su alivio vio que todavía estaba en el helicóptero de camino a la Región Hoenn.
Se había quedado dormido, y odiaba cuando eso ocurría. Ya habían pasado años desde la última vez que pudo dormir tranquilo. Noche tras noche veía el futuro: horribles visiones de un futuro que no cambiaba, sin importar sus esfuerzos. Esa era su maldición.
Pero no ganaba nada con quejarse; si quería cambiar el futuro y volver a tener sueños agradables, debería terminar con su misión. Se encargaría de asesinar a todos y cada uno de esos monstruos engendrados por el mismísimo demonio.
Viendo que todavía faltaba para llegar a su destino, el cazador decidió revisar el bolsón donde se encontraban los diversos artefactos que había traído consigo. Con el tiempo aprendió que necesitaría más que los Pokémon enviados por sus colaboradores para enfrentar a los Bloodliners, así que inventó diversos artilugios para distintas situaciones.
Debía seleccionar cuales cargaría y cuales se quedarían en el bolsón, en caso de alguna emergencia. El primero que sacó fue su dispositivo disruptor de Pokébolas. En definitiva una de sus herramientas más útiles, pero viendo que no se enfrentaría a ningún entrenador, lo descartaría de esta misión. Por otro lado, llevaría su bastón eléctrico, listo en caso de encontrarse bajo un ataque directo.
Mientras seleccionaba sus herramientas, el piloto del helicóptero le llamó para avisarle que ya estaban a punto de llegar a Hoenn.
Región de Hoenn…
Tras bajarse del helicóptero, llegó a uno de los bosques más espesos de la región, uno que muy pocos se atrevían a explorar.
Aterrizó en un pequeño pueblito en medio del bosque. Tenía aspecto realmente anticuado, y según había leído, era hogar de muchas gentes exiliadas de varios pueblos, mayormente de aquellos que se negaron a formar parte del conflicto entre dracónidos y sootopolitanos. Al cazador eso le parecía una estupidez: esa pequeña riña en Hoenn no era nada comparada con la guerra que destruiría al mundo si él fracasaba en su misión.
Por lo que sabía, los dracónidos eran en su mayoría bastante agresivos con los extranjeros, pero este no era el caso en aquel pueblo. Quizás estos fueran menos avanzados, pero parecían más abiertos. Un anciano de baja estatura fue el que se dirigió a recibirlo.´
- Bienvenido. Yo soy el líder de esta aldea. – le saludó amablemente. – Disculpe los inconvenientes, no solemos tener muchas visitas, señor…
- Liw. Mi nombre es Mail Liw. Soy un investigador, estoy interesado en los Pokémon que viven en este bosque. – El cazador se presentó con uno de sus múltiples nombres falsos, mientras bajaba su bolsón del helicóptero.
- ¿Un investigador? Ustedes los sootopolitanos son realmente curiosos. Me temo que ha venido aquí por nada, ninguno de los Pokémon que habitan este bosque es algo fuera de lo común.
- Todos los Pokémon son especiales a su manera. Seguro debe haber una gran variedad de ellos. – El cazador comenzó a caminar junto al anciano, ignorando las miradas de los demás habitantes de la aldea.
- No hay tanta variedad como parece, señor Liw. Solo unos cuantos Zigzagoons, uno que otro Taillows, algunos Wurmples dependiendo de la temporada e incluso tenemos Seedots. Ninguno de ellos suelen ser agresivos, aunque si yo fuera usted, me cuidaría de la manada Poochyena que sale durante las noches.
- ¿Poochyena? – preguntó el cazador. Ese era su punto de interés.
- En el pasado, vivían en las profundidades de la montaña más cercana. Solo descendían ocasionalmente para buscar comida. – El hombre hizo una pequeña pausa antes de continuar. – Sin embargo, hace algunos años parecen haberse establecido en el bosque, desde que apareció el Poochyena Gris. Si no quiere salir herido, será mejor que no se adentre demasiado en sus dominios.
- ¿Poochyena Gris? – El cazador soltó una pequeña carcajada. – He escuchado historias muy similares, pero al final resultan ser simples engaños. Personas que juegan a ser Pokémon.
- Que los rumores no lo engañen, el Poochyena Gris es muy real. Y solo es humano en apariencia: por dentro es una bestia indomable. Es salvaje, peligroso y aterrador…
El anciano continuó contándole relatos acerca del Poochyena Gris y lo peligroso que era. Tras escuchar las múltiples advertencias, el viejo se fue y lo dejó solo. Era obvio que no podía confiarse de las palabras de un hombre tan supersticioso, pero necesitaba algo de información antes de lidiar con la Bloodliner. Hasta ahora, toda la información que encontró en internet sobre su siguiente víctima la describían como "un extraño Poochyena que posee la inteligencia de un ser humano". Eso no bastaba para darse una idea.
El cazador sabía que rastrear a un Bloodliner en el bosque sería difícil, dado lo grande y frondoso que era. Para empeorar las cosas, al estar tan inexplorado lo hacía un lugar potencialmente peligroso. El cazador sacó a un par de Granbulls que sus colaboradores le habían enviado para espantar a los Taillow o Zigzagoon que intentaban atacarlo. No solo serían útiles por su tipo Hada, con ventaja hacía los tipo Oscuro, sino también por su agudo sentido del olfato, para localizar a su presa.
Cuarenta y siete minutos caminando por el bosque más tarde, uno de los Granbull finalmente encontró una pista: un pequeño mechón de cabello plateado atorado sobre un viejo tronco caído. El cazador lo examinó: en definitiva no pertenecía a ninguna especie de Pokémon, así que seguramente le pertenecía al Poochyena Gris.
- Olfatéenlo, quiero que encuentren al dueño de esto. – Ambos Granbulls se acercaron y comenzaron a olfatear el cabello. Después de captar el rastro del olor, los Pokémon Hada empezaron a correr y el Cazador los siguió.
Pasaron otros quince minutos, pero ambos Granbull finalmente se detuvieron frente a lo que parecía ser una pequeña cueva. Era claro, no era la primera vez que encontraba a esos monstruos viviendo como los salvajes que eran, por lo que su víctima actual probablemente se trataba de otro de esos Bloodliners salvajes y carentes de inteligencia que había hecho del bosque su hogar. Así sería más fácil: con una víctima tan ingenua e incivilizada, además del hecho de que nadie intervendría para ayudarla, las cosas irían muy bien.
El cazador se asomó cautelosamente a la cueva, en busca de su presa. Se vio bastante sorprendido por lo que encontró en ella: el interior de la cueva no parecía ser la guarida de algún salvaje, sino que estaba inusualmente limpio y arreglado. Tenía una pequeña cama y un escritorio con algunos libros. Parecía más bien una de esas bases secretas tan populares en la región de Hoenn, aunque era un poco más pequeña que el promedio.
Claro, el Cazador no tuvo mucho tiempo para investigar más aquel lugar, pues tanto él como los Granbull se tensaron al escuchar una voz.
- Tardaste más de lo que pensaba. Ya estaba empezando a aburrirme.
Al instante se volteó, encontrándose a una niña pequeña con un largo cabello plateado. El cazador comenzó a analizarla: era bastante baja de estatura, algo inusual considerando que estaba más acostumbrado a que fueran más altos, y aunque el cazador le calculaba entre diez a doce años de edad cuando mucho, su expresión parecía mucho más madura que ello.
Sin embargo, la marca maldita en sus mejillas y esos diabólicos ojos rojos, la delataban como uno de esos monstruos. A lo mejor podría intentar engañarla.
- ¿Sabías que venía? – Quizá con preguntas podría descubrir en qué consistía su Bloodline secundaria antes de atacar. No quería llevarse una desagradable sorpresa.
- Era algo obvio. Un viajero extranjero se adentra solo en el bosque, claramente rastreando algo. Pero no está interesado en los Pokémon locales y tampoco está perdido. Ese viajero está claramente buscando al Poochyena Gris.
- Una buena deducción, sin duda alguna. ¿La sacaste tu sola, o algún poder te ayudó con ello?
- Aquí hay otra para ti. Tú no eres uno de esos sujetos supersticiosos que buscan al legendario Poochyena Gris. – La niña esbozó una sonrisa confiada. – Claramente tienes conocimiento sobre los Bloodliners, pero eres un humano normal, así que es poco probable que te haya enviado ese sujeto.
- ¿De qué sujeto hablas?
- Ahora, si no eres uno de sus lacayos, pero tampoco eres uno de esos pueblerinos supersticiosos, eso solo nos deja una pregunta. ¿Cuáles son tus intenciones?
Aquella niña estaba comenzando a irritarlo, pero debía mantener la calma. Atacar a lo loco, sin conocer las capacidades de su oponente, sería un error que un cazador experimentado jamás cometería.
- Bueno, niña, te aseguro que no tengo malas intenciones. Solo quiero…
- En primer lugar, no soy una niña, simplemente heredé la estatura de mamá. – lo interrumpió ella. La Bloodliner luego se cruzó de brazos y esbozó una sonrisa arrogante. – En segundo lugar, no pienses que podrás engañarme, es claro que tú vienes aquí con malas intenciones.
-¿Qué te hace pensar eso?- Preguntó. Esa niña estaba resultando mucho más molesta de lo que esperaba.
- No sé quién seas, o por qué me buscas. – La niña lo observó fríamente. – Pero no has venido aquí en son de paz. Estás manchado por la sangre de muchas personas.
Al principio, el Cazador sintió que iba a explotar ante la arrogancia de la mocosa, pero mantuvo su sangre fría. Fue entonces que lo vio: un pequeño brillo en los ojos de ese pequeño monstruo. Seguro habría pasado desapercibido ante cualquier otro, pero no ante él.
¡Esa era su segunda Bloodline! Definitivamente, no sería una amenaza en el combate, ya no había ninguna razón para contenerse.
- ¡Usen Juego Rudo!
El dúo de Granbulls cargó para atacar furiosamente a la chica. Se vio ligeramente sorprendida ante la repentina orden del cazador, pero la llamada Poochyena Gris demostró ser bastante ágil, evadiendo el ataque de los Granbull, para luego salir corriendo fuera de la cueva.
- ¡Síganla! – les gritó. No podía dejar que su presa escapase, y los Granbulls obedecieron de inmediato.
Ahora que sabía los poderes de su nueva víctima, el cazador estaba preparado. Con suerte, esos Granbulls serían suficientes para vencer a un Bloodliner de Mightyena, e incluso estaba preparado para lidiar con uno de tipo Corazón Oscuro.
El Cazador salió de la cueva, solo para ser repentinamente sorprendido. Ambos Granbull se encontraban atrapados en una red hecha de lianas y enredaderas, colgando de un árbol. La maldita mocosa les había puesto una trampa en la entrada de la cueva.
Y hablando de ella, se encontraba sentada en la rama de un árbol, observándolo con una sonrisa burlona.
- Hija de… – El cazador estaba por sacar otras dos Pokébolas, cuando…
- Yo no haría eso si fuera tú.
Antes de que el cazador pudiera reaccionar, una manada de Poochyenas y Mightyenas salieron de sus escondites y comenzaron a rodearlo, gruñéndole y enseñándole los dientes. Eso era malo; esos eran claramente Pokémon agresivos y peligrosos, un movimiento en falso podría ser fatal.
- Será mejor que dejes todas tus Pokébolas en el suelo, de lo contrario… – continuó la niña, todavía burlándose de él.
Esa maldita mocosa arrogante hacía que le ardiera la sangre. No había forma en que el Cazador de Bloodliners fuera derrotado por ninguno de esos monstruos. Su misión era demasiado importante como para caer de esta manera.
Sabiendo que cualquier error podría ser fatal, el Cazador se movió lo más rápido que pudo, sacó un par de esferas negras de su chaqueta y las arrojó contra el suelo, antes de que cualquier Pokémon le saltara encima. Bombas de pimienta: bastante útiles contra Pokémon con olfato desarrollado, y un arma realmente útil para enfrentar a los grupos de Poochyenas o Mightyenas.
Mientras los caninos estornudaban y tosían, y apenas podían respirar gracias al humo de pimienta, el Cazador sacó sus cuatro Pokébolas restantes e invocó al resto de los Pokémon que sus colaboradores le habían enviado: Pinsir, Yanmega, Kricketune y Wigglytuff. El mejor equipo para acabar con una manada de Pokémon Tipo Oscuro.
A la orden del Cazador, Yanmega cortó la red que tenía capturados a los Granbulls, mientras que el resto de los Pokémon aprovechaban su ventaja de tipo para atacar a los Mightyena antes de que se recuperasen. Esa mocosa estaba muy equivocada si pensaba que podría vencer al Cazador de Bloodliners.
- Debo concedértelo, eso fue inesperado. – La Poochyena Gris continuaba sentada en la rama, sin perder su sonrisa burlona. Eso solo hizo enfadar más al Cazador.
- ¡Yanmega! ¡Utiliza Poder Ancestral!
- ¡Mega! – El Pokémon Insecto generó algunas rocas a su alrededor y las disparó contra la Bloodliner, quien se vio obligada a saltar a otra rama para evadirlo.
El cazador analizaba a su presa; era ágil, pero no había forma de que pudiera igualarse con la velocidad superior de Yanmega. Menos todavía con su habilidad incrementándosela a cada segundo. De inmediato ordenó al insecto que la siguiera para un ataque directo, pero extrañamente, la Bloodliner no parecía preocupada en lo absoluto.
La Poochyena Gris saltaba de rama en rama, burlándose de Yanmega todo el camino. Poco importaba eso, el Pokémon insecto la alcanzaría pronto.
Hasta que el Cazador se dio cuenta de algo: uno de esos árboles tenía una enredadera amarrada, como si estuviera sujetando algo.
- ¡Yanmega! ¡Detente!
El cazador intentó detener el ataque, pero ya era demasiado tarde: la Bloodliner rompió la liana con un mordisco, activando otra trampa. Un grueso tronco de árbol, amarrado con más lianas, cayó desde la copa del árbol, chocando contra un desprevenido Yanmega y haciéndolo caer violentamente contra el suelo. ¿Cuántas trampas había preparado esa maldita Bloodliner?
- ¿Qué ocurre? ¿Acaso tu Pokémon no sabe volar? – La Poochyena Gris continuaba burlándose de él y eso le enfadaba más con cada segundo que pasaba.
Afortunadamente, el Cazador no caería dos veces en el mismo truco. Hasta ahora, ella había llevado la batalla hasta sus trampas, pero ya no más. Si era demasiado arriesgado atacarla ahí arriba, no quedaba más opción que obligarla a bajar.
El Cazador observó a su Pinsir, que se enfrentaba a tres Mightyenas y aprovechó su oportunidad. Sacó su fiel bastón eléctrico y golpeó de manera desprevenida a uno de los Mightyena, dejándolo fuera de combate y facilitándole a Pinsir el derrotar a los otros dos con su ataque Demolición.
Cuando vio eso, la chica dejó de reírse y lo observó con una expresión de enfado. – ¡Oye tú! ¡¿Qué crees que estás haciendo?!
La Poochyena Gris bajó del árbol con un salto, dispuesta a enfrentarlo. El Cazador se permitió una sonrisa, su plan estaba resultando exitoso. Ahora su presa estaba a su merced.
- ¡Juego Rudo!
Tan pronto como escuchó la orden del Cazador, uno de los Granbulls se quitó de encima a los Poochyena con los que estaba peleando y se lanzó al ataque. Está vez, la Bloodliner no pudo esquivar, por lo que solo se veía una nube de polvo, producto de los rápidos puñetazos y mordidas del Granbull. El Cazador sonrió confiado; no importaba lo resistente que fuera esa niña, un ataque súper efectivo sin duda la dejaría bastante herida.
Grande fue la sorpresa del cazador cuando el ataque se detuvo. La Poochyena Gris tenía algunos rasguños y moratones, pero no parecían nada grave. Y entonces, comenzó a brillar levemente, antes de canalizar su poder en el puño y liberarlo en un potente puñetazo que mandó a volar al Granbull, dejándolo fuera de combate.
No había por donde confundirse: eso sin duda había sido un Contraataque. ¿Pero cómo? La última vez que verificó, la línea de Mightyena no podía aprender aquel movimiento de forma natural. ¿O sí? Aun peor, la forma en la que había soportado un movimiento tipo Hada...
¿Se había equivocado? Quizá su Bloodline no tenía que ver con los Mightyena o el tipo Siniestro. ¿Tal vez se trataba de una Bloodliner de Contraataque?
- ¿Eso es todo lo que tienes? ¡Esperaba un mejor combate! – La Poochyena Gris volvía a burlarse de él, e incluso le sacó la lengua.
Pues bueno, por más Bloodliner de Contraataque que fuera, no sería capaz parar el ataque consecutivo de dos Pokémon a la vez.
- ¡Pinsir, Demolición! ¡Kricketune, Tijera-X!
Ambos insectos se lanzaron al ataque, con los ojos llenos de furia. Pero está vez, la Bloodliner no esperó a que el ataque la impactara. En lugar de ello, simplemente extendió sus manos al frente y de forma repentina, varias rocas gigantes aparecieron encima de Pinsir y Kricketune, lloviendo sobre ellos y noqueándolos fácilmente.
La Poochyena Gris sonrió al derrotar a sus dos oponentes y acto seguido comenzó a aullar al cielo, mientras que el Cazador la observaba enfadado. Eso había sido el movimiento Avalancha.
Ahora el Cazador estaba más confundido que antes. ¿Era una Bloodliner de especie de algún Pokémon de Roca? No, eso era imposible. Los Pokémon de roca se caracterizaban por ser lentos y pesados, pero esa chica demostró ser ágil y rápida. Si fuera una Bloodliner tipo especie, debería compartir esos rasgos con el Pokémon del que basaba sus poderes.
Pero no tuvo mucho tiempo para analizar la situación, pues un Poochyena le saltó al brazo de un mordisco y el cazador tuvo que quitárselo de encima con su bastón eléctrico. La pérdida de cuatro de sus Pokémon hizo que la batalla se tornara en su contra, y ahora que solo quedaban Wigglytuff y un Granbull, eran ampliamente superados en número.
Ya no podía contar con sus Pokémon para enfrentar a la Bloodliner. Ahora, tendría que hacerlo por si solo mientras ellos distraían a los Mightyenas el tiempo suficiente. Desafortunadamente, no tuvo tiempo para crear una nueva estrategia, puesto que la Poochyena Gris dejó de aullar y se lanzó furiosamente al ataque. No parecía muy contenta con lo que el Cazador le había hecho a aquel Poochyena que lo mordió.
Un camino rocoso se formó en el suelo hacia el Cazador, mientras la Poochyena Gris hacía brotar un par de garras de energía y comenzaba a correr sobre sus cuatro extremidades. El Cazador reconoció aquella técnica como el ataque Treparrocas, y lo evadió en el último segundo.
La Bloodliner intentó atacar nuevamente, pero el Cazador decidió pasar a la ofensiva, golpeándola con su bastón eléctrico. La potente descarga no tardó en hacer efecto, el cazador sonrió al ver que pese a resistirse, su bastón estaba causándole un gran daño a la Poochyena Gris.
Al menos, hasta que la Bloodliner también sonrió y emitió un pequeño destello.
-¡Oh, n…! – Antes de que el Cazador pudiera decir otra palabra, la Bloodliner descargó todo su poder concentrado con un puñetazo que lo mandó a volar.
Planeaba vencerla antes de que ella usara su Contraataque, pero claramente se equivocó. El poder de aquel Contraataque fue peor del que esperaba: no solo partió a la mitad su bastón eléctrico, sino que también sentía un par de costillas rotas. Si no llevara placas de hierro bajo su traje para protegerse, ese golpe podría haberlo matado.
- Eso tomó menos tiempo del que pensé. – La Bloodliner sonreía confiada al ver el daño que le había causado a su oponente.
Pero estaba muy equivocada si pensaba que con eso bastaba para vencer al Cazador de Bloodliners. Un verdadero cazador siempre estaría preparado para cualquier eventualidad y está no sería la excepción. Rápidamente cerró sus ojos y arrojó una de sus bombas luminosas.
De alguna manera, la explosión lumínica tomó por sorpresa a la Bloodliner que quedo momentáneamente cegada. El Cazador no desperdiciaría la oportunidad, sacó su navaja y se abalanzó contra su víctima. Sin embargo, ella sintió el peligro y se movió, justo a tiempo para evitar un golpe mortal, pero no lo suficiente para evitar un profundo corte en su brazo.
-¡Eso dolió! - La Poochyena Gris se sujetó el brazo con dolor, pero el Cazador no respondió, en lugar de eso continuó presionando con su ataque.
La Bloodliner esquivaba los navajazos con bastante agilidad, pero el Cazador era hábil y logró acertarle algunos cortes menores. El Cazador trató de ignorar el dolor que sentía por el golpe anterior; después de todo, si lograba acertar con su navaja, no tendría que preocuparse por el Contraataque de aquella niña.
Sin embargo, la Poochyena Gris no estaba indefensa. Después de esquivar el último corte, la chica pasó al ataque, invocando unos colmillos de energía y mordiendo el brazo del Cazador.
-¡Aaaaaaaaaahhhhhhhhh! – Aquel mordisco resultó ser extremadamente doloroso, tanto que el Cazador se vio obligado a soltar su cuchillo.
A duras penas el cazador pudo quitarse a la Poochyena Gris, pero no tuvo tiempo para ver su herida, pues ella se lanzó a la carga para otro ataque.
Se vio obligado a esquivar o cubrirse en el peor de los casos. Los ataques de la Poochyena Gris eran bastante agresivos y salvajes para ser tan pequeña, y se movía bastante rápido. A diferencia de otros más inteligentes con los que había peleado, parecía guiada por puro instinto, similar a un Pokémon depredador que disfrutaba los combates.
El Cazador se estaba viendo superado; su brazo sangraba y no podía moverlo, por no mencionar el dolor que le provocaban sus costillas rotas. Su oponente no le daba descanso, con ataques constantes, al punto de que consiguió morderlo otra vez. Finalmente, la resistencia del Cazador llegó a su límite, y después de recibir otro golpe en el rostro, se desplomó contra el suelo.
- Supongo que ya no puedes dar más. – La Bloodliner se volteó y observó cómo su manada había derrotado a los Pokémon restantes del Cazador gracias a su superioridad numérica. – Lastima, ahora que se acabó me voy a aburrir de nuevo.
El Cazador observaba desde el suelo, ardiendo en rabia. No dejaría que alguna de esas abominaciones lo fuera a derrotar. Con todas sus fuerzas, soportó aquel agonizante dolor, pero finalmente se puso de pie.
- ¿Aun quieres continuar? – La Bloodliner lo observó con curiosidad. – No tiene caso. Llévate a tus Pokémon y no vuelvas. No puedes vencer a una cazadora con mi experiencia.
El Cazador de Bloodliners no dijo nada: simplemente metió su mano al interior de su gabardina y sacó la única herramienta que le sería útil en esta situación. Odiaba tener que recurrir a ella; era impredecible y poco práctica, sin mencionar que era fácil de rastrear…
Sin embargo, esta era una ocasión de vida o muerte.
*¡BANG!*
Todos los Poochyenas y Mightyenas se quedaron rígidos al oír el disparo. El Cazador de Bloodliners tenía una pistola humeando en su mano, acababa de dispararla en contra de su víctima.
- ¡DUELE!
La Poochyena Gris gritaba de dolor mientras sujetaba su… ¿hombro? Maldita sea, había fallado, únicamente le rozó el hombro. Su vista estaba más nublada de lo que creía. Intentó disparar nuevamente, pero su brazo ya no le respondía, a duras penas podía mantenerse de pie.
Lo peor de todo, fue que al ver a su víctima, encontró en sus ojos rojos nada más que ira acumulada. Su víctima se encontraba completamente enojada, rabiosa, como si ya no pudiera controlar su instinto salvaje. El Cazador ya había visto este estallido de ira anteriormente, pero ahora se encontraba completamente indefenso.
La Poochyena Gris golpeó su brazo contra el suelo, generando de esté varias columnas gigantes de piedra. Se trataba del ataque Filo de Roca, y venía directo hacía él. Por primera vez desde que comenzó con su misión divina, el Cazador de Bloodliners sintió miedo.
Fue golpeado por una las rocas y cayó al suelo, y no pudo recordar mucho después de eso. Su vista comenzó a nublarse, todo a su alrededor se oscurecía. Lo único que podía escuchar eran aquellos aullidos que la Poochyena Gris lanzaba al cielo. Pronto, el dolor también desapareció, mientras William Stronger caía en la inconsciencia.
Todo lo que podía hacer era dejar su destino en manos de Arceus, esperando ser recompensado por todos los años que estuvo a su servicio…
Esta historia continuará…
Notas del editor:
Hola, hola, aquí estamos de vuelta con el Resetverso expandido. De nuevo tenemos otra historia protagonizada por un villano, en este caso el Cazador de Bloodliners. Ya aquí podemos tener una idea de lo desquiciado que está, si esa fijación por su "misión divina" le ha llevado incluso a asesinar niños. Antes que nada, y atendiendo a las notas de autor de BRANDON en la versión original, quisiéramos aclarar que el Bloodliner malvado que sale en la visión de Stronger del mal futuro no es el mismo que Misty se encontró en la historia principal cuando estaban buscando a Ash, solo por si eso parecía. Y el otro simplemente está ayudándolo porque lo fuerzan con su novia como rehén, obviamente no quiere lastimar a nadie.
Y en otras noticias, ya por la temporada comenzamos a aceptar viñetas para el Especial de Navidad de este año, para quienes estén interesados. Para no acumular demasiado, eso sí, dependiendo de cuántas recibamos y cuántas hagamos nosotros, lo más seguro es que aceptemos de dos a tres por persona, y en promedio no más largas de mil palabras. La fecha tope sería para el 24 o 25, o un poco antes dependiendo de la recepción. Siéntanse libres de participar si lo desean.
Ya es todo por el momento. Yo mientras, me voy a terminar un capítulo pendiente por traducir de El Chico Salvaje de Sinnoh. ¡Nos vemos pronto!
