Esto se me ocurrió a la 1 am, soy algo dramática, no me gustan las historias perfectas, me gusta escribir sobre lo humanos que somos todos, es por eso que notaran un tono algo sombrío frente a las situaciones enfrentadas.

-Bleach no me pertenece, esta es solo un obra de ficción.-

El sonido del televisor, el desorden en la cocina, y las gotas de lluvia golpeando por la ventana de la misma eran la escena perfecta para lo que sería cualquier casa en invierno. La comida al dente dejaba salir vapor que bailaba perfectamente con ese aroma que de solo olerlo sabías perfectamente que era lo que se preparaba. ¿Y quién hacía todo esto? Lo primero que se nos viene a la mente en tal hogareña escena es la presencia de una madre, y claro, esto es precisamente lo que se encontraba en el sofá cambiando lo canales mientras esperaba que todo lo anterior estuviese listo.

Con la mente centrada en ver cómo iba a estar el clima el resto del día, le impresionó como la puerta se golpeaba de forma brusca a sus espaldas, por lo cual volteó asustada a ver de quien se trataba ¿Su esposo? No, había ido a comprar unas cosas que faltaban para la cena, y no había salido hace mucho, por lo que solo podía ser una persona. - ¡Kazui!- Gritó la madre preocupada al ver a su hijo entrando todo empapado.

- ¡No me asustes de esa forma! - Se levantó del sofá para ir hacia donde se encontraba este, intrigada por lo que le hubiera ocurrido. – No me digas que te peleaste con Ichika -chan de nuevo - Se conocían de toda la vida, las peleas entre ellos eran pan de cada día, pero desde hace un par de años todo era distinto, desde su segundo año de preparatoria, las cosas habían cambiado entre ellos, las peleas no eran iguales.

- Las cosas están extrañas…- Dijo el chico con la cabeza baja.

- ¿Quieres que hablemos mi amor? Preparo algo de té mientras tú te secas un poco y hablamos de esto – Siempre las cosas eran así, ella era una madre cariñosa y preocupada por los hombres de su hogar, no es que Kazui sufriera de mamitis, nada más confiaba en que su madre podría ayudarle a resolver este tipo de problemas, después de todo, su vida era perfecta.

El joven se sentó en el lugar en el que estaba su madre mientras ella corría de un lado para el otro trayendo toallas y poniendo la tetera para el té, para finalmente sentarse a su lado en lo que hervía esta última. – Bien… ¿Cuál es el problema? – El silenció reinó unos segundos en la habitación, solo siendo acompañado por la mirada fija de una madre preocupada.

-A Ichika le gusta otro chico…-

-¿Qué? – No era que estuviera sorda, había escuchado perfectamente, solo que no podía creérselo.

-¡QUE A ICHIKA LE GUSTA OTRO CHICO!- Levantó la mirada bruscamente para dejar ver unas lágrimas que comenzaban a recorrer sus mejillas. La tetera sonaba deseando ser apagada, y es lo que la mujer haría mientras intentaba procesar lo que le decía su hijo.

-¿Eso quiere decir que terminaron? – Dijo mirando a su hijo desde la entrada de la cocina. La tetera estaba apagada.

-No, nos dimos un tiempo – Dijo mirando hacía un lado, se notaba que no le gustaba decir eso.

-¡Pe-Pero eso no es tan malo!- Se acercó nuevamente a su hijo para ponerse a su altura y posar su mano en la mejilla de este. – No han terminado, solo necesita pensar. –

-Lo sé, pero todos sabemos que esa frase no indica nada bueno. Nada más es un terminamos disfrazado-

-Kazui, Ichika y tu llevan ya un año entero juntos, se conocen desde siempre, no se ira con otro chico nada más porque la vio bonito-

-Van ambos en el club de kendo, Él es el capitán de la sección de hombres, su nombre es Tanaka Kou. – El nombre del susodicho salió con rabia de su boca. – Y es un simple humano…-

Eso último le dolió a la chica; Kazui prácticamente nació siendo un shinigami, y por muy amoroso que fuese su hijo, este por alguna extraña razón comenzó a desarrollar un orgullo por el mismo, y de nada ayudaba las viejas glorias de su padre. – Hijo, Ustedes son Jóvenes, y sé que estás enamorado de Ichika, pero esto es solo una etapa. –

-Puede que tengas razón… - En el fondo Kazui era consciente de que las cosas entre él y ella fueran mal mucho antes de que ese tal Kou llegara a sus vidas, pero eso era algo que su madre sabía.

- Piensa que si superan esto su lazo se hará más fuerte y se querrán muchos más- Le sobaba la mejilla para reconfortarlo, y funcionaba, esto acompañado de sus palabras dejaban ver una leve sonrisa en el rostro del chico.

Todo estaba bien, podía manejar este tipo de cosas, y en el fondo ella quería que su hijo tuviera un final feliz como ella, creía en el fondo que él y su novia podía estar juntos por siempre, después de todo era la misma edad en la que ella estaba enamorada de su esposo, y hasta el día de hoy seguían casados. La cosa podía arreglarse, de eso se trataba estar en pareja; el amor no se va, se tiene que mantener y regar todos los días con esfuerzo … ¿No? ¡Por supuesto que si! Y ese era su lema de vida.

Al final el resto del día siguió normal, cenaron todos y como siempre Kazui se bañó primero para irse a dormir, tenía clases al día siguiente. Era el momento en que ella y su esposo podía pasar su tiempo a solas, viendo la televisión o simplemente recostados en el sofá conversando de como les había ido en su día, y por lo mismo aprovecharía ese instante para contarle a su marido el acontecimiento del día.

-Kazui e Ichika están mal… Ella, se está enamorando de otro chico, un chico humano- Lo soltó así nada más, mientras el hombre escuchaba atentamente dando sorbos a su te.

-Son jóvenes, ya se les pasará. Tienen toda una vida para encontrar el amor – Lo dijo de forma calmada, mientras veía el típico programa de concursos japonés.

-Cariño, de verdad me gusta verlos juntos, en el fondo sé que son felices. -

-Orihime, no puedes forzar a dos personas a quererse, después de todo es la primera relación que tienen, se van a enamorar muchas veces más, a todos nos pasa-

-Pero yo siempre te he amado a ti, tu haz sido el único para mí. – Dijo esto con la intención de recordarle aquello, y borrar lo otro, dado que ese todo le incluía a él y eso en cierta forma, hasta el día de hoy, no le gustaba.

- Lo se, Lo se… - Volteó a verla y sonreírle. Era cierto que la mujer siempre le había amado, pero en cierta forma era algo casi de película que ella tuviera un solo amor en su vida.

- Por cierto… Me llamaron del seireitei, quieren que ayude un poco por allá – Dejó la taza en la mesita de centro mientras seguía mirando la televisión. – Renji estará haciendo unas misiones en terreno, Byakuya quiere que le reemplace y Renji igual.

-¿No pueden conseguir a alguien más? –

-No, Renji quiere que le reemplace yo- No sonaba muy convincente el motivo, era como si la verdad estuviera a medias. Desde que estaba juntos, con el tiempo aprendió a notar cuando el hombre de cabellos naranja le mentía o no quería hablar mucho del tema.

- Creía que querías tener una vida normal, Ichigo. –

-En el fondo soy un Shinigami Orihime, no puedo arrancar esa parte de mi vida y fingir que no pasó. – No apartó la mirada de la pantalla ni por un segundo.

- Lo entiendo, pero sería bueno que solo fuera esta vez. – Eso último salió de su boca sin pensar.

Hubo un silencio incomodo entre ambos, Ichigo no era capaz de entender lo que había dicho, y Orihime no podía creer que lo dijera ¿Acaso estaba reteniendo a su marido? Claro que no, ella solo quería que fuera feliz, después de todo lo que él más deseaba ella se lo entregaba, una vida normal.

La conversación terminó ahí, con ambos yéndose a dormir acordando de que este volvería pronto y solo les haría ese favor. Además, últimamente notaba a su hombre algo decaído, y se sentía incapaz de poder levantarle el ánimo, tal vez el ver a sus amigos del otro lado podía ayudar a que este se sintiera mejor.

Al día siguiente se despidieron con un beso, no sin antes darle la buena suerte a su hijo y decirle que tenía que ser fuerte (Refiriéndose a su relación), y partió este hacía el lugar acordado. El trayecto fue igual que siempre, con la diferencia de que este estaba emocionado, se sentía como de 15 otra vez, y por muy que fuera a ver a sus amigos, solo tenía una persona en mente, y eso le sacaba una sonrisa de oreja a oreja, el poder ver a su mejor amiga que apenas veía un par de veces al año.

Una Vez en el lugar hizo todo lo que tenía que hacer, Byakuya lo recibió en su casa, y fue recibido por todos sus conocidos en el lugar, con un escandalo como sólo ellos podían ofrecer. Le querían, y estaban felices de que el pudiera volver a aquel lugar, pero en ese mismo alboroto faltaba alguien. Su capitán al mando, luego de que el ajetreo bajara, le explicó todo lo que tenía que hacer, como realizar el papeleo y controlar al escuadrón. Obviamente el primer dia solo fue un relajo, una pincelada de lo que tendría que hacer, por lo que apenas quedó libre le pregunto a su jefe donde se encontraba su hermana, a lo que este le respondió que estaba en las oficinas de su escuadrón. Y sin pensarlo dos veces el pelinaranja salió corriendo hacía ese lugar. Le encantaba sentir la brisa del lugar, la energía espiritual desbordar por su cuerpo, y sobre todo, sentir la presencia de esa personita a la que cada vez estaba más cerca.

Las hojas caían por la ventana y se acumulaban en la entrada ¿Tendría que decirle a sus subordinados que limpiaran las hojas o lo haría ella misma? Mejor dejaba que se fueran solas o que el viento en algún momento hiciera su trabajo, después de todo ella estaba tapada en papeleo.

-Ah… Me preguntó si podré al menos salir a comer algo- Dijo mirando las hojas caer.

-Si quieres me invitas algo, no me pagaran hasta que acabe con mi trabajo aquí. – Conocía esa voz perfectamente, asi que se volteó a confirmar que en efecto si, era él.

-¡Ichigo!- Se levantó y corrió para abrazarlo . – Perdona por no poder ir a recibirte, como vez la tarea de capitán no es tan sencilla. –

-Tranquila, lo entiendo perfectamente, así que tendrás que compensármelo invitándome algo de comida. – Se reía de forma burlona, sacudiendo el cabello de la morena. - ¿Y no tienes alguien que te ayude con todo eso? Parece demasiado para una sola persona.

-No, no tengo teniente, este último murió en una misión a terreno… - Momento incómodo. Era de esos momentos donde no sabes donde meterte o que decir, puesto que el tono de tristeza de la morena se notaba a kilómetros.

-Rukia, lo siento… Yo…

-No te preocupes, ahora solo debo encontrar otro teniente, pero eso lo dejo para después, por ahora debo pagar una cena extra.

Junto con la cena el alcohol se hizo presente haciendo gala de sus maravillosos efectos, se les había ocurrido beber después de comer, asi que ambos estaban riéndose de cualquier estupidez y recordando cosas del pasado como siempre hacían cada vez que se juntaban. De pronto todo en el mundo de Ichigo había cambiado, estaba al lado de la persona que sin darse cuenta, le hacia sonreír de forma espontánea, le sacaba una que otra rabieta, pero que al final del día siempre podía sentirse cómo, y nadie más en el mundo lo lograba, ni siquiera su esposa.

-Por cierto ¿haz visto a la desagradecida mi hija? –

-Lo ultimo que supe fue por la boca de Orihime – Dijo mirando el vasito de sake y agitándolo. – Me contó que Kazui llegó llorando que porque Ichika le dijo que se estaba enamorando de un humano…-

¡PAFF! Todo para afuera, y no venía precisamente de la boca del pelinaranja, sino que de su acompañante. -¡Hey! No pensaba que te fuera a impactar tanto… - Decía este último dándole palmaditas en la espalda para ayudarle a bajar la tos que no paraba.

-No pasa nada, es solo que me sorprende que Ichika pudiera llegar a eso… -

- ¿Qué tiene de malo? Técnicamente Kazui es humano-

-Si, pero de un humano común y corriente, a eso me refiero… No debe hacerlo –

- Es joven, tiene hormonas, puede darse esas libertades. Se que a Kazui le duele, pero la mujer que le haga feliz puede estar en otra parte, y puede que no sea necesariamente la primera pareja que tenga, sería bueno que ambos experimentaran mas cosas… Además, ya no está mal visto que un shinigami este con un humano -

-No todos tenemos tu suerte , y… No quiero que Ichika cometa el mismo error que yo– Esto último lo dijo capando su boca con el vaso, mientras lo susurraba. Era más como para sus adentros, como cuando tu cerebro te traiciona soltando aquello que solo debía quedarse en tu mente.

-¿A qué te refieres? – Mal, había escuchado, y ahora tendría que cubrirlo.

-No te preocupes, son cosas que el alcohol me hace pensar. – Dijo esto y le dio otro sorbo al sake.

Esa noche continuaron bebiendo y conversando, pasando el rato juntos, pero las palabras de la morena retumbaban en la cabeza del pelinaranja como pelota de goma, incluso caminando ambos hasta la mansión Kuchiki. Rukia jamás soltaba frases asi, y en el fondo sabía a que se refería, y le dolía. Le dolía que se refiriera a ellos de esa forma. Valoraba que las cosas siguieran como estaban, que fueron capaces de seguir adelante y conservar aquella amistad que ambos valoraban, pero en el fondo odiaba ser aquello por lo que su amiga se arrepentía día tras día.

Ya en el lugar, cada uno debía irse a sus habitaciones, y se preguntaba si realmente podría lograrlo, porque, si bien no estaba del todo ebrio, si sabía que no era capaz de caminar en línea recta hasta su habitación, y los choques constantes contra las paredes no ayudaban mucho.

-¡Guarda silencio! – Colocó su dedo índice delante de sus labios en señal de que bajara el volumen. -¡Nos va a oír Byakuya! – Por muy que ambos intentaran apaciguar los sonidos, no podían evitar reírse por el escándalo que hacían.

-Mañana es tu primer día de trabajo, Vas a dar una pésima impresión con ese olor a alcohol. – La risas y burlas salían solas de su boca, era por eso que odiaba estar ebria.

Unos pasos se sentían en dirección hacía ellos, una de las sirvientas de la mansión caminaba por el pasillo en busca de la fuente de los ruidos, y casi por acto de inersia ambos se metieron en la habitación de la morena para ocultarse.

-¡Sal de aquí! – Dijo la chica sin dejar de reírse y medio susurrando

-¡Nos van a oír si no te callas! –

-¡Cállame!- Y Claro que lo haría, de la forma menos convencional posible, de la forma en que solo el alcohol podía hacerlo, juntando sus labios con los de ella.

No sabía de donde había salido eso, solo tenía ganas de hacerlo, llevaba años queriendo hacerlo una vez más. Puede que su mente gritara Orihime pulmón, pero era silenciado por el sake que dejaba salir su subconsciente que pedía escapar y gritar a todo pulmón Rukia. Se separó de ella por un instante para verla a los ojos, los años apenas le caían encima, en cambio él si se veía mayor que ella, sus ojos seguían teniendo ese brillo característico. -Rukia, yo no me arrepiento -

Nuevamente estaban allí, en la misma escena que hace unos 7 años, besándose, cada vez más intenso, haciendo tal cual lo que habían prometido no volver a hacer. Y levaban todo este tiempo invictos, sin dejar que nadie se enterase, sin dejar que nadie supiera que no podían olvidarse, pero por esa noche, ambos deseaban dejar de auto engañarse.

Tadaaaa! Pensaba hacerlo One-shot, pero creo que será mas largo porque no se, me inspiré un poco. Años sin escribir un fic, asi que aquí me tienen, espero que lo hayan disfrutado. Y perdón si hay infidelidad, pero soy dramática -Hace una pose dramática-

Bye bye