Disclaimer: Harry Potter es propiedad de J.K. Rowling, no mía.

* * *

En sus ratos libres, a Draco Malfoy le gusta fastidiar a una persona en particular, y esa es Hermione Granger. No tenía nada contra ella, pero al verla simplemente sentía la necesidad de atacarla con algún comentario, que por cierto tenía uno para cada ocasión.

-Si anda sola, "Nadie quiere estar cerca de una sabelotodo"

-Si está con sus amigos, "¿Cómo pueden soportar a la rata de biblioteca?"

-Si está más despeinada de lo normal, "Oye, Granger, los cepillos existen, ¿sabías?"

-Si se arregla el cabello, "¿A caso quieres impresionar a alguien?"

Esas y muchas frases más se incluyen en el amplio repertorio de Malfoy que siempre tiene algo que decir, parece notar cada pequeño detalle en ella.

Normalmente Hermione respondía sus comentarios, pero últimamente se quedaba en silencio y lo ignoraba, o eso es lo que él creía.

Lo que pasaba en la cabeza de Hermione no lo entendía ni ella misma, pues cada vez que Draco Malfoy se acercaba ya no podía pensar en nada, y para su mala suerte, también tenía otros síntomas como respiración agitada y ritmo cardiaco acelerado.

Como ocurrió justo ahora en el momento en que Malfoy entró en su campo visual.

—Esta vez no me vas a dejar hablando solo como idiota, Granger. Escúchame bien, nadie me ignora y mucho menos tu... —más o menos en esa parte dejo de escuchar y comenzó a verlo en cámara lenta.

Hasta le pareció lindo con el ceño fruncido, su usualmente pálida piel tenía un ligero rubor por la discusión que mantenía él sólo, recorrió con la mirada su rostro hasta que se detuvo en sus labios, los cuales seguían moviéndose lentamente y se preguntó "¿Qué tal besará Malfoy?". Sin pensarlo dos veces dio un par de pasos hacia el chico dispuesta a averiguarlo, se alzo sobre las puntas de sus pies para estar a su altura, y lo besó.

Draco se sorprendió al no sentir disgusto, siguió el ritmo suave que ella había marcado hasta que Granger se separó con brusquedad, dejándolo confundido.

Demasiado tarde, el cerebro de Hermione volvió a funcionar. Se alejó de Draco con la intención de huir, mas no pudo moverse ante la visión de él con los ojos cerrados y labios entreabiertos, que ahora sabia eran muy suaves. Sintió como rápidamente la sangre se acumulaba en su rostro e intento hablar.

—Malfoy yo estoy... quiero decir, esto no debió pasar —comentó con toda la calma que consiguió.

—Descuida, nadie tiene porqué saberlo, ¿o sí? —sugirió Draco, recibiendo una sonrisa como respuesta.

Esta vez fue él quien tomo la iniciativa y volvieron a besarse, en el corredor junto al gran salón hacia donde se dirigía Peeves.

Dejo a su imaginación todo lo que pueda pasar después, como el que Peeves haga una canción y la cante por todo el colegio o que los amenace con divulgarlo y ellos lo hagan cambiar de opinión de alguna manera, lo que quieran.

Hasta la próxima,

brieMalfoy.