Este es un fanfic basado en Yuri on Ice. Si no lo has visto te invito a verla. Los personajes no me pertenecen.
Es para entrar al evento OtayuriWeek, con los promps de hoy: Primera vez.
Día 1: Primera vez.
Odiaba cuando Otabek lo trataba como un niño. Y aunque él dijera lo contrario, era la verdad. Decía que lo veía como alguien a su nivel (no dudaba de ello), pero cuando era el momento de manejar su poderosa moto, Otabek se negaba rotundamente a darle la oportunidad.
Bien, estaba bien de que era menor de edad. También sabía que no tenía licencia para conducir. Y sí, es verdad, la moto pesaba más que el orgullo de Víctor. Pero, aunque Yuri entendiera las múltiples razones por las cuales no era buena idea conducirla, no podía perder la oportunidad de pedirlo y esperar que a Otabek se le abriera el instinto de aventura.
Que no era que no tuviera, solo que con él a veces era demasiado cuidadoso.
Después de tanto intentarlo, finalmente Yuri cedió y prefirió no pedirlo más. Cada vez que podían, Otabek alquilaba una moto y él lo llevaba a pasear por allí, a conocer nuevos caminos. Yuri se acostumbró a ser el copiloto, a ver las rutas y a perderse idiotamente entre las ciudades en las que había competencias donde ambos competían.
Olvidaban que en horas serían soldados en campos distintos defendiendo el honor de su país. En momentos como esos solo eran grandes amigos.
Hasta ese día.
Yuuri tenía sus 18 años, ya tenía licencia de conducir y estaba por comprarse una moto porque iba a demostrar que no, no necesitaba de Otabek para hacer lo que le placía. Si quería montar una moto lo haría el mismo. El asunto es que, entre las competiciones y su inexperiencia, no se había decidido por una.
Estaban en Barcelona de nuevo, presentando la Europea. Otabek había ido hasta allá a apoyarlo, abandonando por un momento su entrenamiento aún a sabiendas que en dos semanas serían las Cuatros Continentes.
—No debiste arriesgarte en venir. —Yuri ahora tenía más altura, su cabello largo y amarrado a la altura de una cola de caballo, llegaba rozando sus hombros.
Si lo soltaba fácilmente su media espalda. Aunque Yuri no había querido, también había aumentado su masa musculas. Seguía siendo delgado, pero con piernas y espalda más largas. Y si, su fuerza para los saltos había aumentado, pero con ello había tenido que sacrificar en flexibilidad.
Sin embargo, seguía esforzándose.
Otabek no hizo caso a sus palabras y lo llevó hasta el aparcadero, donde estaba la moto que había alquilado. Le extendió su casco y Yuri enarcó una ceja. No tardó en agarrarlo y ponerlo.
—¿A dónde vamos?
—Por allí. —Respondió parcamente con una media sonrisa. A pesar de haberse puesto el casco no avanzaba a subirse a la máquina—. Sube.
Yuri por el momento no entendía el cambio de la dinámica y Otabek tampoco era muy bueno explicándose. Se quedaron como dos idiotas mirándose y mirando a la moto como si la maquina pudiera aclarar lo evidente.
―¿Vas a subir o no?
―No termino de entender ―dijo Yuri arrugando ligeramente el ceño.
―Pensé que querías manejarla.
―¿Eh? ―Su cara de despiste mutó de inmediato a reconocimiento y euforia―. ¿¡EH!?
Al ver mejor los ojos de Otabek, Yuri pudo comprender que estaba hablando en serio y que si lo dejaría manejar. Casi como un niño al que le regalaron el primer triciclo, Yuri se subió a la motocicleta sintiéndose repentinamente más grande.
―No puede ser, ¡esto será tan...! ―Tuvo que callar cuando sintió el movimiento atrás y lo peligrosa que era la cercanía de su amigo a su espalda. Fue peor cuando Otabek pasó los brazos por su figura, erizándolo como gato.
No supo cómo no soltó un alarido después de eso.
―¿Sabes encenderla?
―Oh, pues... verás...
Otabek inició unas clases rápidas, instrucciones para Dummies debía admitirse. Yuri se concentró en seguir las instrucciones y olvidar lo bien que se sentía tenerlo a su espala. Estaba acostumbrado a que fuera al revés, así que tendría que acostumbrarse de nuevo si quería que eso se repitiera.
Iniciaron el recorrido a muy baja velocidad, mientras Yuri se acostumbraba a la dinámica. La idea tampoco era salir ambos lesionado en vísperas de la competición. Pronto, Yuri empezó a divertirse y a acelerar un poco mientras recorrían todo el parqueadero.
―Creo que ya estás preparado. ―Escuchó a Otabek en su espalda, con la voz un poco más alta para sobresalir al ruido de la moto. Yuri atendió a sus indicaciones―. Vamos a salir.
―¿Estás seguro?
―Al menos que no te sientas preparado.
Pero Otabek sabía que, si había una forma de hacer que Yuri Plisetsky hiciera algo, era desafiándolo. Yuri no tardó en mostrar en su rostro la determinación y llevó la enorme maquina hacía la salida del estacionamiento. Se fijó en el tráfico y se insertó en él sin problema. Se sentía un tanto nervioso, pero con Otabek en sus espaldas había un refuerzo en su seguridad, y eso sin mencionar lo mucho que quería demostrarle.
Recorrieron un par de manzanas más, entre risas, momentos de mayor velocidad y otros sustos donde incluso hasta la moto se apagó. Entre risas y más instrucciones pasaron una tarde diferente. La primera de Yuri siendo un verdadero adulto.
