Los personajes de HTTYD pertenecen a DreamWorks, lo único que me pertenece a mí es el tiempo que invierto para escribir esto… y los soundtracks de la película en mi celular XD

Disfruten… :)

Cualquiera diría que los dragones no lloran

Habían tres huevos en el nido. Eran tan grandes como un antebrazo humano y tan anchos como una mano. Tenían un color que iba de violeta algo oscuro en la punta, que comenzaba a oscurecer hasta terminar en negro. Eran algo rugosos, con pequeñas texturas como piedritas. Los tres huevos de dragón estaban depositados en un nido conforme a su tamaño, este estaba ubicado en un valle "escondido" en el bosque de Berk; ese lugar tenía una laguna, unos cuantos árboles, y un difícil acceso. Este tipo de dragones permanecía "en paz" con la gente de aquella isla, el resto de los dragones eran quienes iban a atacar y a saquear, pero no todos salían con vida. No habían muchos de estos dragones que aún permanecían dentro del huevo, así que era rara la vez la que iban a atacar Berk.

En eso, los huevos comenzaron a moverse. Los movimientos eran cada vez más bruscos, sobre todo el de un huevo. Entonces este explotó, provocando una explosión violeta muy similar a la que provocaban los tiros de este dragón. Una nube de gas oscura quedó en suspensión por un momento, fue cuando los otros 2 huevos estallaron provocando la misma explosión. Tres pequeños dragones negros aparecieron en el centro de la nube; dos niños y una niña. Estaban en casi la misma posición que había tenido dentro del huevo, así que lo primero que hicieron fue abrir los ojos y estirarse. Eran del doble del tamaño del huevo donde habían estado durante tanto tiempo, los dos machos tenían los ojos verdes amarillentos, mientras que la hembra los tenía un poco más grandes y azules verdosos. Dieron algunos pasos para estirar sus nuevos y algo adormecidos músculos, y antes de que pudieran hacer cualquier otro movimiento un rugido cercano llenó sus oídos.

De entre el polvo y gas que habían quedado suspendidos, apareció la figura de un dragón grande, negro y de ojos azules; la madre de los bebés. Al principio el fuerte sonido los asustó, haciendo que se pusieran los tres juntos buscando protección, fue cuando su madre apareció y la reconocieron como tal, salieron corriendo (casi volando) hacia ella. La dragona los recibió contenta, alegre de que finalmente habían salido del huevo. Regurgitó algo de pescado que tenía en su garganta para ellos.

. . .

Los tres "dragoncitos" ya tenían 8 meses y ese valle tan grande comenzaba a parecer pequeño, ya eran del tamaño de su madre. Por más grandes que fueran físicamente, y que ya casi alcanzaban la madurez, debían de quedarse allí esperando a que su madre regresara, todos los días. Un día, como muchos, esta se fue a buscar comida, y al ser de día y no poder confundirse con el entorno nocturno, debía de tener el mayor cuidado. Como siempre, los tres dragones tenían que quedarse allí esperando.

Ya había caído la noche sobre Berk, pero no había señales de la madre. Sus tres hijos seguían aguardando a que regresara. Habían tratado de pescar algo en la laguna, pero los buenos peces habían desaparecido, solo habían unos pequeños que nunca los llenarían. Por más de que sabían volar no salían nunca de ese lugar secreto, por nada más que miedo.

Dejaron de lado su hambre y su preocupación por su madre, entonces la noche transcurrió. Rugidos que no escucharon, llenaron el bosque y la aldea estaba casi en ruinas por el ataque de los dragones. Despertaron a la hora normal, pero su madre aún no estaba allí. La preocupación de los 3 dragones comenzaba a crecer, entonces fue el momento de dejar de lado los miedos y salir a buscarla. Era de día, así que tres grandes dragones negros eran detectados a simple vista. Se detuvieron lo más cerca de la aldea de Berk que podían estar, entonces vieron a un grupo de vikingos pasar caminando por el lugar; seguramente eran del pueblo. Todos llevaban puesto su casco con cuernos, pero uno en particular se destacaba, lo que llamó la atención de los jóvenes dragones subidos en árboles diferentes cercanos a los humanos. El hombre vestía un chaleco y unas botas de piel de dragón, pero lo que lo distinguía era que las escamas eran negras; negras azuladas.

-¿Y tú mataste a esa bestia?- preguntó uno al que vestía con piel.

-Claro, sino no estaría usando estas botas ahora…- dijo con aire de superioridad.

-¿Y qué dragón era esa cosa?- preguntó otro al mismo vikingo.

-Ni idea, pero fue muy fácil de matar… casi no dio pelea, por más de que dejo 4 casas en ruinas y casi se lleva ovejas…- explicó.

-Y luego de hacer eso…- dijo otro del grupo, señalando las botas y el chaleco de piel de dragón- ¿Qué hiciste con el cuerpo?-

La curiosidad de los dragones subidos en los árboles comenzaba a crecer, ¿de qué estaban hablando? Nunca habían visto a esas criaturas sin pelo ni escamas, pero no se veían amigables ya que mataban dragones y los usan para vestir.

-Le quité algo de piel, guardé la cabeza y tiré el cuerpo por allí…- dijo con indiferencia.

-¿Guardaste la cabeza?- preguntaron los otros 3 casi en coro, aunque era normal que hicieran eso, algunos tenían cabezas de Gronckle o de Nadder.

-Sip, aquí la tengo…- dijo como si fuera un triunfo, levantando una bolsa de tela que al perecer pesaba un poco. Los 3 dragones negros se inclinaron un poco hacía adelante con curiosidad, intrigados por lo que habría allí dentro.

El vikingo metió la mano en la bolsa y sacó, agarrando de uno de sus "tentáculos", la cabeza de un Furia Nocturna. Los tres reptiles abrieron los ojos en chock ante esa imagen; sabían muy bien que su raza escaseaba y que en Berk no habían de su especie…. en el momento supieron que esa era su madre.

-Wow.- dijeron los tres vikingos a la vez.

-Es increíble…- dijo uno. Le inspeccionó la boca.-Ummm, no tiene dientes.- dijo con extrañez.

-Eso es raro, me mordió al atacarme…- dijo el que la sostenía. El otro le abrió un ojo, revelando el hermoso color turquesa verdoso de los ojos de la dragona.

-Bonitos ojos.- dijo al cerrarlo.

-Bonita bestia.- comentó otro. Volvió a meter la cabeza dentro de la bolsa.

-Volvamos de una vez, tenemos que reparar lo que esas cosas destruyeron…- entonces volvieron a la aldea. Las voces de los vikingos se escuchaban cada vez más lejanas, hasta que la tranquilidad del bosque regresó y rodeó a los oscuros dragones en los árboles. El "mayor" estaba más que furioso, con todas las intenciones de escupir fuego a la cara de cada uno de esos tipos, pero el dolor que sentía por dentro era mucho más intenso que su odio.

. . .

Cualquiera diría que los dragones no lloran, pero eran lágrimas las que brotaban de los ojos de los hermanos Furia Nocturna cuando regresaron al valle que podía llamar hogar. La niña era la que más dolida estaba, y su hermano "pequeño" hacía intentos por consolarla, dándole palmaditas con la nariz y emitiendo rugidos cariñosos. La muerte de su madre los había golpeado muy duro, y estaban dispuestos a cobrar venganza, por ella y por todos los otros dragones que, injustamente, esas criaturas habían matado.

. . .

Era de noche, los tres dragones negros estaban más que hambrientos, pero sobre todo, estaban listos para atacar Berk. Eran completamente invisibles en cualquier ambiente, pero lo más importante: en el aire. Volaron por el bosque hasta llegar a Berk, no podían verse en absoluto. "Rodearon" la aldea aun suspendidos en el aire, y comenzaron. La chica fue la primera en rugir, el sonido envolvió todo Berk. Luego su hermano mayor, le siguió el menor. Las luces de las casas comenzaban a encenderse. Los rugidos comenzaron a llegar cada vez más frecuentes, más fuertes y descoordinados. Cada vez se reunían más vikingos, todos con sus armas preparadas para atacar al primer dragón que se les cruzara, pero no podían ver nada. Los sonidos se oían cada vez más fuertes, haciéndolos sentir más cerca, y por primera vez se sintieron ¿indefensos? Era extraño, pero se sentían indefensos, pensaban que unos 20 dragones los estaban rodeando y que no podían verlos, podrían atacar en cualquier momento sin siquiera darse cuenta.

Pero no eran 20 enormes dragones, solo 3 extraños dragones de entr meses que estaban allí para buscar comida y venganza. Por un momento, los fuertes y algo chillones rugidos cesaron. Cualquiera diría que los dragones se habían ido. El silencio envolvió Berk por casi 10 minutos, para ese entonces los vikingos estaban bajando la guardia. Cuando los dragones estuvieron listos, atacaron. El sonido que hacían antes de atacar llenó los aires, nadie reconocía ese sonido, era nuevo. En el medio de la confusión, una bola de plasma apareció de la nada y fue a dar a una casa junto al grupo de guerreros; el ataque comenzó. Los tres oscuros dragones ganaron velocidad en vuelo mientras las bolas de plasma violeta caían por todas partes. Las lanzas y flechas de parte de los vikingos silbaban en el aire, rosando a los reptiles voladores.

En el medio del caos que el ataque estaba generando, un guerrero salió de su casa, y los tres dragones lo reconocieron; esa era la maldita criatura que había matado a su madre. La mira de los hermanos se colocó justo sobre él y su hogar, y sin más que pensar dispararon. Tres ardientes bolas de plasma salieron disparadas hacia él, antes de que pudiera reaccionar su casa había explotado y el hombre había muerto. Los tiros siguieron, y así, mientras dos atacaban, el otro robaba comida, y así fueron rotando. Cuando los tiros de los tres se agotaron, salieron volando de vuelta al bosque. Nadie nunca supo qué dragones eran, cómo eran, cuántos eran, de donde venían o a dónde fueron, pero después de ese ataque durante la noche los nombraron "Furia Nocturna".

. . .

La comida les duró cerca de 7 meses, y no tuvieron que atacar Berk durante todo ese periodo de tiempo. Cuando lo robado se acabó, comenzaron a buscar comida en el bosque, animales salvajes, peces, y todo lo que pudieran comer. Pero cuando la comida comenzó a escasear, se vieron obligados a robarla otra vez. Aprovecharon un ataque por parte de otros dragones. Allí habían, sobre todo, Nadders y Cremallerus, pero también Pesadillas Monstruosas y Gronckles. Había pasado mucho tiempo desde su último ataque a la aldea, pero parecía que esta vez no tendrían que hacer mucho, ya que los otros dragones se habían encargado bastante bien de generar caos. Además, con sus oscuras escamas, pasaban desapercibidos.

La dragona Furia Nocturna, había aprovechado cuando casi todos estaban combatiendo para adentrarse un poco más en la aldea. Encontró una canasta enorme, llena de distintos tipos de peces. Una sonrisa triunfal adornó su rostro, y cuando estaba por sujetarla, detectó movimiento muy cerca de ella. Miró a su derecha y allí había un vikingo que al parecer la había visto. El hombre no podía distinguir muy bien la figura del dragón, parecía una sombra, pero cuando volteó, vio la luz de sus ojos turquesas rasgando la oscuridad de la noche. Se dispuso a atacar, pero entonces vio un brillo violeta venir de la boca del dragón, y luego todo se disolvió.

Sujetó la canasta y alzó vuelo. Encontró a sus hermanos en el aire, y el mayor se hizo cargo de la pesada canasta cargada de comida. Avisaron al otro Furia Nocturna y los tres emprendieron su huida. Pero cuando la oscura dragona estaba saliendo de entre los otros dragones, una lanza salió de la nada y se enterró bajo su ala izquierda. El rugido de dolor alertó a su hermano menor, que rápidamente voló a su ayuda. La Furia Nocturna apenas si se podía mantener en vuelo, y su hermano llegó justo en el momento en el que estaba callando directo al mar.

. . .

Cualquiera diría que los dragones no lloran, pero eran lágrimas lo que brotaban de los ojos de la dragona, que también emitía sonidos muy bajos y dolidos; su hermano no sabía qué hacer o qué le sucedía. Le dio algunos golpecitos con el osico para animarla, pero ella seguía dolida, emitiendo esos profundos rugidos que el Furia no sabía cómo interpretar. Entonces la miró algo suplicante, reflejando todo la preocupación que estaba sintiendo por ella en ese momento, así que la dragona levantó el ala izquierda, dejando al descubierto la lanza enterrada casi hasta la mitad en su piel. Su hermano contuvo la respiración, impactado por la imagen. Las oscuras escamas de la Furia estaban visiblemente manchadas de sangre, le respiración era dificultosa y el dolor aumentaba con cada subida y bajada de su pecho.

Fue cuando su hermano mayor llegó, justo detrás de ellos. Al ver la lanza incrustada en la dragona se alarmó y preocupó mucho. El menor tuvo una idea al ver una hojas bastantes grandes de una planta cercana. Voló hacia allí y arrancó una, luego desenterró el arma del costado de su hermana, provocando que más piel y músculo se rasgara por la fuerza. Más sangre comenzó a salir casi de inmediato, entonces colocó la enorme hoja en la herida abierta para retener la sangre. El otro Furia se encargó de mantener la hoja en su lugar, mientras que su hermano trotó a la laguna, se llenó la boca con agua y regresó. Roció el agua sobre la herida de la dragona; estaban cuidando de ella lo mejor que podían, como lo haría cualquier buen hermano. Cambiaron las hojas de la herida y la mojaron un par de veces más, entonces los 3 se quedaron profundamente dormidos.

A la mañana siguiente, el menor de los hermanos Furia Nocturna, se despertó normalmente, pero su tranquilidad le duró menos que un suspiro cuando sintió el frío a su lado. El cuerpo de su hermana yacía frío e inmóvil junto a él... el cuerpo muerto de su hermana yacía junto a él. La preocupación y la desesperación del Furia comenzaban a aumentar, hizo de todo, le dio golpecitos con la nariz, rugió suavemente pidiendo que despertara, la sacudió. Nada. Al rato, el otro Furia Nocturna despertó, y fue muy consciente de lo sucedido. Vi la cara de su hermano, y no era necesario preguntar o mirar para saber qué había sucedido.

Cualquiera diría que los dragones no lloran, pero eran lágrimas las que brotaban de los ojos de los dos dragones que descansaban la cabeza sobre el muerto cuerpo de su hermana menor. Los rugidos de dolor retumbaron en el silencio del bosque, y sus mentes no podían estar en ninguna otra parte que no fuera la muerte de su querida hermana. El día transcurrió, ninguno comió, ninguno se movió, ambos estuvieron toda la tarde "de duelo" por la pérdida de otro ser realmente amado de su pequeña familia. Enterraron el cuerpo de la dragona a unos kilómetros del valle, y al regresar el sentimiento de tristeza y amargura fue reemplazado por enfado e ira. Allí estaba la lanza con la que una de esas malditas criaturas había matado a su hermana. El cuerpo de ambos se llenó de determinación y, por segunda vez en su vida, tuvieron hambre de venganza. Aunque no ganarían nada vengándose, tenían la necesidad de hacerlo, esa era su intención de hacer justicia, de terminar con la matanzas sin sentido de esas criaturas; su hermana había muerto sin sentido al igual que su madre y muchos otros dragones.

. . .

Esa noche, el ataque no fue el GRAN ataqué, apenas unos pocos vikingos se enteraron. Lo único que hicieron fue prender fuego la lanza cubierta de sangre de su hermana y lanzarla a Berk. Esta casi atraviesa a un hombre que caminaba por allí. Él y la gente que se encontraba fuera de sus casas o saliendo de cenar del Gran Salón, se acercaron a inspeccionar el objeto que había caído del cielo. Reconocieron ese fuego violeta como el del "Furia Nocturna", entonces 2 rugidos de estos dragones resonaron en la noche, luego sus aleteos que se alejaban y de nuevo el silencio.

El sujeto que casi había sido atravesado por la lanza en llamas, la arrancó del piso y examinó bien el fuego; definitivamente era de Furia Nocturna, pero lo que más llamó su atención fue la gran cantidad de sangre que cubría el arma hasta casi la mitad.

. . .

Ambos dragones llegaron al valle, ambos más que enfurecidos por el suceso. Aunque muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, fría y terrible, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos, es solo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia en realidad... está escondida la tristeza. Eso era lo que le sucedía a los dos dragones, la tristeza los carcomía por dentro, entonces apareció la furia. Furia hacía a aquellas criaturas que se hacían llamar "humanos" o "vikingos", quienes les habían quitado a su madre y a su hermana. Ya habían pagado su sentencia, y no estaban dispuestos a hacerlos pagar más, solo volvería a atacar ese lugar cuando la comida escaseara otra vez.

o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~

Dos años habían pasado desde el último ataque a Berk de parte de los Furia Nocturna. La comida comenzó a escasear y la única manera de salvarse del hambre, era robando el alimento.

Esperaron la noche y volaron a la aldea. No tenían pensado hacer la gran emboscada, sólo ir a hurtadillas por las calles, robar lo que pudieran y salir de allí lo más rápido posible; no querían tener más problemas con los humanos y mucho menos perder a otro miembro de su pequeña familia que ya habían destruido casi por completo.

Escuchaban los truenos a lo lejos, y los relámpagos de distancia eran sumamente perceptibles. La lluvia se sentía en el ambiente, era mejor que se dieran prisa para que la lluvia no los agarrara. El menor fue primero, con sigilo caminó entre las casas, siguiendo su nariz para encontrar ese rico pescado. Su hermano aterrizó en un ruido sordo y caminó por otra de las calles. Ambos buscaban de dónde provenía el olor a comida para poder salir de allí lo más rápido posible, pero el olor se estaba perdiendo y siendo reemplazado por otro más agrio. Entonces un rayo rasgó el cielo y de repente, se largó la lluvia. El menor se quedó serio en el momento pensando "¿En serio?" Rodó los ojos y continuó, haciendo ahora más que su mejor esfuerzo por encontrar los peces.

Entonces, cuando por fin los había encontrado, unas 4 canastas llenas de estos, fuego blanco apareció de la nada incendiando unas 2 casas. Los dos Furias se sobresaltaron, haciendo volar las canastas. Se voltearon en el momento para ver a decenas de vikingos saliendo de todas partes y a unos 3 Skrills volando sobre la aldea.

"PERFECTO, LO QUE FALTABA"

Pensaron los hermanos. Los humanos estaban pasando peligrosamente cerca de ellos, gracias a Odín no los veían. Lo peor es que, al estar lloviendo y sus cabezas mojadas, no podían defenderse escupiendo bolas de plasma. Trataron de aprovechar el caos que estaban provocando los otros dragones y llevarse algunas canastas de pescado. Para su mala suerte, un guerrero de los que iba pasando, tropezó con la cola de uno de los hermanos cayendo al suelo. El aire y el corazón de ambos se detuvieron en su pecho, entonces el hombre volteó para ver 2 pares de ojos verdes amarillentos llenos de pánico. No lo pensó y atacó. Los dragones alcanzaron a separarse antes de que el hacha del sujeto los atravesara.

Se olvidaron de la comida y salieron volando antes de que el vikingo volviera a atacar contra ellos. La tormenta eléctrica se volvía cada vez más fuerte; ahora también debían preocuparse por los rayos. El fuego blanco de los Skrill llenaba el ambiente e incendiaba una gran cantidad de estructura en un solo tiro. Todo lo que querían los Furia Nocturna era salir de ese caos, y salir rápido. El ruido de la tormenta, los dragones y los humanos los estaban aturdiendo y les hacían cada vez más difícil la tarea de encontrarse el uno al otro.

Sus rugidos tenían que tornarse cada vez más fuertes, pero aun así casi no se escuchaban. Lo único que el menor distinguió bien fue la orden de que regresara al valle. Obedeció y lo más rápido que pudo se fue. Contaba con que su hermano lo seguía, tal vez no de cerca, pero que lo seguía. Las ráfagas de viento eran más fuertes de lo que le hubiera gustado, haciéndolo golpear contra los árboles del bosque de vez en cuando. Entonces una ráfaga mucho más fuerte vino casi de la nada, se golpeó en la cabeza con una roca y todo se disolvió.

. . .

El Sol entraba entre sus párpados y le calentaba la cara. Abrió los ojos lentamente, todo a su alrededor era silencio, sólo se oía el trino de algunos pájaros y la brisa moviendo las hojas de los árboles. Se levantó de un salto, golpeándose en la cabeza con una rama. Se quejó por el golpe, pero seguía con la misma confusión, ¿dónde estaba? Lo último que recordaba era que había ido a la aldea de Berk a buscar comida y que de pronto se desató una tormenta, y aparecieron muchos Skrills. También que no podía encontrar a su hermano mayor entre el ruido y la oscuridad, y que…. espera… su hermano, ¡su hermano! ¿Dónde estaba él?

El lugar donde se encontraba era sumamente desconocido, una parte del bosque que no recordaba haber visto alguna vez. Miró en todas direcciones, buscando algún cuerpo, otro dragón negro durmiendo cerca o algo. Nada. Comenzó a caminar mientras llamaba a su hermano, pero después de casi 2 horas de hacer lo mismo y no encontrar nada se entregó a la derrota. Lo único que podía pensar era que su pequeña familia había terminado de destruirse, y que esas criaturas lo habían hecho. Por algún motivo, no se sentía enojado o enfurecido; quizás después de tantas pérdidas los sentimientos no eran los mismos. Lo que él no sabía era que su hermano no había muerto, si no que la tormenta lo había llevado a otra isla, muy alejada de Berk, donde habían más Furias Nocturnas.

o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~

(Un año después)

Como era normal, los dragones estaban "invadiendo" Berk, sobre todo para buscar comida que llevar a Muerte Roja. Habían Nadders, Cremallerus, Gronckles, Pesadillas Monstruosas, muchos tipos de dragones. Esa noche, no podía faltar el único Furia Nocturna de Berk, aunque nadie sabía eso y casi nunca estaban preparados para el ataque de este tipo de dragón.

En eso, el sonido del reptil volador a punto de disparar sonó más fuerte que todos.

-¡Furia Nocturna!

-¡Al suelo!-

Las advertencias de parte de los humanos sonaron, entonces una bola de plasma salió de la oscuridad, provocando una gran explosión. Tras uno o dos tiros más, sucedió algo con lo que el oscuro dragón no contaba: unas boleadoras salieron de tierra y se enredaron en él, inmovilizando sus alas y patas. Luchó mientras caía, pero fue en vano. Las ramas de los árboles lo golpeaban y raspaban, un agudo dolor le recorrió la cola, y de pronto no sentía una de las aletas de esta. Entonces toco tierra, recibió un fuerte golpe en la cabeza y luego todo fue oscuridad.

Bueno, ustedes ya saben lo que sigue…

¡HOLA!

Esta idea me salió de la nada, en realidad estaba leyendo algo de Cómo entrenar a tu dragón y se hizo mención de la madre de Chimuelo, entonces me puse a pensar "Chimuelo ha de haber tenido madre, ¿habrá tenido hermanos?" Entonces pensé que nunca se había visto a un Furia Nocturna además, por su puesto, de él. Así fue cómo este fic nació. Me tomó un tiempo terminar de procesar la idea, y después otro tiempo escribir un poco más de lo que tenía pensado para que quedara bonita XD

En fin, espero que haya sido de su agrado, háganme saber lo que piensan con un review. Este es mi primer fic en el fandom de HTTYD así que no sean tan duros con migo ;D

NOS LEEMOS!