Amour : un mot, cinq lettres et une signification
Amor: Una palabra, cuatro letras, un significado
Celui qui est le ? Je le haïr (¿Quién es él? Lo odio)
–Fue un placer hacer negocios con usted… señorita Tendo – dijo él mientras la miraba con una cínica sonrisa en su rostro.
"Maldito bastardo" fue en lo único que pudo pensar cuando apretó sus puños sobre la mesa, aquella mesa en donde había vendido su alma al mismo demonio, pudo ver como tomaba sus cosas y se disponía a salir de la oficina, antes de que lo hiciera lo llamó.
–¡Espere! –exclamó como si su vida se fuera en ello, él se detuvo y se giró para mirarla de nuevo, aquella sonrisa mezclada ahora con victoria seguía más pasmada en su rostro.
–¿Qué desea? –preguntó con un deje de ironía en su voz.
–Prométame que no le pasara nada a mi padre –dijo angustiada, era lo único que le importaba, lo único que valía la pena.
Sonrió de nuevo, demostrando aquella sonrisa que la incomodaba, que la inquietaba, que la molestaba e intimidaba.
–Ya se lo dije… no pasara nada, solo lo que hemos acordado en el contrato. La empresa "Passerelle" será mía desde ahora, usted y su familia estarán bien, no les pasara nada mientras estén bajo mis órdenes y mi tutela –dijo tranquilo, satisfecho con lo que estaba haciendo, Akane no tuvo más remedio que aceptar lo que estaba pasando, si no lo hacía las acciones de la empresa terminarían en la basura y todo el esfuerzo en años de su padre se iría a la basura, a la misma mierda.
–Qué pase una bella tarde –dijo aquel hombre y salió de la oficina de la menor de las Tendo.
–Maldito… ¡Te maldigo Ranma Saotome! –gritó Akane dándole un puñetazo al escritorio mientras sentía un ligero dolor en sus nudillos y veía como perturbada las cosas y el silencio que reinaba en aquella oficina.
–¿Qué ganaras con todo esto? –preguntó Ryoga cuando llegó a la nueva oficina de Ranma en la empresa de la que ahora era dueño, no entendía aún lo que estaba pasando pero sabía que su amigo de la infancia estaba más enojado que nunca, sus ojos azules-grisáceos estaban fríos y vacíos como nunca antes los había visto.
–Mucho y tu lo sabes Ryoga –le cortó Ranma sin mirarlo, se giró dándole la espalda mientras observaba el lugar.
La oficina era amplia, pero no era la que quería, de un espacio considerable, sin muchos muebles y poco arreglada ya que era del viejo administrador que el mismo se había encargado de quitar esa misma tarde.
–Quiero la de Akane, tiene mejor vista que esta –dijo y sonrió de nuevo mirando esta vez a Ryoga que suspiro pesadamente.
–¿Por qué? –preguntó.
–Ya te lo dije, tiene mejor vista que esta, así que mañana mismo le diré que salga de ella, así podre acomodarme es aquella y ella en esta.
–Pero Akane no tiene nada que ver en los que…
–¡Claro que sí! –exclamó Ranma algo molesto, pero nuevamente sonrió cuando Ryoga no dijo más mirándolo fijamente. –Todos los Tendo tienen que ver en esto, todos…
–¡Maldición! –gritó de nuevo Akane, conteniendo las lágrimas que peleaban por salir de sus hermosos ojos marrones, tenía rabia, quería salir y golpear a Ranma Saotome.
¿Cómo se había atrevido a quitarle su empresa de las manos de esa forma? ¿Quién era además? Tenía más o menos una semana de conocerlo, nunca antes había escuchado de él, pero los hombres que habían llegado con él constaban que era uno de los mejores inversionistas y empresarios del mundo pero nunca antes había escuchado de él, nunca antes lo había visto. Lo que más la inquietaba era la forma con que había llegado a la empresa, no lo olvidaría.
Flash Back-------------------------------------------------------------
–¡Señorita Akane! –exclamó Haposai, el viejo anciano que era uno de los mejores inversionistas que tenía Japón. Cuando Akane entro de inmediato pudo ver los grandes paneles en donde se anunciaban que las acciones de la empresa estaban bajando en la bolsa.
–¡¿Qué pasa Haposai?! –preguntó Akane alarmada mirándolo con horror, apenas pudo verlo noto que todo estaba perdido, que ya no había nada que hacer.
–Akane… no hay nada que hacer, las acciones se devalúan terriblemente cada minuto, tenemos que hacer algo si queremos salvar la empresa –dijo y Akane supo que lo peor no había llegado.
Dos semanas atrás su padre había sufrido un infarto, tenía mucha presión y su salud no era la mejor, pocos días antes de la desgracia su vida amorosa se había visto destruida, su prima Shampoo se había casado con Kuno, quien hasta hace dos meses estaba comprometido con ella.
–¡Esto no puede estar pasando! ¡No puede! –exclamó frustrada.
Dos horas después… un adinerado empresario residente en Inglaterra llegó interesado en la empresa.
–¿De quién se trata? –preguntó Akane tratando de calmar un poco sus nervios con un té que le acababan de preparar.
–Su nombre es Ranma Saotome –dijo Nabiki que trabaja con ella administrando las finanzas de la empresa, no entendía porque las acciones habían decaído si todo lo tenía bien y en orden. Tenía que a ver pasado algo con los contadores, pero lo encontraría y acabaría con el problema, no tenían tiempo así que tendrían que vender la empresa y después vería la forma en recuperarla.
–Es nativo de aquí, pero parece que vivió mucho tiempo en Europa –Nabiki estaba tan frustrada como Akane y una mueca de desconsuelo se coloco en su rostro. –Sé que es duro, pero si no es él nadie lo hará, con los pocos amigos de papá, que pensé que no ayudarían dicen que es demasiado dinero. Ese tal Saotome es el único que nos ofrece lo que estamos pidiendo y un poco más para liberarnos de las viejas cuentas y una hipoteca que tenía papá sobre unas tierras de las cuales no teníamos ni idea –dijo Nabiki y Akane cayó sobre su escritorio a punto de sollozar, pero se contuvo sintiendo la cálida mano de su hermana que se poso sobre su hombro.
–Buenas tardes –fue una voz masculina que logro erizar los vellos de la espalda de Akane, levantó de inmediato la mirada y se encontró con un hermoso y cruel rostro que la sorprendió, una sonrisa confiada y unos ojos únicos y fríos.
–Mi nombre es Ranma Saotome.
Fin del Flash Back -------------------------------------------------
Unos leves golpes en la puerta de la oficina de Akane sonaron, salió de golpe de sus pensamientos y miró hacia la puerta.
–Soy yo.
Era Nabiki, Akane la hizo pasar y ella entró, con una carpeta de color amarilla que dejo sobre el escritorio mientras se sentaba y miraba a su hermana que estaba terrible. Más delgada, ojerosa y desarreglada, no llevaba las ropas de sastre como siempre, si no una ropa de hacer deporte que no la hacía ver nada ejecutiva.
–Sé que esto es una mierda –dijo Nabiki tomando un cigarrillo de la caja que tenía encima Akane en donde quedaban solo dos o tres –pero trata de aparentar un poco más, no dejes que el desgraciado de Saotome se dé cuenta de que estás mal.
–No es tan fácil, no tengo ni ganas de estar aquí, lo hago únicamente por nuestro padre, para no quedarnos tan en la calle –replicó Akane tomando también un cigarrillo para acompañar a Nabiki, sabía que sus pulmones estaban peor que nunca, había fumado como no había hecho antes, uno tras otro, sabía que le afectaría pero ya no le importaba realmente.
–Necesitamos saber quién es –dijo Akane intrigada y Nabiki se limitó a mirarla –tenemos que saber que quiere, cómo supo de la empresa, quienes son sus fuentes. Todo –agregó y Nabiki asintió positivamente.
–¡Esto sí es vida! –exclamó Shampoo mientras estiraba su hermoso cuerpo sobre la arena sintiendo el contacto levemente rasposo y los rayos del sol encima de ella. –No hay nada como esto.
–Qué bueno que te guste, amor –dijo Kuno mientras le daba un beso en los labios que ella acortó riendo, simulando que disfrutaba del sol, pero esa era mentira. Shampoo no soportaba a su marido, no le gustaba si quiera que la tocara, no soportaba su olor y mucho menos sus besos y caricias ¡lo odiaba! Cuando Kuno se tuvo que ir a revisar unos papeles para un viaje que iban a hacer esa tarde Shampoo respiro aliviada.
–Solo te salva tu maldito dinero, solo eso –dijo suspirando con pesadez mientras miraba con tristeza el océano, pensando en otro, deseando los besos y caricias de otro, extrañándolo.
–Aún no la he visto, pero siento mucha pena por ella –dijo Ryoga mientras hablaba con Moose al llegar al departamento que los tres amigos compartían.
–Qué mal con eso. Pero Ranma está peor que un denomino, la chica se llevara la peor parte cuando es inocente.
Ranma apareció en la habitación y ambos se callaron, sabían cuando tenían que hacerlo, no quería causar problemas o encender la furia de Ranma, no dirían nada de las Tendo, si trataban de defender a alguna sería peor, porque las atacaría con más fuerza.
–¿Ya esta lista la cena? –preguntó seco.
–Ya esta lista –dijo Ryoga tranquilo y Ranma asintió para abandonar la habitación e irse a su recamara.
Ryoga suspiro cansadamente al ver la actitud de su amigo, él no era así
–También la odio –dijo Moose y Ryoga lo miró de inmediato.
–Esa mujer no solo acabo con lo bueno de Ranma, sino que también acabo con lo poco bueno que tenía yo –agregó Moose.
A la mañana siguiente Akane tampoco tuvo muchas ganas de arreglarse, esta vez se puso unos pantalones vaqueros y una camisa de manga larga debido al clima de color gris, se ató su cabello largo en una cola de caballo alta y no se mequillo ni un poco.
Cuando Nabiki la vio arrugó la cara en signo de desaprobación pero Akane no le intereso mucho.
–¿Cómo esta papá? –preguntó de inmediato tomando la taza de café que le estaba ofreciendo, cuando lo hizo su hermana se encogió de hombros y le miró resignada.
–Igual que siempre, no ha cambiado en nada.
–¿Kasumi? ¿Ya llegó? –preguntó y Nabiki asintió positivamente .
Kasumi se había casado con un doctor muy reconocido que estaba atendiendo a su padre, se llamaba Tofu y amaba con locura a Kasumi, además de que le tenía mucho respeto a todos los Tendo, respeto y admiración.
–Bien, entonces vámonos –dijo Akane mirando su reloj mientras tomaba su bolsa y se encaminaba al garaje para sacar su auto.
–¡Pero falta una hora para que los empleados entren! –exclamó Nabiki mirando el reloj de su muñeca.
–¡No quiero que él maldito de Saotome llegue primero! –gritó Akane ya en el garaje.
–Dios, se está empezando a desquiciar –susurró Nabiki resignada mientras empezaba a correr haciendo que sus tacones resonaran en toda la estancia.
Cuando llegaron a la empresa, Akane dejó el coche a menos estacionar, el mozo se encargaría de ello y salió corriendo al ver el auto de Ranma Saotome ya ahí.
–¡Maldición! –gritó y corrió lo más que pudo a la puerta principal tomando el ascensor.
–¡Akane espera! –gritó Nabiki detrás suyo que estaba muy lejos de alcanzarla, era casi imposible hacerlo primero no tenía la condición física para hacerlo y segundo llevaba tacones a diferencia de su hermana que llevaba zapatos deportivos.
–Bien, ahí está mejor, creo que comprare un nuevo escritorio ese no me gusta. Dejen que la señorita Akane se quede con el –dijo Ranma mientras le daba unas cuantas indicaciones a los empleados para que siguieran sacando la oficina de Akane. Ranma había decidido que no iba a conservar ninguno de los muebles que estaban ahí, los iría a comprar el mismo.
–¡¡Que cree que está haciendo!! –gritó Akane al llegar al piso principal al ver que su oficina estaba siendo saqueada por Ranma que la miró entre divertido y travieso.
–¡Akane! Pero qué gusto, creo que legó tres minutos tarde de acuerdo a mi reloj –dijo mostrándole un Rolex de color plata que la dejo pasmada, era el de la colección más nueva y más cara. –Tenga por seguro que eso aparecerá en su expediente.
Akane apretó los labios con fuerza, sentía como su piel interna se rozaba causándole un ligero dolor, todo había estado bien, solo el pequeño incidente que tuvo al equivocarse de calle a la velocidad que iba.
–Se permite que los empleados lleguen cinco minutos tarde –replicó Akane arrugando el ceño.
Ranma sonrió aun más y se acercó a ella hasta estar unos escasos centímetros de ella.
–Antes. Mis políticas son diferentes y como esta es mi empresa ahora, todo cambiara –dijo y se separó de ella mientras caminaba dándole la espalda.
Si Akane hubiera tenido un cuchillo se lo clavaría en ese momento en la espalda.
–¡Quién diablos se cree! –escupió Akane sin poder contener más esas palabras en su garganta y se arrepintió inmediatamente al hacerlo, la iba a humillar lo sabía al ver sus ojos tan fríos y crueles.
–¿Qué me creó? Muy fácil señorita Tendo –dijo levantando la voz y Akane pudo ver que los empleados estaban más atentos a la discusión que a sus labores. Esto sería sumamente vergonzoso para ella. –Soy el nuevo dueño de la diseñadora "Passerelle" yo soy el accionista mayoritario y tengo el derecho de hacer lo que me plazca con esta maldita empresa –escupió Ranma victorioso, seguro y altanero.
–¿Por qué está haciendo esto? –preguntó Akane haciendo su mayor esfuerzo para permanecer erguida y no bajar la cabeza ante ese maldito bastardo.
–También es una pregunta muy fácil, señorita Tendo –dijo Ranma y se acercó a ella para tomarla por los hombro pero ella se resistió y la tomó fuertemente del brazo arrastrándola fuera de la oficina, Akane forcejaba con él pero obviamente el gano, hizo tanta presión en su brazo que Akane pudo sentir como su musculo se tensaba.
–Me gusta esta oficina, la quiero para mí.
–Pero es mía –dijo Akane como una niña que peleaba por sus muñecas, Ranma sonrió de nuevo y se acercó a ella incomodándola más, estaba muy cerca de su rostro y esto inquieto a Akane quien trato de alejarse pero él no se lo permitió.
–Quiero dejarle un par de cosas claras, señorita –dijo Ranma sonriendo de una forma maliciosa que hizo sentir algo extraño en Akane.
–Lo primero, es que todo lo que yo deseo en esta vida lo consigo, no me riendo ante nadie y mucho menos renunció a un ideal. Lo segundo, es que esa oficina no es lo único que deseo, pero después se lo haré saber –dijo mirándola de arriba abajo para después soltarla y regresar a la oficina mientras Akane temblaba de la cólera.
–Bueno… no esta tan mal –dijo Nabiki entrando a la nueva oficina de su hermana que antes había sido del viejo administrador y después de Ranma. Akane estaba peor que un león enjaulado, así que lo mejor era no meterse mucho con ella.
–¡Es un desgraciado! –gritó colérica mientas golpeaba la mesa con fuerza, Nabiki prefirió no decir nada más, antes de salir entró Haposai corriendo y sonrió al ver que las dos estaban ahí.
–¡Qué bueno que las veo! –exclamó y ambas lo miraron con atención, estaba bastante feliz, Akane suponía que era algo bueno, de lo contrario no estaría sonriendo tan sinceramente.
–¿Qué pasa? –preguntó Nabiki.
–Acabo de conocer al nuevo dueño de la empresa, con tantas cosas que hemos hecho no me había percatado de que se trataba de él –dijo y Akane arrugó el ceño al ver que su sonrisa seguía ahí.
–¿Lo conoces? –preguntó.
–¡Por supuesto que sí, yo mismo lo instruí! –exclamó orgulloso Haposai mientras miraba las caras incrédulas de las hermanas Tendo y el enojo que empezaba a aparecer en el rostro de la bella Akane.
–¡¿Cómo dice?! –preguntó Akane levantándose bruscamente de la silla.
–Que es mi viejo alumno, es encantador ese muchacho, definitivamente estamos en buenas manos –dijo tranquilamente mientras miraba como Akane se acercaba a él de una forma furiosa. Lo tomó del cuello de la camisa y lo zarandeo con violencia.
–¡¡Cómo puede ser que se alegre cuando es nuestro peor enemigo!! –gritó Akane y golpearon su puerta levemente, Akane se giro y se encontró con un hombre que no había visto antes, parecía ser de su edad, su tez era algo broceada y sus ojos eran tan marrones como los suyos, llevaba una graciosa pañoleta en la frente y la miraba con sorpresa.
–¿Quién es usted? –preguntó Akane secamente sin soltar al anciano.
–M… mi nombre es Ryoga Hibiki…
–¡¿Qué hace en mi empresa?! –espetó Akane mirándolo retadoramente, Ryoga se perdió en sus hermosos ojos a pesar de que estaban hirviendo en la rabia.
–Baje el tono de voz que nadie le esta gritando –ese era Ranma que acababa de llegar a la oficina en donde todos estaban atentos a las reacciones de Akane que le falto poco para vomitar al escuchar su voz y peor fue aún cuando lo miró.
–El no es cualquier persona, será mi mano derecha, así que le pido que tenga respeto al igual que ellos lo tienen por usted –dijo mirándola con su común sonrisa que siempre irritaba a Akane.
–Bien ¿me pueden dejar sola? Quiero organizar MI OFICINA –dijo recalcando las últimas palabras, Ranma sonrió un poco más y asintió positivamente indicándole a Ryoga y a Haposai que se retirarán y así lo hicieron seguidos de Nabiki que lo hizo voluntariamente, no quería ser testigo de la furia de su hermana después de que terminara de hablar con Ranma.
–¿No escuchó lo que dije? –preguntó Akane molesta.
–Claro que sí, quería decirle que en la sala de juntas están los inversionistas chinos, si usted quiere venir para ajustar los nuevos términos con ellos –dijo cínicamente saliendo de la oficina, mientras Akane sentía que quería volverse una asesina sin control y acabar con él.
–Te odio… ¡TE ODIO RANMA SAOTOME! –gritó sin importarle que él pudiera escucharla.
Espero que les haya gustado, no es mi primer fic, pero si el que publico aquí y uno de los primores de Ranma y Akane creo que ya era hora, pues Ranma es uno de mis animes preferidos (se nota en el correo n.n ) mi correo es por si tienen alguna duda o cualquier consulta
