Nota de autora: ¡Hola! Pues, otra vez, vengo con uno de mis Fics de una historia alterna.
Esta vez, Neal siendo apenas un niño, es un ladronzuelo…que, claro, es atrapado por el audaz Agente Burke.
Otros personajes principales cómo Mozzie, June, Kate, etc, también aparecerán pero en capítulos más adelante.
Quizás deje algunas advertencias a lo largo del Fanfic.
Al que se decidió a leer mi Fic, no tengo más que decir…excepto: Gracias de antemano, espero que lo disfrute y deje su Review.
Capítulo 1: El pequeño delincuente
Era un día nublado en la gigantesca ciudad de Nueva York.
El Agente Burke sostenía del brazo al pequeño vándalo. Lo había estado persiguiendo por una buena temporada. Sólo una vez logró capturarlo y el muy pillo se le volvió a escapar. Y ahora le había tendido una trampa y como era de esperar, el enano cayó enseguida.
Era un niño de no más de siete años. Menudo, sucio y asustado. De seguro huérfano, quizás abusado.
-¡No me toque!-le grito por tercera vez el niñito.
-quieto, amiguito. Te vendrás conmigo-le dijo Peter, con paciencia. Sabía que no estaba agarrándolo con fuerza pero no sabía si el niño había sido maltratado antes, por eso intentaba ser indulgente.
De repente, el pequeño rió divertido. El Agente del FBI lo miro confundido.
-llevas el mismo traje que la última vez que me detuviste-comento, burlón.
-¡Oh! Pues los clásicos no pasan de moda-dijo Peter, como si el chico entendiera algo de eso…que a decir verdad, entendía muy claramente.
-está bien, ya puede soltarme-dijo el niño, serio. Que aunque era un ladronzuelo, no por eso dejaba de ser educado.
-jaja, no, Neal…estás en muchisímos problemas. Yo que tú, me quedo callado y obedezco a los adultos-
-¿Cómo sabe mi nombre?-le pregunto el pequeño, con los ojos del tamaño de un búho.
-¿Crees que te hubiera buscado si no supiera tu nombre,…Neal George Caffrey?-le dijo Peter, con una sonrisa divertida.
-grrrrrr…maldito-
-¿Qué paso con eso de tratarme de "usted"?-
-Kate me hablo de ti, eres un desgraciado, Peter Burke-
-vaya, vaya… ¿Y quién es esa Kate?-le pregunto el agente, haciéndose el interesado. Neal se mordió la lengua y cerró "herméticamente" su boca –bien, vamos, jovencito. Todavía tienes muchas explicaciones que dar-dijo Peter y comenzó a llevarlo a rastras hasta el auto del FBI.
Un rato después…
-mira, niño, no estamos para juegos-dijo Reese Hughes, dando un puñetazo a la mesa. Neal comenzó a temblar.
-Hughes, tranquilo, lo estás asustando-dijo Peter, su jefe lo mando a callar levantando la mano.
-¿Dónde está tu compañera? Sabemos que trabajas para o con alguien más. Y que es una mujer preadolescente. Dinos el nombre-exigió Reese.
-no puedo-susurro el niño, con mucho miedo.
-¡¿No puedes?! ¡NO, NO ES ESO! ¡No quieres!-
-¡Reese!-grito Peter, enojado por cómo trataba al niño.
-¿Sí,…Peter?-dijo el Agente Hughes, apretando los dientes y mirándolo de reojo.
-¿Podemos hablar un momento afuera?-
Y los dos agentes salieron…
-no puedes simplemente enviarlo a un reformatorio-
-claro que puedo. Ese crío ha robado y estafado más que un adolescente drogado-dijo Hughes, muy molesto. Peter iba a objetar algo pero decidió dejarlo pasar.
-sí, okey. Pero tiene tan sólo siete años. No tiene familia. Y encerrarlo sólo lo hará más criminal-le explico Peter.
-¿Acaso te has encariñado con él?-gruño Hughes.
-pasé demasiado tiempo investigándolo…así que, sí, podría decirse que sí…-admitió el joven agente.
-¿Y qué propones?-le pregunto Reese, muy desafiante.
-sé que suena loco. Pero podríamos intentar conseguirle una familia adoptiva-
-ni hablar, Pete. ¿Para qué? ¿Para que los chantaje y vuelva a volverse un pequeño delincuente?-
-por favor, sólo…dele una oportunidad-
-te has dejado engañar por él también. Por esos ojitos de cachorro-le espeto Hughes.
Y era cierto, desde la primera vez que lo había atrapado…Peter no logró ver maldad en la mirada de Neal, sólo miedo mezclado con confusión. Eran unos intensos ojos azules…unos ojos de cachorrito.
-sólo déjame hablar con él un momento…-le pidió Peter –por favor, señor-agrego, para que cediera.
-okey-dijo Hughes, soltando un suspiro.
Y Peter entró para ver a Neal que movía nervioso las manos y los pies…
-señor Burke, por favor, no me envíen a la cárcel-le suplico, con los ojos acuosos.
-oye, oye, tranquilo, chico-dijo Peter y le dio una palmadita amistosa en la espalda. Mientras se sentaba.
-tampoco a un orfanato, por favor. Todo menos eso-le rogó, con el corazón hecho un puño.
-mira, niño…-le dijo Peter, algo abatido.
-quizás pueda hablar con un juez y me den una emancipación-propuso Neal, Peter lo miro con los ojos entrecerrados unos segundos.
-¿Qué clase de juez emanciparía a un niñito de apenas seis años?-le pregunto, entre extrañado y gracioso.
-tengo siete-se quejo Neal.
-oookeeey, ¿Y por qué crees que un juez te daría una emancipación, Neal?-
-no sé. Le diré que en realidad tengo catorce y no me alimente bien en la niñez-
-el juez sólo pensará que eres un niño pequeño con una imaginación muuuy volátil-
-no es cierto-
-sip-
-¡NO!-
-lo siento, Neal, lo has intentado-dijo Peter, dándole otra palmadita y levántandose de la silla.
-Peter…-le pidió, con la voz quebrada, haciendo que el agente enseguida se parara en seco.
-Neal, tengo una alternativa para que no termines ni encerrado ni en un orfanato-le dijo, finalmente.
-¿En serio?-
-sí, pero…umh…tienes que prometerme que no volverás a hacer una de tus fechorías-
-lo prometo-le dijo Neal, muy serio.
-está bien. La otra opción es conseguirte una familia adoptiva, una fija. Que te cuide y te lleve por buen camino-
-no…-dijo Neal, rompiendo a llorar poco a poco.
-¿Qué?-pregunto Peter, descolocado. Hubiera esperado cualquier cosa menos una negación del pequeño.
-no quiero una familia. No otra vez. Ellos te dicen que te van a querer, cuidar y proteger…y que siempre estarán a tu lado. Y…y…y…luego te dejan solito y sin nada. Cómo dejar a un gato sin garras en la carretera, abandonado para que sobreviva por sí solo-sollozo Neal. Por instinto, Peter lo tomó y lo abrazó con fuerza.
-te prometo que nadie te volverá a dejar solito, Neal. Te prometo que yo no te dejaré solito, nunca, niño-le aseguro, dándole un beso en la frente y secándole las lágrimas.
-¿En serio?-
-sí, muy en serio. Hay…algo que debo pensar. Pero mañana ya estará decidido y vendré con una respuesta. Pero por ahora, hazle caso al Agente Hughes, ¿Si?-
-sí-dijo Neal, con un pucherito.
En ese momento entro Reese con cara de perro rabioso.
-nos vemos mañana, Neal-le dijo Peter, haciendo una mueca.
-sí, gracias, señor Burke-le dijo Neal, haciendo media sonrisa. Peter le alborotó el cabello y lo dejo a mala gana con Reese y Jones que acababa de entrar.
Tendría una larga charla con su esposa Elizabeth.
Peter y su esposa siempre habían querido tener hijos. Y luego de perder dos, Elizabeth ya no había querido tener más. Pero habían hablado recientemente de adoptar un niño. Y el hermano mayor de Peter, Zachary, los había alentado ya que él y su esposa habían adoptado mellizos.
Peter se paso la mano por el cabello, tenso. Pensando en el millón de respuestas que podría obtener de parte de Elizabeth.
Había perseguido por mucho tiempo al pequeño bribón de Neal Caffrey, y Elizabeth solía decir que "Vivía compitiendo con un niño pequeño". Y en parte, era cierto. Porque Peter se esforzaba más por atrapar a Neal que por pasar tiempo de calidad con su esposa.
Pero, ¿Y si El no se enojaba? ¿Y Neal lograra ganar una familia, una de verdad? Peter se sonrió en medio de tantos pensamientos y revuelo, Neal cómo su hijo…eso no sonaba tan mal.
Tal vez era una locura, o tal vez era demasiado tarde.
-si la lluvía parece decir…que tú solo creaste tu porvenir. Sal y sueña que al soñar…conquistarás. Sí, Neal, ve a buscar…la felicidad…-tarareo Neal, recordando una canción de una película infantil que había visto mientras vivía con su última familia adoptiva.
Clinton, que se dirigía a él con una leche con chocolate, se quedo mirándolo triste.
-estoy bien, gracias, Sr. Jones-murmuro el niño, agarrando la pequeña taza.
-ten cuidado, está caliente. No te preocupes, Neal, todo saldrá bien-le dijo Jones, algo dolido.
-gracias, eso espero…-dijo Neal, con una sonrisa triste.
¿Y qué traería el destino al día siguiente?
