Disclaimer: En esta historia se utilizaron algunos de los personajes de la saga Harry Potter, creación de J. K. Rowling, todo lo que no reconozcan es sacado de mi imaginación.
¡Muchas gracias por tomarse el tiempo y leerlo! Espero lo disfruten.
Este fic participa del Reto Temático de Julio "Segunda Generación" del foro "First Generation: The story before books".
Ronald Weasley
De la admiración a la envidia, hay un solo paso. Cuando sabes lo que es ser una sombra, durante mucho tiempo, esa clase de emociones suele aflorar de manera automática. Aun, cuando no lo quieres. Es así como funciona la naturaleza humana. Miras lo que otros tienen y tú no posees y ahí estas… deseando lo que no es tuyo. Odiando aquel que lo posee, aunque solo sea un momento.
El destino nunca ha sido tu amigo. Pone a tu alcance, pero en un pedestal de vidrio, todo lo que has querido, y sabes, que no puedes tenerlo. Nunca has sido el más listo, el más guapo, el mejor estudiante; como tus hermanos. Tampoco el más divertido, ni noble. Y lo peor, ni siquiera eras el más esperado. Naciste hombre, uno más de seis…
Solo te queda tu bravura, a pesar de eso, hay quienes son más valientes que tú. Tu mejor amigo, por ejemplo. Te hace sentir como un completo cobarde en ocasiones. Lo envidias, por momentos lo detestas. Luego lo piensas, y decides, es tu mejor amigo por sobre toda las cosas. Eso no significa que el sentimiento no vuelva aparecer de vez en cuando. Más seguido de lo que quisieras, realmente.
Odias sentirte así, pero, no hay mucho que puedas hacer al respecto. Uno no manda su corazón. Este solo siente, te revuelve la mente y te hace pensar cosas que no quieres. Decir cosas de las que después te arrepentirás. Como lo que le dijiste a ella. Hoy justamente, cuando la miraste bailar con tu "gran ídolo". No pudiste contener la lengua. Le gritaste, la insultaste, la hiciste llorar. Ahora te detestas, pero, no vas a disculparte. Tienes tu orgullo.
La sigues a escondidas, ya que la segunda parte que más detestas de ti se activó, el remordimiento. Como sea, necesitas saber cómo esta. Nunca te ha gustado verla triste, sin importar lo mucho que parezca lo contrario. Llegas a las afueras del jardín, dirección en la que salió corriendo entre lágrimas. Por fin la ves y el hacerlo resulta un puñetazo a tu ego.
La imagen que tienes enfrente, por supuesto, no te gusta. Ahí está ese idiota al que creías admirar, hace apenas unos meses, consolándola. Sus brazos la rodean y ella llora en su pecho. Sabes que es tu culpa, pero, quisieras ser él. Jamás en toda la vida, deseaste tanto ser alguien más. Eso sí, lo negarías a quien fuera. Cualquier idiota creería tus palabras… pero ella no es una idiota. ¿Por qué no se da cuenta de tus verdaderos sentimientos? ¿Acaso no sabe que tu comportamiento es una autodefensa?
Escuchas tu corazón romperse, no puedes seguir viendo. Te vas. Estas consiente que no te necesita. Piensas en lo mucho que lo detestas, en cuanto darías por abrazarla así… por tener su corazón. Y te das cuenta, que nunca envidiaste tanto a alguien en todo tú vida. Nunca odiaste a alguien con tanta fuerza como a él.
La vida sigue siendo injusta contigo, nunca te dará lo que verdaderamente quieres. Serás siempre el extra, estas destinado hacerlo. Por eso, ahí en medio de la noche te preguntas, por millonésima vez…
¿Acaso tu luz nunca va a brillar?
