Disclaimer: los personajes usados para este fic son propiedad de J.K. Rowling.

Este fic participa en el Mini reto: "¡Feliz cumpleaños Ron y Remus!" del foro First Generation: The story before books.


UN CUMPLEAÑOS INOLVIDABLE

Remus Lupin estaba feliz.

Su cumpleaños en casa era una fecha sin importancia desde su mordedura y posterior transformación, sus padres estaban la mitad del tiempo asustados por él y temerosos de lo que les pudiera hacer debido a su enfermedad, por lo que la mayoría de los días ni si quiera se acercaban a él para nada.

Pero ese año, su primer año en Hogwarts, fue diferente a los demás.

Para empezar, había conocido a otros tres chicos que lo aceptaban, cuidaban y animaban cuando todo iba cuesta abajo, que se habían propuesto acompañarle en sus transformaciones y que lo hacían sentirse parte de algo importante, de un grupo unido.

Pero lo que hizo ese año distinto fue el 10 de Marzo, su cumpleaños, que había resultado totalmente diferente a los otros cinco:

Al despertarse lo primero que vio fue toda su cama repleta de globos en los que le deseaban un feliz cumpleaños y cosas por el estilo, luego, cuando los demás se percataron que estaba despierto se le tiraron encima para felicitarlo en persona y tirarle de las orejas.

Para comer, sus amigos reunieron toda su comida favorita e hicieron un picnic en los terrenos para poder estar juntos y hablar sin oídos indiscretos. Al acabar, pusieron un pastel en el medio, con la forma de un lobo y con 12 velas.

—Esto es una prueba de que te queremos— le dijo James mirándolo seriamente.

—Sí, que te aceptamos tal y como eres, un miembro más de nuestro grupo— continuó Sirius.

—Y que no te abandonaremos ni traicionaremos tu confianza nunca— terminó Peter.

Remus al verlos así de serios y firmes, creyendo seriamente en lo que decían, no pudo hacer otra cosa que llorar de alegría: por fin era aceptado por los demás.

—También queremos darte un pequeño regalo— anunció James.

—Esperamos que te guste, nos costó un poco conseguirlo, James tuvo que mandarle una carta a sus padres para poder comprarlo.

—Sí, pero al final lo logramos— dijo Peter tendiéndole un paquete cuadrado.

Remus lo cogió ilusionado y empezó a desenvolverlo. Cuando lo tuvo a la vista, más lágrimas cayeron de sus ojos: ante él se encontraba un marco de fotos hecho de oro blanco con una foto de los cuatro, sonriendo felices ante la cámara. Al darle la vuelta, vio la firma grabada de sus amigos.

Era un regalo con sentimiento, con ganas de agradar y este obsequio hizo que nunca, en toda su vida, olvidara ese primer cumpleaños rodeado de sus mejores amigos, de su familia elegida.