presa.
Nunca te has preguntado amigo mío, quién es el cazador y quien es la presa, después de todo tú y yo somos algo inseparable y algo separado al mismo tiempo; las derrotas no me son ajenas, más al final de la guerra siempre he salido victorioso; la derrota es algo que se graba hasta el fondo de mi ser, algo que no perdono ni perdona mi gente.
Aún recuerdo la destrucción de Cartago; la tercer guerra púnica fue de exterminio y muerte, el que los cartagineses osaran siquiera atravesar los Alpes para intentar invadir mi capital fue imperdonable; entre su nuevo ascenso después de la segunda guerra púnica Marco Porcio Catón uno de los hombres que más me amaba al ver renacer a Cartago del fango exigió su destrucción hasta el cansancio "Destruid Cartago" era su frase instigando a la tercer guerra que daría muerte a mi enemigo.
Llevada al pie de la letra, ríos de sangre por sus calles, muerte por doquier, los pocos sobrevivientes que quedaron fueron convertidos en esclavos además de que sus campos fueron regados con sal para que nada volviese a crecer en ellos. ¿Qué hay de ti Germania? Tan juntos y tan separados a la vez; ¿Qué hay de ti mi indomable amigo?
Jamás serías una provincia de Roma, eso lo sé, Teutoburgo es la prueba, humillación tan profunda que ni siquiera estoy dispuesto a devolverte la bofetada, tan indomable es tu gente que incluso entre héroes no se sometieron al victorioso Arminio le asesinaron por siquiera atreverse a intentar unificar a todas las tribus germanas a pesar de haber conducido a la muerte a tres de mis legiones sin reparo, a pesar de modificar la línea donde empieza Germania y termina Roma en beneficio tuyo.
Mi pueblo tiene a bien muchas cosas de ti; tu fortaleza, tu valor, tu fiereza en combate. Ambos, tú y yo llevamos la batalla en las venas a pesar de que yo parezca menos fiero. Se que algún día quiéralo o no mi final llegará como llegó el fin de Cartago; "Llegará un día en que Ilión, la ciudad santa, perecerá, en que perecerán Príamo y su pueblo, hábil en el manejo de la lanza" dijo el gran Escipión al ver perecer Cartago citando la Ilíada y después agregó "Temo que algún día alguien habrá de citar estos versos viendo arder Roma". El día que perezca tal vez el que me de el fatal golpe seas tu, quien sabe, el morir así quizá no sea tan malo…
¿Quién es el cazador? ¿Quién es la presa?; ¿Quién el conquistador? ¿Quién el conquistado?; sólo el tiempo habrá de decirlo…
