Necesidad de un abrazo
Por Reiko Inari
Capitulo uno: Desconocido
—¿Quién soy, que soy, para que soy?... ¿que es mañana, que es ayer, que es hoy?... ¿dónde voy, donde llego, donde estuve?...¿por qué, para qué... cuándo?...-
Le observaba detenidamente, aun el pequeño niño no notaba su presencia en aquella habitación, jugaba, se divertía con pequeños cubos de plástico, cada uno con una letras del abecedario o signos... todos de distintos colores... los movía de un lado a otro ¿qué hacía? Se preguntaba él mientras veía la gran concentración que ejercía el niño en aquellos cubos de entretención. Se fue acercando con pasos lentos y calculados, quería ver con más precisión lo que él hacía y decía...
—¿hoy es mañana, mañana fue ayer, donde esta el hoy¿que es hoy, que es el momento, que es ahora?...¿por qué?...¿para qué?. ¿por qué buscamos las respuestas correctas a una pregunta?...¿porque no buscamos las preguntas correctas a una respuesta correcta?...¿por qué, para qué, que razón hay el cuestionarse?...-
Se fascinaba con la precisa habla de aquel niño, era débil y aniñado, pero su pronunciación era exacta, era precisa.
—La gente crece...crece simplemente- se alejo de los cubos y se puso de pié, por primera ves observo al hombre a lado suyo que miraba sus trabajo. Ojos dorados, cabellos algo rubios piel tersa brillante y clara. Parpadeo uno momentos y se sentó en un pequeño banquito mirando hacía una lámpara de forma de elefante que estaba apagada, su semblante era serio.
¿Por qué? leyó impresionado, los cubos estaban en forma de pirámide y por todos lados, diagonal, vertical, horizontal, de todos decía ¿por qué? sin error alguno, dio la vuelta y miro nuevamente al niño sentado en el pequeño banco azul que era su lugar, mirando con seriedad y frialdad al mismo tiempo, con tristeza, a la mesita delante suyo. Su rostro se afligió pero negó rotundamente restregándose a si mismo para luego sonreír ampliamente. Aquel niño le daba mucha tristeza, caminó y se sentó frente suyo en un sillón, le miro detenidamente hasta que vio como el pequeño le miraba directo a los ojos. Opacos, eran unas amatistas irremediablemente opacas.
—Hola- saludo alegre el hombre con una sonrisa al niño que le miraba como molesto.
—Hola- respondió con rapidez y fastidió.
—¿Cómo te llamas, pequeño?- le pregunto acercándose a el inclinado.
—Shindou Shuichi-
—Hola Shuichi, yo soy el doctor Uesugi, puedes decirme Eiri- dijo con una sonrisa.
Se quedaron en silenció y Shuichi se levanto de su asiento y agarro un cuaderno de dibujar, tomo una cajita de colores la abrió y tomo un color. Eiri volvió a mirarlo con interés.
—A-zeta-u-ele, azul- dijo en vos alta y lo dejo en el suelo. Tomo otro- Ere-o-jota-o, rojo- lo dejo en el suelo. Tomo otro- Eme-o-ere-a-de-o, morado- lo dejo y así hizo con todos los demás colores de la caja, mientras los sacaba deletreaba y pronunciaba su nombre los colocaba en un lugar especifico de suelo, dejando espacios entre cada color, hasta que cuando termino con todos ellos, los colores quedaron acomodados por intensidad de color. Los miro un momento, abrió la primera pagina del cuaderno de colorear y tomo el color café.- La piel de un perro es café, como sombra aumenta la intensidad de color. El césped será de color verde, el cielo de color azul: su nariz y ojos del perro serán de color negro, los perros no tienen color de ojos ven en blanco y negro, su correa ira de rojo y esta flor al parecer un margarita irán de amarillo sus hojas y él centro de la margarita centro ira de café; su tallo también de verde al igual que su hojas, como es de día en el cielo se pondrá algo de sol que sobresalta para alumbrar la margarita, la sombra ira de negro en el suelo como donde se observe que la luz no traspasa, como en partes del perro.- Eiri se sorprendió aun más con aquel niño. Shuichi termino de dibujar y cerro el cuaderno, acomodo los colores dentro de su cajita por intensidad nuevamente y los coloco en una mesita ordenadamente, limpio sus ropas aun al haber estado en un alfombra y miro a Eiri nuevamente.
—¿Te gusta colorear Shuichi?- le pregunto acercándose a él. Shuichi negó con la cabeza.
—Es solo que si hay un cuaderno de colorear, es para colorearlo ¿no?- le contesto abriendo su ojos violetas.
—Eso es cierto. ¿Y que te gusta hacer, Shuichi?-
—¿Qué edad tiene?- le pregunto Shuichi evadiendo la pregunta.
—29 años¿qué edad tienes tú?-
—5 años- dijo Shuichi señalándole también con la palma abierta mostrándole cinco dedos.
—Vaya, eres ya muy grande- exclamo Eiri sonriente.
—¿Que intenta con esto señor Eiri?- pregunto de repente.
—Solo quiero ser tu amigo- sonrió- dime ¿cómo estas tú?-
Shuichi miro con indiferencia al rubio y dudo en responder.
—Él esta bien y pregunta ¿por que su amigo?- respondió aún dudoso
—él... ¿por qué comienzas a referirte a ti como tercera persona?- pregunto extrañado tomando la manita pequeña de Shuichi
—Por que él no esta- respondió jalando a Eiri, apretando más su manita con la suya.
— ¿Y él donde esta?- pregunto dejándose guiar por el niño. Shuichi le izo que se sentara donde antes y el frente a él en la misma sillita.
—Esperando-
— ¿qué espera?- Eiri tomo la libreta y anoto algo rápido para dejarla nuevamente.
—Conocerle usted-
—Pero si me has dicho que él no esta- decía aun sonriendo. Intentando darle confianza a Shuichi hacía el.
—Le conocerá por mí- respondió mirando nuevamente la lámpara de elefante
—¿y por que por ti?-
—Por que él confía en mí.-
—¿En mi no?-
—No- negó con la cabeza.
—¿Por qué?- pregunto más interesado.
Shuichi ante la pregunta se levanto dulcemente de su lugar y se acerco a Eiri indicándole que acercara su oreja a su boquita para susurrarle algo.
—Él le teme a los desconocidos- dijo sin más para alejarse y sentarse nuevamente frente a él.
—A los desconocidos- repitió Eiri pensativo para anotar nuevamente algo en su libreta.- Pero, Shuichi y yo ya no somos desconocido-
—¿A no?... él dice que si lo son-
—¿y él por que dice eso?-
—¿Por qué no sabe que quiere de él?-
—Ser su amigo, ya le dije-
—Pregunta él¿que por que su amigo¿qué interés hay?-
—Muchos intereses- respondió Eiri.
—¿A sí?... ¿Pregunta como cuales tipo de intereses?-
—¿Cómo cuales?- pregunto Eiri algo perplejo, "Que niño tan sorprendente"- Como el de que... Shuichi es un niño muy interesante- respondió.
—¿Él se pregunta como sabe eso si no se conocen?- decía sin más con su infantil y enternecedora vos.
—Pues, lo digo por lo poco que le conozco ya- respondió.
—¡Ve!- afirmo Shuichi- dice él, por eso aún desconfía de usted, por que se conocen poco- exalto el pequeño con un sonrisa de ganador.
Por Dios el mocoso le había sacado lo que él quería y él no se dio cuenta de ello.
—Vaya- suspiro Eiri.- y dime ¿por qué le temes a los desconocidos¿te lo enseño eso tu madre?
—Él dice- grito sobresaltado- que no quiere hablar de madre- dijo agachando su cabeza hundiéndola en su pecho.
Eiri se confundió por el sobresalto del pequeño al poner a toma a su madre.
—¿Qué pasa Shuichi, por que no te gusta hablar de tu madre- pregunto inclinándose hacía el levantando el rostro lagrimoso del pequeño pelirosa.
—Por que él no conoce a su madre- decía entre un poco de llanto.
—¿Cómo¿Shuichi sabes tu que es un desconocido?- pregunto Eiri sin comprender la actitud del pequeño.
—Él si sabe; dice que es aquella persona a la que no se le conoce y con la cual no se tiene ningún lazo de familia o algo por el estilo, para él eso es un desconocido- respondió ya más calmado.
—Haber, y con lo que Shuichi sabe¿por que dice que su mamá es un desconocido?-
—Él dice, por que, aunque su madre sea su familia ella la desconoce como una madre o familia- respondió agachando nuevamente la cabeza con tristeza.
—¿Y en que, Shuichi, desconoce a su madre?-
—Él dice que no quiere hablar de eso-
—¿No?...- Shuichi le miro suplicante con su tierna carita- Bueno¿y como puedo hacer que Shuichi y yo ya no seamos desconocidos?-
—Él dice que el tiempo es el que lo decide- respondió para bajarse de su silla y dirigirse nuevamente a la pequeña área donde se encontraban sus juguetes para "jugar"
Eiri se le quedo viéndolo sin comprender el problema por el que pasaba aquel pequeño niño, se le veía tan vulnerable, pero era extremadamente listo, hablaba con sus vos agudita e infantil pero, sus palabras eran tan exactamente bien dichas, que si por la vos no fuera no creería que tuviera 5 años de edad.
Tomo nuevamente la libreta para anotar todo aquello que él pequeño le había hablado, él echo del porque se puso a llorara al nombrar a su madre y por que le decía que era una desconocida para él... Así pasaron unas 2 horas más, hasta que la niñera del pequeño entro al consultorio para recogerle.
—Usted debe ser la nana del pequeño- pregunto dudando el rubio.
—Sí, me llamo Hikida Akane- afirmo y se presento cordialmente la joven, de azules ojos que traía en una coleta su lacio y largo cabello castaño, mientras le ofrecía su mano para estrecharla.
—Es un placer, soy el doctor Uesugi Eiri- estrecharon sus manos- ¿podría acompañarme un momento señorita Hikida?- pregunto el rubio dirigiendo a la joven a una oficina continua de donde se encontraba con Shuichi
—Shuichi- Eiri se dirigió el pequeño- yo y tu nana hablaremos un momento, no te salgas de aquí, ya volvemos- le indico al pelirosa que ya comenzaba a guardar ordenadamente todo los juguetes que había sacado para jugar ordenadamente.
Pues sí, Shuichi era un niño algo pasivo, no le gustaba el desorden y hablaba tan moderadamente sus ideas, ya desde pequeño, eran algo acertadas pero muy tristes en algún sentido. Eso era la imagen con la que él pequeño se presentaba ante él.
Le pidió que se sentara. a la castaña, y quedaron frente afrente separados por el escritorio del rubio.
—Y bien. ¿Le a dado algún problema el niño?- pregunto la castaña.
—Señorita Hikida...- Eiri se quedo pensativo por esa pregunta- ¿Problema¿A que se refiere con "algún problema"?-
—Compréndame, señor Uesugi, el niño no es un santo, me refiero a que dice demasiadas incoherencias y es muy grosero, al igual que intranquilo-
El rubio se extraño por aquella descripción que le daba aquella joven. "incoherente...¿como un niño de cinco años puede ser incoherente?" "grosero" "intranquilo"...pero ¿cómo?. Tomo su libreta nuevamente y anoto lo antes dicho de la joven.
—Pues por que cree usted que una joven como yo esta de niñera con un niño; Pues una anciana de mucho saber no podría controlarle, cuando el pequeño se lo propone es muy escandaloso y exasperante-
—¿Y los padres del pequeño que han dicho?- pregunto extrañado.
La joven hecho a reír
—Discúlpeme señor Uesugi, lamento si le ofendí, pero los señores Shindou nunca están con él niño, no se preocupan a decir verdad por el pequeño, esta aquí por la escuela no por sus padres. Es que ha sido muy berrinchudo y ha estado asustando a su grupo de aula durante varías semanas, no le han corrido no más por él simple hecho de que los padres del niño dan cantidades extremas de donativos a la escuela; no por el niño; si no por sus clubes sociales que imparte la escuela.-
Eiri anoto nuevamente en su libreta. Todo eso le daba entender varias cosas, pero se sorprendía por igual de muchas más ¿Si los padres del niño nunca estaban con Shuichi como es que le temía él a ellos?. Eiri negó, estaba sacando conclusiones demasiado rápido, ni siquiera acertaba que lo que él niño tenía por sus padres era miedo.
—¿Sabe señorita Hikida, creo que necesitare más sesiones con el pequeño¿si es que no es mucha molestia?-
—Para mi señor Uesugi no es molestia, al menos servirá para saber que es lo que él niño tiene, y pues como mi labor es cuidar de él, no creo que se inconveniente si es que usted lo pide.
—Me alegra que este de acuerdo- sonrió y le estro la mano como despedida- Sería entonces que le viera mañana nuevamente después de que su escuela acabe, la de Shuichi, y también serían tres horas como lo fue hoy. Ya mañana le comentare si es que debe venir diario.
—Me perece bien señor Uesugi, aquí estará mañana- la castaña sonrió y salio de la oficina del rubio con él detrás.
—Shuichi ya es hora de irnos pequeño, recoge tus cosas y vayamos a casa- ordeno Akane como el niño ya estaba listo para irse.- despídete del señor Eiri- le pido la joven rumbo a la puerta.
Shuichi se acerco con Eiri y le pidió que se inclinara a su altura.
—Él dice adiós- dijo Shuichi extendiendo su manita como muestra de despedida.
Eiri divertido acaricio sus rosados cabellos y le estrecho la manita
—Dile a él que nos veremos mañana- dicho eso le dio un beso, que paso desapercibido por la castaña, en la mejilla y sonrió con cariño al pequeño. Sí, se había encariñado aquel hombre ya con el pequeño, o mejor dicho, extraordinario, inteligente y con un problema algo serio, Shindou Shuichi. ¿Quién no podría con las acciones indescriptibles que alguien de 5 años ya hacía?
Shuichi se sonrojo y asintió con la cabeza.
—Él dice que... que sí- dijo incrédulo para alejarse del rubio y tomar la mano de su nana, que le esperaba impaciente, y salir del consultorio de él doctor Eiri Uesugi.
Vio como la puerta se cerraba y suspiro aún inclinado, vaya niño, era muy inteligente y como su nana le había dicho sus padres no se preocupaban por él niño... ¿por qué?... si era maravillosos estar con él. Además no podía creer que era intranquilo y escandaloso, no lo fue con él ni un momento, no lo parecía. Debía de buscar las respuestas sin que los padres o la nana se las dijeran, tenía que ser algo desconfiado pues la actitud del pequeño no era muy normal que digamos.
Se puso de pié y se preparo para la siguiente sesión del día, era aún temprano, y le faltaban dos más.
—¿Akira ya ha llegado la pareja Mantis?- pregunto el rubio por el auricular de su oficina.
#...
—¿Están ocupadas todas la sesiones de lunes a sábados de 2:30 a 5:00?-
#...
—Vaya, atráselo y llame para confirmar el cambió de sesiones, necesito esos 6 días y esas horas libres-
#...
—Vamos, si perdemos a algunos no pasara nada, en verdad necesito el espació libre. No me importa el quedarme hasta tarde.-
#...
—Shindou Shuichi niño de 5años-
#...
—Eso me agrada Akira, tu eficiencia-
#...
—Hágale pasar, por favor-
#...
Eiri salió de la oficina y se dirigió a otro consultorio diferente donde antes se encontraba con Shuichi parea atender a la otra familia.
&·&·&·&
Hem, bueno sólo me resta decir... ¿que les parecio?
