Disclaimer: todos los personajes pertenecen a J. K. Rowling


Prólogo

Harry Potter, el chico-que-vivió-y-venció, el salvador del mundo mágico, el elegido y un montón de sobrenombres más, estaba realmente cansado, lo único que quería era llegar a su cama, acostarse y con suerte no despertar nunca.

Había tenido un día extenuante en el trabajo, llenando estúpidos informes, en la estúpida oficina, en el estúpido cuartel de aurores; y no es que a Harry no le gustara su trabajo, todo lo contrario, pero él no podía aguantar un día completo estando sentado, y últimamente había poca acción en su profesión.

Hace dos años había egresado de la academia de aurores y había estado tan emocionado con la idea de atrapar a los malos, que no se había puesto a pensar que, desde que Voldemort murió, ya no había tantos delincuentes, todo se resumía a pequeños robos, uno que otro caso de posesión de pociones ilegales y revisar a los mortifagos que quedaron bajo arresto domiciliario.

Nada de acción, nada de adrenalina.

Y es que para el gran héroe que se pasó su adolescencia enfrentando profesores poseídos, basiliscos, dementores, y ni mas ni menos que el mismísimo Lord Oscuro incontables veces, todos esos delitos menores eran tan aburridos como pasar todo el día en la biblioteca con Hermione.

Recordaba como, tras la guerra, él y sus amigos habían vuelto al colegio, y aunque ya no era aquel castillo alegre, habían estado estudiando para poder presentar sus exámenes de EXTASIS y así ingresar en lo que fuera que desearan hacer saliendo.

-Oye amigo, ¿todavía quieres entrar en la academia de aurores?- le había preguntado Ron en ese entonces.
-¡Claro! Eso de luchar con los malos, es lo mío- había dicho riendo -¿Tu no?-
-¡Claro que si! Somos un excelente equipo- y ambos habían estallado en carcajadas.

También recordaba los gritos eufóricos cuando habían recibido los resultados de los exámenes; estaban en Grimmauld Place, el nuevo hogar del moreno, y los tres habían abierto el sobre al mismo tiempo leyendo los resultados y gritando al unísono -SIIIIII- para luego salir a festejar en algún antro muggle y volver a casa pasados de copas, sin recordar mucho de lo que había pasado durante la noche.

Cuando había entrado a la academia, todo había sido magnifico, las clases eran increíbles, en clase de disfraces se divertían tratando de adivinar quienes eran sus compañeros, en sigilo y rastreo era muy bueno, tal vez los años pasados tratando de pasar desapercibido por los Dursley le habían servido de algo y además era el mejor en las clases de duelo, quizás comparándolo con los demás alumnos de su misma edad, era el que tenia más experiencia, él se había enfrentado a ese tipo de cosas junto con su amigo Ron, que también estaba bastante avanzado respecto a los otros.
Debido al duro entrenamiento y a la gran cantidad de horas que tenia que pasar en la academia había terminado su relación con Ginny, su novia desde el colegio.

-Es que ya no pasas tiempo conmigo! Y cuando por fin tienes tiempo solo quieres estar con Teddy! Pero sabes que, te doy una ultima oportunidad, llama por flu a Andrómeda y dile que no vas a poder ir por el niño y quédate conmigo, si no, ya no volverás a verme.- le había dicho en ese entonces; está de más decir que Harry si se dirigió a la chimenea, pero para ir directo por su ahijado y cuando regresó con el niño en brazos, una furiosa pelirroja cruzó el umbral de su puerta para jamás volver.

No se lamentaba por eso, si había algo que el moreno amaba más que cualquier otra cosa en el mundo era a su ahijado Teddy, él le había devuelto la felicidad a su vida, había devuelto la luz en su mundo gris, con sus pequeñas sonrisas, con las muestras de afecto, todo era perfecto en el pequeño, excepto que solo lo veía el fin de semana, durante los demás días estaba en casa de su abuela.

Después de la guerra no había querido estar mucho con su ahijado, pues se culpaba por haberlo dejado huérfano; en el fondo sabia que no eran su culpa las muertes de Tonks y Remus pero siempre pensaba que, tal vez, habría podido evitarlas. Había tardado meses en poder ver a su ahijado sin tener ganas de llorar, pero al final lo había logrado y ahora no podía evitar contar los días y horas que faltaban para volver a verlo.

Sumido en sus recuerdos, no se había fijado que alguien había llegado, a través de la chimenea, a su casa; Ron y Hermione lo encontraron sentado en la mesa de la cocina comiendo una galleta y con la mirada perdida. La chica se acercó y sacudiéndole dijo.

-Harry, estas bien?- regresando a la realidad, el moreno se dio cuenta de que ya no estaba solo.
-Lo siento Hermione, estaba pensando, pero ¿Qué hacéis aquí?- cuestionó dándose cuenta de que no esperaba ninguna visita esa noche.
-Es obvio Harry, venimos para obligarte a salir con nosotros- dijo como si nada el pelirrojo.
-Ron estoy muy cansado, no quiero salir, además quiero dormirme temprano, mañana voy por Teddy.- cansado de que todos los viernes sus amigos intentaran sacarlo de su casa.
-Venga amigo! Te la pasas encerrado siempre, solo vamos a bailar y a ver si conoces alguna chica; no has salido con nadie desde que tu y Ginny terminaron- volvió a insistir su amigo.
-Si no he salido con nadie, es porque no me interesa salir con nadie!- el moreno empezaba a enfadarse, siempre sacaban el mismo tema, "Necesitas salir, divertirte, conocer alguna buena chica con quien quieras formar una familia" siempre le decían lo mismo, ¿que no entendían que no necesitaba a nadie mas? Ya tenia a su ahijado como familia, no necesitaba ninguna mujer.

- Harry - esa vez a hablar fue la castaña - Sabemos que no quieres salir con nadie, que quieres estar con Teddy todo el tiempo posible, pero tal vez si te das la oportunidad, podrías encontrar alguna chica que te guste y tener tus propios hijos- "ahí va de nuevo" pensó el moreno.
-Ya tengo a Teddy, no necesito mas hijos-
-¡Él no es tu hijo Harry! ¡Entiéndelo!- gritó la mujer.
El chico sabia que en realidad no era su hijo, pero lo consideraba como tal; además de que él, como padrino, era lo mas parecido a un padre que el niño tenia y, aunque a Andrómeda no le gustara que su nieto lo llamara así, cuando los fines de semana se quedaba en su casa, siempre se dirigía a él como papá, y eso lo llenaba de una extraña calidez.
-Ya lo sé- siseó enfadado- pero no me importa, sabes que para mi es como un hijo.-

Ron decidió intervenir antes de que la conversación se transformara en pelea.
-Tranquilos, de todas formas eso no es lo importante, Harry tampoco tienes que casarte si conoces alguna chica, podrías divertirte un poco, ya sabes, descargar estrés- dijo con una sonrisa picara.
Eso pareció aliviar el ambiente puesto que el dueño de la casa empezó a reírse, mientras la mujer fulminaba con la mirada a su novio.
-Cuando necesite descargar estrés, seguiré tu consejo.-

De repente, como si todo tomara sentido para él, el pelirrojo con una expresión de "ya lo sé todo" preguntó. -Acaso eres gay?
El moreno, que no había parado de reír, se atragantó con su propia saliva, después de que su amiga le diera unos golpecitos en la espalda y pudiera respirar, contestó.
-¿Qué? Claro que no, ¿Por qué piensas eso?-
-Bueno hace cuatro años que no te vemos salir con ninguna chica-
-¿ y me has visto salir con algún chico?-
- No, pero tal vez por eso sigues negándote a venir con nosotros, porque te vas con algún novio secreto.-
-Eso es estúpido Ronald- intervino su novia- si Harry fuera gay, ya nos habría dicho, ¿no es así?-
-Por supuesto, pero no soy gay Ron. Mira si tanto te interesa si he salido, de vez en cuando, con alguna chica ¿vale?-
El pelirrojo lo miró suspicaz -Ah ¿si? Con quien-
-Merlín Ron, con chicas muggles, no me gusta salir con alguien del mundo mágico, no quiero salir en el profeta, ya tengo suficiente con todo lo que han escrito sobre mi todos esos años.- contestó fastidiado el moreno.
-Bueno, entonces resolvimos el problema- dijo con una sonrisa Ron, Harry suspiró aliviado de que, por fin, su amigo dejara el tema, pero no fue así- iremos a bailar al mundo muggle!-
-Ron- suspiró- en verdad estoy cansado, quiero irme a dormir.-
-Pero si no has hecho nada en todo el día! No tuvimos nada de trabajo, solo llenamos informes!-
-Mira Harry, sabemos que estas cansado, pero solo vamos por un par de copas y listo, te dejaremos en paz hasta el próximo fin, ¿Qué te parece?- ofreció la castaña.

Después de pensarlo un momento el moreno asintió, era una oferta tentadora, un par de copas y a casa, y además en completa tranquilidad durante una semana; esperaron a que el chico cambiara su uniforme de auror por ropa muggle y, subiéndose a un taxi, se dirigieron a las zonas de antros en Londres.

Se sentaron en una mesa a lado de la pista de baile de un local, pidieron sus bebidas y la pareja de novios rápidamente desapareció entre la multitud para bailar.

Él se quedó sentado, tomando su cerveza y viendo a los demás divertirse; cuando se estaba levantando para regresar a su casa, una chica rubia se aproximó a su mesa y se sentó a su lado.

-Hola! Me llamo Melanie ¿y tu?- preguntó alegre.
-Harry-
La chica frunció el ceño, ¿solo le iba a decir su nombre? Pero no estaba dispuesta a darse por vencida, después de todo el chico era guapo.
- ¿Viniste solo?-
-No, vine con mis amigos, están por allá bailando.- contestó sin verla.

Melanie no muy contenta de que la ignoraran, se levantó y cogiendo su mano lo arrastró hasta la pista de baile, empezando a moverse al compás de la música. -Entonces bailemos- le dijo al oído en un susurro.

Era la primera vez que Harry se fijaba en la chica con la que había estado hablando, y siendo sincero, era bastante atractiva, "tal vez no será tan mala noche" pensó.

Después de bailar durante casi una hora, regresaron a la mesa, donde la chica no perdió su tiempo abalanzándose sobre el moreno y empezando a besarle apasionadamente; Harry empezaba a dejarse llevar cuando la chica se separó -Vamos a tu casa o a la mía?- preguntó con voz seductora. -A la tuya-contestó el chico, para después buscar con la mirada a sus amigos y hacerles una seña, indicándoles que ya se iba.

Melanie vivía a unas manzanas del local, y no tardaron mucho en llegar al departamento; en cuanto cruzaron la puerta, se fueron desvistiendo caminando hacia la recamara, donde se entregaron el uno al otro.

Cuando todo terminó y Harry recobró sus fuerzas, se levantó de la cama empezando a vestirse. -Ya te vas?- preguntó la chica
-Si, ya es tarde- dijo siguiendo con su labor.

-Vamos quédate, puedo prepararte el desayuno mañana.- acariciando la espalda de una manera sensual, esperando convencer al chico.
-Lo siento, pero no, mañana tengo que despertarme temprano, voy a recoger a mi hijo.-
-Oh, no sabia que tenias un hijo, ¿cuantos años tiene?- preguntó interesada la chica.
-Teddy tiene 6 años- contestó con un brillo en sus ojos, que no pasó desapercibido por su acompañante.
-Bueno te dejo mi numero para que luego me llames, tal vez podrías presentarme al niño.- él solo asintió antes de dirigirse a su casa.
Una vez llegado a Grimmauld Place se encontró con una nota sobre la mesita de la entrada.

Avísanos cuando llegues a tu casa
Ron y Hermione

Suspiró, esos dos nunca cambiarían, ya era un adulto y seguían tratándolo como a un adolescente.
Se dirigió a la chimenea y llamó a la casa de la pareja.
-Ron, Hermione ¿estáis ahí?-
-Ya volviste! ¿Cómo te fue con la rubia?- preguntó el pelirrojo.
-Me fue bien, tenias razón Ron, aunque si me lo preguntan, negaré haber dicho eso.- en respuesta recibió una carcajada de parte de su amigo y un bufido de la castaña.
-Ya es tarde, me voy a dormir, buenas noches chicos!-
-Buenas noches Harry- contestaron al unísono.

Finalmente, se fue a acostar en su cama, y no tardó mucho en quedarse dormido.

En la mañana se despertó muy temprano, estaba ansioso por ver a su ahijado después de toda una semana. Como todos los sábados hacia su recorrido por la casa, revisando que faltaba o donde había algo que arreglar; revisó el cuarto de Teddy y todo estaba impecable, los juguetes en perfecto orden, las túnicas y la ropa muggle lavadas y planchadas dentro del armario, la cama tendida, en fin, todo como debía estar. Siguió su revisión en la cocina, abriendo las puertas de los gabinetes inspeccionando si todas las comidas y bebidas favoritas de su ahijado estaban ahí.

- Vamos a ver ¿chocolate? Si hay, ¿jugos? También, ¿palomitas? Ajá ¿galletas de chocolate? Hay pocas, será mejor comprar unas antes de llegar a casa de Andrómeda- y así siguió repasando toda la cocina.

Cuando llegó la hora de ir por Teddy, salió de la casa para dirigirse al metro; su ahijado odiaba la red flu y se había acostumbrado a viajar en el transporte publico muggle que al niño tanto le fascinaba, cuando llegó a su parada, bajó y entró a una panadería.

-Harry ¿lo de siempre?- preguntó el empleado del local. El moreno asintió y el chico le entregó una caja que contenía rosquillas cubiertas de chocolate; ya era parte de la rutina, siempre que iba por Teddy le llevaba algunas para que desayunase, aunque recibía regaños por parte de la abuela del niño que decía que "esa no es comida".

Siguió caminando hasta llegar a la casa de la señora Tonks, una hermosa casa de campo rodeada por un enorme jardín. Se acercó a la puerta, pero algo estaba mal, demasiado silencio, siempre que llegaba se escuchaban los gritos de la mujer apurando al pequeño para terminar de prepararse, pero ahora no se escuchaba nada. Sacando la varita de su bolsillo, avanzó hasta la puerta y con un "Alohomora" la abrió.

Entró a la sala pero no había nadie, prosiguió su búsqueda hacia la cocina y lo que vio lo dejó desconcertado.

En el suelo de la cocina de encontraba Andrómeda recostada en el piso llena de sangre, instintivamente se acercó para verificar si tenia pulso, pero no encontró nada; estaba muerta y parecía que llevaba así varias horas. Se levantó rápidamente, con el corazón latiendo demasiado fuerte, angustiado por encontrar a Teddy y rogando para que estuviera bien.

-¡Teddy! ¿Dónde estas?- gritó.

Escuchó un ruido proveniente de debajo de la mesa, y arrodillándose al piso, lo encontró. Estaba cubierto de sangre y el alivió que había tenido al verlo, desapareció temiendo que alguien lo hubiera lastimado.

-Teddy ven aquí, ¿estas bien?- preguntó extendiéndole los brazos.
El niño se abalanzó sobre Harry abrazándolo.
-Papá que bueno que ya estás aquí- dijo entre sollozos.

Harry devolvió el abrazo, para luego separarse y revisar cada parte de su cuerpo, aliviado de no encontrar ni un rasguño. Después de verificar que no había nadie más en la casa, mandó su patronus al jefe de aurores para que fueran a la escena del crimen. Unos minutos después, 3 aurores aparecieron.

En cuanto entraron a la casa y vieron el asesinato, el jefe habló.
-¿Qué pasó aquí Potter?- el aludido aún abrazando a su ahijado contestó.
-No sé, yo acabo de llegar, todos los sábados vengo por Teddy, pero cuando entré me encontré eso.- indicando a la fallecida abuela.
-Muy bien, busquéis pruebas y toméis fotografías de la escena del crimen.- dijo dirigiéndose a los demás aurores, antes de volver su atención a Harry.
-¿Con quién se quedará el niño?- preguntó.
-Es mi ahijado, él se queda conmigo.- siseó dando a entender que no permitiría que se lo quitaran.

El jefe asintió.
-Señor, puedo llevar a Teddy a tomarse una ducha?- ante la respuesta afirmativa, padrino y ahijado se dirigieron al piso superior.
Una vez en el baño, ayudó al pequeño a desvestirse y con el niño ya dentro la ducha, se dirigió a la puerta para salir. -Teddy voy por ropa, ahora regreso, ¿estarás bien sin mi?- preguntó preocupado.
-Si papá no te preocupes-

Unos minutos después estaba de vuelta al baño con las prendas muggles de su ahijado, y cuando terminó de ponérselas, volvieron a bajar a la cocina donde se encontraban todos los aurores.

- Potter, por ahora solo tenemos que fue causado por magia, pero no sabemos como entraron, al parecer no usaron la chimenea para entrar o salir, la puerta fue abierta por un alohomora- empezó el jefe de aurores.
-Señor yo usé el alohomora, la puerta estaba cerrada por dentro.- intervino Harry.
-Diablos, y ¿Cómo entraron?- el jefe Rogers estaba frustrado por no haber encontrado gran cosa.
-Tal vez señor ,ella dejó entrar al asesino y éste desapareció con un traslador- propuso el moreno.
-Si puede ser una teoría, pero aún está el hecho de que no pude rastrear magia, creo que usaron magia sin varita.-
-¿Magia sin varita? No hay muchas personas que pueden hacer eso- dijo consternado el joven auror.
-Tienes razón, pero no creo que todos alardeen sobre eso, tal vez haya más personas capaces de eso de los que creemos Potter.- el chico se quedó sopesando las palabras de su superior.

-El único testigo es el niño, tendremos que llevarlo al cuartel para interrogarlo.-
Teddy, que había estado escuchando a escondidas la conversación de su padrino con su jefe, saltó de su escondite a los brazos de Harry.
-¡No papá! ¡No me dejes, no quiero ir! Por favor- las lagrimas empezando a correr por las mejillas del pequeño.
-Shh, tranquilo Teddy- susurro acariciándole la cabeza- Señor, ¿podría llevármelo a casa? Ya tuvo suficiente por hoy, pero si recuerda algo yo mismo se lo haré saber.-
-Claro Potter, nos vemos el lunes.- dicho eso, los dos se despidieron, dirigiéndose hacia el metro.

-Oye papá, ¿ me trajiste rosquillas?- preguntó con una sonrisa el niño, Harry se la devolvió sacando la caja de su bolsillo y agrandándola.


Espero que les guste, es el primer fic que escribo largo XD voy a actualizar una vez por semana, pero si me sobornan con muchos reviews puede que suba cap dos veces por semana XDD jajaja
el fic va ha tener 9 capitulos, no es muy largo pero mas de lo que acostumbro jajaja