Capítulo 1 (te encontré)

- Vamos, no seas cobarde. Tan solo entra – decía wes, su amigo de la infancia, mientras jalaba de su brazo para que ingresara al local – nadie se enterara, además, creo que lo necesitas más que yo.

- No se wes, yo creo que es un poco exagerado. Para algo existe la masturbación – le respondía con duda – y no traje el dinero suficiente.

- No importa, yo invito – acoto wes, mientras ingresaban a la recepción del lugar

- Las personas no se invitan wes. No me vas a obligar a tener sexo con un desconocido- trate de sonar lo más convincente posible

Wes se detuvo, me miro un rato para luego acotar – ¿y si encuentras al amor de tu vida? Digo seria romántico ¿no? Digamos que allí dentro esta tu persona destinada y tú eres el único que puede salvarla de ese mundo agonizante – termino con una sonrisa de auto satisfacción

Solo basto unos segundos para que mi mente pueda procesar esas palabras y darme cuenta que ya estaba convencido. Es decir puede ser posible y sin más asentí para pasar a seguirlo.

Pero cuando estuvimos frente a la recepcionista de ese supuesto "hotel", empecé a arrepentirme y darme cuenta que todo ese cuento del amor verdadero era una patraña. Pues la pasibilidad de encontrar al amor de mi vida allí era el 1%.

Tan solo reaccione cuando vi salir a un grupo de chicos del ascensor, todos muy guapos, tenía que admitir. Formaron una fila delante de nosotros y ahí fue cuando wes empezó a hablarme.

- Elige Blaine, cual te gusta

- Eh, yo – comencé a balbucear mientras miraba a todos los chicos y fue casi al último de la fila donde mi mirada se quedó estancada. Era un ángel, tenía la piel blanca como la porcelana, los ojos azules como el cielo y los labios más perfectos de jamás en vida llegue a ver. Sin darme cuenta levante mi mano y apunte hacia el diciendo – lo quiero a él

La recepcionista me miro para, luego, pasar la mirada hacia el chico que había escogido, formo una mueca con la cara y luego volvió a mirarme, movió sus labios y dijo:

- Lo siento, él es nuevo y – dudo unos momentos continuando – virgen. Tiene otro costo.

Lo mire. Fue cuando me di cuenta que estaba asustado, movía sus manos con nerviosismo; se me hiso muy tierno – está bien, pagare lo faltante.

La mujer se acercó al chico, lo tomo de la mano y lo dirigió hacia mí. Tome su mano, eran tan suaves; lo mire sonriéndose para trasmitirle confianza, pero fue en vano ya que él seguía con la mirada asustada y los ojos llorosos.

Mi amigo se me acerco, puso su mano en mi hombro y susurro un "diviértete", para colocar la llave de mi cuarto en el bolsillo de mi camisa.